Sabino Arana: Cuatro mensajes para la libertad

El empeño de Sabino Arana en dar a conocer la situación que vivía Euskadi le llevó a enviar cuatro concisos pero rotundos mensajes a la prensa y los mandatarios de Estados Unidos y Reino Unido

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Sabino de Arana y Goiri, fundador del Partido Nacionalista Vasco. FOTO: Sabino Arana Fundazioa

Es conocida la iniciativa de Sabino de Arana, al final de su vida, de intentar conseguir la intervención internacional para evitar la desaparición del Pueblo Vasco, que parecía inminente como consecuencia de los procesos en este sentido desarrollados por las élites políticas e intelectuales españolas y francesas. Especialmente en lo referente al telegrama dirigido al presidente de los Estados Unidos de América Theodore Roosevelt para felicitarle por la concesión de la independencia a Cuba, sobre el que ya tratamos en esta sección.

Ahora que conmemoramos el 150 aniversario del nacimiento del fundador del Partido Nacionalista Vasco voy a referirme no solo a éste, sino al conjunto de mensajes, cuatro conocidos hasta ahora, que dirigió al exterior, uno de los cuales se ha descubierto recientemente.

No existe la certeza de que el primero de ellos fuera enviado, ya que el documento que se conserva en el Archivo de Sabino Arana Fundazioa es el borrador de una carta. Está dirigida al director del New York Herald y no figura la fecha. Pero debió redactarse, con seguridad, en octubre de 1899, ya que hace referencia al “12 del pasado mes” al hablar de la suspensión de garantías constitucionales en Bizkaia decretada por el Gobierno español “contra los separatistas” el 12 de septiembre de 1899 como reacción a los primeros éxitos electorales del nacionalismo vasco.

En esta misiva Sabino de Arana ofrecía al diario norteamericano “correspondencia gratuita” con el único interés de que “en Europa y América se conozca sin error la situación político económica de la parte del País Vasco que está sujeta a la corona de España, y muy especialmente el movimiento separatista que hace algunos años se inició”. Refería cómo la suspensión de garantías constitucionales había supuesto la clausura de los periódicos y centros abertzales y quién sabe si con esta iniciativa buscaba no solo informar al extranjero sino también, en una situación tan difícil y desesperada, continuar propagando de alguna manera su doctrina, aprovechando un medio libre del control de las autoridades españolas.

Del segundo mensaje, realizado dos años más tarde, tenemos noticia gracias a Koldo San Sebastián. Éste, a finales del año pasado, localizó y difundió en las redes sociales una breve noticia sobre él en otro diario neoyorkino, el New York Times, publicada el 23 de septiembre de 1901. Su traducción puede ser la siguiente:

Los vascos felicitan al Sr. Roosevelt. San Sebastián, España, sept. 22. Los Nacionalistas de las Provincias Vascas han mandado un mensaje al Presidente Roosevelt felicitándole por su nombramiento y expresándole sus mejores deseos por el bienestar de los Estados Unidos como los defensores de los pueblos oprimidos.

Esta noticia no supone necesariamente que los nacionalistas vascos consiguieran enviar este mensaje al presidente de Roosevelt y que éste lo recibiera, y parece aún más improbable que una de las primeras tareas de su departamento de comunicación consistiera en informar a la prensa de haber recibido este mensaje.

Mi opinión es que Sabino de Arana, consiguiera o no enviar el mensaje referido, mandó otro informando de él a la prensa norteamericana, para darle publicidad. ¿Porqué desde San Sebastián? La secuencia de hechos pudo ser la siguiente.

El 6 de septiembre de 1901 William McKinley, presidente de los Estados Unidos de América, fue tiroteado por el anarquista Leon Czolgosz. A consecuencia de las heridas recibidas falleció ocho días después, el 14 de septiembre, y le sucedió ese mismo día en el cargo quien era hasta entonces el vicepresidente, Theodore Roosevelt. Sabino de Arana participó el 16 de septiembre en el Congreso Ortográfico que se celebró ese día en Hendaia. A su regreso a Bilbao debió pasar por San Sebastián y allí pudo tener noticia del acceso a la presidencia de Roosevelt, decidiendo mandarle una felicitación, así como informar de este mensaje a los medios norteamericanos, que el New York Times reprodujo.

Capacidad de reacción Es destacable la estrategia del fundador del Partido Nacionalista Vasco de intentar atraer la atención de la emergente gran potencia norteamericana, defensora de los pueblos oprimidos, que tan solo tres años antes había derrotado militarmente, en apoyo a la insurgencia cubana, al reino cuya opresión sufría la mayor parte del País Vasco. Pero también es muy notable la capacidad de reacción de Sabino de Arana ante acontecimientos imprevistos como el que nos ocupa y la utilización de todos los medios a su alcance para buscar el beneficio para su causa, la supervivencia de un País Vasco, que generalmente se daba ya por perdida. Patria mía… ¿acaso he nacido yo para verte morir? Al año siguiente, tras el reconocimiento de la independencia de Cuba por el Gobierno norteamericano, el 24 de mayo de 1902 Sabino de Arana intentó enviar al presidente Roosevelt una nueva felicitación, redactada en los siguientes términos:

Nombre Partido vasco nacionalista, felicito por independencia Cuba federación nobilísima que presidís que supo librarla esclavitud.

Ejemplo magnanimidad y culto justicia y libertad dan vuestros poderosos Estados desconocido historia e inimitable para potencias europeas, particularmente latinas.

Si Europa imitara, también nación vasca, su pueblo más antiguo que más siglos gozó libertad rigiéndose constitución que mereció elogios Estados Unidos, sería libre.

Desde la oficina de correos no se envió el telegrama a su destinatario, sino que se remitió al gobernador civil de Bizkaia, que lo reenvió al Juzgado de Primera Instancia de Bilbao. Encontrándose Arana en Sukarrieta, se requirió al Juzgado de Gernika para que lo localizara allí. Finalmente, el 30 de mayo, Sabino de Arana tuvo que acabar compareciendo ante el juez Mauro Santiago Portero, al que reconoció haber sido el redactor del telegrama. El magistrado decretó su “prisión provisional sin fianza alguna” por “delito de ataques a la integridad de la Nación Española”, siendo encarcelado ese mismo día en la prisión de Larrinaga. Un delito de opinión tan grave hizo que no se tuviera en cuenta ni el pésimo estado de salud que ya presentaba Arana, que fallecería al año siguiente, ni su condición de diputado electo. Sobre este proceso ya hizo, en esta misma sección, una interesante reflexión Txema Montero, titulada Sabino, su abogado, el juez y el jurado.

No sería este, sin embargo, el último mensaje para la libertad del Pueblo Vasco que intentaría Sabino de Arana enviar al exterior, incluso habiéndole supuesto el anterior la pérdida de la suya, por un hecho acontecido a mucha distancia de allí. Un día después a su ingreso en Larrinaga, el 31 de mayo, terminó la Guerra de los Bóers, con la victoria británica. El 10 de junio, desde la cárcel, intentó remitir al primer ministro del Gobierno británico, lord Salisbury, el siguiente texto:

Representación Partido Nacionalista Vasco felicita Majestad Británica por terminación guerra sudafricana, deseando que aquellos pueblos hallen ventajas bajo suave yugo Gran Bretaña y esperando que soberanía inglesa sea para ellos antes protección que dominación, como para otros igualmente afortunados.

Preocupación de los amigos Los compañeros de Arana en el PNV consideraron que el envío de este mensaje podía perjudicar mucho el proceso judicial que había supuesto su encarcelamiento y se resistieron a cumplir su deseo, lo que el preso comentó así: “Los amigos me hicieron con este cablegrama lo que el señor gobernador tuvo a bien hacerme con el primero: detenérmelo. Ignorante estuve de ello varios días, y esto me costó un serio disgusto”.

La ayuda de gobiernos extranjeros nunca llegó para el nacionalismo vasco, menos afortunado en este terreno que el cubano. Muchos años después en la coyuntura posiblemente más trágica sufrida por el Pueblo Vasco, la última Guerra Civil, Luis de Arana, hermano de Sabino, vería como única esperanza la constitución en nuestro país de un protectorado británico. No hubo mensaje para la libertad en esta ocasión, sino que él mismo, ya anciano, se trasladaría a Inglaterra acompañado de Lezo de Urreiztieta para intentar promover esta iniciativa personal, desconociendo el apoyo británico secreto al bando franquista. Pero esta es ya otra Historia de los vascos.

Un reportaje de Luis de Guezala

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