Nuestro colaborador J.M. Villanueva, además de excelente árbitro es un entusiasta del Ajedrez como juego, y en consecuencia, allá donde acude porta consigo su capacidad organizativa, en este caso por tierras segovianas. Muy generosamente nos envia esta pequeña crónica de las posibilidades que brinda Castilla León para visitar monumentos románicos sin dejar de jugar al ajedrez.
Una vez comenzado el verano existe la posibilidad de disfrutar del mundo de los 64 escaques en los territorios vecinos.
No en vano, muchos de los participantes suelen remontar el Nervión dada la cercanía geográfica o familiar para jugar e incluso participar en labores organizativas.
El benjamín de los circuitos es el burgalés con torneos veraniegos, muchos de ellos en época de fiestas, desde el veterano torneo de Briviesca (edición XVIII) incluido el muy cercano y conocido Torneo de Medina de Pomar que parece que se hace en el mismísimo botxo.
El circuito vallisoletano, en su segunda edición, conjuga numerosos torneos tanto para txikis o absoluta durante todo el año, siendo muchos de ellos en la capital pucelana y alguno sólo para los federados en dicha provincia.
El circuito segoviano que ya lleva su tercera edición reúne a una serie de torneos veteranos junto a otros nuevos durante los domingos veraniegos repartidos por muchos pequeños pueblos, donde el mayor placer es jugar y posteriormente tomar un lunch todos juntos a la vez que se hacen amigos. En estos torneos tanto txikis como mayores juegan juntos los de Segovia, alrededores y los “de Bilbao”, que en el caso de Fresno rozó el 20%. En este torneo se planteó una serie de problemas del conocido “Divertimates” de Nicola Lococo entre ronda y ronda.
Por supuesto en todos estos circuitos hay unos premios al final para premiar la presencia en los distintos torneos.