En cualquier curso de Ajedrez que se precie, es imprescindible impartir los conocimientos teóricos del modo más vivo que sea posible, al objeto de que el educando experimente por si mismo cuanto se le dice y aún cuanto se le deja de decir, pues sobre el tablero las piezas nos enseñan más cosas de las que contienen los libros.
Uno de los modos más adecuado de armonizar Teoría y Práctica, nos la ofrecen las Partidas Inmortales de la tradición ajedrecística. A través de estas partidas se puede introducir al alumnado en asuntos de capital importancia para su formación integral, como son: la historia del juego, las distintas Escuelas o estilos que se han sucedido en el tiempo, el listado de Campeones del Mundo oficial y oficiosos, los Torneos Internacionales más relevantes que se han convocado, etc.
Aunque cualquier partida del alumno es buena plataforma para el aprendizaje táctico y la observación de errores típicos, son las Partidas Inmortales las que nos ofrecen un abonado campo para probar el potencial combinativo de nuestro alumnado a la vez que excitamos en ellos el placer y el gusto por el juego vivo y creativo, que es a mi juicio, el más conveniente inculcar en las primeras fases del aprendizaje.
En esta sección daremos cuenta de las Partidas Inmortales exponiendo los distintos aspectos pedagógicos que con su excusa podemos transmitir a la clase.