Un rey diciendo nada mientras buena parte de la ciudadanía confinada en sus casas le muestra el más estruendoso de los desafectos. Saldremos de esta, bla, bla, bla, requeteblá. Discurso de aliño pergeñado a base de topicazos aventados con una sobreactuación que no les habrá colado ni a los más convencidos. Por mucho que el tipo se empeñara en marcarse un Churchill, viéndolo y escuchándolo era imposible no pensar en los turbios negocios de su padre, que no dejan de ser, renuncias impostadas aparte, los de toda la real familia. A ver si es verdad, como dice el meme al uso, que de esta salimos sin virus y sin corona.
Lástima que en el ínterin crezca la conciencia de que nos va a costar mucho más de lo que somos capaces de imaginar y de que nos quedan quintales de titulares que nos helarán la sangre. 8 muertos en una residencia de personas mayores de Gasteiz. 17 en otra de Madrid. Suma y sigue, mientras los más espabilados del lugar se saltan el estado de alarma, millonarios con casuplones se hacen los héroes por su ganduleo o compañeros de mi gremio compiten por el Ondas del narcisismo con exhibiciones impúdicas desde su domicilio. Claro que los peores son los negacionistas de anteayer poniéndose como hidras cuando se les recuerda que si llevamos retraso en esta batalla es por su puñetera culpa.