¿Y la misa de 12 qué?

Este trajín de horarios en los partidos del Athletic está trayendo de cabeza a más de uno. Y no solo a los aficionados, que ya no saben si llevarse para el descanso un hamaiketako, un tupperware con alubias, el bocata de toda la vida o un huevo frito. También sus parejas están sufriendo las consecuencias. Acostumbradas al cese temporal de la convivencia las tardes de los sábados o domingos, que el cónyuge se les persone en casa cualquier fin de semana antes de lo previsto puede acarrear más de un disgusto. O, cuando menos, resultar un incordio. Igual está una tan tranquila en plena reunión de tupper-sex, llega el marido con la bufanda rojiblanca anudada en plan turbante a la cabeza y, quieras que no, te corta el rollo.

También algunos hosteleros están que trinan porque el derbi del próximo 2 de octubre en Anoeta se jugará a la hora de los pintxos. Y, claro, las ganas de potear, una vez que uno ha perdido, bajan en picado, como la libido. Aunque todavía no se han pronunciado, intuyo que habrá curas a los que tampoco les hará ninguna gracia que el encuentro se dispute justo a mediodía. ¿Y la misa de 12, qué? Porque si hay que oficiar, se oficia; pero oficiar para nada, con los banquillos semivacíos… Alguno ya está pensando en cambiar el karaoke instalado en el altar para cantar los grandes hits eclesiásticos por un televisor LED 4×4 para seguir el partido. El Señor sabrá entenderlo y, si no, que hable con los dueños de las teles, de todopoderoso a todopoderoso.

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