Cuando un entrenador de Ajedrez trabaja con alumnos de Avanzado o Perfeccionamiento ya cadetes que con su esfuerzo personal achuchan nuestra labor, no es correcto hacerles transitar nuestro repertorio propio pues eso supone contrariar su natural ímpetu.
El fallo de enseñar lo que uno sabe – si es que lo sabe – y sólo lo que uno domina – si es que lo domina – se apoya en la economía de trabajar y vivir de las rentas haciendo que aquello que te hizo servicio como jugador, te preste rendimiento como entrenador. ¡Pero no es correcto!
El buen entrenador, ha de saber dirigir a su discípulo pero por donde él quiera ir en cuanto a estilo y creatividad se refiere. Una vez el alumnado ha trabajado el ajedrez ortodoxo de los primeros años, tiene todo el derecho a diferenciarse y singularizarse. Es entonces, cuando el entrenador debe empezar a amoldarse al entrenado en su elección.
Yo he sido un todoterreno en Aperturas y creo haberlo jugado casi todo… ¡Mal! Lo que me permite hablar con autoridad de las cosas que no se deben hacer, de no ser que tu naturaleza sea pilla y lúdico-cernícala. En consecuencia, el buen entrenador se ha de dotar de instrumentos que le ayuden a poder dirigir con sabiduría a sus discípulos en terrenos para él ignotos, sin correr demasiados riesgos.
Los cuatro tomos de Elguezabal, van en esta línea de ayudar al entrenador a la hora de explicar y aconsejar en el inicio – subrayo este aspecto de inicial – al alumnado que desea elegir una nueva Apertura o una línea distinta de la que ya juega.
La obra no tiene vocación de totalidad: Muchas variantes no aparecen, otras veces prescinde de explicar para blancas, otras restringe el abanico de posibilidades….porque la idea es ofrecer alternativas, planes e ideas para formar una primera opinión sobre tal o cual Defensa o Gambito. Es un texto que complementa a la enciclopedia, y a su vez, debe ser complementada por monografías y muy revisada con Fritz. Pero su valor no reside tanto en las jugadas, cuanto en los comentarios de las ideas que estas contienen.
Por supuesto, con este trabajo no se puede uno preparar para jugar la Siciliana en alta competición. Como digo es muy incompleto en cuanto a variantes. Pero si puede ser una ayuda al entrenador para hacerle llegar los planes de una determinada Apertura a sus discípulos antes de que tomen una decisión a ciegas o sentimental de jugar esto o aquello sin otra información que el nombre o los primeros movimientos.
Finalmente, al objeto de una mejor labor para ayudar en el discernimiento de su elección al alumnado, la obra es más resuelta combinada con la enciclopedia personal de De Firmann que tabeen va en esta línea. Evidentemente, una vez que se ha hecho la elección, dirigirse a una monografía como las editadas por De la Villa, es lo correcto. Pero nadie puede ir con todas las monografías en todo momento, ni todos los clubes adquirirlas. Por consiguiente, esta obra con todas sus lagunas, me parece una excelente herramienta a los efectos comentados.