Material Didáctico gratuito en Euskera

Aunque en la actualidad ya no vivo en Euskadi y estoy del todo desvinculado del ajedrez federativo, me siguen llegando noticias remitidas desde la Federación Vasca de Ajedrez, como el que paso a publicar tal y como me ha llegado dado su alto interés docente para colegios e ikastolas de Navarra y País Vasco.

Ya están disponibles en pdf los 6 libros de la colección Juega y aprende «Jokatu eta ikasi» en Euskera y los 4 primeros libros de Ajedrez para todos «Guztiontzako xakea».

Los 6 libros de «Juega y aprende» los puedes bajar gratis en pdf o puedes pedirlos en papel a un precio excepcional (+ – 6€ Federación, Club, Escuela…)

Los 2 primeros libros de «Ajedrez para todos» también están disponibles para bajarlos gratis y el 3 y 4 solo en papel (+ – 10 Federación, Club, Escuela…).

Ha sido un trabajo muy arduo y persistente el que hemos realizado desde la FVA-EXF en colaboración con EDUCACHESS Y AIDE para lograr que este material esté disponible y gratis. El empujón definitivo se dio en noviembre del 2014, en Azkoitia, con motivo del homenaje a nuestra selección. Y la semana pasada se entregaron los 6 libros, en papel, de la colección «Jokatu eta ikasi» a nuestras instituciones.

Seguimos trabajando para lograr que todo el material didáctico esté disponible en euskera.

Queremos aprovechar la ocasión para recordaros que nuestro amigo Jon Álvarez pone a disposición de los educadores una Web con contenido didácticos muy interesantes sobre el Ajedrez en Euskera » Xakea Euskaraz 2.0″. (http://xakea.org/WordPress3/)

Material didaktikoak > Materialen erabilera eta irisgarritasun

Material didaktikoak Liburuak
Jokatu eta ikasi
Jokatu eta ikasi 1
Jokatu eta ikasi 2
Jokatu eta ikasi 3
Jokatu eta ikasi 4
Jokatu eta ikasi 5
Jokatu eta ikasi 6
Guztiontzako XAKEA
Liburuak
Guztiontzako xakea
Hastapena 1
Hastapena 2

Un cordial saludo,
José M. Sierra
Komunikazioa & Marketing FVA-EXF
fva@xake.net
www.xake.eus

Como se puede apreciar una excelente inicitaiva que echabamos en falta desde hace mucho.

Desde Txiki Xake, damos las gracias y la enhorabuena a cuantos han participado de tan excelente proyecto educativo y en favor de la difusión del ajedrez.

Uso pedagógico del reloj en Ajedrez

¡Que no llego a tiempo!

Cualquiera que haya pisado un club de ajedrez, conoce la enorme tentación que supone jugar a rápidas, cuyo atractivo arrastra al ajedrecista hacia su perdición, cual Ulises ante el canto de sirenas. Y como quiera que no hallemos mástil al que amarrarnos para mantener a salvo nuestra endeble voluntad, resulta que entre partida de campeonato y partida de campeonato no se hace otra cosa que echar una Pincheta tras otra, sin mayor pretensión que la de ganar y perder rebajando al Ajedrez a su función no de mero juego de mesa – condición lúdico-recreativa que le honra – sino de simplón Pasatiempo y aún de vicio, pues la mayoría acabamos con la terrible sensación de haber, literalmente, perdido el tiempo, cuando la rutina es tal que ni siquiera divierte sin opción ni alternativa, porque todos quieren jugar a rápidas…
Por este principal motivo, muchos monitores prescinden de introducir el reloj en su programa de clases por considerarlo un instrumento nocivo per se. Y ciertamente lo es, cuando de su uso se pasa al abuso. Mas, dado que también lo es jugar mucho al propio Ajedrez convirtiendo al Ajedrecista en Ajedrezómano, lo correcto sería empezar a enseñar jugar con reloj en su justa medida, para de este modo inocular a las nuevas generaciones ante las malas costumbres adquiridas por las manos antes que aprendidas por los cerebros en el contacto directo con el instrumento para lograr en una década invertir la actual situación en la que en la mayoría de clubes de Ajedrez, ya no se analizan posiciones, no se reproducen partidas, no se resuelven problemas, no se conciertan retos, no se disputan sociales…sólo se juegan rápidas y más rápidas, sin fuste alguno, dando muy mal ejemplo a cuantos empiezan a acudir a sus sedes, porque si antaño, cuando en bares y cafeterías nos burlábamos del ajedrez de cafeteros, qué no habremos de denunciar a estas alturas por caída de bandera en lo concerniente a la transmisión del placer de jugar “al buen Ajedrez” allí donde se supone que dicha tarea mejor se realiza, noble objetivo que a la vista está, ya no se consigue, a caso, nadie persiga. Y sin embargo, es posible reconciliar “el buen Ajedrez” con el reloj y el gusto por darle manotazos para descargar adrenalina que es una de las claves de su éxito, aparte el de diluir la reflexión en la mecánica de los movimientos, rebajando en demasía la exigencia proverbial que se le reconoce universalmente al denominado deporte-ciencia.
Los clubes y sus jugadores tienen muy difícil – que no imposible – la misión de reconducir su hábito del vicio a la virtud, tanto cuanto quienes quieren adelgazar con un régimen o las personas acostumbradas a ver la tele adquirir el deleite por la lectura. En consecuencia, hemos de fijar nuestra mirada en la labor de los monitores con el propósito de apelar a su responsabilidad de corregir en su raíz esta conducta que se ha popularizado principalmente en las dos últimas décadas debido sobre todo al incremento de material, amen de las nuevas tecnologías de internet que posibilitan jugar a aberraciones de un minuto. Y no es que antes fuéramos más conscientes y tuviéramos más sesera que en la actualidad…es que no habían tantos relojes ni tantos ordenadores. Por ello, ahora nos toca ayudar a reconducir los acontecimientos y reconstruir la cadena de transmisión de aquel Ajedrez de club serio que corre el riego de perderse. Un buen inicio, podría consistir en descubrir el enorme potencial pedagógico del reloj en el Ajedrez a los principiantes y sobre todo a los escolares.
Para empezar esta ambiciosa empresa, como en cualquier otra materia, se ha de tratar que el alumnado sea autosuficiente, de modo que lo primero que ha de explicársele es ¿Para qué sirve un reloj? ¿cuándo se juega con reloj? ¿Cómo funciona? Su reglamentación, etc. Sólo esto traza el buen camino que habrá de recorrer el futuro ajedrecista en formación, pues si tiene claro que el reloj es un medio y no un fin para posibilitar el juego introduciendo en la reflexión sobre el tablero el factor tiempo, será más sencillo posteriormente mostrarle sus distintas utilidades, que van mucho más allá de jugar rápidas.
Evidentemente, en edades inferiores salvo contadas excepciones, el reloj no puede ser un instrumento limitador ni de tiempo en el escolar, ni de reflexión en el principiante, por su natural impaciencia y por no tener demasiados elementos en qué pensar, respectivamente. Pero el reloj puede aparecer como referente grupal para establecer retos en la solución de problemas, de modo que el alumnado se vaya acostumbrando a su presencia sin necesidad de viciarlo en mover rápido. Esto se puede hacer entre los ocho y diez años.
Cuando el alumnado por medio de los Concursos de Resolución de Problemas con Reloj (CRPR), se ha acostumbrado a su presencia grupal, se le familiariza con su uso personal, esta vez parando su propio reloj, mientras los del resto siguen andando, de manera que si resuelve bien, se le añaden minutos y si falla, se le restan…(Ya hablaré de su mecánica otro día) Así, si con las piezas aprende a corregir su impaciencia por medio de reglas como “¡Tocada! ¡Movida!” con estos primeros usos pedagógicos del reloj, aprende a estresarse, administrar su tiempo, y sobre todo a tomar la decisión de arriesgarse sin precipitarse. Esto ya se puede hacer entre los nueve y once años de media, recuérdese que las excepciones siguen otros ritmos más acelerados.
El reloj también puede aparecer en juegos entre el monitor y la clase, o en la reproducción colectiva o por separado de una partida: La colectiva es de memoria sobre una partida recientemente vista como “La Inmortal” y si es individual puede tratarse de reproducir sin más una partida en el menor tiempo posible. (Hablaremos de el ejercicio de reproducción en otro momento)
La edad más apropiada para introducir al alumnado en el manejo del reloj en partida es en último año Benjamín en torno a los diez años. Para esta edad, los niños ya saben latín…Ahora es cuando ya después de tres años jugando, resolviendo mates, y acostumbrados gradualmente a su presencia, es cuando el reloj puede introducirse para dosificarles la reflexión. Ahora bien: ¡No una reflexión cualquiera!
Si se considera que es el momento de introducir el reloj en la partida, las primeras partidas que han de jugar serán las que pongan estrictamente en práctica la lección del día; Por ejemplo, si esa jornada se impartió como jugar la apertura central en sus planes básicos, todas las partidas deberán empezar con la Apertura Central. Es lo que se llaman partidas temáticas que ayudan al alumnado a practicar los planes aprendidos durante las clases de ajedrez. Como digo, con diez años en adelante esto se puede hacer sin problemas.
Abundando en lo anterior, pueden disputarse de cuando en cuando torneos temáticos, sobre una determinada Apertura o sobre determinados finales como el de Caperucita de Rey y Peón contra Rey o los de torre.
Por supuesto, de forma gradual se puede y hasta se debe convertir al reloj en un instrumento ¡Premio! Permitiendo a los alumnos que mejor se porten jugar a solas un mano a mano contigo. Ello tiene un efecto potenciador de la autoestima del alumno y de gran atractivo para el resto.
Por último, el reloj con todas las de la ley, debe aparecer en partidas de campeonato como muy tarde en Alevines, porque si se espera más es posible que lleguen a la Universidad sin jugar una partida con reloj.
Por supuesto, los niños desearán echar pinchetas como se lo ven hacer a los mayores, o por propia iniciativa. En ese caso, no sirve de nada prohibirlo sin mediar explicación:
Una primera escusa puede ser que con los relojes del colegio, del club, o de la Federación no se juega, sólo se entrena.
Una segunda estrategia disuasoria puede plantearle por contraste por qué quiere jugar con reloj rápido si el ajedrez precisamente enseña a pensar y no precipitarse…
La tercera estratagema podría dirigir la entera responsabilidad sobre el alumno: se le comenta que si lo desea, que juegue a rápidas, pero que si juega muchas eso le puede acostumbrar mal y luego en los torneos le pasará factura.
Pero no se puede nadar contracorriente y lo mejor suele ser que el mismo monitor les enseñe a usar el reloj y no a abusar de él.

El Tablero Mural

Aunque estés solo en el aula, usar el Tablero Mural eleva mi ego docente...

Del Tablero Mural, esa pizarra cuadriculada que vemos colgada de la pared o sobre un caballete donde siluetas de piezas representan permiten visionar una partida de torneo o un problema de Ajedrez a un amplio número de personas, podemos decir que es típico en un aula de Ajedrez, pero no un elemento básico o imprescindible. Antes ¡Al contrario! Nadie lo echa en falta mientras se pueda impartir las clases con los juegos tridimensionales.
Nadie en su sano juicio usaría una llave inglesa para abrir el tapón de rosca de una botella de agua; Le bastaría con los dedos de su mano. Lo mismo sucede con el Tablero Mural, que no hace falta mientras podamos dar la clase sobre un tablero normal al alcance cómodo de la mano y sobre todo de la vista del alumnado. En consecuencia, mientras el número de alumnos no sea excesivo, se evitará en lo posible trabajar con el Mural. Lo usual, es que a partir de ocho alumnos el seguimiento de la lección se haga algo incómoda dependiendo en parte de cómo sea la mesa, por ejemplo: en la típica mesa de pupitre, siete más el monitor ya están incómodos, mientras en una mesa rectangular de profe, nueve podrían estar cómodos. Así pues, si el grupo no supera la decena, lo mejor es prescindir del Mural.
Ahora bien, si el alumnado es inferior a ocho años, o son benjamines que por primera vez hacen Ajedrez, da igual su número ¡No se debería impartir clase con Tablero Mural! ¿Por qué? En el caso de los renacuajos bastante les cuesta ya gobernar con la vista diagonales, filas y columnas, sobre un tablero al alcance de su mano, como para que sigan una explicación a distancia donde no pueden interactuar más que de palabra, por no comentar que a esas edades no todos dominan las letras y los números y les resultaría dificilísimo las operaciones cartesianas, que por algo todavía no saben jugar ni a la “Guerra de barcos” y si me apuráis…ni al “Tres en raya”. En cuanto a los benjamines principiantes de entre 8 y 10 años, conviene que primero se familiaricen con el juego en 3D y quizá, si todo va bien, a modo de novedad hacia el 2º trimestre se puede ir introduciendo alguna explicación en Mural. Entre tanto, si son más de diez o doce, se trabaja con ellos por grupos.
Pero pongamos que tenemos un alumnado amplio, que ya domina el juego y tiene una edad suficiente como por ejemplo esos mismos benjamines de nueve o diez años…Entonces, porque no queda otra, usamos el Mural. ¿Cómo se debe impartir clase con Mural?
Lo primero que se debe considerar, es el lugar dónde se va a colocar el mural: Si va a estar estático, colgado de la pared, deben evitarse las esquinas porque entonces además de restar 90º visuales de público, el monitor no tendrá otra que ponerse en la parte opuesta y restará visibilidad, con lo que el abanico se reducirá hasta sólo 60º. Lo suyo es que se deje un hueco para que el monitor pueda trabajar desde uno de sus lados ofreciendo siempre un ángulo de 120º para su seguimiento visual por parte del alumnado.
Cerca del Mural ha de disponerse un soporte para poder cómodamente dejar piezas, libros o fotocopias de modo que las explicaciones en el Mural no se vean entorpecidas por tener lejos los materiales o faltarte dedos para evitar dar una clase sobre los problemas de la Gravedad.
Si sobre un tablero normal, el docente ha de llevar la lección bien preparada, ante un Mural, ¡Más todavía! Porque la cercanía de los escaques, si no se tiene muy claro el discurso, coordinado con los movimientos, no sólo se pierden los alumnos, que también el profesor.
Siguiendo por aquí, el monitor que trabaja con Mural ha de adquirir la habilidad de los presentadores del Tiempo, y ser capaces de explicar la posición de espaldas a ella y no al alumnado, pues mientras las piezas con imanes no precisan de vigilancia, las otras piezas, como que se portan mejor cuando las miras.
Para terminar, dar clase con mural requiere cierta práctica, por ello los monitores deberían primero dar mucha clasecita sin Mural, antes de perderse en un tablero que les puede quedar grande.

El Pequeño Fritz: Un auxiliar del monitor

La serie “Érase una vez el Hombre” puso un broche de oro al aforismo “La lección entretenida, mejor es aprendida” por medio de los dibujos animados para hacer llegar al público infantil las hasta entonces tórridas lecciones de historia; En la misma línea, sirviéndose de las nuevas tecnologías que permiten la interactuación, el programa multimedia “El Pequeño Fritz” ha conseguido captar la atención de los más exigentes expertos en videojuegos durante los recreos.
Reconozco que mi aproximación a este nuevo material informático, fue del todo desconfiado. Pero según lo fui probando comprobé que reunía todas las condiciones necesarias para triunfar entre los pequeños y entre los monitores de ajedrez: es sencillo de manjar, los conocimientos están bien expuestos sin más rollo que el imprescindible, los dibujos animados están muy logrados y sus voces son adecuadas a los mismos; Cada nuevo conocimiento precisa de su debida práctica antes de poder recibir otro, el alumnado puede llevar ritmos distintos de aprendizaje porque el juego permite el desarrollo simultáneo de distintos recorridos pedagógicos por medio de claves distintas para acceder al juego, los jugadores van aumentando progresivamente su nivel dentro de una historia bien trabada en la que han de resolver distintos retos a los que se enfrentan los personajes…En sus primeras fases, los juegos no son propiamente ajedrecísticos aunque sí trabajan destrezas que posteriormente serán necesarias en el juego de ajedrez como por ejemplo el concepto de “Oposición de los reyes” se aprende en un combate de “Sumo” o a mover la torre en un laberinto que recuerda al “Comecocos”.
Sin pérdida de tiempo, introduje el programa en mis clases de ajedrez de la EMAB ( Escuela Municipal de Ajedrez de Bilbao) de la que soy Director. El éxito fue total: En una época en la que el alumnado nace sabiendo mover el ratón, sólo he tenido que solicitar de los colegios dar clase de ajedrez en aulas con ordenador. He usado el pequeño Fritz en sus niveles I y II para primero, premiar a quienes se portaban bien y luego para trabajar por grupos separados con el alumnado, de modo que el programa ha sido como un segundo monitor que me tiene distraídos y practicando a dos o tres elementos mientras yo trabajo con el resto. Después, visto que el alumnado apenas me necesitaba para interactuar con el programa, solicité a los centros que instalaran “El Pequeño Fritz” para que durante la semana, fuera de las clases de Ajedrez, los alumnos pudieran practicar por su cuenta. Como esperaba, al verlo otros niños y niñas, en pocas semanas unos a otros se enseñaron y todos, quien más quien menos, había aprendido a jugar, sino al ajedrez, sí al “Pequeño Fritz”, para el que siempre hay cola, según me cuentan. Así las cosas, me vi forzado a dejar el CD original a los padres, dada la enorme demanda del mismo. Hoy es el día en el que en esos centros, el alumnado que se incorpora en tercero de primaria, me viene con el movimiento de las piezas aprendido.
Supongo, que en el futuro este juego interactivo será contemplado como algo muy rudimentario, pero desde mi experiencia como monitor de ajedrez desde hace ya 30 años, les hago saber a todos los monitores que tengan a su cargo niños de entre 5 y 12 años, que merece la pena incorporar a sus clases esta excelente herramienta informática y también a aquellos padres deseosos de que sus hijos aprendan y estimulen su inteligencia mientras se divierten.
Ahora bien…como en el caso de los libros, por muy bueno que sea este programa, siempre necesitará de ser introducido y acompañado por el monitor o el padre. El monitor perezoso o el padre por accidente, que busque algo que le libere de su responsabilidad, no lo hallará ni en el Ajedrez, ni en “El Pequeño Fritz”, pues para esa función ya contamos con la Tele, cuya labor al respecto me parece insuperable.