El donostiarra Miguel Usabiaga gana el Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches con ‘El sueño de Colberg’
Un reportaje de Iban Gorriti
Encontró a Nicolás Colberg, protagonista de su galardonada novela, gracia al rastro fiel de la memoria de Marcelo Usabiaga, su padre. El aún vivo histórico comunista vasco recordaba a un amigo polaco. Este le había contado que el golpe de Estado militar de julio de 1936 le había sorprendido en Galicia. Participaba en un congreso de unificación de las juventudes comunistas y socialistas.
Con esos datos en la mente del padre y con el lapicero del hijo, Miguel halló un tesoro, un artículo en el periódico El Pueblo Gallego del infausto día 18 de julio de 1936. En el mismo, en las hemerotecas aún se lee que Adolfo Golber estaría al día siguiente en el citado congreso, en Pontevedra, al que seguiría “un baile amenizado por una afinada orquesta” (sic). “Eso clavó el nombre, pues mi padre recordaba Colberg, Golberg, o algo así. Con su nombre real di con alguna información más sobre él, que era estudiante de derecho en Madrid. Seguramente porque al ser judío polaco en esa época las universidades en Polonia tenían números clausus para judíos, y por eso muchos jóvenes emigraban para estudiar a Francia o Bélgica. A Alemania no; recordemos que allí los gaseaban. Pero no encontré foto, e indagué muchísimo, en archivos aquí y en Polonia”.
Quien transmite con tanta intención es Miguel Usabiaga, arquitecto nacido en Donostia el 10 de abril de 1961. De su intelecto y la memoria longeva de su padre han florecido lustrosas novelas de corte histórico. La última y premiada aún no ha visto su publicación El sueño de Nicolás Colberg acaba de ganar la séptima edición del Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches (Madrid). Para que la persona lectora se haga una idea de la importancia de este premio, la obra de este guipuzcoano se ha impuesto a otras 129 novelas entregadas desde un total de 23 países.
Usabiaga se dedicó a buscar huellas de aquel joven, y ahí, poco a poco, se incardinó la novela. “En parte ante la inexistencia de datos. Aunque sí supe que Nicolás sobrevivió a los montes de León. Y que luego estuvo en Barcelona y Valencia, en la guerra, pero de nuevo ahí volví a perder su pista ya definitivamente”, precisa. En este punto de inflexión, optó por dar ficción a otra vida imaginaria.
A colación de ello, Usabiaga avanza a DEIA la dedicatoria que llevará este libro: “En memoria de Adolfo Golber, joven estudiante polaco que combatió en las filas republicanas durante la Guerra Civil española; que viaja incrustado en alguna estrella, y para el que me he permitido imaginar otro destino, otra vida posible”. En la novela, se narra ese proceso de búsqueda, desde la memoria ágil de Marcelo. Una trama que arranca de una forma azarosa, en la curiosidad de un joven a quien Usabiaga padre le ha contado eso, en los años ochenta.
La búsqueda traspasa las fronteras del Estado español, porque él piensa, que, si ha sobrevivido a la Guerra Civil, quizá ha vuelto a su país. Allí es ayudado por una chica polaca. Los dos jóvenes, en la distancia van armando y conociendo el periplo de Colberg. Para su sorpresa, lo que la mujer descubre en Polonia va a poner en riesgo su vida, pues Nicolás, el brigadista, fue represaliado en los años del estalinismo, y desempolvar eso pone en evidencia a algún poderoso que no duda en emplear cualquier método para que no se sepa su pasado oscuro.
El joven español acude a ayudar a la chica, y juntos se convierten en detectives, en una especie de road-movie, de thriller político. “Así que es una novela negra, pero también un libro de los que se llaman ‘de aprendizaje’, porque los jóvenes, él y ella, cambian y crecen a los largo de la obra con todo lo que les va pasando”.
Usabiaga autor de obras como anteriores como El alcalde de Florisdorf, La joven guardia o la también premiada El caso Martana presenta, por lo tanto, a un joven “revolucionario, comunista, español, moderno, que ve los desvíos, cuando no aberraciones, cometidos en nombre de sus ideales, los más hermosos y emancipatorios ideales, le revela… ¡Y no sigo!”, sonríe.
SUSCITAR EMOCIÓN El Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches que han ganado escritores de la talla de Francisco Nieva supuso una alegría para el autor donostiarra. “Mucha, porque hay mucho tiempo, energía, ilusiones, caminos que se recorren y rectifican, lucha con las palabras por contar una historia en verdad y que llegue con esa verdad y suscite además emoción. Después, ahora, más tranquilo, supone mucha satisfacción, porque me anima a seguir contando mis historias, porque ese premio es la confirmación de que esas historias interesan a los otros”, apostilla.
El hecho de haber ganado entre 130 novelas de una veintena de países “redobla la satisfacción”, agrega y va más allá: “Da más ánimo para seguir escribiendo, sacando verdades”, como me decía ayer un amigo”. Y lo sigue haciendo en su próximo trabajo. “Es una investigación, muy completa pero heterodoxa, sobre los fusilamientos de Pikoketa, Oiartzun”, subraya. En aquel lugar los fascistas mataron a Bernardo Usabiaga, hermano de Marcelos.
Concluye Miguel: “He reconstruido la memoria oral, de familiares, y di voz a otros olvidados, los extranjeros que espontáneamente acudieron a defender Irun y la República, en los primeros días, de los que se sabe poco, y de los que quizá alguno también cayó en Pikoketa o cerca”.