Felicitaciones al peso

FELICITACIONES,CUMPLEAÑOSNO es por ser aguafiestas, pero sospecho que si no fuera por el recordatorio de Facebook, no le felicitarían por su cumpleaños ni la quinta parte de sus contactos. Y si no, haga la prueba, omitiendo su fecha de nacimiento en la red social. Seguramente recibiría las llamadas de los más allegados, algún que otro WhatsApp y pare de contar. Lo que viene a ser la gente que se acuerda de usted a pelo porque le tiene cariño, sin necesidad de que le suene una alarma, como si tuviera programada una reunión de trabajo o una cita médica.

Será cosa mía, pero las felicitaciones indiscriminadas, lo mismo a un amigo del alma que a aquel que no sabes muy bien de qué lo conoces pero te suena que hizo contigo la EGB, han perdido su esencia. Llegará el día en que las programemos, como quien domicilia el recibo de la luz, para no tener que ocuparnos ni siquiera de teclearlas. No se sientan culpables, porque seguro que el homenajeado hace lo propio con los mensajes de vuelta dando las gracias.

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que nos aprendíamos los teléfonos y las efemérides del entorno de memoria. Ahora no retenemos ni las propias. Hace meses me llegó un WhatsApp felicitándome. No era mi cumpleaños, no juego a la lotería, no esperaba un ascenso, ni me había presentado al Pulitzer… Tardé días en caer que había sido mi aniversario de boda. Por puro descarte.

arodriguez@deia.com

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