El Valle del Hambre y los Marqueses de Prado de Renedo de Valdetuéjar

La parroquia de San Adrian y las torres que rodeaban el Palacio de Los Marqueses de Prado. Al fondo la montaña de Peñacorada

Cuentan que en el siglo XV, en el Vexu Kamin, en la Montaña Oriental leonesa, se encuentra un lugar que se conoce como el «Valle del Hambre» pues sus habitantes sufrieron durante siglos la crueldad de los Marqueses de Prado, los cuales subyugaron a sus vasallos con el miedo, tributos e impuestos abusivos, hasta el punto de que se veían obligados a pasar hambre para poder pagar el vasallaje a sus señores feudales. Renedo de Valdetuéjar era el pueblo, en el que Nuño de Prado inició esta dinastía leonesa en el siglo XI, y donde construyeron un lujoso palacio de piedra como prueba de su poder, con escudos, cubos de defensa y una alta muralla de protección. Finalmente, la Guerra de la Independencia señala la decadencia de los Marqueses de Prado y del palacio barroco más espectacular del territorio de León.


Los Marqueses de Prado ejercieron durante siglos su dominación hasta que en el siglo XVIII entraron en decadencia pues se vieron obligados a vender su propiedad a indianos enriquecidos y comerciantes de la capital, de forma que las piedras, mobiliario y escudos de los Marqueses de Prado se dispersaron por el territorio leonés, pasando su propiedad de mano en mano, mientras sus murallas se derrumbaban y sus piedras las aprovechaban algunos aldeanos para construir nuevas propiedades; por ejemplo, la fachada barroca del palacio fue trasladada a la capital y, hoy en día, se encuentra en el Hospital de La Regla al lado de la catedral de León.

Los Marqueses de Prado de Renedo de Valdetuéjar, según cuentan las crónicas, financiaron durante muchos años las cuentas del Reino y, en especial, la Batalla de Lepanto, la conquista de Granada y obras de mecenazgo en Asturias y Castilla y León de forma que obtuvieron beneficios en el «Nuevo Mundo» en Hispanoamérica.

Esta es la entrada al palacio donde se encontraban dos estatuas de guerreros, que fueron trasladadas al castillo de los Alba, en Ampudia.

Los Marqueses de Prado eran auténticos señores feudales, dueños de vidas y haciendas, que tuvieron una gran influencia en la corte de diferentes reyes; de esta suerte, acogieron en su palacio durante un tiempo a Pepita Tudó, esposa de Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, la cual encontró refugio en Renedo de Valdetuéjar tras la invasión de las tropas de Napoleón. Pepita Tudó es la presunta modelo de los dos cuadros de Goya de la Maja, la desnuda y la vestida. 
Lope de Vega escribió una obra de teatro «Los Prados de León» en la que cuenta la historia de los amores y desamores de Nuño de Prado, hijo del rey Fruela, el cual, finalmente, logró desposar a su amada Nise a pesar de todas las intrigas, tramadas en su contra en la corte de Alfonso II el Casto.

La ermita de San Pedro Zarikete

Cuentan que en el Vexu Kamin, Camino de la Montaña o Camino Olvidado, en la localidad de Zalla se encuentra la ermita de San Pedro Zarikete, a la vera del Camino Real en la ribera del río Cadagua y a la sombra de un frondoso roble, plantado en 1912, nieto del centenario Árbol de Gernika. La iglesia data del siglo XVI aunque, según los trabajos de restauración finalizados hace pocos años, existen indicios que se remontan a los siglos XI y XII. Presiden la portada del altar tres retablos localizado en el central, en un lugar preferente, la imagen de San Pedro Zarikete con sus considerables y desproporcionadas orejas, al que acompañan las tallas de San Antonio, San Bernabé, San Nicolás y Santa Mónica. Este retablo central y el de su izquierda son barrocos, los cuales se atribuyen a Francisco Martínez de Arce, retrablista del siglo XVII, considerado como uno de los artistas mas renombrados de su época.  Lo cierto es que la ermita de San Pedro Zarikete era muy conocida como consecuencia de su fama contra el «mal de ojo» y los demonios, pues multitud de devotos, que se consideraban poseídos por los duendes malvados venían a postrarse a los pies de San Pedro Zarikete para desembrujarse. Por allí pasaban al año miles de gentes piadosas, que se creían endemoniadas por los espíritus malignos, los cuales venían a postrarse a los pies de San Pedro Zarikete para ser exorcizados.


Dos son las conmemoraciones de la festividad de San Pedro Zarikete: El 29 de junio y el 1 de agosto, considerada esta última como «Día del Santo» en el que se celebran ceremonias y tradiciones como la costumbre, para protegerse de los malos espíritus, de dar una vuelta alrededor de la ermita entrando por una de las puertas y saliendo por otra, (para equivocar y librarse de los malignos) al tiempo que se arroja sal como protección contra los malvados espectros y el «mal de ojo». Esta superstición fue una creencia popular extendida en muchas partes del País Vasco y, además, en otras muchas civilizaciones, según la cual, la persona poseída era capaz de producir desgracias y males a los seres de su alrededor con sólo mirarles; se combatía con amuletos que guardaban en su interior laurel, pan bendito, azabache y otras sustancias. 

Muchas son las anécdotas que se narran de personas «embrujadas» que fueron a postrarse a los pies de San Pedro Zarikete. Se cuenta, por ejemplo, que una mujer de Madrid acudió a la ermita de Zalla porque era propietaria de una pensión a la que apenas entraba nadie; culpando de su mala suerte a que alguien le hubiera embrujado. Relatan que cumplió el rito ante San Pedro Zarikete para proteger su posada de los malos espíritus. Lo que se desconoce fue el resultado final.

Aplicación del Vexu Kamin, Camino Olvidado de la Montaña desde Bilbao por el sur de la Cornisa Cantábrica

La aplicación ofrecida por Reinhard Netz  es gratuita y está en castellano e inglés y puede descargarse tanto para Apple como Android: 
https://play.google.com/store/apps/details?id=com.caminoolvidado 

Varias de las asociaciones por donde pasa el Camino de la Montaña o Camino Olvidado ha puesto a disposición de los peregrinos y peregrinas una excelente aplicación (apppara llevar en el móvil con informaciones muy completas de cada una de las etapas y un práctico guiado de cada una de ellas. Las entidades regionales que han colaborado son: Ceder Merindades, de Burgos; Agrupación Comarcal de Desarrollo de la Montaña Palentina; Grupo Acción de la Montaña de Riaño; Asociación Cuatro Valles de León y Asociación de la Comarca Berciana Asodebi;  además, han cooperado el Gobierno de España, la Junta de Castilla y León, el Programa Europeo Leader y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural.

El guiado —según mi experiencia— es fácil de utilizar. Se selecciona la etapa que vas a realizar al día siguiente y bajas el guiado de la jornada (preferible desde una red wifi) para tener la seguridad de no perderte. Es importante no cargar tu móvil con demasiados datos ya que una vez terminado el trayecto, lo borras y vuelves a realizar la misma operación para el día siguiente. Este guiado se realiza por medio del sistema GPX o GPS sobre imágenes aéreas y viendo el emplazamiento en tiempo real del punto donde se encuentra el peregrino o peregrina.


Al mismo tiempo, la aplicación facilita informaciones de servicios y recursos de cada etapa y los pueblos por donde se deberá pasar. Desde la app se puede enlazar con la web original https://www.caminoolvidado.com donde en el apartado «descargas» se pueden conseguir cada una de las etapas en GPX o GPS y los pdf correspondientes a la guía y el mapa. Además, de los enlaces a cada una de las agrupaciones locales, que han colaborado en la formación de la aplicación.

El incidente del checo Jean de Rosmithal de Blatna, en el puente de la Muza de Balmaseda

Cuentan que, en el Vexu Kamin o Viejo Camino, el varón Jean de Rosmithal de Blatna, joven de la región checa de Bohemia y cuñado del rey Jorge, fue protagonista en el 1465 de un incidente en el Puente de la Muza o Viejo Puente de Balmaseda al considerar excesivo el arbitrio de paso. Este aristócrata bohemio decidió viajar por Europa en el siglo XV para estudiar las costumbres de los pueblos y su disciplina militar, además de viajar a Santiago de Compostela, acompañado de un séquito de 40 personas entre escoltas, criados y lacayos, pero al llegar a este único paso del río Cadagua la guardia del puente quiso cobrar su tributo, el cual  fue considerado excesivo por la comitiva checa; iniciándose un conato de lucha con los belicosos pontazgueros de la villa de Balmaseda. Finalmente, por decisión de Jean de Rosmithal, la cosa no fue a mayores y, una vez  cobrado el impuesto, la comitiva pudo continuar su camino.


Un cronista, que acompañaba a Jean de Rosmithal, describe en un documento de la época, el lance indicando que «como no habíamos pagado esta especie de tributo en ninguna parte, nos negamos a hacerlo, y los caballos que llevaban nuestros bagajes fueron tomados por los que estaban en la torre del puente, que nos quisieron matar; para repeler el ataque apuntamos contra ellos nuestras escopetas, pero el señor prohibió que dispararan y que se tiraran flechas; porque, si  heríamos a alguno de aquellos, nos matarían a todos, lo cual confesó uno de ellos, diciendo que habían concertado, que si uno solo recibía una herida, todos moriríamos y se quedarían con lo que llevábamos en nuestros cofres y alforjas para el pago del pontazgo. Satisfecho este tributo nos devolvieron los caballos y recibimos las cartas preinsertas para que, si nos acontecía otra cosa semejante, estuviéramos con su protección más seguros».

Por entonces, Balmaseda era una villa próspera, fundada por el rey asturiano Don Pelayo en el año 735 para impedir el avance de los musulmanes hacia el norte de la península, aunque no adquiere su rango de fundación hasta el 1199 por Don Lope Sánchez de Mena, Señor de Bortedo, que le entrega el Fueron de Logroño y la convierte así en la primera villa fundada en el Señorío de Vizcaya. Hoy en día, Balmaseda es «Bien de Interés Cultural» desde el año 1984.

La ruta comercial entre el Reino de Castilla y León, a través de la calzada medieval que seguía el trayecto entre el enclave romano de Pisoraca (Herrera de Pisuerga) por la Ruta de la Lana hacia los puertos marítimos del norte de la península, proporcionó a Balmaseda «carta de origen» como vía comercial de tránsito de mercancías y personas de considerable importancia.