Manuel Sagastibeltza: «No bebo, ¡pero Mola murió y lo celebré con coñac!»

Manuel Sagastibeltza, uno de los últimos gudaris del Gobierno vasco de Aguirre, relata sus penurias en la Guerra Civil y en un batallón de esclavos

Iban Gorriti

Manuel Sagastibeltza es todo planes de futuro. El 27 de septiembre cumplirá 97 impensables años, y en un tiempo no lejano Euskadi «será independiente» con la hoja de ruta del lehendakari Urkullu. Lo dice uno de los últimos gudaris del Gobierno de Euzkadi de Aguirre. Está más vivo que nadie. «Ni dolores ni medicinas», enfatiza quien con 93 años se plantó sobre sus pies en la cima del Gorbea con dos ramos con los colores de la ikurriña para la virgen de Begoña de la cruz. Este karranzano vive en un cuarto piso de Santurtzi sin ascensor, y va y viene con presteza de un lado a otro. A falta de tres otoños para el siglo de vida, no hay quien le meta un gol. Hijo de Manuela Negrete y de José Sagastibeltza, matrimonio nacionalista vasco labrador de Karrantza, nació por casualidad en Gijano (Burgos). «¡Fue un accidente nacer allí!», insiste el gudari del batallón Abellaneda, más adelante Araba. Fue el quinto de siete hermanos: cinco varones y dos mujeres: Lola, José María, los gemelos Francisco y Tomás, él, Julia y Ramón.

Cuatro hermanos fueron gudaris del Abellaneda, del PNV. «No soy afiliado al PNV, pero como si lo fuera. Sí fui de los gaztetxus. Pagaba 25 céntimos. Por ser monaguillo conseguía 10, y con lo que me pagaban iba pagando», se ríe. Poco duró la sonrisa. Detonó la Guerra Civil tras el golpe de Estado. Tras la ofensiva sobre Bizkaia del general Mola, este murió en un accidente de avioneta. «Yo no era de beber alcohol y, al saber que había muerto, con todo el dolor causado, me eché unos tragos de coñac. ¡Cómo lo celebré! ¡La madre que lo echó a Mola!», levanta la voz.

Primero salieron a la batalla sus hermanos mayores. Uno de los gemelos fue alcanzado por una bala en Bizkargi. Le atravesó el pecho, pero se recuperó. Manolo fue requerido ya en Peña Lemona, Sollube. El capitán del batallón envió a los dos más jóvenes al puerto de Santurtzi a cargar gabarras con tomates y arroz. De allí, los mandaron a Laredo. Se encontró con sus hermanos en Las Nieves (Cantabria). «¡Lo que lloramos!», agrega. Llegaron a Limpias, donde les dijeron que Sigue leyendo Manuel Sagastibeltza: «No bebo, ¡pero Mola murió y lo celebré con coñac!»

Memoria histórica vasca: Joseba Elosegi, a lo bonzo ante Franco

  • La figura de Joseba Elosegi es una de las olvidadas de las páginas de memoria histórica de Euskadi
  • El gudari se prendió fuego en un acto ante el dictador español en el Mundial de pelota de Donostia
import_16165297_1Joseba Elosegi con el lehendakari Leizaola durante la celebración del Gudari Eguna de 1984 en Andoain. (Foto: archivo de sabino arana fundazioa)
Por Iban Gorriti

MUCHAS veces me he encontrado incómodo allí donde me han obligado a estar», la frase es obra de Joseba Elosegi, político del PNV que un día se quemó a lo bonzo intentando caer sobre el dictador Franco en una acción antifascista en Donostia. Su figura es una de las muchas que el cambio de generaciones va olvidando en Euskadi. Elosegi sobrevivió al bombardeo de Durango y al de Gernika-Lumo, fue gudari, luchó en el bando republicano en España, y contra los nazis en Francia. Fue senador en Madrid y murió en 1990.

Su acción más recordada aconteció cuando decidió quemarse a lo bonzo ante Franco. El senador por el PNV en Madrid Iñaki Anasagasti también lo evoca: «Supe de Elosegi cuando se arrojó en llamas ante Franco en acto de valentía, original, peligroso y que le pudo costar la vida. Era una generación valiente y bregada», enaltece. Anasagasti recuerda cómo le llegó a Venezuela, donde residía el primero, una película que Granada Televisión realizó en el Reino Unido. Se titulaba El hombre en la ventana. Y era porque su verdadera imagen fue sacada por esta cadena cuando estaba en el hospital encarcelado y curando sus heridas. Pudo aparecer breves momentos en la ventana. El resto del reportaje lo hacía un amigo de Joseba, pasándose por él, aunque su esposa actuaba en el reportaje. «Nosotros en Caracas la tradujimos y recuerdo que era mi voz la del que hacía el reportaje traducido al castellano. Aquella película junto a Los hijos de Gernika fue el trabajo audiovisual que clandestinamente movíamos en los últimos años de la dictadura».

activo militante Pero, para la mayoría de los lectores que descubren hoy la figura de Elosegi, ¿quién era esta atrevida persona? Desde Sabino Arana Fundazioa le presentan como un activo militante nacionalista vasco que protagonizó una «importante labor clandestina» y que será recordado «por la audacia de sus acciones». Joseba Elosegi nació en Donostia el 6 de diciembre de 1915. Estudió profesorado mercantil y Bellas Artes. Tras el golpe de estado contra la Segunda República que derivó en guerra civil, Sigue leyendo Memoria histórica vasca: Joseba Elosegi, a lo bonzo ante Franco

Arabatik Euzkadira: Ramón Ortiz de Zarate

El político y jurisconsulto alavés realizó una gran defensa de la foralidad

Xabier Ormaetxea

Ramón Ortiz de Zarate (1817-1883) fue un jurisconsulto y político alavés que inició su andadura política en el liberalismo isabelino que consideraba la Ley confirmatoria de 1839 como una confirmación absoluta de los fueros que permitía el encaje de las constituciones forales vascas dentro de la unidad de la monarquía.

Tras los incidentes de octubre de 1841 y la modificación de los fueros por el decreto de Espartero de 29 de octubre, la defensa de la integridad foral fue asumida por los liberales moderados quedando unida la suerte de los fueros al triunfo de esta tendencia política que, por otra parte, era calificada por amplios sectores del país como «pactista».

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Contra esta política de llegar a un arreglo reaccionó Ortiz de Zarate que se alió con otros políticos vascos para formular lo que él mismo denominará como «partido vascongado» o «partido foralista» que no debe de entenderse en el sentido de un partido político sino en el de una estructura de carácter horizontal que abarcara a los representantes vascos de todas las tendencias políticas.

El programa político y línea estratégica de dicho partido vascongado la expuso inicialmente Ortiz de Zarate en su escrito de 1850 Consejos al pueblo vascongado sobre el sistema que debe de seguirse en la defensa de los fueros, escrito que supuso un grave enfrentamiento con Pedro de Egaña y el Gobierno moderado y que le valió un proceso judicial, pero que publicaría completo en junio de 1857 en su escrito dirigido a las diputaciones forales vascas Apuntes sobre la defensa legal del País vascongado.

La línea política propuesta por Ortiz de Zarate dio resultado y marcó en los años siguientes la estrategia de actuación de los comisionados y representantes vascos en Madrid.

A raíz del reconocimiento del Reino de Italia por parte de España en 1864, y del inicio de la política de laicización y libertad de cultos impulsada durante el sexenio democrático (1868-1874), Ramón Ortiz de Zarate evolucionó desde sus posiciones liberales hacia el neocatolicismo representado en España por las figuras de Aparisi y Guijarro y Cándido Nocedal, y estableció una estrecha colaboración con el sacerdote, publicista y diputado a Cortes Vicente de Manterola, colaborando activamente en el Semanario Católico vasco-navarro editado por este último. Estas posiciones neocatólicas y foralistas Sigue leyendo Arabatik Euzkadira: Ramón Ortiz de Zarate

Marsella, 1941: el ‘Alsina’, el último barco de la libertad

El 15 de enero partió del puerto francés el mercante rumbo a América con refugiados del franquismo

Arantzazu Amezaga Iribarren

EL 15 de enero de 1941 permanecía en el espigón nº 7 del puerto de Marsella el mercante Alsina, de la Sociedad de Transportes Marítimos a Vapor, de bandera francesa, listo para partir, escoltado en convoy, con derrotero a América. Este mercante sería bombardeado y hundido en la bahía de Algeciras, un año después.

Francia, dividida en dos, la ocupada y la de Vichy, no era territorio seguro para los vascos que, tras la caída de Bilbao, se encaminaron, en número de doscientos cincuenta mil, al refugio que les deparó Francia, esperando un retorno más o menos rápido a Euskadi. Pero el estallido de la guerra europea y la fulminante ocupación alemana les quebrantó la esperanza. Huyeron de París, Burdeos e Iparralde, donde residían, formando muchos de ellos parte de la caravana que desde París a Marsella ocupó las carreteras, debido al colapso de las vías férreas. La diversidad de los pasajeros que ascendían al Alsina -se rumoreó que era el último mercante en zarpar a América comenzada la Batalla del Atlántico-, da idea de los sucesos de aquel tiempo convulsivo: un importante número de judíos con pasaportes variados, belgas, holandeses, franceses, alemanes y checos, que advertían de los primeros zarpazos del Holocausto.

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Grupo del ‘Alsina’, pero a bordo del ‘Quanza’. Grupo formado por Fernanda de Basterretxea, Katheriñe de Aretxabaleta, Mª Teresa Aguirre, Mercedes Iribarren…
Sabino Fundazioa

Otro grupo era el de republicanos españoles aunados bajo la figura del anciano, viudo y enfermo expresidente de la II República Española, Niceto Alcalá-Zamora y sus hijos, quien decidió la expatriación amparado por una autorización expresa del Gobierno francés. Escribió en su libro: 441 días… un viaje azaroso desde Francia a la Argentina, republicado recientemente por el Parlamento de Andalucía y otras entidades «… el 7 de abril de 1936 dije que personalmente recobraba mi paz, pero la República constitucional, democrática, de derecho, había caído conmigo«. Los vascos ocupaban la tercerola del barco. Fueron avisados de la partida del mercante por miembros de un disperso Gobierno vasco. A la deriva de los adversos acontecimientos, fueron llegando a Marsella a finales del 40 para escapar de aquella jaula de locos y desesperados en que se había convertido Europa, en palabras del escritor de Algorta, José Olivares Larrondo, conocido como Tellagorri, pasajero del Alsina.

Mencionamos, por significativos, a algunos miembros del grupo vasco: Francisco Basterretxea, abogado y político, su esposa Fernanda y sus cuatro hijos, entre ellos un joven Néstor, el escultor de nuestro tiempo, que hace unos años escribió su relación del viaje: Crónica errante y una miscelánea; Telesforo Monzón, político, consejero de Gobernación del Gobierno de Aguirre, y su esposa, Mª Josefa; Mª Teresa Aguirre, hermana del Lehendakari, su esposo, Juan Madariaga y dos niñas; Luis Bilbao y Mª Dolores, ella enfermera y él médico, y sus dos pequeños hijos; Lucio Aretxabaleta y Katheriñe y sus tres hijos, ambos posteriormente serían Sigue leyendo Marsella, 1941: el ‘Alsina’, el último barco de la libertad

75 años de la Liga de Amigos de los Vascos

La LIAB se fundó el 16 de diciembre de 1938 en París para apoyar a los miles de exiliados y la labor del Gobierno de Euzkadi tras la Guerra Civil

El diputado democratacristiano Ernest Pezet junto a Manuel de Ynchausti, uno de los principales promotores de la LIAB. (Sabino Arana Fundazioa)

Baiona

Hace 75 años, el 16 de diciembre de 1938, tuvo lugar una reunión en París donde se decidió la fundación de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos (LIAB) en el momento en que la situación no podía ser más crítica y difícil para el Gobierno vasco en el exilio, que se encontraba en el campo de los vencidos en la Guerra Civil.

En el verano de 1937, cerca de 150.000 vascos tomaron el camino del exilio, evacuados por mar desde puertos de Bizkaia, Santander y Asturias. Cuando pisaron suelo francés, quedaron sorprendidos al encontrarse con una excelente organización, puesta en marcha por su Gobierno. Aunque bien es cierto que la opinión pública mayoritaria, tanto en París como en Iparralde, no les fue inicialmente favorable. La propaganda franquista había hecho estragos y muchos no podían y, sobre todo, no querían comprender la actitud de los nacionalistas vascos en la Guerra Civil. Fue necesario que los vascos explicaran una y otra vez que habían sido agredidos por los franquistas desde el inicio del conflicto. Si se habían encontrado combatiendo al lado de los comunistas no era por otra razón que la de haber sido agredidos por un enemigo común.

La opinión pública

Estos razonamientos fueron los que se expusieron en el entorno de los medios conservadores y católicos. La delegación en París del Gobierno de Euzkadi (otoño de 1936), el periódico Euzko Deya, los grupos Eresoinka y Elai-Alai, y el equipo de football Euzkadi actuaron como valiosos embajadores a la hora de transmitir estas verdades y salir al paso de las calumnias franquistas.

Poco a poco, una parte de la opinión francesa cayó en la cuenta de que no fueron los rojos separatistas quienes incendiaron Gernika. Los primeros apoyos a la causa vasca se abrieron paso: entre otros, los católicos de izquierdas de la Joven República, los del Partido Demócrata Popular animado por Auguste Champetier de Ribes, Sigue leyendo 75 años de la Liga de Amigos de los Vascos