Observemos la siguiente posición:
Blancas: Re1, e2,d3
Negras: Re3,b4
Como se aprecia en el diagrama, las negras con su rey tienen bloqueados los peones contrarios y muy arrinconado al rey blanco en la primera fila. Para colmo, su peón está en quinta. Sin embargo, la posición está muy ganada y las negras no tienen ninguna opción de tablas si las blancas conocen el tema, por mi bautizado, como Aquiles y la Tortuga.
En la Antigua Grecia hubo un Filósofo que mantuvo la tesis de que el “Movimiento” era una ilusión. Para defender argumentalmente tan extraña postura contraria a los cinco sentidos y aún, al sentido común, su discípulo, Zenón de Elea, diseñó el problema lógico denominado “Aquiles y la tortuga”: Dispuestos Aquiles y la tortuga a correr la Maratón, si Aquiles le concede a la tortuga una ventaja cuya distancia sea X, Aquiles nunca alcanzará a la tortuga. El razonamiento resumido consiste en que para cuando Aquiles haya recorrido la mitad de la ventaja es decir ½ X, la tortuga, habrá recorrido X+Z por muy corta que sea Z. Así en el siguiente tramo, para cuando Aquiles haya vuelto a recorrer la mitad de la distancia que le separa de la tortuga, la tortuga por su parte habrá añadido algo más de distancia…Y así, repitiéndose la secuencia, por medio de las matemáticas, Aquiles, en toda la eternidad alcanzará a la tortuga.
La estratagema de Zenón, ayudó mucho a mejorar el aparato matemático., pero dio la oportunidad al cínico Diógenes para lucirse en pleno debate sobre la cuestión con una de sus irónicas intervenciones: se levantó y se puso a dar vueltas entre sus interlocutores. De ahí procede el dicho “El movimiento se demuestra andando”. Debieron de pasar más de dos Milenios para que el cine ofreciera a Parménides un argumento más convincente de sus postulados.
Pues bien, aquí las blancas ganan, toque a quien toque mover, porque les basta saber que su rey puede desplazarse a frenar el peón rival sin cuidado de que el rey contrario le tome el peón de e2, porque de hacerlo, el de d3 (Peón tortuga) avanzará hasta coronar sin que el rey negro (Rey Aquiles) pueda capturarlo, aunque le pise los talones. ¡Veámoslo!
1…b3; 2 Rd1 b2; 3 Rc2 Rxe2 Aquí en este tipo de posiciones, el bando fuerte debe jugar con el peón-tortuga.
4 d4 Re3; 5 d5 Re4; 6 d6 Re5; etc.
Los diagramas donde acontece este simpático tema de Aquiles y la tortuga es donde el bando fuerte posee en un final de reyes y peones, dos peones conectados, y aunque el rey del bando débil pueda bloquear su avance, no puede tomarlos por lo contemplado. En una situación así, siempre y cuando el peón rival del bando débil no esté demasiado lejos del rey del bando fuerte o en columnas que puedan forzar cambios, la ventaja es tal, que casi es inecesario pensar.