Sin riñones por la vuelta al cole

Los bulos vía mail son como el timo de la estampita. Siempre hay alguien que pica. Anteayer, un amigo con menos capacidad de discernir que un molusco bivalvo me reenvió la rocambolesca historia de Sandra, una estudiante a la que drogan, roban los riñones y violan cinco tíos, dejándola embarazada. Ahí es nada. Solo faltó que en la UVI móvil, camino del hospital, viera a la autoestopista de la curva. Según el relato, Sandra despertó desnuda en una bañera llena de hielo, en plan bonito del norte, y con dos incisiones en la espalda. El apartamento, detallan, había sido alquilado «sin ningún tipo de contrato». Uf, sin duda, este es el dato más estremecedor. Casi da más miedo que la extracción de órganos.

De todos modos, si lo que pretenden es darnos un sustaco, van apañados. Desde aquí aprovecho para avisar a la nueva mafia del crimen organizado, a la que atribuyen los hechos, de que llega tarde. Acabamos de pagar por los libros de texto un riñón y parte del otro y con el cachito que nos queda no tienen ni para un revuelto. Vamos, que ellos verán, pero venir para nada es tontería.

Por cierto, eso de que secuestran en los centros comerciales a niñas y les rapan el pelo para que parezcan chicos también es bola. ¿Quién va a querer llevárselas ahora con lo que cuesta el comedor? Mi vecina abandonó a la suya en la sección de charcutería de un supermercado y se la devolvieron antes de llegar al parking. A mí lo que de verdad me da yuyu es que el rey se crea un madelman y le dé por pilotar helicópteros. Sin L ni nada.