Que dice el crío que no sale

Una amiguita del crío, a la que tampoco le convenció eso de salir al cajero.

Martes, 21 de abril, trigesimonoveno día después del cristo. No quisiera quitarles la ilusión, pero los tutoriales de yoga, tai chi, mindfulnes y meditación no sirven para aplacar cabreos monumentales. Lo digo con conocimiento de causa, porque llevo practicando la respiración abdominal desde que he leído que solo se va a permitir salir a las criaturas para ir al banco y a la compra y, un porrón de horas después, cada vez que expiro, sigo echando humo. Ha saltado cinco veces el detector de incendios. Con eso se lo digo todo. Los perpetradores de la cosa la han llamado «alivio parcial» del confinamiento de los menores, aunque yo la habría bautizado como «medida disuasoria para que no salga ningún niño o niña a la calle ni a rastras de aquí a Navidad». No sé ni cómo contárselo al crío, que, a falta de mascarillas infantiles, ya se había hecho la idea de bajar con la careta de Darth Vader a dar dos o tres vueltas a la manzana. Me imagino la conversación. «Cariño, ¿quieres salir de excursión al cajero de la esquina?». «No, gracias, ama. No podría soportar tanta diversión. Prefiero esperar a que se normalice la actividad de las notarías y me lleves a la lectura de unas escrituras». Las otras alternativas, aparte de arriesgadas, tampoco son muy atractivas. «¿Y qué tal si bajamos a hacer un cuarto de hora de cola a las puertas de la farmacia y cuando toques un poco las mamparas si eso ya nos volvemos?». Nada, que no cuela. «¿Y si hacemos un chupipedido en el supermercado? En vez de pokemons, podrías cazar coronavirus por los pasillos». Que tampoco. Tarde o temprano tengo que decírselo. Allá voy. «Yo para eso no salgo. Esos lo que quieren es fastidiarnos. Yo quiero salir para que me dé el airecito y jugar aunque no sea con nadie». Ha dicho. Luego ya se ha puesto a hablar con un amiguito, vía Skype, sobre lo que les harían a los que han tenido la ocurrencia, he oído algo de una sierra eléctrica y me he ido porque la cosa se estaba poniendo muy gore. Vamos, que si el objetivo era que siguieran encerrados, que se apunten un tanto. Dice el Gobierno que ha tomado la decisión siguiendo las recomendaciones de los expertos, pero me queda la duda de si son expertos en contención o en propagación de pandemias o en suricatos. En niños no. Eso está claro.

PD: Tras publicar el post, el Gobierno ha rectificado. Los niños podrán salir a dar paseos cortos. Habrá que esperar al finde para saber si serán tan cortos que no llegarán a salir del portal, si habrá que envasarlos al vacío o simplemente podrán salir a caminar por las calles como hacen las mascotas.

Arantza Rodríguez