San Veremundo de Iratxe, el abad que alimentaba a los pobres peregrinos

Cuentan que el Camino Francés atraviesa  Tierra Estella por la localidad navarra de Villatuerta, donde nació San Veremundo (también sitúan su origen en el cercano pueblo de Arellano), monje benedictino y abad del Monasterio de Santa María la Real de Iratxe, que alimentaba a los pobres y a todos aquellos que pasaban por el convento; incluso, según cuenta la historia, en más de una ocasión los frailes de la abadía sufrieron continuos ayunos debido a la «compasión alimenticia» que ejercía su santo prior con los peregrinos y peregrinas. San Veremundo vivió entre los años 1020 y 1099 y con apenas doce años ingresó en el Monasterio de Iratxe, en el tiempo en que era rector su tío Don Munio, quien le «colocó» como portero para atender a los pobres del entorno y a los peregrinos y peregrinas, que por aquellos años caminaban hacia Santiago de Compostela. Es a partir de este generoso quehacer cuando se acrecienta la leyenda y milagros de San Veremundo, que hoy en día se mantiene en la fuente de la que brota agua y vino al pasar el Camino Francés por Bodegas Iratxe. 

Con 32 años, San Veremundo es designado abad, al fallecer su tío Don Munio, y es a partir de esos años cuando el Monasterio de Iratxe adquiere su mayor prestigio y gloria, sobre todo con los privilegios otorgados por reyes navarros como Sancho Garcés IV y Sancho Ramírez, aunque al ser nombrado prior, San Veremundo no abandona su valiente misión de atender a los mendigos y caminantes, que se presentaban en la puerta del claustro para recoger los alimentos y restos de la comida de los monjes.

La comunidad benedictina aceptaba resignada los ayunos a los que les obligaba su santo abad, pero un día San Veremundo fue descubierto por uno de los monjes con el hábito hinchado, quien le preguntó por la causa de tamaño «engorde», obteniendo como respuesta que eran «flores para la Virgen de Santa María del Puy». El fraile destapó su túnica dejando caer un montón de rosas recién cortadas.

San Veremundo es patrón de las dos localidades navarras de Villatuerta y de Arellano, las cuales custodian, alternativamente, durante cinco años las reliquias del monje benedictino. El intercambio de los restos tiene lugar en el mes de agosto mediante una romería por varias localidades de Tierra Estella, donde San Veremundo es venerado, con cánticos en su honor y  jotas navarras, al visitar la romería el Monasterio de Iratxe, Dicastillo, Arellano y Villatuerta. 

El Portal de Zamudio, inicio de la «Ruta Juradera» de los Señores de Bizkaia en el Camino del Norte

Cuentan que el Camino del Norte entra en Bilbao por la Calzada de los Zamudianos, por el Monte Avril, formando parte del Camino Real que se incorporaba a la capital vizcaina desde Bermeo. Hoy en día, el camino de Santiago del Norte o por la Costa llega hasta Gernika para transitar siguiendo las flechas amarillas subiendo, a media ladera, por las faldas del monte Bizkargi, descender hacia Larrabetzu, y caminar por el Valle del Txorierri hasta Zamudio; desde este pueblo vizcaino sube la Calzada de los Zamudianos por la ladera este del monte Avril para descender, junto a la Basílica de Begoña, por las Calzadas de Mallona hasta el Portal de Zamudio y la Catedral de Santiago en el Casco Viejo de Bilbao. Así, los peregrinos y peregrinas recorren las huellas de los antiguos mercaderes que transportaban sus artículos para abastecer a Bilbao, donde vendían sus artículos, verduras, carnes, pescados y otros alimentos. Este Camino Real entre Bilbao y Bermeo era conocido también como «Ruta Juradera» porque era el trayecto que seguían los reyes castellanos, Señores de Bizkaia, para jurar y aceptar los Fueros en los siglos XIV y XV. Partían desde el Portal de Zamudio, junto a la Catedral de Santiago, hasta la iglesia juradera de San Emeterio y San Celedonio de Goikoletxea (Larrabetzu); para seguir hasta la ermita de Santa María de la Antigua de Gernika —hoy en día, integrada en la Casa de Juntas— y, finalmente, en Santa Eufemia de Bermeo.  

El Portal de Zamudio, también llamado Puerta de los Zamudianos, toma su nombre como consecuencia de ser la salida y entrada a la muralla que rodeaba el conjunto de las «Siete Calles» bilbaínas en la antigüedad. En aquellos siglos XIV y XV el linaje de los Zamudio era la familia del bando oñacino más rica y dominante en Bizkaia, que controlaba el Camino Real a través del Valle del Txorierri, mediante su casa fortaleza de Zamudio, edificada en el siglo XV junto a la iglesia mercenaria de San Martín, cruce de caminos entre Bilbao y Bermeo.

Las guerras banderizas de oñacinos y gamboinos, que se produjeron en la Edad Media en el País Vasco, fueron consecuencia del control feudal y económico de los derechos sobre las tierras, privilegios eclesiásticos, licencias de monopolios y concesiones comerciales en los territorios vascos; sobre quien valía más o quien dominaba mejor los cruces de caminos y valles o protegía mejor a sus partidarios. Los gamboinos eran fieles a la corona de Navarra y los oñacinos pertenecían a los seguidores de Castilla, aunque estas lealtades podían cambiar según las afrentas al honor de los linajes familiares o en función de los intereses del clan.      

Antepasados del linaje oñacino de los Zamudio eran caballeros habituales en las Juntas de Gernika y, por ejemplo, en el cuadro del acto del «besamanos» a Fernando, el Católico (30 de julio de 1476), pintado por Francisco Vázquez de Mendieta, el patriarca de «zamudianos»  Ordoño de Zamudio aparece en primer plano como ilustre de Bizkaia. Toda una manifestación del poder e importancia de la dinastía de los Zamudio.

Las cuevas de las cárcavas del pueblo granadino del Marchal fueron refugio de los republicanos

Cuentan que en el Camino Mozárabe, en el pueblo granadino del Marchal, se encuentran las cuevas de las cárcavas, unos refugios que fueron utilizados por los republicanos para ocultarse de los falangistas al final de la «guerra española de 1936». Hoy en día, las cuevas del Marchal han cambiado con los años y, ahora, muchas se usan como vivienda; porque las especiales características del terreno permiten ser excavadas y mejoradas sin excesivas dificultades, son impermeables, bastante seguras y siempre mantienen una temperatura en su interior de unos 18 grados centígrados. Todas estas características han dado lugar a la denominación de un «hábitat troglodita» cuyo origen se sitúa en la Edad Media como consecuencia  del asentamiento de la servidumbre que acompañó a los ejércitos en la conquista de Granada.


En realidad, esta comarca del Valle del río Alhama, que comprende los pueblos desde Guadix a Purullena, Marchal y Baños de Graena, no cayeron en manos de los fascistas hasta marzo de 1939. Es significativa la historia de Manuel Valenzuela Poyatos, alias El Peleón, secretario judicial de Marchal, nacido en una familia de campesinos pobres, trabajador honrado y obstinado defensor de las injusticias, que castigaban a su clase social; era, además, un socialista comprometido con la causa republicana, que después del golpe fascista del 18 de julio asumió la responsabilidad de secretario del ayuntamiento y con su intermediación varios de los «derechistas» del Marchal (incluido el cura) salvaron su vida.

Pero al final de la guerra, tras la derrota, Manuel fue perseguido por los falangistas y, aunque intentó huir, decidió regresar a su pueblo junto a su esposa Mercedes y sus cinco hijos a quienes veía todas las noches a escondidas. Así pasó un tiempo El Peleón oculto en las cuevas de las cárcavas junto a otros compañeros hasta que los fascistas los localizaron y llevaron a la cárcel, instalada en la Azucarera de San Torcuato de Guadix, donde fue acusado de cargos falsos, denunciado por algunos a los que había salvado anteriormente, siendo condenado a la pena de muerte por el delito de auxilio a la rebelión.

Enfermo y sin poder ver a su familia estuvo detenido nueve meses en Guadix hasta que en la madrugada del 12 de enero de 1940 fue fusilado en la tapia del cementerio de Guadix junto a cuatro compañeros: José García Mesa, Gabriel Hernández López, Antonio Madrid Arenas y José Ordóñez Gutiérrez.Todos ellos fueron arrojados a la fosa común donde se calcula que reposan más de 170 cadáveres.

En Andalucía fueron fusilados numerosos médicos, abogados, escritores (Federico García Lorca fue uno de ellos), artistas, maestros y, especialmente, trabajadores y agricultores; unas 50.000 víctimas mortales de la represión franquista durante y después de la Guerra Civil. En concreto, en Granada fueron asesinadas 8.500 personas, siendo una de las provincias más castigadas de la región —acoge 97 fosas comunes— y, además, un total de 12.200 sufrieron represalias económicas de una u otra manera, según una publicación del Centro de Estudios Andaluces. 

En Granada hubo también campos de concentración como el de la Casa Grande de la localidad de Padul, donde unos cinco mil presos políticos fueron utilizados como mano de obra esclava para trabajos forzados. En este caso, la mayoría de prisioneros eran procedentes de Euskadi, obligados a construir caminos en la Sierra del Manar, que se ha llamado «La Vereda de los Gudaris» y que, hoy en día, se configura como ruta de senderismo. 

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/por-las-veredas-de-los-gudaris-cruz-de-la-atalaya-la-silleta-de-padul-piedra-ventana-y-silleta-del-16938707

El Desierto de Tabernas almeriense en el Camino Mozárabe, escenario de películas del Oeste

Cuentan que en el Camino Mozárabe, en su ramal almeriense, se pasa muy cerca del Desierto de Tabernas, escenario de multitud de películas del Oeste y otros rodajes, anuncios publicitarios y reclamos de televisión. En total cerca de 300 películas de spaghetti western han sido rodadas en el Desierto de Tabernas, un paraje seco y deshabitado de 280 kilómetros cuadrados, que había pasado desapercibido hasta que el director de cine italiano Sergio Leone destapó en la década de los años sesenta. El «Salvaje Oeste» de Hollywood se trasladó a Almería porque brindaba localizaciones ideales y, además, mucho más baratas que las americanas. El clima del desierto almeriense con unas tres mil horas de sol al año y con temperaturas que fluctúan entre los -5 y los 48 grados centígrados era el rincón ideal para este tipo de películas del Oeste americano.


Sergio Leone inauguró así la serie de filmes que se denominó «La Trilogía del Dólar» rodando Por un puñado de dólares en 1964, La muerte tenía un precio en 1965 y El Bueno, el Feo y el Malo, en 1966; incluso se construyó un viejo poblado del Oeste donde se representaba un lugar salvaje y hostil donde la violencia y la muerte siempre estaba presente. Muchos fueron los artistas que protagonizaron sus películas en los 14 pueblos construidos ad hoc en el Desierto de Tabernas: Charles Bronson, Claudia Cardinale, Brigitte Bardot, Clint Eastwood, Steve McQueen, Yul Brunner, Faye Dunaway, Sean Connery, Bud Spencer, Terence Hill, Gregory Peck Harrison Ford; los cuales interpretaron legendarias películas de la historia del cine, como: Lawrence de Arabia, Cleopatra, o Indiana Jones y la última cruzada.

A mediados de los años setenta los spaghetti western comenzaron a decrecer y este tipo de películas fue desapareciendo poco a poco, aunque el viejo pueblo de vaqueros Fort Bravo y el poblado indio del Desierto de Tabernas nunca «ha cerrado sus puertas» y, hoy en día, todavía sus instalaciones siguen siendo el marco de rodaje de anuncios, videoclips y algunos filmes, además, de escenas del far west para turistas realizadas por especialistas; todo un show del lejano Oeste, con un museo de 150 piezas de proyectores de cine, carros y diligencias, un jardín con mas de 250 especies de cactus, zoológico, piscinas… todo un atractivo programa para pasar el día en familia.

El ferrocarril entre Santander y el Mediterráneo, un proyecto que nunca se puso en funcionamiento

Cuentan que en el Camino de la Montaña Olvidado se encuentra el túnel de La Engaña, (en la foto, la entrada del túnel, tapiada, en las cercanías de la población burgalesa de Pedrosa de Valdeporres). Inicialmente, el proyecto surgió con la idea de comunicar mediante ferrocarril los puertos marítimos del Cantábrico con el centro de la península; un deseo que nunca se puso en funcionamiento. En realidad, se trataba de una «antigua idea» nacida en el año 1879 con la intención de enlazar los puertos de Bilbao y Santander, y así obtener un rápido y estratégico enlace en caso de, por ejemplo, conflicto militar. Las obras comienzan en 1886 con el tramo entre Astillero y Ontaneda, que enlazaba en Solares con Santander, pero, una vez puesto en marcha en 1902, todo se atasca al surgir nuevos trazados a través de Burgos, Soria y Zaragoza de forma que el plan ya se comienza a denominar Santander-Mediterráneo. 


En aquellas fechas, los intereses políticos de diversas diputaciones van retrasando las decisiones hasta que en 1908 se presenta una nueva idea, la cual el Ministerio de Obras Públicas aprueba cuatro años después. Pero, de nuevo, la Primera Guerra Mundial «obliga» a cambiar la idea y la estrategia militar establece que la línea pase por Trespaderne y Miranda de Ebro y enlace con Bilbao. Los años van pasando y las dificultades por cambios de ancho de vía se suceden aunque las obras de los seis tramos entre Calatayud y Cidad Dosante, pasando por Soria, Burgos y Trespaderne logran ser finalizadas en 1930.

Pero a partir de Cidad Dosante era necesario atravesar la abrupta orografía montañosa de la frontera entre Cantabria y Burgos mediante incontables túneles y viaductos. Así, de los 32 túneles previsto sólo seis se ejecutaron, siendo el de La Engaña, de 6.946 metros de longitud, el más largo de España. Finalmente, en 1941 el ferrocarril de Santander al Mediterráneo fue nacionalizado y en 1959 se paralizan las obras, se abandona la idea y se desmantelan varios tramos de vías.

En esta abundante y larga historia ferroviaria coinciden demasiadas circunstancias que dieron por inviable un magnífico final: Falta de planificación en el ancho de vía y en su trazado concreto, intereses políticos contrapuestos de diferentes diputaciones y, además, corrupción por parte de especuladores británicos, que también incluían al rey Alfonso XIII, Fernando María de Baviera y Borbón, Guillermo Solms y Rafael Benjumea, ministro de Fomento en la dictadura de Primo de Rivera, los cuales nunca llegaron a declarar siendo, finalmente, sus corruptelas sobreseídas. Toda una acumulación de desastres sin sentido. 

Sin olvidar la mano de obra utilizada a partir de pelotones de presos republicanos, entregados por el régimen franquista para ser empleados en la construcción de La Engaña, en condiciones absolutamente calamitosas, mal alimentados, trabajando hasta la extenuación y sin maquinaria y elementos de construcción adecuados, que originaban accidentes y muertes. 

Hoy en día, todavía resuenan voces considerando la revisión y actualización de este proyecto de ferrocarril, pero la realidad es que los informes y conclusiones nunca se concretan; a pesar de las conclusiones de la Comisión de Transportes del Parlamento Europeo recomendando la terminación de la línea de cara al ahorro energético que supondría.

En el siguiente enlace se encuentra la historia detallada de este fiasco ferroviario:

http://www.fcsm.es/fc.htm

Jean François Champollion, «El Padre de la Egiptología» que descifró la Piedra Rosetta

Cuentan que en la localidad francesa de Figeac, en la Vía Podense que sale de Le-Puy-en-Veley, nació Jean François Champollion, historiador considerado «padre de la egiptología» por haber descifrado la escritura jeroglífica, a través de la Piedra Rosetta en 1822. Una representación (en la foto) de la Piedra Rosetta, con las correspondientes inscripciones en egipcio, demótico y griego antiguo, se encuentra en el Museo de Champollion de Figeac, mientras que la roca original se halla en el Museo Británico de Londres. La Piedra Rosetta, descubierta en 1799 en la costa norte de Egipto, es una fracción de una vieja estela egipcia en la que se muestra un compromiso político en tres tipos diferentes de escritura: 14 líneas de jeroglíficos egipcios en su parte superior; 32 líneas escritas en demótico en el centro y 54 líneas de griego situadas en la parte inferior.  


Los tres textos, en realidad, eran versiones de un decreto sacerdotal en honor del faraón Ptolomeo V datado en el año 196 antes de Cristo. Champollion resolvió el enigma a pesar de no haber tenido acceso a la auténtica Piedra Rosetta; lo hizo a través de una copia, estudiando los signos durante años, resolviendo y descifrando, finalmente, la comprensión de los jeroglíficos del antiguo Egipto. Champollion demostró que el sistema de escritura egipcia se trataba de una composición de signos fonéticos e ideográficos. Champollion era un genio para los idiomas; hablaba a los 11 años latín, griego y hebreo y a los 13 años aprendió sirio, árabe, copto y caldeo, además de conocimientos del chino.

El primero en suponer con una cierta seguridad que un conjunto de jeroglíficos estaban repetidos en la Piedra Rosetta fue un académico inglés llamado Thomas Young, el cual descubrió que el nombre de Ptolomeo estaba repetido varias veces. Este fue el primer paso, aunque Young no descifró todo el código pues no se dio cuenta que los jeroglíficos evidenciasen también sonidos. Cosa que sí hizo Champollion al darse cuenta de que la grafía egipcia reflejaba incluso la fonética de esta lengua. Su conocimiento del idioma copto, el habla de los egipcios cristianos, descendientes directos de la jerga del antiguo Egipto, fue el mérito del erudito francés para descifrar la Piedra Rosetta. 

El Roble del Rezadero: Un rosario con sus cinco misterios determina la distancia hasta el pueblo leonés de Yugueros

Cuentan que en el Camino de la Montaña Olvidado, en la etapa entre Cistierna y Boñar (León), poco antes de la localidad de Yugueros, los peregrinos y peregrinas encuentran un viejo roble, al cual se le conoce por  el Roble del Rezadero. La  leyenda dice: «Detente, Caminante, y piensa un momento en nuestros antepasados. En este lugar, al pie del Roble del Rezadero, se reunían pastores y ganaderos de Yugueros, en las crudas noches de invierno, después de encerrar y atender a su ganado en las casas del monte. Desde aquí subían al pueblo, juntos, rezando el rosario, ¿Distancia a Yugueros? Pues eso, un rosario con sus cinco misterios». Esta es una brillante fórmula para medir los itinerarios, antiguamente, en el mundo rural.


Yugueros es un pueblo leonés que engloba a dos valles, el de Valdeyera y Río Seco. La localidad, en tiempos pretéritos,  tuvo una gran importancia por ser un lugar de numerosas ganaderías y amplios pastizales donde se alimentaban los rebaños en medio de los robles y encinas. La tradición cuenta que, al final de la tarde, los ganaderos y pastores se citaban en este Roble del Rezadero para ascender unidos a sus hogares en Yugueros, una vez que habían guardado sus rebaños en las majadas. 

Es muy posible que los  «torrejinas», gentilicio por el cual se conoce a los habitantes de Yugueros, —-reciben este alias porque su iglesia no tiene espadaña sino una torre de estilo fortaleza— guardasen una devoción especial a la «Virgen fea» de la iglesia de Yugueros (situada en un altar secundario y poco iluminado); de ahí esa afición y veneración a rezar el rosario una vez que finalizaban la jornada. La talla de la Virgen, al parecer, en el siglo XII era poco expresiva aunque, finalmente, fue restaurada con una policromía mas moderna y acorde a los cánones de la hermosura.   

La Cruz de Sota en Islares recuerda la muerte en accidente de Catalina, hija de Ramón de la Sota y Llano

Cuentan que en el Camino del Norte, a la altura de la playa de Arenillas en Islares (Cantabria), los peregrinos y peregrinas encuentran el pedestal de la Cruz de Sota, destruida durante la Guerra Civil, y erigida «in memoriam» de Catalina de la Sota y Aburto, fallecida en ese lugar como consecuencia de la caída al mar del coche donde viajaba en noviembre de 1922. Catalina era hija de Ramón de la Sota y Llano,  insigne empresario naviero, notable político, artífice del desarrollo económico de Bilbao a finales del siglo XIX y en los primeros años del XX, y miembro del Partido Nacionalista Vasco. La saga de La Sota procedía de una familia de propietarios rurales de las Encartaciones vizcainas siendo Ramón el primogénito, nacido en Castro Urdiales en 1857, «por casualidad» al encontrarse su madre Alejandra, veraneando en la villa castreña. Los Sota estaban afincados, habitualmente, en su residencia de San Julián de Muzkiz (Bizkaia).


En el trágico accidente falleció, además de Catalina, el clérigo capuchino José María Elizondo, quedando heridas de gravedad la madre y Sofía MacMahón, hija del marques de ese apellido, salvándose milagrosamente, Eduardo, el chofer de los Sota. Cerca de una hora estuvo el coche en el mar, a merced de las olas, hasta que fueron rescatados por los vecinos de Islares. 

Como recuerdo de la pérdida de su hija Catalina, su padre, Ramón de la Sota, dispuso la construcción (a unos 300 metros de la entrada a la playa de Arenillas) de una cruz en el lugar de la caída del coche (en la fotografía), rodeada de unos bancos de piedra, los cuales servían, además, como mirador de la costa, Oriñón, el Monte Candina y el Cabo Cebollero de Sonabia. Durante la Guerra Civil la Cruz de Sota fue destruida, resistiendo tan sólo el pedestal con la referencia a las dos personas fallecidas en el accidente y la fecha del suceso.

Ramón de la Sota fue nombrado marqués de Llano por el rey Alfonso XIII y, como aliado de los hermanos Sabino y Luis Arana Goiri impulsó el nacionalismo vasco, defensor de los Fueros frente al Gobierno español, y de un partido democrático, moderno, moderado, pragmático, laico y autonomista. Precisamente, por esta conexión con el nacionalismo vasco, los vencedores de la Guerra Civil utilizaron estas tesis para castigar a la familia Sota, requisando sus bienes en 1937, un año después del fallecimiento de Ramón de la Sota y Llano.

El viejo sistema para medir la velocidad de los barcos en el Camino del Norte en la costa de Islares

Cuentan que en el Camino del Norte, en el tramo de la costa entre las localidades de Cerdigo e Islares (Cantabria), los peregrinos y peregrinas encuentran los restos de un viejo monolito, que servía como referencia a los nuevos barcos a la hora de establecer la velocidad de navegación. En aquellos tiempos, no existía, por ejemplo, el Sistema de Posicionamiento Gobal (GPS), un método que posibilita la ubicación de un objeto —en este caso un barco— sobre la superficie de la Tierra utilizando cuatro o más satélites mediante una regla matemática para indicar la posición del objeto en cuestión, usando la geometría de triángulos, que se denomina trílateración. Como consecuencia de este proceso, el monolito ha perdido su empleo y el tiempo lo ha «enviado al paro» de los servicios marítimos a pesar de mantenerse erguido, una parte de él, desafiando a los vientos y temporales del mar Cantábrico.


Según tengo entendido, explicado de una manera sencilla, la utilización de este monumento marítimo se empleaba para conocer la velocidad de los nuevos buques que salían de los astilleros vascos, situados en El Abra, la puerta de entrada a la ría de Bilbao, donde también existía la referencia de salida del buque. Desde ese punto, la nave surcaba las aguas del Cantábrico durante una milla náutica (1,852 kilómetros) en linea recta, paralelamente, a la costa hasta situarse frente al monolito en las cercanías de Islares. Así, se buscaba la paridad correspondiente a un nudo equivalente a una milla náutica por hora y se podía conocer la velocidad que desarrollaba el navío.

La Milla Medida de Islares consta de cuatro torres emparejadas que crean dos enfilaciones separadas entre sí 2.213 metros. Esta medida conocida permitía a los barcos en pruebas de homologación recorrer dicha distancia midiendo el tiempo empleado obteniendo como resultado la velocidad real alcanzada.

Hoy en día, todo ha cambiado y después de la Segunda Guerra Mundial aparecieron diferentes instrumentos electrónicos como los radares, GPS, GLONASS o los sistemas de ondas electromagnéticas de estaciones terrestres, los cuales han logrado evolucionar la navegación de forma muy radical. Tras la desaparición de los principales astilleros del área de Bilbao, junto con la llegada de los GPS, esta instalación quedó abandonado a finales de los años 90. El paso del tiempo y la falta de mantenimiento desde entonces amenazan la integridad de este patrimonio industrial que ya sufre un avanzado estado de corrosión.

La «Procesión de los Amortajados» del pueblo leonés de Quintana de Fuseros

Cuentan que en el Camino Olvidado de la Montaña, en la localidad de Quintana de Fuseros, del municipio de Igüeña (comarca del Bierzo) en León, se celebra la «Procesión de los amortajados» el día 3 de mayo en la Fiesta de la Cruz. Esta es una extraña tradición a la que acuden personas de diferentes localidades, las cuales afirman haberse librado de la muerte gracias a la mediación milagrosa del Cristo de la Cabaña (en la foto adjunta la ermita del Santo Cristo) habiendo padecido alguna enfermedad, accidente grave o trance fatal. Así, los devotos afectados, en agradecimiento al Cristo, asisten a los actos religiosos, que se celebran en la festividad de la Santa Cruz, vestidos con el sudario que llevarían en el caso de haber fallecido. La Cofradía de las Ánimas del Cristo de la Cabaña, una hermandad de origen desconocido que se menciona en documentos del Marqués de la Ensenada en 1752, era quien se encargaba de organizar toda esta ceremonia, acompañando a la procesión muchos de los habitantes de la localidad berciana ataviados con vestimentas para ser enterrados. 

La «Procesión de los amortajados» no es la única del territorio de León. Se mencionan otras semejantes, las cuales, paulatinamente, han desaparecido como, por ejemplo, la de Nuestra Señora de la Asunción, del barrio de La Garandilla en el municipio de Valdesamario; la de la Virgen de La Carballeda, de Val de San Lorenzo; la de La Trinidad, de La Cuesta, o la de la ermita de Santa Elena, de Felechares de la Valdería, del ayuntamiento de Castrocalbón. En Galizia, subsisten «Las Mortajas» de la Puebla de Caramiñal (La Coruña) y la procesión de «Los Ataúdes» de  Santa Marta de Ribarteme (Pontevedra), prohibida este año por el párroco de la localidad por considerar que una tradición religiosa no puede convertirse en un mero espectáculo. En la provincia de Zamora existe también la de «La Procesión del Santo Entierro» en Bercianos de Aliste, que se celebra desde el siglo XV, aunque no es igual a la de Quintana de Fuseros.

La celebración de la «Procesión de los amortajados» se inicia muy de mañana con la reunión de los amortajados y familiares en la iglesia parroquial, que inician la marcha de la comitiva con la Virgen del Rosario. Los hombres abren la romería llevando velas encendidas y acompañando a los amortajados vestidos con túnicas blancas y moradas. Poco después, las mujeres caminan junto a las amortajadas, distinguidas con túnicas y toquillas de colores rosas y azules. Todos desfilan en silencio hasta la ermita del Cristo de la Cabaña, donde oyen Misa.

La ceremonia continúa después regresando a la iglesia parroquial de San Claudio acompañando la figura del Cristo de la Cabaña, con el sudario y los crespones morados a hombros de los devotos, escoltando a la Virgen del Rosario. Las dos imágenes permanecerán en la parroquia de Quintana de Fuseros hasta la festividad de San Isidro (15 de mayo), día en el que el Cristo de la Cabaña será, de nuevo, sacado en procesión para bendecir los campos y retornar a su ermita.

Quintana de Fuseros fue conocida antiguamente por Taurón y, según la tradición, fue un emplazamiento de Los Templarios en este territorio del Bierzo alto. Las señales de antiguas explotaciones auríferas romanas son muy numerosas en los alrededores e incluso existen emplazamientos mineros de nativos astures anteriores a la dominación romana.