Mi sistema, de Nimzowitsch

El nombre de este individuo debería ser tipificado como delito; Pero no os quejeís...lo de Nietzsche demuestra que se puede mejorar.

Esta obra que va camino de superar al “Capital” de Marx, al “Don Quijote” de Cervantes y a la propia Biblia en cuanto a número de referencias, elogios y recomendaciones sin haber sido leída, tuvo el mérito en su día de fijar los distintos conocimientos de estrategia que han regido durante el siglo XX en el tablero, bien para reforzarlos, bien para discutirlos. Sin embargo, su texto rudo y sin tregua al esparcimiento está más dirigido al enseñante que al aprendiz, sucediéndole eso de que es más sencillo andar que explicar como se anda. En consecuencia, la obra no es recomendable ni para fotocopiar ni para leer durante la clase. Con todo, el monitor debe trabajar sus páginas para extraer de ellas principios elementales de estrategia sobre todo en cuanto a las nociones de Desarrollo, Espacio, Tiempo y casillas débiles, así como algunos de los ejemplos que propone su autor.

Gracias a Nimzowitsch, los ajedrecistas y pedagogos prestaron mayor atención a los aspectos estratégicos de la posición y sus implicaciones, de modo que hoy contamos con más y mejores textos para iniciar y profundizar en los temas y motivos que en vanguardia su genio estableció como prioritarios de la reflexión a comienzos del siglo pasado. Sólo por esa razón, hemos de remitirnos a su obra como monitores, pero también por el mismo motivo hemos de evitársela al alumnado.

El arte de la defensa, de Illia Kan

Con este libro yo aprendía a atacar.

Aunque mi primer libro de Ajedrez fue el legendario “Yo juego para ganar” de B.Larsen que me regalaron por mi séptimo cumpleaños, el primero que leí por mi cuenta de un tirón y sin tablero de regreso a Castro Urdiales en autobús tras adquirirlo en una librería de Bilbao ya con doce años, fue este diamante pedagógico cuya sabiduría emociona con sólo abrir sus páginas al alumnado ya ducho en los trucos y celadas de aperturas contra el rey en el centro, que por ello enroca de forma mecánica y que desconoce los riesgos que entraña esta formula habitual de proteger a la pieza más valiosa.

Una primera lectura superficial, ya basta a cualquiera que maneje un mínimo de recursos tácticos para doblar su capacidad de combate en la partida, porque “El arte de la defensa” mientras introduce al educando en el concepto de la “Defensa” descuidado ampliamente en su juego con principios fundamentales verbigracia “Economía de piezas en la tarea defensiva” fundamental para estar en condiciones de organizar un contraataque, enseña por inversión los modos y maneras de atacar las debilidades, noción que gracias a este texto empieza a ser comprendido en toda su profundidad.

Su esquemático estudio de las estructuras típicas nacidas del enroque es una de las lecciones más provechosas que yo haya visto en obra alguna en relación tiempo invertido en su lectura y conocimiento adquirido. Por ello recomiendo su adquisición a todo monitor que tenga intención de elevar el nivel táctico-estratégico de sus discípulos, a la vez que les pone a prueba su capacidad de trabajar por si mismos, pues es un texto fácil de seguir para niños de 12 años en adelante.

Tras su lectura, es inevitable que se instale cierto desasosiego al hacer el enroque, se meditará más avanzar los hasta entonces mecánicos h3,a3 y sus correspondencias negras, doblar peones…pero es una fase necearía que se ha de quemar antes de revisar de nuevo todo cuando más adelante se lea a Watson.

Problemas para gente sin Problemas, de René Mayer

Cuando nos encontramos ante una dificultad y esta tiene solución, decimos que nos hallamos frente a un problema. Cuando no la tiene, ya se trata de un misterio. Pues bien, siendo la vida de por si un auténtico misterio por no saberse cuál es su origen y tampoco es que existan muchas pistas sobre su sentido…además, es todo un problema cuya solución, a saber, la muerte, como que no arroja mucha luz sobre el asunto.
Si a lo anterior que nos afecta a todos, le sumamos, que quien más quien menos, tenemos algún que otro problemilla añadido, no me dirán ustedes que el título que escogió el autor para bautizar este excepcional trabajo no es provocador. Y es que, no es fácil atraer la atención del jugador de ajedrez hacia esta modalidad, en la que más que competir con un adversario lo hace contra si mismo, contra su falta de humildad, de impaciencia, donde no se puede hacer más trampa que ver la solución antes de sacarla con el mero pensamiento…
El libro es una joya del entretenimiento ajedrecístico, pero lejos de recoger entre sus páginas los típicos problemas de cálculo basados en temas tácticos como dar mate en dos, hacer clavadas, descubiertas, sacrificios, etc, plantea diagramas donde se hace discurrir la lógica de un modo algo distinto. Fue así, como gracias a este texto descubrí que hay otro Mate tan corto como el del Loco, que un Mate en una jugada, entraña mayor dificultad de la que creía, que hay posiciones donde aún sabiendo con cuatro movimientos de antelación las jugadas del contrario no es sencillo darle Mate y un sinfín de curiosidades que convierten a este libro en un magnífico material para, de cuando en cuando, enfrentar a un alumnado de élite, con su capacidad de aceptar que el ajedrez encierra complejidades más allá de los estudios de Aperturas, Medio Juego y Finales.

Cuadernos prácticos, de Antonio Gude

Mi admiración por Antonio Gude radica en su buen hacer, clara exposición, seriedad de sus trabajos, su ingente esfuerzo continuado en la elaboración de materiales para la enseñanza y aprendizaje de nuestra disciplina; En resumen, que si tuviese que escoger un referente al que deseara que algún día se me comparase en la difusión de la materia que nos ocupa, no encontraría mejor autor que el que hoy traigo a esta pequeña tribuna y que no será la última, pues toda su extensa y variada obra es garantía de dar con un excelente producto para el entretenimiento del amante del ajedrez como para el monitor interesado en acrecentar los conocimientos de su alumnado.

La serie de diez cuadernos prácticos es de lo mejorcito para entrenar a un alumnado de nivel “Avanzado” entendiendo por este a un grupo de jóvenes entre 11 y 14 años que ya lleven no menos de dos tres años trabajando bien los principios de apertura, finales básicos aprendidos, fuerza combinatoria de mate en dos, conozcan al menos una decena de temas tácticos…

El primer cuadernillo trata de errores típicos en las aperturas, las celadas, maniobras incorrectas, etc. ¡Una delicia de texto! Que pondrá los ojos como platos al alumnado ávido de victorias.

El segundo cuadernillo, que trata de combinaciones, es el menos interesante por aportar poco al tema demasiado manido en otros manuales. No merece la pena adquirirlo, salvo para hacer bonito con el resto de la colección.

El tercer texto, es de los pocos que aborda de manera sistemática ejercicios de estrategia para tratar el asunto de las debilidades de peones, las columnas abiertas, la séptima y octava fila, etc. Su explicación es más sencilla que las aparecidas en libros muy especializados a los que hace de aperitivo.

Al cuarto volumen que versa sobre finales, le ocurre como al de las combinaciones, que ya hay abundante material en el mercado. Sin embargo, para monitores poco experimentados en trabajar con textos serios, puede ayudarles, aunque es preferible para trabajar finales el texto de Keres del que daremos cuenta en breve.

El cuadernillo quinto, es una maravilla de lección de ataque contra el enroque. Su visionado debería ser anterior a “El arte de la defensa” de Illia Kahnn del que también hablaremos en esta sección.

El cuadernillo sexto que trata de ataques al rey en el centro, debería haber antecedido al de ataques al enroque. Es un tema fundamental que seguramente corresponde más al nivel de iniciación dos que a Avanzado.

El cuadernillo séptimo creo que está de más, porque dada su temática, cuál es, los problemas de cálculo, lo dicho, poco aporta a lo ya existente.

Todo lo contrario del cuaderno octavo que aborda el difícil tema para estas edades del sacrificio posicional. Cubre el espacio que hay entre el ajedrez escolar y las lecciones de libros especializados sobre el tema.

El texto noveno trata de la defensa y el contraataque, asunto importante por cuanto los jugadores a veces nos obcecamos en una parte del tablero y nos olvidamos de estos aspectos de la partida que tienen que ver con la economía de recursos, manejo de espacios, armonía de las piezas…

Por último, el cuadernillo décimo, con sus combinaciones de mate, peca de lo mismo que el 2, el 4 y el 7

Si el lector es un jugador o un monitor que sabe manejar distintos textos especializados, yo le recomendaría adquirir sólo los volúmenes 1, 3, 5, 6, 8 y 9. Pero si no fuera así, adquirir toda la colección no sería un error.

Juega al ajedrez con Anatoly Karpov y Disney

La virtud de esta obra no reside en su muy deficiente confección pedagógica como veremos, sino en la ingente cantidad de motivos visuales o para colorear que ofrece al enseñante que ha de transmitir el gusto por el ajedrez a un alumnado prebenjamín, o sea, renacuajos.
El libro está mal elaborado se mire como se mire: En principio por sus dibujos de los conocidos personajes de Disney como el Pato Donald, es evidente que va dirigido a niños de entre cinco y ocho años. Sin embargo, su formato pequeño, con letra no muy grande, introducción del lenguaje ajedrecístico, etc, evidencian una enorme contradicción con su propósito, pues las obras dirigidas a los más pequeños deben ser en formato grande, letras gordas y dibujos enormes como bien lo saben las editoriales de cuentos.
Los conocimientos están mal distribuidos porque empiezan por el Rey y nada más terminar de enseñar el movimiento de las piezas, se reproducen partidas como la “Inmortal” que supone un gran salto de nivel en el aprendizaje.
No obstante, el texto en buenas manos puede resultar una joya de saberse usar bien como he observado tras diez años dando clase con él: Los monitores pueden desmenuzar sus páginas y hacer fichas para introducir el movimiento de cada pieza y para dar a conocer las leyes básicas del juego. De este modo, los escolares de edades más tempranas dispondrán de materiales más acordes con su edad, porque hemos de reconocer, que las del resto de libros, son un tostón hechas sólo con piezas de ajedrez y en blanco y negro. ¡Ah! Porque yo se las hago pintar con colorines.
También es de gran provecho, si el texto es leído por la mamá a sus hijas con un tablero delante.