Presentar una obra de éxito editorial como “Ajedrez y Ciencia: Pasiones encontradas”, escrita por un autor de prestigio internacional, cuál es Leontxo García, no tiene más mérito que el de apostar por caballo ganador.
Mas, estas líneas, no son tanto un elogio, cuanto un sentido reconocimiento hacia la persona, figura y trayectoria de un Maestro de la comunicación, pues no se me ocurre mejor calificativo para referirme a quien, desde un humilde tablero, se ha convertido en una estrella mediática especializada en la difusión del deporte minoritario, proeza que algún día será objeto de tesis doctoral en Facultades de periodismo.
La primera vez que vi a Leontxo, le quedaba algo de pelo y jugaba al más alto nivel, si bien ya andaba trasteando entre bastidores, entre movimiento y movimiento recabando información para enviarla vía fax a los medios locales. Con los años, pasó a publicar diariamente su indispensable partida en El País, a hacerse un huequecito en los estudios de radio, ser enviado como corresponsal para cubrir los encuentros Karpov – Kasparov por el Campeonato del Mundo, asunto ya meritorio, hasta que el Campeonato del Mundo vino a él en Sevilla.
Para entonces, Leontxo ya se contaba entre los más reputados cronistas de Ajedrez a nivel mundial y de la historia. Sus comentarios en las revistas especializadas desde Argentina hasta los EEUU eran esperados como agua de Mayo. Pero con el enfrentamiento de Sevilla, ¡se armó la Marimorena! De la invisibilidad de las páginas del periódico y de los micrófonos de la radio, saltó a la televisión: conexiones con el telediario, programas de divulgación, entrevistas en directo; aunque la consagración vino por donde menos se esperaba, por una parodia muy pillina realizada por otro gran genio, llamado Emilio Aragón, donde el imitador ataviado como periodista, tablero bajo el brazo y una calva por montera, entre broma e imitación de su programa de máxima audiencia, aparecía exclamando “¡No! Yo sólo informo de Ajedrez!”
Uno que lo ha conocido y tratado antes y después de su consagración, puede garantizarles que, Leontxo, es exactamente el mismo, a saber: una persona afable con todo el mundo indistintamente de si eres alguien o nadie; siempre tiene un momento para atenderte, darte algún consejo, adelantarte algún chascarrillo…en consecuencia, más que una persona inteligente, erudita en su campo, es un sabio, pues su genialidad va unida a la nobleza de espíritu.
Y también a su infatigable trabajo, autentica dedicación y entrega a la divulgación del Ajedrez, de todo el Ajedrez, no sólo el de competición, al que tanto debemos los que amamos el denominado deporte-ciencia.
Hacía tiempo que todos esperábamos una obra suya como la publicada y debo reconocer que el patán que les habla, tras haberle oído y escuchado en varias suyas conferencias, intervenciones en radio, compartiendo mesa y mantel, trayectos de autobús y tribuna de comentarista aprendiz a su lado durante siete maravillosos años entrevistando a Karpov, Spasky, Topalov, Anand…pensaba, ingenuo de mi, que este ejemplar, sería ¡más de lo mismo! Yendo a por él en cuanto salió su primera edición, más por afecto hacia su autor, que para aprender nuevamente de su sabiduría.
Y ¡Efectivamente! Era más de lo mismo…¡Mucho más! Conforme iba ojeando el libro, cada dos por tres debía detenerme para releer un dato nuevo, una anécdota inédita, una reflexión de ¡aupa! De modo que, aparqué las lecturas habidas en lista sobre astrofísica y empecé desde el principio su atenta, elegante, entretenida, inteligente, divertida, curiosa, fascinante, elocuente….lectura.
Su lectura igual de provechosa para el experto que para el lego en el juego, combina con la soltura que le caracteriza aspectos serios como las virtudes pedagógicas del ajedrez o su positiva incidencia para frenar el Alzheimer, con cuestiones como ¿Por qué las mujeres juegan peor? Aderezado con infinidad de curiosidades biográficas de los grandes jugadores y autobiográficas acontecidas en su dilatada carrera como reportero.
Pero llevaría a engaño pensar que la obra es una miscelánea de asuntos dispersos. ¡Todo lo contrario! Pocos textos de ajedrez, presentan los temas con la debida profundidad y detenimiento que Leontxo imprime en todos y cada uno de los asuntos, presentando la debida bibliografía y citando fuentes autorizadas, sea para pronunciarse sobre el dopaje en la competición, sea cuando trata la irrupción de la informática en el tablero.