Guarrinautas

Tendrán muchos estudios, como dice mi madre, pero son unos guarros. Tanto que el otro día tuvieron que salir por patas de la estación internacional para no chocar con la basura que flota por el espacio. Les está bien empleado. Que a los señores astronautas no se les van a caer los anillos planetarios por fregar de vez en cuando la órbita terrestre con Tenn con bioalcohol.

Para ser honesta, confesaré que al principio me identifiqué con ellos. ¿Quién no ha sufrido al doblar el pasillo de su casa una emboscada de pelusones del oeste capitaneados por un ácaro de tres kilos revólver en mano? Pero una cosa es acumular suciedad bajo tu alfombra y otra muy distinta tirar desperdicios en las zonas comunes, como el rellano de la escalera o la Vía Láctea. ¿Qué les costaría a los de la NASA montar un garbigune en Marte con un par de contenedores para restos de cohetes y satélites desvencijados? ¿O aprovechar los agujeros negros como sistema neumático de recogida de basuras?

Ellos verán, pero como sigan esparciendo chatarra por el universo, no tardaremos en ver por allí a una familia de rumanos buscando entre los restos de meteoritos y el polvo cósmico un pedazo de metal que echar al carrito de bebé tuneado. Y porque Azkuna está muy ocupado, que si no, les montaba un dispositivo de limpieza en plan Aste Nagusia que no acababan de sacudir las migas por la ventanilla de la nave y ya estaría la maquinita verde con los rodillos esperando debajo.

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