Cuando nos encontramos ante una dificultad y esta tiene solución, decimos que nos hallamos frente a un problema. Cuando no la tiene, ya se trata de un misterio. Pues bien, siendo la vida de por si un auténtico misterio por no saberse cuál es su origen y tampoco es que existan muchas pistas sobre su sentido…además, es todo un problema cuya solución, a saber, la muerte, como que no arroja mucha luz sobre el asunto.
Si a lo anterior que nos afecta a todos, le sumamos, que quien más quien menos, tenemos algún que otro problemilla añadido, no me dirán ustedes que el título que escogió el autor para bautizar este excepcional trabajo no es provocador. Y es que, no es fácil atraer la atención del jugador de ajedrez hacia esta modalidad, en la que más que competir con un adversario lo hace contra si mismo, contra su falta de humildad, de impaciencia, donde no se puede hacer más trampa que ver la solución antes de sacarla con el mero pensamiento…
El libro es una joya del entretenimiento ajedrecístico, pero lejos de recoger entre sus páginas los típicos problemas de cálculo basados en temas tácticos como dar mate en dos, hacer clavadas, descubiertas, sacrificios, etc, plantea diagramas donde se hace discurrir la lógica de un modo algo distinto. Fue así, como gracias a este texto descubrí que hay otro Mate tan corto como el del Loco, que un Mate en una jugada, entraña mayor dificultad de la que creía, que hay posiciones donde aún sabiendo con cuatro movimientos de antelación las jugadas del contrario no es sencillo darle Mate y un sinfín de curiosidades que convierten a este libro en un magnífico material para, de cuando en cuando, enfrentar a un alumnado de élite, con su capacidad de aceptar que el ajedrez encierra complejidades más allá de los estudios de Aperturas, Medio Juego y Finales.