Papa Frandisco y Kiko DJ

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Más de uno está que lo flipa con los antecedentes papales. Ahora resulta que Francisco, además de limpiar suelos en una floristería y currar en un laboratorio químico, fue portero de discoteca. En plan San Pedro, pero sustituyendo las llaves del cielo por las de kárate. Me pregunto qué les decía a los borrachos al desalojarlos del local: ¿»Podéis ir en paz» o «Si no os vais en paz, voy a empezar a repartir obleas como panes»? ¿Regalaba también estampitas o era él quien estampaba? ¿Se atrevía a decir eso de «los últimos serán los primeros» frente a la cola? ¿Hacía sus pinitos en la mesa de mezclas con los grandes hits de los monjes benedictinos?

Para recordar viejos tiempos, podría venirse en enero a Elgoibar a pinchar unos discos con su tocayo, Kiko Rivera, quien, dadas las fechas, si quiere conectar con el público euskaldun, debería versionar su Quítate el top con algo así como Quítate el forro polar, el buff y la camiseta térmica. Quizás esta extraña pareja haciendo bolos consiguiera incrementar algo el menguante porcentaje de jóvenes católicos. Ahora, eso sí, no valdría contar como adeptos a la causa a los que están en coma etílico. No vaya a pasar como con ese ciudadano polaco al que le dieron la extrema unción mientras estaba inconsciente en un hospital. El tipo, ateo, ha denunciado al centro. No me extraña. Abres un ojo y ves que ya te han dado pasaporte para el más allá. Si me da un soponcio, no se molesten, señores curas. Llegado el caso, en el juicio final ya pediré un abogado de oficio.

¡Que sobrevivan los novios!

Que una boda terminara en batalla campal, como ha pasado en Donostia, era cuestión de tiempo. Lo que resulta chocante es que la gota que colmara el vaso fuera una canción de Benito Lertxundi, cuyo repertorio, dicen las lenguas viperinas, más que para animar un guateque, se antoja banda sonora de velatorio. Si la música amansa a las fieras y se lio parda con las melodías del cantautor, ¿qué habría pasado de amenizar la velada con el rock de Berri Txarrak? ¿Se habrían lanzado, además de los pétalos de rosa de rigor, los centros florales? Por fortuna, nadie homenajeó a los novios con una ezpata dantza porque, si se ponen en plan Uma Thurman en Kill Bill, podrían haber rodado cabezas, pero de forma literal.

Se desconoce si los esposos, cuyos invitados entraron en disputa por discrepancias ideológicas, se están planteando el divorcio exprés, pero de llevarlo adelante, a buen seguro lo tramitarían en la más estricta intimidad, sin testigos que valgan. La puñeta es que las parejas que se casan este fin de semana están de los nervios. Con lo complicado que es distribuir las mesas de los invitados, teniendo en cuenta el número de comensales, su edad, su relación y las viejas rencillas familiares, ahora hay que añadir la variante de la afinidad política y ríase usted de los sudokus. Mientras los novios se devanan los sesos, los DJ hacen acopio de cascos y chalecos antibalas y los camareros, por si las moscas, cambian los cuchillos de carne y pescado por cubiertos de plástico. ¡Que sobrevivan los novios!