Lo tuyo es puro teatro

Puro teatro

LOS programas de la tele se empeñan en buscar minitalentos musicales cuando lo que sobran en las aulas de infantil son actores como la copa de un pino. Bajo esas inocentes amantalas, hay auténticos profesionales que, sin necesidad de usar lágrimas artificiales, son capaces de pasar de la risa al llanto en cuanto enfilan el colegio. Los gimoteos, acompañados de esa última mirada de lechón camino del matadero, duran lo que tarda uno en salir de su campo de visión y se reanudan a la salida, como si llevasen instalado un temporizador de riego.

Algunos lo llaman chantaje emocional, pero para mí es una interpretación magistral, digna de competir con Loreak en los Oscar. Si no fuera porque las andereños te juran que en clase están fenomenal y porque sabes que, si no pararan de llorar, saldrían con la cabeza morada, serías tú quien iría moqueando al currelo. Intuyo que algo parecido les pasa a algunos políticos. Lloriquean en la intimidad de sus gabinetes por no haber alcanzado su meta electoral y recuperan la sonrisa estándar ante la militancia y las cámaras. Lo que les digo, que hay mucho teatrero suelto. No vendría mal un Félix Rodríguez de la Fuente, oculto tras los ficus de los despachos o agazapado tras las montañas de ropa sin planchar, para estudiar al ser humano en su hábitat natural. Porque a veces nos la cuelan. “Te quiero mucho”, te dice el crío y te deshaces. Hasta que va un día y se lo suelta también al cartero.

arodriguez@deia.com

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