Sabino Arana: Cuatro mensajes para la libertad

El empeño de Sabino Arana en dar a conocer la situación que vivía Euskadi le llevó a enviar cuatro concisos pero rotundos mensajes a la prensa y los mandatarios de Estados Unidos y Reino Unido

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Sabino de Arana y Goiri, fundador del Partido Nacionalista Vasco. FOTO: Sabino Arana Fundazioa

Es conocida la iniciativa de Sabino de Arana, al final de su vida, de intentar conseguir la intervención internacional para evitar la desaparición del Pueblo Vasco, que parecía inminente como consecuencia de los procesos en este sentido desarrollados por las élites políticas e intelectuales españolas y francesas. Especialmente en lo referente al telegrama dirigido al presidente de los Estados Unidos de América Theodore Roosevelt para felicitarle por la concesión de la independencia a Cuba, sobre el que ya tratamos en esta sección.

Ahora que conmemoramos el 150 aniversario del nacimiento del fundador del Partido Nacionalista Vasco voy a referirme no solo a éste, sino al conjunto de mensajes, cuatro conocidos hasta ahora, que dirigió al exterior, uno de los cuales se ha descubierto recientemente.

No existe la certeza de que el primero de ellos fuera enviado, ya que el documento que se conserva en el Archivo de Sabino Arana Fundazioa es el borrador de una carta. Está dirigida al director del New York Herald y no figura la fecha. Pero debió redactarse, con seguridad, en octubre de 1899, ya que hace referencia al “12 del pasado mes” al hablar de la suspensión de garantías constitucionales en Bizkaia decretada por el Gobierno español “contra los separatistas” el 12 de septiembre de 1899 como reacción a los primeros éxitos electorales del nacionalismo vasco.

En esta misiva Sabino de Arana ofrecía al diario norteamericano “correspondencia gratuita” con el único interés de que “en Europa y América se conozca sin error la situación político económica de la parte del País Vasco que está sujeta a la corona de España, y muy especialmente el movimiento separatista que hace algunos años se inició”. Refería cómo la suspensión de garantías constitucionales había supuesto la clausura de los periódicos y centros abertzales y quién sabe si con esta iniciativa buscaba no solo informar al extranjero sino también, en una situación tan difícil y desesperada, continuar propagando de alguna manera su doctrina, aprovechando un medio libre del control de las autoridades españolas.

Del segundo mensaje, realizado dos años más tarde, tenemos noticia gracias a Koldo San Sebastián. Éste, a finales del año pasado, localizó y difundió en las redes sociales una breve noticia sobre él en otro diario neoyorkino, el New York Times, publicada el 23 de septiembre de 1901. Su traducción puede ser la siguiente:

Los vascos felicitan al Sr. Roosevelt. San Sebastián, España, sept. 22. Los Nacionalistas de las Provincias Vascas han mandado un mensaje al Presidente Roosevelt felicitándole por su nombramiento y expresándole sus mejores deseos por el bienestar de los Estados Unidos como los defensores de los pueblos oprimidos.

Esta noticia no supone necesariamente que los nacionalistas vascos consiguieran enviar este mensaje al presidente de Roosevelt y que éste lo recibiera, y parece aún más improbable que una de las primeras tareas de su departamento de comunicación consistiera en informar a la prensa de haber recibido este mensaje.

Mi opinión es que Sabino de Arana, consiguiera o no enviar el mensaje referido, mandó otro informando de él a la prensa norteamericana, para darle publicidad. ¿Porqué desde San Sebastián? La secuencia de hechos pudo ser la siguiente.

El 6 de septiembre de 1901 William McKinley, presidente de los Estados Unidos de América, fue tiroteado por el anarquista Leon Czolgosz. A consecuencia de las heridas recibidas falleció ocho días después, el 14 de septiembre, y le sucedió ese mismo día en el cargo quien era hasta entonces el vicepresidente, Theodore Roosevelt. Sabino de Arana participó el 16 de septiembre en el Congreso Ortográfico que se celebró ese día en Hendaia. A su regreso a Bilbao debió pasar por San Sebastián y allí pudo tener noticia del acceso a la presidencia de Roosevelt, decidiendo mandarle una felicitación, así como informar de este mensaje a los medios norteamericanos, que el New York Times reprodujo.

Capacidad de reacción Es destacable la estrategia del fundador del Partido Nacionalista Vasco de intentar atraer la atención de la emergente gran potencia norteamericana, defensora de los pueblos oprimidos, que tan solo tres años antes había derrotado militarmente, en apoyo a la insurgencia cubana, al reino cuya opresión sufría la mayor parte del País Vasco. Pero también es muy notable la capacidad de reacción de Sabino de Arana ante acontecimientos imprevistos como el que nos ocupa y la utilización de todos los medios a su alcance para buscar el beneficio para su causa, la supervivencia de un País Vasco, que generalmente se daba ya por perdida. Patria mía… ¿acaso he nacido yo para verte morir? Al año siguiente, tras el reconocimiento de la independencia de Cuba por el Gobierno norteamericano, el 24 de mayo de 1902 Sabino de Arana intentó enviar al presidente Roosevelt una nueva felicitación, redactada en los siguientes términos:

Nombre Partido vasco nacionalista, felicito por independencia Cuba federación nobilísima que presidís que supo librarla esclavitud.

Ejemplo magnanimidad y culto justicia y libertad dan vuestros poderosos Estados desconocido historia e inimitable para potencias europeas, particularmente latinas.

Si Europa imitara, también nación vasca, su pueblo más antiguo que más siglos gozó libertad rigiéndose constitución que mereció elogios Estados Unidos, sería libre.

Desde la oficina de correos no se envió el telegrama a su destinatario, sino que se remitió al gobernador civil de Bizkaia, que lo reenvió al Juzgado de Primera Instancia de Bilbao. Encontrándose Arana en Sukarrieta, se requirió al Juzgado de Gernika para que lo localizara allí. Finalmente, el 30 de mayo, Sabino de Arana tuvo que acabar compareciendo ante el juez Mauro Santiago Portero, al que reconoció haber sido el redactor del telegrama. El magistrado decretó su “prisión provisional sin fianza alguna” por “delito de ataques a la integridad de la Nación Española”, siendo encarcelado ese mismo día en la prisión de Larrinaga. Un delito de opinión tan grave hizo que no se tuviera en cuenta ni el pésimo estado de salud que ya presentaba Arana, que fallecería al año siguiente, ni su condición de diputado electo. Sobre este proceso ya hizo, en esta misma sección, una interesante reflexión Txema Montero, titulada Sabino, su abogado, el juez y el jurado.

No sería este, sin embargo, el último mensaje para la libertad del Pueblo Vasco que intentaría Sabino de Arana enviar al exterior, incluso habiéndole supuesto el anterior la pérdida de la suya, por un hecho acontecido a mucha distancia de allí. Un día después a su ingreso en Larrinaga, el 31 de mayo, terminó la Guerra de los Bóers, con la victoria británica. El 10 de junio, desde la cárcel, intentó remitir al primer ministro del Gobierno británico, lord Salisbury, el siguiente texto:

Representación Partido Nacionalista Vasco felicita Majestad Británica por terminación guerra sudafricana, deseando que aquellos pueblos hallen ventajas bajo suave yugo Gran Bretaña y esperando que soberanía inglesa sea para ellos antes protección que dominación, como para otros igualmente afortunados.

Preocupación de los amigos Los compañeros de Arana en el PNV consideraron que el envío de este mensaje podía perjudicar mucho el proceso judicial que había supuesto su encarcelamiento y se resistieron a cumplir su deseo, lo que el preso comentó así: “Los amigos me hicieron con este cablegrama lo que el señor gobernador tuvo a bien hacerme con el primero: detenérmelo. Ignorante estuve de ello varios días, y esto me costó un serio disgusto”.

La ayuda de gobiernos extranjeros nunca llegó para el nacionalismo vasco, menos afortunado en este terreno que el cubano. Muchos años después en la coyuntura posiblemente más trágica sufrida por el Pueblo Vasco, la última Guerra Civil, Luis de Arana, hermano de Sabino, vería como única esperanza la constitución en nuestro país de un protectorado británico. No hubo mensaje para la libertad en esta ocasión, sino que él mismo, ya anciano, se trasladaría a Inglaterra acompañado de Lezo de Urreiztieta para intentar promover esta iniciativa personal, desconociendo el apoyo británico secreto al bando franquista. Pero esta es ya otra Historia de los vascos.

Un reportaje de Luis de Guezala

Juanita Mir: la periodista fusilada en 1937 por ser ‘peligrosa socialmente’

El 5 de agosto de 1937 fue fusilada en el cementerio de Derio Juanita Mir, una periodista nacida en Iruñea que siempre rechazó la violencia y la guerra, y que durante la contienda del 36 denunció la crueldad de los sublevados

Un reportaje de Ascensión Badiola Ariztimuño
Fotos: Sabino Arana Fundazioa y A. Badiola

EN el primer tercio del siglo XX fueron pocas las mujeres periodistas y escritoras, si acaso mujeres que redactaron algún artículo en gacetas de izquierda como Dolores Ibarruri, o nacionalistas como Ibone de Unda, que escribió en Gudari, o mujeres antifascistas, que tenían su propio semanario Mujeres e, incluso, la reportera de guerra Cecilia García de Guillarte. Sin embargo, la memoria colectiva desconocía la existencia de una intelectual de su tiempo, rescatada de los sumarísimos que los militares abrieron contra los articulistas de opinión en la pasada Guerra Civil y que ha permanecido en la sombra hasta hoy.

Son pocos los datos que tenemos de su biografía, salvo que Juana Mir García nació en Pamplona y que en los documentos carcelarios y en los del sumarísimo abierto por los militares figura que tenía 32 años en el momento de ser fusilada en 1937.

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Juana fue periodista y escritora de cuentos, relatos y teatro, probablemente por influencia de su padre, ya que era hija de Victoriano Mir y Mata, también periodista muy reconocido, quien cuando el 4 de junio de 1899 se creó en Bilbao el primer diario nacionalista, El Correo Vasco (administrado por Luis Arana y con Sabino de censor, editorialista, redactor y accionista), fue nombrado director del mismo. El primer empadronamiento de Juana en Bilbao, sin embargo, no aparece documentado hasta 1910, año en el que figura toda la familia, también sus dos hermanos (Genara y Joaquín) como residentes en la casa Villa Berriz del barrio bilbaino de Iralabarri. A partir de 1915 y hasta la fecha de su fusilamiento, Juana vivió en la calle Euskalduna.

Las primeras referencias literarias que se tienen de ella se remontan a 1923, época en la que era colaboradora de la revista Euskalerriaren Alde hasta 1928 y donde Juana publicaba relatos de tipo costumbrista. También tuvo relación con el Ateneo Navarro de Bilbao, que a principios de 1928 había abierto su biblioteca al público con la celebración de disertaciones sobre el amor a la tierra nativa, y cuyos miembros se solían reunir en la Casa Navarra en 1929 para dar cuenta de su labor social. Por estas fechas Juana participaba en el Ropero Navarro, donde se organizaban festivales para niños y actividades culturales en fechas señaladas, como la de San Fermín. La afición que Juana sentía por el teatro la llevó a actuar en el Ateneo Navarro el 6 de abril de 1929, en la representación de El conflicto de Mercedes, obra dirigida por don Rufo Gómez Bayona.

Ya por estas fechas colaboraba habitualmente en el periódico bilbaino La Tarde, del grupo editorial del diario Euzkadi, ubicado en la calle Correo nº 17 de la villa. Hasta 1930, y todavía en este año, Juana, que firmaba siempre como Juanita Mir, alternaba poesías a la Virgen del Carmen con narraciones como la publicada con el título Mikel de Etxezar, de corte histórico y con otros artículos sobre asuntos triviales, tales como la aparente frialdad de los bilbainos y bilbainas en asuntos de amor, o sobre la hosquedad de la mujer vizcaina. Su talante antibélico comenzó a reflejarse en los artículos que escribió a partir de este año, como el titulado Sólo fue un sueño, en el que planteaba un mundo idílico sin fronteras, salvoconductos ni guerras. Es probablemente este artículo el primero en el que la Juana periodista comenzó a sembrar opinión en contra de la corrupción del poder y el dinero.

En su tiempo de ocio vemos a Juana asistiendo a las veladas teatrales como las que se organizaron en la Casa Palentina de Bilbao en marzo de 1934, un año de aguda crisis para la industria vizcaina, que culminó en las trágicas huelgas de octubre, época que Juanita Mir aprovechó para hacer crítica social y posicionarse a favor de la paz, dirigiéndose a las mujeres para que demandasen el perdón y la caridad al gobierno ante los dolorosos acontecimientos de aquellos días.

Pocos días después en la misma primera página de La Tarde, que informaba de que Maurice Chevalier había salido ileso de un gravísimo accidente de coche, Juanita manifestó su beligerancia contra la falta de ideales, y denunció que las guerras no eran más que ganancias fabulosas para algunos. A partir de este artículo, se advierte un cambio de tono narrativo con respecto a sus primeros escritos, cuando entre líneas culpa a Europa de provocar la contienda y achaca a la voluntad de las naciones la necesidad de destruir como método para paliar la falta de trabajo provocada por la crisis económica, de ese modo interpretaba ella que después de la guerra quedaría trabajo de sobra para los supervivientes.

‘Heroísmo y sacrificio’ Juana apuraba sus últimos escritos cuando el jueves 18 de septiembre de 1936, Bilbao se llenó de guipuzcoanos que huían de la ocupación sublevada y los periódicos sirvieron de herramienta para publicar en primera página noticias de gente que anunciaba que estaba a salvo en alguna dirección de Bilbao a los familiares no huidos de la ocupación rebelde. El avance bélico era inexorable y la Juanita articulista ya no volvió a escribir apenas de otra cosa que no fuese de la guerra. Ese 18 de septiembre publicó un artículo titulado Heroísmo y sacrificio. En él alababa el patriotismo de los ciudadanos capaces de sacrificar ahorros y joyas para financiar los gastos bélicos, pero daba un paso más allá, en su necesidad de denunciar la contienda, al introducir en su discurso, con bastante discreción, eso sí, un párrafo de tinte pacifista en el que decía literalmente: ¡Cuánta más belleza tendría ese rasgo si en lugar de destinar oro de ese sacrificio colectivo a la adquisición de material guerrero, se hubiera destinado al enriquecimiento de la patria por una justa nivelación del bienestar que alcanzara a todos los ciudadanos! Su aspiración de paz estaba más vigente que nunca en este artículo. Juanita soñaba, como casi todos los ciudadanos de la época, con una vida tranquila que ella nunca iba a poder disfrutar.

En 1937 Juanita logró un apartado para ella sola en la sección titulada La mujer escribe, en un año en que las páginas de los periódicos daban prioridad al avance sublevado sobre Bilbao y Juana, que todavía no sospechaba la que se le venía encima, denunció abiertamente la guerra y sus atrocidades. En esos primeros meses delataba con insistencia la barbarie de la contienda.

Hasta los bombardeos de Durango y de Gernika, Juana sólo había escrito sobre la guerra de forma genérica, incluso el 1 de mayo para la fiesta del trabajo escribió: Juremos hoy trabajar para arrancar del corazón del pueblo toda simiente de odio (…) y para que nunca luchen hermanos contra hermanos, de ninguna raza, de ninguna condición. Sin embargo, Juana no sospechó que lo que estaba publicando sería leído por quienes iban a acusarla de adhesión a la rebeldía y escribió sin descanso contra los bombardeos que destruían casas y personas y llenaban las carreteras de desamparados en busca de refugio. A partir de este momento, arremetió contra la crueldad de los militares fascistas y dijo: Son miles de seres los que atestiguan la barbarie del enemigo y que serán en su día los acusadores de sus crímenes inútiles que no logran domeñar el alma altiva de Vasconia y que dejan el ideario que ellos defienden tan sucio y tan bajo. (Artículo titulado Sin hogar). El 5 de mayo, y en referencia a los bombardeos de Durango y Gernika, Juana acusó a los facciosos de su buena relación con Alemania y redactó: Desde el principio de la guerra están demostrando que su barniz de religión no sirve de freno a las apetencias insaciables de su codicia (…) Quieren el suelo de nuestra patria para venderlo a otras naciones a cambio de protección de sus capitales y privilegios. (Artículo Si Durango y Guernica no hablaran tan claramente). El 26 de mayo de 1937 Juanita denunciaba que los rebeldes habían mandado ametrallar las ambulancias de la Cruz Roja y el 28 de mayo puso de manifiesto la crueldad de separar a los padres de sus hijos y achacaba la angustia de la evacuación infantil a la crueldad del bando sublevado. El 17 de junio el diario tuvo que cerrar sus puertas cuando Bilbao estaba a punto de ser ocupado. Fueron días de miedo y espera. Juana fue detenida el 6 de julio de 1937 y entró en la cárcel de Larrinaga para ser juzgada en consejo de guerra el 20 de julio.

Es probable que a esas alturas todavía esperase misericordia, pero los primeros consejos fueron ejemplarizantes y Juana no iba a librarse de ser condenada a muerte. La ejecutaron un mes después por ser propagandista de la subversión rojo-separatista, y por propagar ideas contrarias al Movimiento. Se acusó a Juana de que en los artículos escritos durante el mes de mayo de 1937 “había incitado a seguir la causa rojo-separatista e injuriaba en ellos al Glorioso Ejército, al atribuirle hechos completamente falsos y emplear términos despectivos y calumniosos para la Causa de la Nueva España, al tiempo que también por radio había dado alguna conferencia en el mismo sentido”. Juana había incurrido en un delito de adhesión a la rebelión militar con agravante de peligrosidad social y esa culpa conllevaba la muerte.

El paredón El 5 de agosto de 1937 llegó sin ninguna luz para la periodista que al amanecer se situó frente al paredón, junto con otros 14 penados a muerte, todos hombres. Excepto el también periodista Melchor Jaureguizar Hospitaleche, la mayoría de sus compañeros de muerte eran labradores, carpinteros, jornaleros, también un pintor, un marino y un militar, casi todos vizcainos. Juana siempre había escrito en contra de la guerra y cuando los militares dispararon a matar ya no dudó de que ella también había dado en el blanco al hablar de la crueldad del bando enemigo.

Su nombre apareció en prensa una última vez hasta el día de hoy y fue en el periódico Euzkadi de 25 de octubre de 1938. Su director, José Lekaroz, también navarro, que sería poco después confinado en el campo de Gurs, detenido y entregado por los alemanes a los franquistas, quienes lo condenaron a muerte y le conmutaron la pena por cadena perpetua, informaba sobre el fusilamiento de Juana Mir García, en el apartado Fusilatze eta urkamendiak con el siguiente texto: Franco-tarrek fusilatu zituzten iru emazteki, oien artean euskal-neskatila bat (Juanita Mir), eta au, Bilbo-ko ‘La Tarde’ deitu kazetan emaztekien idatz-zaila iskribatu izan zuelako, bertze obenik gabe”. (Los franquistas fusilaron tres mujeres, entre ellas una chica vasca (Juanita Mir), y ésta, sin otra culpa que haber escrito en la sección de mujeres del periódico ‘La Tarde’ de Bilbao).

El payo antifascista y la hija del general Varela

Se cumple un año de la muerte del músico Paco de Lucía, que vivió temporadas en Durango, de donde era su mujer

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Un disco de Paco de Lucía frente a la fachada de la casa Eche Zuría, propiedad de su primera esposa, Casilda Varela. IBAN GORRITI

 

LA conexión entre el genio del flamenco Paco de Lucía y Euskal Herria es mayor de la que uno puede imaginar. El pasado miércoles se cumplió un año de su muerte, del fallecimiento de un durangarra. El genio andaluz vivió temporadas en Durango, en el caserón Eche Zuría de Pinondo, de donde es natural su primera mujer, Casilda Varela. La extraña pareja: él, un payo de corazón gitano antifascista; mientras que ella, hija del franquista general Varela.

Sus vidas se cruzaron como las ramas del árbol genealógico de ella, con figuras políticas recordadas, caso del mencionado padre o de su abuelo, José María Ampuero, carlista enamorado de lo vasco. El guitarrista, nacido el 21 de diciembre de 1947 en Algeciras, se casó en 1977 con Casilda Varela Ampuero, cuya familia poseía diferentes propiedades en este pueblo y aún mantiene con vida la mansión Eche-Zuría. La pareja provenía de mundos muy diferentes. Paco de Lucía se llamaba Francisco Sánchez Gómez y era una estrella del arte de las seis cuerdas, considerado el mejor del flamenco. El sobrenombre se lo pusieron en el barrio de La Bajadilla por ser Paco, el de la Lúzia, de madre portuguesa.

Casildita Varela Ampuero -para diferenciarla de su madre Casilda Ampuero- nació en Bilbao en 1945. Era hija de uno de los militares fascistas que dieron el golpe de Estado contra la Segunda República en julio de 1936, lo que provocó la última guerra civil. Es decir, su padre fue el General Varela (San Fernando, Cádiz), famoso por ser quien culminó la toma de Madrid por los, a la postre, franquistas. Fue ministro del Ejército durante el régimen totalitario de Franco, e imputado por la Audiencia Nacional en el sumario de Baltasar Garzón por delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad cometidos durante la Guerra Civil y en los primeros años del régimen. El suegro del hoy finado no fue procesado porque falleció.

El abuelo materno de la primera mujer de Paco de Lucía -el guitarrista se casó en segundas nupcias con Gabriela Carrasco- fue un “ilustre” carlista sensibilizado con el euskera y las tradiciones vascas. Las enciclopedias recuerdan al vascoparlante y escritor en euskera José María Ampuero Jáuregui. Falleció en su hogar, Eche-Zuría, en 1917. Presidió las “solemnes” Fiestas Eúscaras (Jaialdi Euskeraskuak) de 1885 de Durango; ocupó cargos en el gobierno foral del señorío de Bizkaia; y fue también alcalde foral de Durango y diputado provincial a Cortes por el mismo distrito, y más tarde senador por Gipuzkoa en varias legislaturas. A su iniciativa se deben las Fiestas Eúscaras celebradas en Durango en 1885″. “Era el único que vestía con capa en Durango”, le recuerdan.

INTENTO DE CONCIERTO El fraile Nicolás Alzola Gerediaga Bitaño (Izurtza, 1922) ofreció a Gerediaga Elkartea la posibilidad de que el virtuoso actuara con motivo de una edición de la Euskal Liburu eta Disko Azoka de Durango. Su buena amistad con la familia Ampuero lo propiciaba. Sin embargo, los representantes de la sociedad de amigos decidieron que en aquellos tiempos no era lo más conveniente.

Un año antes de la boda el andaluz sufrió un ataque fascista. Ocurrió en Madrid con la muerte de Franco, íntimo de quien iba a ser su suegro. Un día que Paco de Lucía caminaba por la Gran Vía de la capital española, miembros de un grupo de ultraderecha le tiraron al suelo y le pisaron su herramienta física de trabajo: sus dedos. Al parecer, los fascistas respondieron con este ataque a unas declaraciones que el flamenco difundió por televisión y en las que dijo: “La mano izquierda es la que busca, la inteligente; y la derecha, la que ejecuta”.

Un reportaje de Iban Gorriti

Cosme Echevarrieta, el patriarca del republicanismo en Bizkaia

El empresario y político Cosme Echevarrieta impulsó varios partidos republicanos en Bilbao e identificó los fueros con República y democracia, en contraposición al absolutismo

El Ayuntamiento de Bilbao aprobó el 20 de mayo de 1903 dedicar a Cosme Echevarrieta la antigua calle La Perla de la villa. PABLO VIÑAS
El Ayuntamiento de Bilbao aprobó el 20 de mayo de 1903 dedicar a Cosme Echevarrieta la antigua calle La Perla de la villa. PABLO VIÑAS

En pleno Ensanche bilbaino, lindando con las calles Alameda Mazarredo, Heros y Lersundi, y muy cerca del Palacio Ibaigane, sede del Athletic Club, se encuentra la calle Cosme Echevarrieta. Fue el 20 de mayo de 1903 cuando, por acuerdo municipal, la antigua calle La Perla pasó a denominarse con el nombre de un personaje que había fallecido poco tiempo antes, el 28 de febrero de ese mismo año. ¿Qué importancia tenía tal personalidad como para que el Ayuntamiento de Bilbao le dedicase una calle en una zona tan preciada de la Villa tan solo unas semanas después de su muerte? Quizá algún lector relacione inmediatamente el apellido Echevarrieta con Horacio, hijo de Cosme, diputado a Cortes por Bilbao entre 1910 y 1917 y uno de los hombres más ricos de la España del primer tercio del siglo XX, pero serán muy pocos los que conozcan la relevancia que, en el campo político y económico del Bilbao de finales del siglo XIX, tuvo su padre, un empresario de éxito pero, sobre todo, el líder histórico del republicanismo vizcaino. Acerquémonos a su figura.

Cosme Echevarrieta nació el 28 de septiembre de 1842 en Bilbao. Era hijo de un carpintero oriundo de Ea devenido en comerciante de loza y cristalería. Cosme realizó sus estudios en el Instituto Vizcaino, desde donde pasó a una Escuela de Náutica para hacerse piloto de la Marina Mercante. Sin embargo, a la muerte de su padre, Juan Manuel Echevarrieta, Cosme abandonó su carrera como marino para encargarse del negocio familiar.

En 1867 se unió con su amigo y correligionario Julián Olave Picaza para formar la comunidad de bienes Echevarrieta y Olave, dedicada a asuntos coloniales, gabarras y minerales. Esta iniciativa empresarial, que tenía su sede en la calle Amistad, duró aproximadamente hasta 1880. Tras esta primera experiencia, en 1882 Cosme se unió de nuevo a otro de sus correligionarios, Bernabé Larrínaga Aránsolo, primer alcalde republicano de la historia de Bilbao, para formar la comunidad de bienes Echevarrieta y Larrínaga.

La empresa se dedicó, durante la década de los 80 del siglo XIX, al negocio minero en el territorio de Bizkaia, lo que les permitió situarse en cuanto a producción justo detrás de las grandes compañías y empresarios de la época, como los Ybarra, Chávarri o Martínez de las Rivas. Entre 1890 y 1903, fecha del fallecimiento de Cosme, la firma no sólo amplió su producción minera en Bizkaia, sino que extendió sus negocios al resto de la península, llevando a cabo nuevas explotaciones.

La casa, como familiarmente se denominaba a Echevarrieta y Larrínaga entre sus empleados, vivió su época dorada con Horacio al frente, como hemos apuntado antes, quien diversificó los negocios de la empresa de forma espectacular, participando en la fundación de compañías tan importantes hoy en día como Iberdrola e Iberia. Si ya su papel como empresario fue destacado, no lo fue menos su actividad política, pues Cosme se constituyó como el auténtico patriarca del republicanismo en la provincia de Bizkaia, un movimiento político que tuvo siempre representación en el Ayuntamiento de Bilbao entre 1872 y 1937, siendo el grupo político más numeroso en diversas ocasiones.

Cosme participó en la fundación del Comité Demócrata de Bilbao, el primer partido republicano en la historia de la provincia, el 3 de octubre de 1865, en el que estuvieron presentes los líderes republicanos estatales Emilio Castelar y José María Orense. El apelativo de demócrata era el nombre que utilizaban los republicanos para actuar en la época de Isabel II, pues el republicanismo estaba proscrito. El comité demócrata de Bilbao estaba vinculado al diario El Eco Bilbaíno, en el que Cosme nos dejó muestras de la ideología republicana federal y foral.

Democracia y fueros El 5 de mayo de 1865, Cosme publicó un artículo bajo el título de Solamente la democracia es compatible con los fueros cuya importancia es capital para el republicanismo vasco puesto que se recogen las principales ideas sobre las que los republicanos basarán su interpretación sobre el tema foral hasta 1937. En él, Echevarrieta intentaba demostrar cómo los fueros eran incompatibles con el absolutismo, identificaba fueros con República y democracia, y deseaba extender las ventajas forales a España.

Con la revolución democrática de septiembre de 1868 los antiguos demócratas pasaron a formar el Partido Republicano Federal. En Bilbao, los republicanos se reorganizaron en la primavera de 1869, y eligieron a Cosme Echevarrieta como su presidente. Como tal, Echevarrieta participó en el Pacto Federal de Eibar entre las provincias vasconavarras. Los pactos federales (hubo otros, como los de Tortosa, Córdoba, Valladolid y A Coruña) constituyeron el primer intento de organizar el Partido Republicano Federal bajo las premisas del pensamiento de Pi y Margall, de abajo arriba, desde las provincias al poder central. Una vez que los pactos federales se vieron ineficaces para organizar el partido, Echevarrieta participó en las subsiguientes asambleas federales republicanas como representante de la provincia de Bizkaia.

En 1872 abandonó la presidencia del republicanismo bilbaino. Pero, sin duda, lo más relevante de lo sucedido ese año fue que Cosme encabezó un levantamiento de carácter republicano federal intransigente, secundando otros levantamientos similares que se produjeron en España el 24 de noviembre. Echevarrieta comandó una partida de 300 hombres que llegaron a las estribaciones del monte Gorbea. El grupo lanzó una proclama en contra de la institución monárquica y a favor de la República democrática federal. Lo curioso del manifiesto es que instaban a los carlistas a unirse a ellos pues decían que lo único que les separaban era la cuestión de la libertad de cultos. El levantamiento no tuvo mayor repercusión, si bien le costó a Echevarrieta el primero de sus exilios, puesto que tuvo que emigrar primero a Baiona y posteriormente a París.

Echevarrieta volvió a Bilbao tras la proclamación de la República. La coyuntura bilbaina de ese tiempo, marcada por la confrontación carlista y el sitio de la Villa, condicionó la actividad de Echevarrieta. Así, nuestro personaje fue el comandante del Batallón de Voluntarios de la República pasando, tras la caída de la misma, a formar parte del Batallón de Auxiliares.

Juntero por Ubidea Reapareció en 1876 en la escena política vizcaina como representante de Ubidea en las Juntas Generales. Su actividad fue nula ya que no fue aceptado en Juntas porque no reunía las condiciones necesarias para representar a esa localidad. Al día siguiente de su expulsión de las Juntas se conocía la noticia de su búsqueda por las autoridades militares, lo que le obligó de nuevo a exiliarse a Francia, primero a Hendaia y luego a Nantes. Al parecer había dado un viva a la Bizkaia republicana en el vestíbulo del salón de plenos y alguien le denunció. Volvió a Bilbao en junio de 1877 para asistir al funeral de su esposa, Jacinta Maruri, a pesar de que estaba perseguido por las autoridades militares.

Obligado por las adversas circunstancias de comienzos de la Restauración abandonó la política. Reapareció en 1879 para crear el partido Unión Democrática, el cual intentó agrupar bajo una misma sigla a todo el republicanismo bilbaino. Cosme presidió el partido hasta 1881, momento en que dejó la primera línea política para dedicarse a sus negocios, tal y como hemos explicado antes.

En 1890 reapareció en la escena política para formar el partido Centro Republicano en Bilbao, seguidor de las tesis políticas de Nicolás Salmerón (unitarismo, organicismo, apuesta por las vías legales). A pesar de que Cosme Echevarrieta no ocupó cargo alguno en la dirección de este partido, la fundación del mismo respondió a su voluntad, pues fue él quien encabezó el manifiesto constitutivo. A partir de entonces estuvo separado de la primera línea política hasta su muerte, ocupado en sus negocios.

En cuanto a su actividad institucional, Echevarrieta fue concejal del Ayuntamiento de Bilbao en tres alcaldías distintas entre los años 1872 y 1873. En las sesiones se mostró muy activo en lo que a formular mociones se refiere tendentes a mejorar las condiciones de vida y la educación de las clases operarias y su acceso a la práctica política, a la vez que nos dejó muestras de su ideología republicana.

Fue elegido diputado por Bizkaia para la Asamblea Nacional en las elecciones de 1873, a las que únicamente concurrieron los republicanos. Sus intervenciones en el Parlamento no fueron escasas considerando el breve período de tiempo que estuvo en él, únicamente los meses de junio y julio de 1873, pues enseguida volvió a Bilbao para hacer frente al asedio carlista. Su actividad en el Parlamento se centró en la guerra carlista y en apoyar al gobierno de Castelar en su decisión de suspender las garantías constitucionales, teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba la República.

Sirva este artículo para recordar la figura de este ilustre bilbaino y recuperar la memoria del republicanismo en Bizkaia.

Un reportaje de Jon Penche

Hilario, el miliciano que regresó de la nada

Entregan a sus familiares los restos óseos y objetos del ugetista hilario BLANCO Reguero, exhumado en Lemoatx

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La hermana de Hilario Blanco y una hija de esta, junto a la directora de Derechos Humanos del Gobierno vasco y la alcaldesa de Lemoa. Foto: I. G.

Yo ya estaba segura de que ya no lo encontraríamos nunca”. Son las palabras emocionadas de Milagros, hermana del miliciano que murió en Peña Lemona durante la Guerra Civil y cuyos restos se entregaron ayer a la familia de Hilario Blanco Reguero. Ocurrió a mediodía en el Ayuntamiento de Lemoa durante un acto de recuerdo y reconocimiento a la lucha de este soldado antifascista en el bando republicano del Euzko Gudarostea del lehendakari José Antonio Aguirre.

Dar con su identidad y el proceso de hallazgo del cuerpo del miliciano del Batallón Baracaldo de la UGT ha sido toda una odisea con inmejorable llegada a puerto. Han sido incontables personas las que han arrimado hombro con hombro en la trinchera que exige verdad, justicia y reparación. Desde el grupo de detectores de metales Prospección Bizkaia a técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el grupo memorialista Lemoatx 1937 y el Ayuntamiento de Lemoa, entre otros.

El primer paso y el más importante lo dio Alberto J. Sampedro, Ixile, que estaba pasando detectores de metales por Peña Lemona y el instrumento que portaba se chivó de que allí había algo. Y así fue: pronto apareció una hebilla del Gobierno Provisional de Euskadi, al que pertenecía el soldado enterrado y unas cartucheras.

RESTOS ÓSEOS Y OBJETOS Este miembro de la agrupación Prospección Bizkaia cubrió su descubrimiento e informó a Aranzadi del hallazgo. Cuando el equipo de Paco Etxeberria procedió a la exhumación fueron apareciendo los restos óseos y también objetos personales del miliciano que, según en la forma en la que se le encontró, se cree que posiblemente murió a consecuencia de la explosión de una granada y quedó sepultado de manera improvisada. “Era posiblemente un fusilero”, afirma la arqueóloga del departamento de antropología física de Aranzadi, Lourdes Herrasti.

El soldado portaba en una especie de zurrón o bolsa varios objetos personales: dos maquinillas de afeitar -“no una, sino dos, debía ser presumido”, destaca Herrasti-, dos cartucheras, una navaja, una hebilla del Euzko Gudarostea y otra propia con un elemento decorativo, y una pluma estilográfica, que ayer se entregaron a la familia presente. El esqueleto tenía en la muñeca izquierda atada la chapa de identificación: el número 72.865.

El equipo de investigación se puso en marcha para buscar la identidad de aquel cuerpo. Así, Iñaki Rodríguez Rebolledo dio con su nombre y apellidos gracias a la aparición de los números de la placa encontrados en unas nóminas del Gobierno de Euzkadi. Ya tenían el nombre y apellido: Hilario Blanco Reguero, del batallón número 28, Baracaldo. “Creemos que murió entre el 3 y el 5 de junio de 1937. Sabemos que la última nómina que cobró fue del 15 de mayo”, agrega Herrasti. La labor de exhumar detalles que concordaran fue obra entre otros de Alfredo Irusta, los hermanos Alberto y Eduardo Sardón, Jon Etxezarraga, Mikel García y Jimi Jiménez.

El salón consistorial de Lemoa se quedó pequeño ayer para acoger a familiares, miembros de los colectivos citados, medios de comunicación y representación del PSE y de UGT que acudieron al acto de entrega de los restos que descansaban en una caja de plástico duro en la que se leía Lemoatx 2014. “Yo ya estaba segura de que ya no lo encontraríamos nunca”, expresó como pudo su hermana, Milagros, cuya hija tomó el relevo: “Estamos muy agradecidos, muy contentos y emocionados”, manifestó.

A continuación posaron junto a las autoridades políticas presentes, la alcaldesa de Lemoa, Saioa Elejabarrieta, de Bildu, y Monika Hernando, directora de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno vasco.

otro hilario El técnico de Aranzadi Jimi Jiménez confirmó a este periódico que en la Guerra Civil existió otro miliciano que se llamaba y apellidaba igual que Hilario Blanco Reguero. “Sí, el otro era comunista, del Batallón Karl Liebknecht A-L. Nos desorientaron ambas identidades, pero comprobamos que eran diferentes”, explica Jiménez, comisario de la interesante exposición Larrinaga, la memoria cautiva que hasta el 26 de febrero permanece abierta al público en la sala Ondare de Bilbao y da a conocer la historia de la histórica prisión bilbaina, edificio inexistente en la actualidad.

La reconstrucción de lo sucedido con el miliciano ugetista dio comienzo en otoño de 2014 -coincidiendo con los trabajos para la recuperación y puesta en valor de las líneas de trincheras de Lemoatx donde tuvieron lugar importantes enfrentamientos en junio de 1937- cuando se localizó en la ladera norte un objeto metálico a escasa profundidad que resultó ser la hebilla del cinturón del Euzko Gudarostea. Junto a dicha placa se hallaban, asimismo, dos cartucheras, y los restos óseos de una persona.

El 26 de octubre de 2014 se efectuaron las tareas de exhumación, recuperación arqueológica y posterior identificación los restos. La chapa de identificación hallada fue consultada en el Archivo Histórico de Euskadi para dar con la identidad de Hilario Blanco Reguero.

Los trabajos han sido efectuados por la Sociedad de Ciencias Aranzadi -en el marco del convenio de colaboración que mantiene con el Gobierno Vasco- con la colaboración de la asociación Lemoatx 1937 y con el impulso institucional del Gobierno vasco y el Ayuntamiento de Lemoa.

Un reportaje de I. Gorriti