Tres personas en los huesos

http://youtu.be/ak8EjMszkVg

Será esa tendencia absurda que tiene una a rebuscar similitudes, será que internet me lo puso a huevo, pero el martes me topé en una web con tres imágenes de personas que estaban en los huesos. La primera era de una seguidora de la estúpida moda del bikini bridge, que no es otra cosa que fotografiarse el espacio que queda entre la braguita y el abdomen cuando el vientre, más que plano, es cóncavo, y la goma pende en el aire de lado a lado de la pelvis. En esas estaba, pensando en lo enferma que hay que estar o lo gilipuertas que hay que ser para adelgazar hasta el punto de arriesgar la salud por una ridícula ocurrencia, cuando al girar la rueda del ratón la imagen de otro cuerpo escuálido me anudó la boca del estómago. Estaba tendido en el suelo como el primero y se le marcaba la pelvis con nitidez. También el esternón y las costillas. Y el fémur. Y la rótula. Y la tibia. Era un esqueleto envasado al vacío en su propia piel. Pertenecía a uno de los 11.000 hombres que supuestamente han sido torturados hasta la muerte por el régimen sirio. La Humanidad, o mejor dicho, la (in)Humanidad no tiene remedio, me dije. Por los que ejecutan la barbarie y por los que la contemplan, pudiendo hacer algo por evitarla, como si tal cosa. Sumergida en esa desesperanza me di de bruces con el vídeo de Lizzie, una veinteañera que apenas pesa 30 kilos debido a un raro síndrome. La llamaban la mujer más fea del mundo pero ella se supo bella por dentro y ahora ofrece charlas de motivación. Justo lo que yo necesitaba.

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