Estrechamiento del tablero

Ya hemos comentado en otras ocasiones la importancia de saber distinguir qué piezas de las presentes en el tablero juegan o no juegan de cara a iniciar una combinación de ataque o saber qué pieza precisa de mejor ubicación. Un elemento muy relacionado con este asunto es el denominado Efecto Cortina ya comentado en TX, y otro es el denominado estrechamiento del tablero.

Quienes por edad hayan tenido contacto con los libros de papel del siglo XX, recordarán que sus editores recurrían al estrechamiento del diagrama a unos pocos escaques a fin de presentar un mayor número de casos en una misma página. Esto es posible porque, en ocasiones, las combinaciones, los mates, o los finales tienen su planteamiento y solución en un reducido número de casillas, resultando el resto del tablero superfluo.
En principio hemos de prestar atención a las 64 casillas y en ocasiones a la casilla 65, el reloj. Pero sería un derroche tremendo de energía mantener esta atención sobre todo el tablero en todo momento. Esta sabia determinación es prematuramente puesta en práctica por el cerebro principiante y aún aficionado, que descuida el trabajo de piezas alejadas pero cuya influencia es de largo alcance como sucede con alfil torre y dama que les dan tremendos sustos. Sin embargo, prestar atención a todas las casillas del tablero durante todas las fases del juego y en todos los turnos, todos tenemos claro que no es buena política energética; por ejemplo, en la Apertura o en el final.
Sea entonces, que es en el Medio Juego donde hemos de aprender a apreciar cuándo y en qué medida se ha estrechado el tablero, para sacar ventaja de dicha reducción de casillas donde de verdad se disputa la partida por unos breves momentos. Es aquí donde emergen con toda su fuerza los primeros conocimientos geométricos que se nos ofrecen de principiantes sobre el tablero: flanco de rey; flanco de dama; banda; o cuadrante. De súbito entendemos la relevancia de ver estas demarcaciones, pues no son pocas las veces que el tener claro que la partida se disputa en ese flanco o en un cuadrante, ayuda mucho primero a distinguir qué piezas juegan y cuáles están de meros figurantes, y en ocasiones a emprender un ataque decisivo al tener gran ventaja en el terreno de juego restringido.
Hoy nos vamos a servir de esta partida que se presta como pocas para entender este estrechamiento del teatro de operaciones, por lo que en pos del arte pedagógico prescindiremos del resto de explicaciones.

Richard Teichmann – Carl Schlechter, Carlsbad 1911
1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 Estamos en la Apertura Española, una línea de juego que requiere grandes conceptos de estrategia para su correcto planteamiento.
4.Aa4 Cf6 5.0-0 Ae7 6.Te1 b5 7.Ab3 d6 8.c3 0-0 9.d3 Ca5 10.Ac2 c5 11.Cbd2 Dc7 12.Cf1 Cc6 13.Ce3 Ab7 Como se puede observar, la atención del juego en esta fase de la partida no puede permitirse el lujo de descuidar ninguna parte del tablero. Ambos bandos tienen el mismo número de efectivos en cada flanco: 4 piezas en el flanco de dama y otras 4 en el de rey.
14.Cf5 Tfe8 Este movimiento parece no haber variado nada el equilibrio de piezas anterior. Pero las blancas han introducido una pieza suya en territorio negro, y más concretamente en el cuadrante superior derecho del diagrama donde se halla el rey rival. De este modo, mientras en el flanco de rey siguen un 4 contra 4, en el cuadrante hay 4 defensores contra 1 atacante.
15.Ag5 Cd7 La idea blanca es sumar efectivos en el cuadrante; la retirada negra que deja momentáneamente la situación en un 3 defensores contra 2 atacantes en el cuadrante obedece a un intento de simplificación que suele ayudar al bando defensor. Pero si atendemos al flanco de rey nos encontramos con un 5 blanco frente a un 3 negro. Evidentemente es un 4 atacantes contra 3 defensores dado que el rey blanco no entra en escena, mientras el negro sí lo hace por la cuenta que le trae.
16.Ab3 Cf8 El movimiento de alfil blanco es de esos que deben devolver la atención a todo el tablero por su largo alcance. Por otra parte debe observarse el Efecto Cortina que afecta a las piezas negras y a como su Ta8, Ab7, Cc6 y Dd7, no juegan donde se disputa el punto. Ahora si hay un 5 atacantes contra tres defensores. Percatarse de esta circunstancia puede darnos ideas de lo que hemos de hacer en los turnos siguientes.
17.Ad5 Cg6 18.Axe7 Cgxe7 Bueno…hemos llegado a un momento decisivo. Las blancas tienen un favorable 4 contra 3 contando con la ayuda externa del Ad5 que pincha sobre f7.
19.Axf7+ Rxf7 El sacrificio de extracción va a permitir a las blancas rentabilizar su superioridad del flanco y restringir el escenario al cuadrante donde tendrá abrumadora mayoría de fuerzas.
20.Cg5+ Rg8 21.Dh5 Cxf5 Ahora se ve claro el concepto: las blancas tienen mayor fuerza de ataque en el cuadrante que fuerza de defensa el oponente. Las negras confían todavía en la simplificación y sobre todo en poner en juego la capacidad defensiva de su dama para equilibrar la lucha.
22.Dxh7+ Rf8 Pero si a la mayor fuerza de ataque le sumamos la iniciativa, las opciones de victoria aumentan.
23.Dxf5+ Rg8 24.Dg6 Dd7 Aquí tenemos que el tablero se ha estrechado a las casillas del enroque donde hay un 2 contra 2 donde el defensor tiene muy restringidos los movimientos, cosa nada buena.
25.Te3 Y las negras abandonan porque mientras las blancas van a poder sumar una pieza pesada al ataque, las negras no podrán hacer lo propio para la defensa y se mire por donde se mire, 3 contra 2 no tiene posibilidades. 1-0

¿Cuántos cuadrados hay en el tablero de ajedrez?

 

AJEDREZ

Uno de los motivos en que se apoya la relación del Ajedrez con las matemáticas es la geometría. A este respecto, el tablero cuadriculado ofrece sorprendentes posibilidades para trabajar elementos geométricos como por ejemplo, plantear al alumnado la siguiente pregunta: ¿Cuántos cuadrados hay en un tablero de ajedrez? La cuestión parece sencilla, pero no lo es.

Hay 64 pequeños cuadrados de a 1
hay 49 de a 4 (2×2)
36 de a 9 (3×3)
25 de a 16 (4×4)
16 de a 25 (5×5)
9 de a 36 (6×6)
4 de a 49 (7×7)
y 1 grande formado por los 64 cuadraditos
En total dan 204.

Un ejercicio que puede graduarse en su dificultad conforme al curso de los educandos consistiría en marcar en los diagramas con colores los cuadrados de 2×2, de 3×3, etc.

Paseo por Cuadrilandia

El tablero es una ciudad cuadriculada y el alumnado va en un coche. El coche puede ser uno de juguete que quepa en una casilla para que el educando lo pueda desplazar manualmente a donde le indique el docente.
En principio este juego está diseñado para trabajarlo sobre tablero y desplazamiento físico; pero también funciona en Mural y solo ejecutado verbalmente en edades superiores a 7 o más años.
El docente coloca el coche en a1 y da órdenes precisas de por donde debe ir en forma de columna, fila o diagonal.
Con este juego se trabajan aspectos espaciales y sobre todo a no salirse del carril, ni de la casilla, habilidad fundamental para un correcto movimiento de ajedrez.

Juego del Bingo

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No es necesario esperar a que el educando sepa jugar al ajedrez para que aprenda a denominar las casillas. ¡Es más! Recomiendo que desde la primera clase se inicie en su verbalización para un mejor y más rápido aprendizaje. A tal efecto podemos jugar al Bingo:
1º Los tableros harán de cartones.
2º Las piezas de ajedrez harán de fichas a colocar.
3º De una caja saldrán papelitos con inscripciones del estilo “Dama f5” o “Peón h7” que serán cantadas por el docente.
4º Tras haber extraído unas 10 papeletas, puede verificarse quiénes lo tienen todo bien puesto sobre el Tablero-cartón.
5º El bingo puede complicarse con colores blancos y negros, realizarse por parejas, contrareloj, obligando a los jugadores a desplazarse desde su mesa donde está el tablero-cartón, hasta un saco común donde están todas las piezas-fichas mezcladas, etc.
Con su práctica se acostumbra al alumnado a escuchar, porque de lo contrario no pueden jugar; también se trabaja el lenguaje oral ajedrecístico; la percepción del tablero; la atención; etc.