POR ANDONI ELEZCANO
Desde su fundación en 1895, el PNV experimentó un paulatino proceso de expansión política, social y territorial por los cuatro territorios vascos peninsulares, fundamentalmente Bizkaia y Gipuzkoa. Paralelamente, la estructura organizativa del partido y sus instrumentos de propaganda se iban ensanchando y haciendo más complejos, empleando todos los recursos posibles para la expansión del ideal sabiniano. Llegada la República, copados ya los medios tradicionales (mítines, prensa, etc.), el cine se presentaba como uno de los medios que desde hacía tiempo había venido revolucionando ya no sólo las comunicaciones, sino el ocio y el imaginario colectivo. Ideólogos como Federico Belausteguigoitia o José Ariztimuño (Aitzol) dieron fe de la importancia que el cine podía tener como instrumento para la expansión tanto del nacionalismo vasco como del euskera. El PNV se convirtió así en uno de los partidos políticos que más impulso dio a este medio en la época.
Si bien no fue la primera vez que se filmó un acto de carácter nacionalista, el Aberri Eguna, convertido desde sus orígenes en 1932 en la principal fiesta del PNV, se presentó como una gran ocasión para continuar con estas iniciativas. Así, fueron filmados los cuatro primeros, los cuales se celebraron de manera centralizada y rotatoria en cada una de las capitales vascas peninsulares, recogidos en las siguientes películas: Aberri Eguna en Bilbao (1932, anónimo); el de Donostia en el filme Euzkadi (1933, Teodoro Hernandorena); Aberri Eguna en Gasteiz (1934, Víctor Madinabeitia); y Aberri Eguna en Iruñea (1935, Agustín Ugartechea).
A excepción de esta última, una película amateur descubierta recientemente y que fue realizada por un jelkide, las demás tuvieron un carácter documental-propagandístico y fueron impulsadas, con más o menos implicación, por el propio PNV. Los filmes de los Aberri Eguna de Bilbao, Gasteiz e Iruñea se conservan y son cortometrajes mudos de entre 8 y 16 minutos de duración; no se conserva sin embargo Euzkadi, el cual fue un largometraje sonoro de hora y media de duración. Por suerte, pese a su desaparición, conocemos su temática, en el que además de aparecer las imágenes del Aberri Eguna de Donostia, se recogen diversas imágenes de Euskal Herria en general y de las actividades del movimiento jeltzale en particular. De hecho, esta es la única de las películas que desde un primer momento se filmó con una intención propagandística y es considerada el primer documental propagandístico de un partido político de la historia española contemporánea.
las películas Cada uno de los filmes recoge, de manera lineal, los principales actos políticos y festivos en cada uno de los Aberri Eguna (desfiles, mítines, actos folklóricos de todo tipo, etc.), así como imágenes más informales que son testimonio del ambiente festivo y reivindicativo que se respiraba. Las películas dan buena fe, principalmente, del importante apoyo social del que gozaba el PNV en la II República, momento en el que alcanzaría las cotas de apoyo social más significativas desde sus orígenes (en 1933 fue el partido más votado en el País Vasco). En todas las películas se ve a una ingente cantidad de nacionalistas llegados desde todos los rincones de Euskal Herria. Y es que era fundamental hacer una demostración de cohesión y fuerza en cada concentración. En Bilbao, la primera de ellas, con motivo del homenaje a Sabino Arana y su «revelación» nacionalista de 1882, que con 65.000 personas, fue la mayor concentración nacionalista realizada hasta el momento. En Donostia, bajo el lema Euzkadi-Europa se pretendía internacionalizar la causa jeltzale. Mientras que en Gasteiz e Iruñea, zonas de menor implantación nacionalista, se trataba de hacer una demostración de fuerza frente a un carlismo mayoritario y hostil. Así, se observa a cientos de jeltzales que llegaban a pie, en bici, coche, tren o barco a cada celebración.
Puede verse asimismo el gran despliegue de recursos, hombres, mujeres y símbolos en los espacios públicos por los que transcurre la celebración, que son buen reflejo de la importante organización que implicaban estas fiestas. Sin embargo, esto no siempre fue posible. El Aberri Eguna de Iruñea no fue celebrado como a los nacionalistas les hubiese gustado. La anormalidad de esta situación se debió a que el PNV, culpado injustamente por parte de la derecha española de participar en la revolución socialista de octubre de 1934, también se vio afectado por el ciclo represivo iniciado tras esta durante los meses sucesivos. El gobernador civil de Navarra no solo retrasó la celebración del Aberri Eguna al verano de 1935, sino que también restringió mucho su transcurso: impidió la exhibición de símbolos nacionalistas, limitó la celebración de los actos oficiales a espacios cerrados y recomendó que no se diera ninguna clase de gritos con el fin de no provocar a sus adversarios. Los líderes jelkides, que deseaban que la fiesta se desarrollara sin incidentes, se afanaron en cumplir la imposición gubernamental. En el filme puede observarse todo esto: no se ven símbolos nacionalistas, siendo sustituidos por lauburus como emblemas del vasquismo; los únicos actos de carácter político que se ven se restringen a la plaza de toros; y, como venía siendo habitual en las otras celebraciones, todos los actos se desarrollan con total tranquilidad. Con una excepción, puede observarse una ikurriña justo al final de un desfile folklórico en la plaza, seguramente un símbolo de rebeldía frente a la decisión gubernamental, con la precaución de haberlo hecho una vez hubieran transcurrido los actos centrales del día.
La presencia de líderes y dirigentes del PNV también ocupa una parte destacada en estos filmes, si bien las caras que aparecen no siempre son las mismas. Esto se debió al cambio de liderazgo político-doctrinario que empezó a operar en el seno del partido en este período, al calor de los apasionados procesos estatutarios. En 1932 el sector más radical y aranista era predominante. Controlaban el partido y fueron los creadores y organizadores del primer Día de la Patria. Así, en el desfile de Aberri Eguna en Bilbao se ve como este sector encabezaba la marcha, destacando entre ellos Luis Arana, presidente del EBB. No obstante, poco a poco fue ganando peso una nueva generación de líderes nacionalistas que no conocieron a Sabino Arana, caracterizados por el pragmatismo político, las aspiraciones estatutistas y las ideas democristianas. Entre ellos destacarían los diputados a Cortes Aguirre, Monzón, Irujo y Landaburu. Algunos de estos, que estuvieron ya en el desfile de Bilbao, ocuparon sin embargo una posición secundaria en el mismo. La cosa cambiaría desde el Aberri Eguna de Donostia en adelante, en la que ya no se ve casi rastro del sector aranista, mientras que esta nueva generación monopoliza la atención de la cámara. Incluso puede observarse cómo entre estos destaca Aguirre, al que puede verse en Iruñea abriendo la entonación del himno vasco, secundado por el resto de líderes y jelkides de toda la plaza. Un año y medio después sería nombrado el primer lehendakari de la historia.
Si descendemos a cuestiones más concretas, son observables también ciertos aspectos de la organización interna del PNV, así como del sus organizaciones satélites más o menos vinculadas al partido: la organización femenina Emakume Abertzale Batza, convertida en un importantísimo altavoz del mensaje nacionalista y ocupando un lugar privilegiado en el desfile de Bilbao, justo detrás de los líderes que encabezaban la marcha; Mendigoxales, que, como puede verse, jugaron un papel importantísimo en la organización y «escolta» de los actos; o Euzko Gaztetxu Batza y todo tipo de organizaciones folklóricas, los cuales aparecen de forma reiterada en los filmes.
Se aprovecha también la oportunidad de rendir homenaje a los mártires de la patria, como en Donostia, en la que líderes y simpatizantes recorren con unos vaporcitos la Bahía de la Concha, frente a la cárcel de Ondarreta, donde se encontraba encarcelado Francisco Idiakez. Acusado de haber matado a un republicano en Getaria, el tribunal lo condenó a prisión porque el jurado popular, pese a ser partidario de su absolución por actuar en defensa propia, respondió incorrectamente por su deficiente conocimiento del castellano. El caso fue muy seguido por la prensa nacionalista, que elevó a Idiakez a «símbolo de la patria» y expresión de la lucha del pueblo vasco por su honor y libertad, capitalizando el caso para condenar la anormal situación del uso del euskera en las instituciones.
exhibición, destrucción y olvido A excepción del filme casero de Ugartechea, las demás filmaciones fueron exhibidas en los cines durante los años republicanos, siendo la película Euzkadi de Hernandorena la que más éxito tuvo. Ciertamente, esta fue la única película de las cuatro que se orientó, casi desde el primer momento, con finalidad documental-propagandística, proyectándose en multitud de ciudades y pueblos de Bizkaia y Gipuzkoa, en algunas localidades navarras e incluso se cree que en algunas casas vascas de México. Sin embargo, Aberri Eguna en Bilbao y Aberri Eguna en Gasteiz, cortometrajes sin sonorización y sin montaje de ningún tipo, fueron exhibidos posteriormente junto con aquella, de forma complementaria, con el título de Euzkadi II. La exhibición de las películas corrió a cargo de las agrupaciones locales del PNV y fueron recibidas con entusiasmo por los nacionalistas que se acercaban desde los pueblos cercanos, llenando las salas.
Tras los primeros meses de éxito, Euzkadi siguió proyectándose en el resto de la República, quedando finalmente olvidada en algún rincón de la sede del GBB en Donostia. Fue aquí donde presuntamente los franquistas la hallaron tras tomar San Sebastián en 1936 y la destruyeron al comprobar su contenido. El resto de películas, aunque se conservaron, cayeron en el olvido, mientras que Aberri Eguna en Iruñea no sería descubierta hasta hace pocos años.
Estas películas son, en definitiva, un importante testimonio para conocer no sólo algunos de los aspectos del desarrollo de esta importante festividad nacionalista vasca. También nos permiten acercarnos mejor a la historia del PNV y de Euskal Herria en general en aquel período tan decisivo de la historia.