Denominamos Ajedrez Viviente a la representación teatral de una partida de Ajedrez sobre un escenario que simula un tablero lo suficientemente amplio como para que en su interior puedan caber las 32 actrices y actores que darán vida a Peones, Caballos, Alfiles, Torres, Damas y Reyes. Suele ser habitual que su atrezo y vestimenta recree la época medieval pero puede adoptarse cualquier otro enfoque como por ejemplo el gremial, folklórico, deportivo, etc.
La organización y realización de un Ajedrez Viviente es de lo más gratificante pues a los ingredientes lúdico-festivos implícitos en cualquier actividad que integre el disfrazarse y asumir un rol distinto al cotidiano como sucede durante los carnavales, el integrarse en una labor de equipo para que el conjunto pueda salir con éxito, ayuda y mucho a unir al grupo que se implica en la empresa como bien saben quienes trabajan en obras teatrales en las escuelas e Institutos.
Además de una actividad grata y divertida, es de lo más vistosa para el público sepa o no de Ajedrez. Por ello, es ideal para programarse en las fiestas de fin de curso, del barrio o incluso de la ciudad.
Precisamente ha sido la bella ciudad medieval italiana de Marostica la que mejor ha sabido rentabilizar todo el potencial que encierra esta curiosa forma que permite el juego de Ajedrez, al punto de que gracias a su tradicional cita bianual la localidad es conocida internacionalmente, sin necesidad de ninguna otra promoción turística.
Evidentemente, un Ajedrez Viviente al estilo de esta ciudad requiere un desembolso e inversión considerable inicial. Pero a nivel de colegio, una vez se pinta el tablero en el patio y los disfraces pueden confeccionarse con sencillez e imaginación en las clases de manualidades…el resultado suele sorprender incluso al más entusiasta que defiende el proyecto ante el Claustro.
¡Intentadlo! Merece la pena.