Esperre que erre

Declaraciones incendiarias de la presidenta, una marcha de extrema derecha convocada pese a la advertencia policial… Ya puestos, mañana podrían repartir en los aledaños del Vicente Calderón el kit antiseparatista, compuesto de un buff de camuflaje, un puño americano y una porra extensible, todo ello dentro de un hatillo confeccionado con la bandera preconstitucional. Menos mal que los aficionados vascos y catalanes solo irán armados de paciencia y, a lo sumo, de un pito con el queenmudecer el himno español.

Aunque puestos a protestar, a mí me hacía más gracia lo de cantar Un elefante se balanceaba… en memoria del paquidermo de Botsuana abatido por el rey. Hay quien incluso proponía ir al partido disfrazados de Dumbo, pero las orejas no dejarían ver a los de los laterales, así que como mucho alguno irá trompa. Eso sí, con la neverita de camping a cuestas, porque la consigna es no llenar las arcas de Esperanza Aguirre. No va la menda y dice que si hay silbidos, habría que suspender el partido. Y ni siquiera fue un calentón, porque confesó que «lo llevaba pensando mucho tiempo» y ayer, de hecho, lo reiteró.

Esperre que erre ha conseguido que, entre pitos y flautas, no se hable de su déficit oculto. Y lo ha hecho Caiga Quien Caiga, como en los viejos tiempos. Si no fuera porque solo sabe bailar cha cha cha, darían ganas de mandarla a cantar con las abuelas rusas a Eurovisión. Qué pena que la Esperanza sea lo último que se pierda, porque, como diría el torero, íbamos a quedarnos tan a gustitoooo.