No son pocas las ocasiones en que un ¡Jaque! dicho con contundencia, acompañado de una veloz ejecución del movimiento sobre el tablero, quiebra la fortaleza psicológica del jugador que lo recibe disminuyéndole considerablemente su capacidad de raciocinio en la respuesta, facilitando con ello su posibilidad de error y hasta firmar el abandono habiendo todavía jugadas salvadoras que ni ha pensado por no saber mantener la sangre fría.
Tras haber practicado suficientemente el tema del Mate del Pasillo, un buen ejercicio que los monitores pueden ofrecer a sus alumnos de Iniciación II para comenzar a trabajar esta deseable cualidad que todo jugador de competición debe cultivar, lo presenta la siguiente posición:
Blancas: Rg1, Tc1,Tc2, Cf3, h3,g2,f2,e4
Negras: Rg8, Ta8,Te8,h7,g7,f7,e5,b4
Dispuesta la posición sobre el tablero se pregunta al alumnado: ¿Es bueno para las blancas tomar el peón e5? Y en caso de que tomaran 1Cxe5 ¿Qué deberían responder las negras?
Es verdad que las torres blancas dobladas en la columna c amenazan seriamente entrar en la octava fila a nada que una de las torres negras la abandone. Pero las blancas caerían en su propia trampa en este caso si creyeran que la torre negra de e8 no estuviera defendiendo su peón de rey. De esta guisa, si el primer bando mueve 1Cxe5, sencillamente perderían el caballo de conservar las negras su sangre fría.
1Cxe5 TxC; 2Tc8 ¡¡¡JAQUE!!! Te8 Y las dos torres se defienden mutuamente, aspecto que nos puede pasar desapercibido.
Hubiera sido un error garrafal responder con negras 2…TxTc8 3TXT porque en este caso ya nada puede evitar el Mate del Pasillo.