Medallas a vírgenes y perras

00    Jorge Fernandez condecora a la Virgen.SEGURO que comentas a las puertas de un instituto que han concedido una medalla a la virgen y se les viene a la cabeza uno de esos programas de muchachos ciclados y chicas tetijuntas en los que no haber mantenido relaciones sexuales sería no sé si meritorio pero al menos digno de mención. Pero no, lo que la Audiencia Nacional acaba de avalar es la concesión de la medalla de oro al mérito policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor, una virgen de las de saya, manto y corona que fue distinguida el año pasado por el Ministerio del Interior. El asunto, más que de un alto tribunal, parece propio de esos juicios televisivos en los que la peña reclamaba cuestiones de vital trascendencia, como la pensión alimenticia de un caniche o los daños morales por haber dejado unos zapatos a una amiga y que le hubiera roto un tacón. Al margen de eso, se sienta un inquietante precedente, ya que la mayoría de magistrados no consideran “irracional” galardonar a una figura religiosa, en representación de una cofradía, y argumentan que entra dentro de la “potestad discrecional” de la Administración. Vamos, que mañana les da por condecorar a Chewbacca y punto en boca. Yo, si de destacar el mérito policial se trata, antes le daría la medalla a Diesel, la perra que falleció durante la operación antiterrorista en Saint Denis. O a las madres, capaces de olfatear que te has fumado un cigarrillo a tres kilómetros de distancia.

arodriguez@deia.com

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