A diferencia de las artes marciales u otros deportes de lucha, donde además de ganar por ko se puede vencer a los puntos, en ajedrez solo cabe lo primero, es decir, por jaque mate. Uno puede ir ganando la partida por la posición y por material, incluso es posible que a lo largo del encuentro se haya dado más jaques al oponente, pero si en un descuido el contrario con la única pieza que le queda, pongamos por caso una torre, nos sorprende con nuestra primera fila descuidada puede hacerse con el punto por medio del mate del pasillo.
Por consiguiente, los jaques pueden servir para capturar piezas con trucos tácticos como la orquilla, el doblete, la enfilada, la descubierta o para mantener la iniciativa que conduzca en pocas jugadas al mate. La expresión “jaque darás aunque no tengas más” puede procurar cierto placer psicológico en quien lo profiere y causar cierto desasosiego en quien lo recibe, pero los jaques por si solos no generan un mate como bien saben los principiantes que desconociendo en el Mate de la Amazona la técnica del acorralamiento por medio de la ele experimentan la frustración de no conseguir ningún resultado positivo por medio del jaque perpetuo aún poseyendo Dama de más.
Ahora bien, si una secuencia continuada de jaques no sirve sin mas para hacerse con la victoria, por el contrario hay ocasiones en el que precisamente el Jaque Continuo es el único recurso que le queda al bando débil para evitar la derrota, por ejemplo cuando el rival amenaza mate en una. El jaque continuo, evita que el contrario disponga libremente de su turno aplazando hasta el infinito su amenaza y como dijo Woody Allen, el infinito es muy largo, sobre todo en el final.