Eroski Consumer ofrece totalmente gratis, desde hace ya un tiempo, una interesante y completa aplicación con información de los diferentes Caminos de Santiago, la cual incluye distancias de cada una de las rutas jacobeas, etapas a realizar, fotografías, monumentos y significativas descripciones del itinerario para que los peregrinos y peregrinas sepan en todo momento qué es lo que se encuentran en cada momento. La información que incluye la guía de Eroski Consumer comprende el Camino Francés, se inicia en Saint-Jean-Pied-de-Port o Donibane Garazi en Euskera y traslada al peregrino o peregrina por cada etapa hasta Santiago de Compostela y hace lo mismo con el comienzo en el puerto de Somport del Camino Aragonés que se une al Camino Francés en Puente La Reina Gares. Además, se documentan los itinerarios del Camino del Norte, Primitivo, el de San Salvador, Vasco del Interior, Baztanés, Vía de la Plata, Sanabrés, Catalán por San Juan de la Peña y el de Fisterra y Muxía.
La guía incluye una completa información de cada uno de los albergues en cada etapa, con fotografías, página web (si la tienen), teléfonos de contacto, persona que se encarga de la atención a los peregrinos y peregrinas, precios actualizados, comentarios de los lectores, número de plazas, etc. Otras interesantes informaciones de esta guía es el apartado de Monumentos, donde se incluyen descripciones de localidades por donde pasa cada camino, además, de reseñas de iglesias, castillos y sus infraestructuras dignas de ser visitadas. La Guía basa toda su información en los contenidos de su web (https://caminodesantiago.consumer.es) y en las informaciones que trasmiten los peregrinos y peregrinas, de forma que todos sus testimonios permiten una guía del Camino de Santiago perfectamente actualizada y digna de ser tenida en cuenta por aquellos que quieran planificar cualquiera de los caminos jacobeos. Se puede descargar gratuitamente tanto para Apple https://apps.apple.com/es/app/camino/id378279011 Como Android: https://play.google.com/store/apps/details?id=com.eroskiconsumer.caminodesantiago&hl=es
La Catedral de Santiago ha presentado, recientemente, la Credencial Digital del Peregrino, una aplicación para móviles, tanto para IOs como para Android, de cara a certificar el paso del peregrino o peregrina por los caminos jacobeos y obtener la Compostela. En estos instantes, la app se encuentra en modo de implantación y, en estos momentos, no sustituye a la credencial tradicional y, además, tampoco es gratuita pues cuando te registras piden 1,50€. La credencial de siempre en cartulina seguirá imprimiéndose por la Federación Española de Amigos de los Caminos de Santiago y su distribución también continuará vendiéndose por medio de las asociaciones jacobeas. La nueva modalidad «peregrina»nace como consecuencia del COVID-19 y se plantea para evitar el contacto físico y solucionar las posibles dificultades de obtener el correspondiente sello de paso de los peregrinos y peregrinas pues muchos albergues se encuentran todavía cerrados. Asimismo, esta credencial digital proporciona la oportunidad de ser utilizada por personas con dificultades de movilidad y con otros tipos de discapacidades diferentes.
La app integra los traks de los diferentes caminos en la península con informaciones de los emplazamientos de acogida, talleres de bicicletas, cajeros de entidades financieras, etc. de forma que servirá a las peregrinas y peregrinos de soporte para caminar con seguridad por medio de la geolocalización. Incluye también un acceso directo al sistema de alertas de la policía y un sistema de notificaciones en tiempo real con informaciones útiles y un botón muy práctico «Ir al Camino» que permite a la peregrina o peregrino encontrar el itinerario jacobeo en caso de pérdida o despiste, por ejemplo en poblaciones grandes, que le guiará al punto más cercano desde su posición. El empleo de la app es bastante fácil; pues el peregrino o peregrina sólo tiene que añadir el sello de su paso mediante la realización de una fotografía de la estampa o del edificio, el albergue (sin necesidad de entrar en él) o cualquier monumento o motivo que considere. Esta novedosa forma de «sellado» de la credencial avala su uso por las personas con movilidad reducida y el cumplimiento de la norma de distancia social. La fotografía que se toma con la cámara del móvil queda registrada mediante la geolocalización con la información del día y hora en que se realizaron. La validación de la credencial se habilita automáticamente cuando la peregrina o peregrino se encuentran a kilómetro y medio de la Catedral de Santiago; la app examina el cumplimiento de los requisitos de paso imprescindibles para obtener la «Compostela digital», la cual se puede imprimir por medio de la web y, de la misma manera, en la cartilla «Mi Credencial» se integra un sello que acredita su validación. Los diferentes establecimientos, albergues, etc. se deberán registrar subiendo su sello a la página web de la Catedral de Santiago de forma que la Catedral atribuirá a cada uno un Código QR distinto para que los caminantes encuentren cuáles son y puedan acercarse a sellar su credencial digital. Los códigos QR estarán a la vista en los albergues, iglesias y lugares de paso acreditados para ser escaneados, aunque, en estos momentos, por ser un sistema muy nuevo se necesitará tiempo para que se asiente a lo largo de los itinerarios jacobeos.
Varias de las asociaciones por donde pasa el Camino de la Montaña o Camino Olvidado ha puesto a disposición de los peregrinos y peregrinas una excelente aplicación (app) para llevar en el móvil con informaciones muy completas de cada una de las etapas y un práctico guiado de cada una de ellas. Las entidades regionales que han colaborado son: Ceder Merindades, de Burgos; Agrupación Comarcal de Desarrollo de la Montaña Palentina; Grupo Acción de la Montaña de Riaño; Asociación Cuatro Valles de León y Asociación de la Comarca Berciana Asodebi; además, han cooperado el Gobierno de España, la Junta de Castilla y León, el Programa Europeo Leader y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural.
El guiado —según mi experiencia— es fácil de utilizar. Se selecciona la etapa que vas a realizar al día siguiente y bajas el guiado de la jornada (preferible desde una red wifi) para tener la seguridad de no perderte. Es importante no cargar tu móvil con demasiados datos ya que una vez terminado el trayecto, lo borras y vuelves a realizar la misma operación para el día siguiente. Este guiado se realiza por medio del sistema GPX o GPS sobre imágenes aéreas y viendo el emplazamiento en tiempo real del punto donde se encuentra el peregrino o peregrina.
Al mismo tiempo, la aplicación facilita informaciones de servicios y recursos de cada etapa y los pueblos por donde se deberá pasar. Desde la app se puede enlazar con la web original https://www.caminoolvidado.com donde en el apartado «descargas» se pueden conseguir cada una de las etapas en GPX o GPS y los pdf correspondientes a la guía y el mapa. Además, de los enlaces a cada una de las agrupaciones locales, que han colaborado en la formación de la aplicación.
Un encuentro para no olvidar en el Camino de Arles (Francia), en la Via Tolosana
Cuentan que suele ser habitual encontrar peregrinos en los diversos Caminos de Santiago que andan de un lugar a otro, por la Vía de la Plata, el Camino del norte o de la costa, el Francés, Aragonés o cualquiera de los diferentes itinerarios jacobeos que atraviesan Europa. Son insólitos viajeros hacia Santiago, Jerusalén, Roma u otros lugares de devociones ancestrales que deambulan en busca, generalmente, de una vida o una mejor suerte. En más de una ocasión he encontrado algunos «Peregrinos de la vida» vagando en dirección a la supervivencia de su peculiar realidad, porque, habitualmente, resulta más fácil y seguro transitar por rutas señaladas con flechas amarillas, que siempre te llevan a lugares ilustres.
Recuerdo, especialmente, uno de estos «Peregrinos de la vida», que encontré en la Vía Tolosana en 2011. Era la primera etapa del Camino de Arlés, en Francia, que transcurre a lo largo de la orilla izquierda del canal del Gard, en dirección a Saint-Gilles, final de la primera jornada. Al rato, de frente, a lo lejos, vimos una silueta que venía a nuestro encuentro, la cual, al llegar a nuestra altura, nos saludó, con un breve bon jour. Nosotros respondimos al saludo y seguimos nuestra marcha, pero los símbolos peregrinos de su gorra me llamaron la atención. No pude evitar girarme y comprobar si llevaba en su mochila atributos santiaguistas
–-¡Vaya por Dios! – extrañado, pude reconocer, cubriendo la mochila, la rojiblanca bandera del Athletic Club de Bilbao con su reglamentario escudo. No conseguí esquivar mi asombró y grité:
—¡Aúpa Athletic! Mi voz hizo volverse al peregrino, que tenía una cara entre sorprendido y receloso.
—¿Eres de Bilbao? – le interrogué. —..…
—No, soy murciano, de Cartagena.
—¿Cómo es que llevas la bandera del Athetic?
—Es una larga historia. Me la regalaron en una carnicería de Estella, en Navarra, la hermana del jugador del Athletic Javi Martínez.
—¿Y a donde vas? porque el sentido de tu marcha no es hacia Santiago.
—Voy a Jerusalen….
No recuerdo cuál era su nombre. Lo cierto es que encontrar un peregrino con una bandera del Athletic, en medio de la campiña del parque de La Camargue, era todo un descubrimiento. El momento de las intimidades personales había llegado. Era «Peregrino de la vida» y atesoraba una historia de vida enrevesada; soltero, hombre de mil oficios y obrero de la construcción en Murcia, en los últimos años la crisis económica le había dejado en la indigencia. Su búsqueda de trabajo le condujo hasta la ciudad fronteriza de Irún por la que había deambulado durante un tiempo hasta caer en la depresión.
—Ya no podía más —contó— y, sin saber qué hacer, por mi cabeza pasaron demasiados malos pensamientos. Una tarde encontré un rótulo que indicaba albergue de peregrinos. Subí hasta el primer piso y entré. Me recibió un hombre mayor de barba blanca y, con toda amabilidad, me explicó dónde me encontraba y qué era el Camino de Santiago. Me invitó a cenar y hablamos hasta bien entrada la noche. Entonces yo no era un hombre creyente, pero aquel hospitalero me animó a descubrir mi camino… Al día siguiente, después de tomar el desayuno, cuando ya pensaba en abandonar el albergue, el hospitalero me enseño un cajón lleno de cosas, que me ofreció; había un sinfín de bártulos que los peregrinos olvidaban o dejaban para quien pudiera necesitar.
Así, aquel nuevo peregrino partió del albergue equipado en cuerpo y, sobre todo, alma para enfrentarse y buscar su camino en la vida. Desde Irún fue a Santiago por el Camino del Norte y de la Costa, descendió por la Vía de la Plata hasta Zamora y luego por el Camino de Levante hasta Alicante y Valencia regresando a Compostela por la Vía de la Lana y el Camino Francés. Sin dinero, «a salto de mata», confiando en la voluntad de Dios, tanteando y encomendando su supervivencia al comportamiento de aquellos que encontraba en su camino. Lo cierto es que, según continuaba la conversación, su confianza en la buena voluntad de la gente era conmovedora.
—¿Pasarás mucha hambre? –-le dije advirtiendo su enjuta figura. —A veces sí, pero Dios siempre me provee y me ayuda….
No lo podía imaginar, aquel ateo, que tiempo antes tuvo malos pensamientos, se había convertido en un creyente confiando su existencia «a la buena de Dios».
—¿Y cómo te alimentas? ¿Tienes dinero?
—No mucho –-aseguró enseñando una cartera llena de papeles pero sin atisbo de efectivo.
De pronto, recordé que un par de días antes, al cruzar una calle de Bilbao, camino de casa para preparar la mochila, encontré en el suelo un billete de 50 €uros. El azar estaba claro, qué mejor destino para el billete que el bolsillo de aquel «Peregrino de la vida».
Seguro que él lo iba a gastar mucho mejor que yo.
—No, no quiero que me regales nada; en todo caso intercambiamos y te daré algo mío
Y de una de sus muñecas extrajo una sencilla pulsera con imágenes de vírgenes y santos, que aún conservo.
—Me la regalaron —dijo— las monjas del albergue de Las Carbajalas en León; me acompaña desde hace tiempo y lo mismo que a mi me ha cuidado, espero que a vosotros también os proteja.
El trueque realizado para nosotros era más que suficiente, pero no para este caminante de la vida. Así que, de un bolsillo de la mochila, extrajo dos conchas de peregrino que nos ofreció a mi esposa y a mi.
—Para que las engancheis en la mochila —nos anunció—.
Nos dimos un abrazo deseándonos Buen Camino y cada cual continuó su marcha. Este peregrino de la vida era diferente a otros que, vestidos de marrón peregrino y sombrero de ala ancha, por ejemplo, pululan por los caminos de Santiago de otra manera. Quizás, por algunas desigualdades manifiestas, mi recuerdo de este «Peregrino de la vida» es diferente al de otros que también he encontrado en el camino y que he olvidado.
Cuentan que dos son las historias que se refieren a la sombra del peregrino de la plaza de La Quintana en Santiago de Compostela. La primera alude a un sacerdote enamorado de una monja del Convento de San Paio, al lado de la Catedral, los cuales se veían todas las noches utilizando un pasadizo que atravesaba la plaza de La Quintana. Y la segunda se refiere a un joven francés que, todavía hoy, espera la llegada de una pareja de peregrinos a los que mató por despecho durante el Camino de Santiago. Las dos leyendas convergen en la sombra del peregrino que todas las noches se observa en una de las esquinas de la plaza de La Quintana.
El caso del monje enamorado es un mito clásico que se repite en muchos lugares; el amor entre un fraile y una religiosa que, finalmente, no se ve compensado y el hechizado espíritu de esa pasión vaga por siempre por el lugar de la cita a la espera de ser correspondido. Así, en este caso, el sacerdote de la Catedral de Santiago se enamoró de una novicia del convento situado al otro lado de la plaza de La Quintana. La pareja se veía todas las noches a través de un pasadizo secreto que unía ambos claustros, pero el amor oculto no suele ser bien llevado habitualmente por mucho tiempo. De esta forma, el clérigo propone a la monja fugarse juntos en la cita de la noche próxima y vivir su amor eterno lejos del priorato que les atenazaba. En el atardecer del día siguiente, el tonsurado se viste de peregrino para no llamar la atención y acude presto a la cita con su amada y espera pacientemente el momento de ganar la vida perpetua junto a su enloquecida pasión. Sin embargo, el tiempo transcurre y la cita de los dos amantes queda rota de forma inapelable. Los cuentos peregrinos atestiguan que la sombra del monje enamorado, vestido de peregrino, sigue en aquella esquina de plaza de La Quintana esperando a su idolatrada amada todas las noches. También cuentan el caso, que se origina en la Edad Media, del joven francés cuando en un pueblo galo un hijo arrebata la vida a su padre para hacerse con la hacienda de su progenitor. Pero es descubierto y, como entonces se disponía, la autoridad le impone la pena de caminar hasta Santiago de Compostela para redimir su parricidio. El altivo muchacho se aviene a cumplir la sentencia y viaja por el Camino de las Estrellas, pero su vanidoso carácter le lleva a enamorarse de una joven, ya comprometida con otro mozo. El soberbio temperamento del joven francés, al ver su amor frustrado, arrebata la vida a la pareja y huye raudo hacia Compostela para evitar la pena de muerte. Ya en Santiago, se ve obligado a dormir en la calle durante una gélida noche de invierno cuando, en sueños, su padre se le aparece y le manifiesta su perdón aunque —le asegura— no podrá liberarse de la muerte de los jóvenes hasta que sus almas lleguen a abrazar al Santo Apóstol y, así, obtener el perdón eterno. La cólera invade de nuevo al joven, que en sueños, intenta volver a matar a su progenitor, el cual, esta vez, consigue ser él quien da muerte a su criminal heredero. Desde esa noche, el muchacho francés espera en el recoveco de la plaza de La Quintana la llegada de la pareja asesinada por su espada.