En cierto paraje había un rey que se creía un excelente jugador de ajedrez al que no le hacia ninguna falta que nadie le enseñara a jugar mejor, porque ¡el era el mejor! Bueno… el mejor de su reino, donde ningún súbdito se atrevía a ganarle. Como era el rey, tenía el privilegio de salir siempre con blancas. ¡Sus encuentros se contaban por victorias!
Cierto día, llegó al lugar un viajero que por equipaje sólo portaba un ajedrez. ¡pero qué ajedrez! Su tabla era de marfil con las piezas todas confeccionadas en piedras preciosas como diamantes, rubíes, esmeraldas…¡Nadie había visto cosa igual! Su presencia pronto fue puesta en conocimiento del rey quien no dudo en hacerle llamar para disputar una partida.
-Observo que tenéis un ajedrez precioso. –Resaltó el rey con cuquería – ¿Pero es precioso también vuestro ajedrez? ¿O como al resto de mis súbditos os daré mate en cuatro?
-Puestos a fanfarronear, yo podría darlo en dos.
-¡Eso es imposible! –Exclamó el rey levantándose del trono – El mate más común es el del Pastor y es en cuatro; y el más rápido el del Tonto que es en tres. Además, ¡ejem! Aquí sólo yo juego con blancas…
-Podría igualmente – sentenció el visitante.
¡Imposible! ¡Imposible! – Musitaba el rey mientras repasaba mentalmente una y otra vez todas las posibilidades de hacer mate en dos jugadas con blancas, antes de exclamar – ¡Usted es un embaucador que dice poseer una ciencia extraña para que acceda a recibir clases de ajedrez. Pues bien, le reto a que demuestre que es posible dar mate en dos jugadas. Si lo consigue, le haré entrega de mi propia corona de oro. Pero de lo contrario, su juego pasará a engrosar el tesoro de palacio.
El viajero accedió y ante el rey y todos los lugareños, aquel visitante realizó sobre su tablero de marfil 1 f3 e5; 2g4 Dh4 ¡Mate!
El rey empezó a decir ¡No! ¡No! ¡No! sacudiendo de un lado a otro la cabeza. En una de sus sacudidas, la corona voló directamente a las manos del visitante. Y el rey no solo perdió la corona, también perdió la cabeza por lo que al mate se le conoció desde entonces como mate del Loco.
Hola,
Me han gustado mucho tus historias. No soy experta en ajedrez, pero me parece que hay una errata en la jugada del mate del loco. ¿No debería ser 2g4 Dh4?
Un saludo,
Ángela
Amiga Ángela, gracias por el comentario y por comunicar la errata. Acabo de ponerlo bien.