Han leído bien: “Mate Ilegal” y no Mate Legal.
Hace algunos días, tras ofrecer mi charla Cuándo el Ajedrez es educativo, una vez contestadas las preguntas típicas paternas ¿Cuánto tiempo es prudencial que mi niño juegue al ajedrez a la semana? ¿Por qué si mi hijo es bueno al ajedrez suspende matemáticas? ¿Es bueno jugar al ajedrez en los recreos? ¿Qué edad es apropiada para aprender ajedrez? ¿Es bueno el ajedrez para niños con TDAH? ¿Le puedo castigar sin jugar al ajedrez? ¿Debo dejarme ganar cuando juego con mi hija? Etc, me invitaron a pasar por el taller de ajedrez en un aula que tenían preparada para tal fin en el colegio – que no cito por decoro. Hacía tiempo que el juego infantil no me sorprendía con alguno de sus hallazgos, pero ocurrió.
Según paseaba entre las mesas, vi sin detenerme la siguiente posición:
Blancas: Rg6, Cf7, h6
Negras: Rg8
Pero apenas transcurridos unos instantes, los jugadores de dicho tablero empezaron a discutir. Reconstruida la secuencia la explico paso a paso:
El niño que conducía las piezas negras debía conocer muy bien el final de “rey y peón de torre contra rey” y cómo debía trabajar el bando débil para obtener tablas. Así que, ni corto ni perezoso, partiendo de la posición anterior jugó 1…Rh8.
Lo suyo hubiera sido que el otro niño de edad similar, le hubiera advertido que ese movimiento no se podía hacer. En vez de ello, rápidamente jugó 2 h7. Ante lo cual, las negras exclamaron ¡Ahogado! A lo que las blancas respondieron sin empacho alguno ¡Mate!
Y efectivamente…Observando únicamente el diagrama es mate. Pero, es un Mate que supera con creces el por mi bautizado como “Mate Fantasma” sólo acontecido cuando no hay mate y el rival se lo cree, porque este mate, sencillamente es un Mate Ilegal.
No creo que me atreva a insertarlo en la 3ª Edición de mi obra El Libro de los Mates.