El Corte Horizontal

Diagrama
Blancas: Rh8; Tg7
Negras: Rb6; a5
Hay finales en los que uno de los bandos ha sacrificado su torre al coronar el rival y confia en poder ayudar con su rey el avance de un peón muy alejado de aquel con ánimo de entablar una partida donde lleva torre de menos.
En este caso, el bando fuerte puede regalar medio punto a su oponente de no conocer el truco del Corte horizontal.
Un ejemplo de mal juego sería bajar la torre a la primera fila y esperar la llegada del peón rival para acercar poco a poco el rey. Aparentemente, no es mala idea por el conteo, dado que el bando débil precisa de ocho turnos para coronar con éxito, mientras la estrategia antedicha sólo precisa siete para frenarlo; pero falla, porque el rey del bando débil repele el acercamiento con éxito del rey fuerte.
Otro ejemplo de mal juego sería dar jaque al rival, pues le ayudaríamos a subir en apoyo de la coronación de su peón.
Pues bien, cuando el rey del bando débil se encuentra en sus tres primeras filas, existe un truco muy sencillo para ganar la partida denominado Corte horizontal. En el caso que nos ocupa la jugada blanca sería…
1 Tg5 Con este sencillo movimiento, las blancas ganan la partida. En estos momentos a las negras sólo les queda dos opciones, a saber, o mover su rey de b6 a a6 y de a6 a b6 para proteger su peón, o avanzar el peón.
En caso de que el rey del bando débil se quede protegiendo el peón bailando entre las dos casillas a6 y b6, la estrategia del bando fuerte es muy sencilla: sólo tiene que llevar desde h8 hasta a4 su rey sin cruzarse con la vigilancia de la quinta fila de su torre y evitando un truco cuando el peón rival se halle en a4 de no interferir en su columna. Una vez su rey en a4 no hay problema en capturar el peón y ganar el final del Cochinillo (Rey y Torre contra Rey).
En caso de que el bando débil intente avanzar el peón entonces se opera del siguiente modo que es donde reside la auténtica enseñanza de este truco.
1 Tg5 a4; 2 Rh7 a3; 3 Tg3 a2; 4 Ta3 y se gana con facilidad el final.

Un sencillo modo que tiene el bando fuerte de evitar cruzarse con su torre en horizontal y vertical para evitar trucos del rival consiste en desplazar la torre lo más posible hacia la posición del rey rival, para de este modo aproximar sin problemas también lo más posible al rey propio a la zona de conflicto.

Truco de Simplificación en el Final


El aprendizaje de Finales básicos es muy útil por cuanto ayuda a ganar partidas ganadas cuya victoria no es evidente; a no perder partidas aparentemente perdidas; a ofrecer la mayor resistencia al oponente…y entre el conjunto de elementos beneficiosos aparece el truco de la Simplificación, consistente en reducir el número de piezas de una posición inferior para garantizarse un determinado resultado, por ejemplo, el de hacer tablas una partida que va camino de la derrota o de ganar con sencillez un final que se antoja complicado.
Los primeros diagramas con los que podemos ilustrar esta artimaña, han de ser ciertamente sencillos al objeto de que el alumnado capte de inmediato la relación causa-efecto entre saber y no saber dicho mecanismo. De esta guisa, bueno será iniciar esta tarea ilustrativa con posiciones donde la simplificación consista claramente en sacrificar una pieza por un peón a punto de coronar; o entregar calidad para dejar al oponente con pieza menor de más insuficiente para darnos mate, etc.
Pero es el asombro y la maravilla la que posibilita que una determinada enseñanza quede impresa en la memoria de modo rápido y certero, y para ello hemos de conocer posiciones modelo en las que dichas cualidades aparezcan en la conciencia del educando.
Un modo atractivo de introducir este recurso en fase temprana como es el de iniciación o primeros pasos del nivel avanzado, lo ofrece un magnífico problema compuesto por Gioachino Greco en 1623, para cuya resolución es preciso haber interiorizado adecuadamente la clave correspondiente al final de Rey contra peón de torre y sus derivados.
Posición
Blancas: Rg1, Tf2, Af3, h2, g2
Negras: Rg5, Af5, Ta8
Negras juegan y hacen tablas.
1… Ta1+ 2. Tf1 Txf1+ 3. Rxf1 Ah3 4. gxh3 y la partida acabará en tablas si se conoce el final.

El final Barbier – Saavedra o contra la coronación mecánica

No son pocas las ocasiones en que los principiantes ven esfumarse medio punto del tablero tras efectuar gozosos una ansiada Coronación peonil al provocar con ella el Ahogado del rey rival.

Pues bien, aunque de sobra sabemos que la lección no acabará de ser correctamente aprendida hasta que este error garrafal aparezca de súbito al educando en partida de torneo, no está de más prevenir sobre el particular a fin de intentar el ideal expresado por el Campeón de España Mario Gómez “Si bueno es aprender de las partidas propias, mejor lo es aprender de las ajenas”. Y es así como hoy presentamos en TX este magnífico final conocido en la actualidad como maniobra Barbier-Saavedra.

La Maniobra Babier-Saavedra, que ilustra como ningún otro estudio la importancia de no realizar Coronación mecánica, debe su nombre a Fernando Saavedra (1849-1822), un sacerdote sevillano que corrigió un estudio publicado por el escocés Barbier quien en la posición del diagrama otorgaba tablas a las negras.

Ciertamente, la Maniobra Saavedra que por su minimalismo material (dos piezas por bando) por los temas tácticos de iniciación con que se resuelve (Clavada; enfilada y ataque doble) y los mates que se amenazan son básicos, puede ser presentada a un alumnado no demasiado experto al objeto de advertirle sobre el peligro de la Coronación rutinaria, resulta sin embargo de máximo provecho en quienes previamente se hayan enfrentado a las filigranas de los finales de torre prácticos como la posición Philidor y la posición Lucena.

Como siempre, no conviene en ningún caso que el docente exponga, de buenas a primeras, la explicación del Problema, al objeto de que su alumnado busque por si mismo o con indicaciones la solución. De este modo experimentará las distintas dificultades y saboreará la solución con suma satisfacción si la encuentra por si mismo y con admiración cuando, en su defecto, se la mostremos.

Posición
Blancas: Rb6 y c6
Negras: Ra1 y Td5

1 c7 Td6+ 2 Rb5

-Si 2. Rc5 Td1! Permite a las negras entablar por enfilada en caso de coronar.

-Si 2. Rb7 Td7 Permite a las negras entablar por simplificación a la siguiente al tener clavado el peón que no puede coronar.

2… Td5+
Las negras que no pueden defender la octava por razones obvias, reproducen el diagrama anterior y por consiguiente sigue sin valer la entrada del rey blanco en la columna c.

3. Rb4 Td4+ 4. Rb3 Td3+ 5. Rc2!
Pero todo tiene un fin…y ahora las blancas si pueden entrar con su rey en la columna c al no haber posibilidad de enfilada en c1.

5… Td4
Esta es la jugada que Barbier propuso como salvación negra pues ante la ansiada Coronación blanca 6 C8=D tiene el sorprendente recurso de 6…Tc4+ 7DxT y tablas por ahogado.

La mejora de Saavedra fue sencilla:
6 c8=T
Ahora las negras deben evitar el mate en la columna a.
6… Ta4

7 Rb3! Y las blancas se hacen con la victoria pues las negras no pueden evitar la captura de su torre o el mate en la primera fila.

Un modo de asombrar al alumnado con la profundidad que encierran los finales de torre, es variar un poco la posición simplemente desplazando en el diagrama inicial el rey negro de a1 a b1.

El Bunker

El concepto de Bunker en ajedrez no está muy extendido en los índices de los tratados de táctica, aunque, de cuando en cuando, asoma en los comentarios de partidas. Sin embargo, su idea emerge en la mente de los jugadores de modo natural cuando viéndose en inferioridad buscan el modo de hacerse una fortaleza inexpugnable de cara a forzar unas tablas. Los bunker suelen aparecer en los finales.

Un caso muy conocido es el ya estudiado por Philidor en el siglo XVIII donde el bando débil con rey torre y peón en segunda fila sin ser de torre, resisten a la ventaja de calidad de un rey y dama adversarios.

Posición
Blancas: Rd5, Db3
Negras: Rd8, Te6,d7

Las negras siempre pueden mover su torre de e6 a c6 con lo que no dejan aproximarse nunca al rey blanco para amenazar mate. Por otra parte, la dama blanca no dispone de una fila para atacar al rey negro desde atrás y forzarle a situarse delante de su peón cortocircuitando la anterior estrategia, contando siempre el rey negro con una salida a los jaques laterales en su primera fila sea por e7, sea por c7. Las blancas no pueden obtener más que unas tablas de mantener las negras la cabeza fría y el rey junto a su peón y la torre defendida por este sea en e6, sea en c6.
1.Db8+ Re7 2.Dg8 Tc6 3.Dg7+ Rd8 4.Df8+ Rc7 5.Da8 Te6 Las blancas no pueden hacer progresos y el juego es tablas.

Esta misma triquiñuela se puede intentar con el peón más adelantado, sobre todo con el peón de alfil que siempre es muy agradecido en estas tareas de resistencia; claro que, un juego exacto por parte del bando fuerte conocedor de los distintos trucos para explotar con éxito el Zugzwang, puede dar al traste con la estrategia.

Cuestión de colores

Hace unos días, departiendo sobre curiosidades del Ajedrez con mi amigo, José Manuel Rodríguez Cordero, siendo él un gran aficionado al estudio de nuestro pasatiempo favorito, quiso ponerme en aprietos con un problema que para su sorpresa respondí sin necesidad de pensar ni calcular. La posición es la siguiente:
Blancas: Ra8, Ca1,a7
Negras: Rc7
¡Juegan Blancas!
Solución: ¡Son tablas!
Para saber el resultado de este diagrama es necesario antes estar al corriente del tema donde el bando débil busca las tablas en un final de peón de torre por ahogado del bando fuerte. Pero además, observar el detalle de que como el trote del Caballo siempre obliga a cambiar de color, sucede que si rey débil y caballo contrario ocupan casillas del mismo color, jugando bien, el resultado es tablas, por muchos turnos y vueltas que se den. Contemplemos una secuencia típica de quién desconoce este asunto:
1 Cb3 Rc8; 2 Cd4 Rc7; 3 Cb5+ Rc8; Esta posición sería la ideal de tocar jugar las negras. Pero no es el caso.
4 Cd6+ Rc7; 5 Ce8+ Rc8; Las blancas van ganando a jaques. Y de continuar, las blancas acabarían aceptando que no hay forma de ganar.
El misterio, es una cuestión de colores y no de la posición. De hecho, da igual donde esté situado el caballo blanco de salida, porque siempre serán tablas si en el turno que le toca mover, caballo y rey del bando débil ocupan escaques del mismo color; en este caso negras; invito a hacer la prueba.
Ahora, basta desplazar el caballo de a1 a b1, para hacer el problema muy fácil. Observemos con qué sencillez se resuelve:
1 Cc3 Rc8; 2 Cb5 La victoria es evidente. Las negras no pueden volver a c7 y dejan salir al rey blanco con la consiguiente promoción del peón.
La exposición en el aula de este problema da mucho juego si primero se permite al alumnado intentar la victoria.