Ideé este ejercicio hace cosa de treinta años y desde entonces su éxito en las aulas es tal que no ha precisado modificaciones. En cuanto al nombre, este obedece a que por entonces acababa de leer una obrita singular – muy recomendable para los jóvenes – escrita por un profesor de matemáticas titulado «Planilandia» que me impactó gratamente por su originalidad didáctica para explicar la árida geometría.
Con Peonilandia se trabaja:
-El movimiento del peón por activa y por pasiva.
-Pensar por el otro bando.
-Poner mucha atención en lo que se hace.
En su versión pequeña consiste en disponer los 8 peones blancos y negros en un diagrama parecido al siguiente:
Blancas: c3,c4,c5,d3,d4,d6,f3,f5
Negras: c6,d5,e3,e4,e5,e6,f4,f6
Ante este diagrama el alumnado ha de responder:
1º ¿Cuántos peones blancos pueden capturar a peones negros?
2º ¿Cuántos peones negros pueden ser capturados por las blancas?
3º ¿Cuántos peones negros pueden capturar peones blancos?
4º ¿Cuántos peones blancos pueden ser capturados por las negras?
Para un aprovechamiento mayor del ejercicio en el aula, la misma posición puede valer girando el tablero como las manecillas del reloj.
El ejercicio puede complicarse mezclando los peones de cuatro juegos para rellenar todo el tablero. En este caso conviene trabajar con fotocopia o por grupos.
El juego fortalece el correcto aprendizaje del peón, sobre todo la captura y que no puede retroceder. Visualmente ayuda en lo concerniente a la discriminación y percepción ajedrecística, así como a la debida atención de los detalles.