La virtud de esta obra no reside en su muy deficiente confección pedagógica como veremos, sino en la ingente cantidad de motivos visuales o para colorear que ofrece al enseñante que ha de transmitir el gusto por el ajedrez a un alumnado prebenjamín, o sea, renacuajos.
El libro está mal elaborado se mire como se mire: En principio por sus dibujos de los conocidos personajes de Disney como el Pato Donald, es evidente que va dirigido a niños de entre cinco y ocho años. Sin embargo, su formato pequeño, con letra no muy grande, introducción del lenguaje ajedrecístico, etc, evidencian una enorme contradicción con su propósito, pues las obras dirigidas a los más pequeños deben ser en formato grande, letras gordas y dibujos enormes como bien lo saben las editoriales de cuentos.
Los conocimientos están mal distribuidos porque empiezan por el Rey y nada más terminar de enseñar el movimiento de las piezas, se reproducen partidas como la “Inmortal” que supone un gran salto de nivel en el aprendizaje.
No obstante, el texto en buenas manos puede resultar una joya de saberse usar bien como he observado tras diez años dando clase con él: Los monitores pueden desmenuzar sus páginas y hacer fichas para introducir el movimiento de cada pieza y para dar a conocer las leyes básicas del juego. De este modo, los escolares de edades más tempranas dispondrán de materiales más acordes con su edad, porque hemos de reconocer, que las del resto de libros, son un tostón hechas sólo con piezas de ajedrez y en blanco y negro. ¡Ah! Porque yo se las hago pintar con colorines.
También es de gran provecho, si el texto es leído por la mamá a sus hijas con un tablero delante.
Autor: Nicola Lococo
El uso de marionetas en la enseñanza de Ajedrez
La mente infantil que puede ser diminuta e inexperta, pero no tonta, agradece que los conocimientos no se le entreguen crudos tal cual aparecen en la realidad, estratagema de la que ya se sirviera Esopo para confeccionar las primeras fábulas donde por medio de animales se retratan los comportamientos humanos para criticarlos, corregirlos o ensalzarlos, sin que la audiencia se diera por aludida más de lo necesario o autores que como Swift ardiendo en deseos de denunciar los errores de su época situaran la acción en lugares perdidos en la fantasía de un personaje como Gulliver, para no ofender la sensibilidad de sus contemporáneos. Y si esto funciona con los adultos, qué no será entre los más pequeños de la casa.
Así, si a través de los cuentos los niños aprenden lecciones tan importantes para ellos como a no confiar en extraños, a asimilar que los padres pueden en ocasiones herirlos, que el mal se castiga, etc y jugando, interioriza las normas sociales, el rol que le corresponde en el grupo, a trabajar en equipo y mil cosas más que no están en los libros ni se imparten en asignatura alguna, las marionetas en el aula, ayudan al educador a desarrollar distintos planos de su docencia que paso a comentar:
En primer lugar, la marioneta puede servir como contraejemplo pillo al que corregir por mentir, por hacer trampas, por no saberse la lección y cuantas cosas deseemos evitar en nuestros pupilos. De este modo la marioneta absorbe nuestras regañinas desenfadadas ahorrándose las a nuestros alumnos.
En segundo lugar, la marioneta puede ser también un magnífico rival contra el grupo-clase que permite al monitor perder, empatar y ganar con sus alumnos sin poner en riesgo su prestigio y a la vez sin amedrentar al infantil oponente que sabe que puede ganar a la marioneta, pero no al monitor.
Y en tercer lugar, la marioneta puede ser parte de una mecánica pedagógica: Los nuevos conocimientos son presentados por la marioneta, luego el enseñante los desarrolla y cuando la clase lo domina, vuelve la marioneta a hacer el repaso, convirtiéndose en un estímulo motivante su próxima venida.
Yo he trabajado una década con mis alumnos del Colegio Umedi de entre 4 y 6 añitos de edad, y puedo asegurar que, gracias a la incorporación al curso de Triki, “El Monstruo de las galletas” conseguí que un alumnado de tan corta edad prestara atención a conceptos tan sofisticados como “Clavadas”, “Descubiertas”, o “Mate del pozo”, que seguramente sin sus intrépidas visitas me hubiera sido muy difícil transmitir.
En busca de Bobby Fischer
Película muy recomendable para que la vean sobre todo padres, monitores, federativos y ajedrecistas de más de 13 años, pues con las debidas exageraciones de los tópicos habituales que rodean la dramatización del entorno del ajedrez, retrata magistralmente las diversas actitudes de los personajes que pululamos en torno al mundo de la competición escolar, a saber:
En primer plano, aparecen las distintas disposiciones de los niños hacia la práctica del juego que pueden venir por mero azar tras fijarse en gente que está jugando al aire libre en el parque, porque otros amigos juegan y quieren hacer lo mismo, porque sencillamente les atrae practicar un juego de mayores, porque buscan imitar a su padre al que ve jugar con sus amigos en el salón, o porque sus padres les apuntan a clases de ajedrez cuando ellos desearían hacer, por ejemplo ballet.
Una vez el niño aprende a jugar, disfruta del juego y descubre la competición, surgen las diferencias entre los jugadores según son sus resultados deportivos, los que ganan siempre, los que ganan muchas veces y los que pierden; La película sabe recoger los distintos recorridos psicológicos que cada cual establece para afrontar la situación: los hay que aun ganando lo pasan fatal por el estrés que les genera la presión de hacer lo que todos, incluidos los rivales, esperan de ellos, y otros que pese al disgusto de perder continúan disfrutando del juego; Entre ambos extremos hay de todo, los que se dan cuenta que como experiencia ha estado bien pero lo dejan y pasan a dedicarse a la apicultura, los que se conforman con ser segundones, quienes perseveran y terminan mejorando a base de esfuerzo, los que siendo de los mejores acaban por aborrecer el juego y quienes nunca tienen bastante con ganar.
Por este afán desmedido de victoria y debido a la obsesión que puede generar un juego tan exigente como es el ajedrez, la película trata el problema del Ajedrezómano, ese niño que vive por y sólo para el ajedrez incapaz de hacer o pensar en otra cosa que no sea el ajedrez, obtusa perspectiva que en ocasiones lejos de ser evitada, es potenciada por la actitud de unos padres que desean triunfar a través de sus hijos y se implican más que ellos mismos en la competición. Así, asistimos a escenas donde los padres discuten por la relevancia que el ajedrez tiene en la familia hasta el punto de hacer girar todo en torno al mundo del ajedrez, fiestas, vacaciones, viajes en función de las fechas de los torneos, e incluso su práctica puede robar tiempo de estudio al escolar, o esa otra donde se puede apreciar a los padres discutir entre si a las puertas de la sala de juego delante de unos niños avergonzados por el comportamiento de los mayores.
Los monitores también aparecemos caricaturizados bajo dos perfiles que al final se reconcilian: el ajedrecista puro que instruye conocimiento, cálculo, variantes, aperturas y finales exigiendo del alumno concentración, esfuerzo y dedicación científica al juego con disciplina deportiva, y esa otra manera de enseñar a través de la práctica menos rigurosa pero más satisfactoria propia del jugador de café. Al final el niño, personaje principal, fusiona ambos modos de entender el ajedrez en una escena que no me gusta absolutamente nada porque da tablas en un final ganado, pero que hace palpitar al profano en la materia, concesión propia del “Happy End” hollywoodiense que le perdonamos por lo bien llevada que está llevada el resto de la trama.
El Pequeño Fritz: Un auxiliar del monitor
La serie “Érase una vez el Hombre” puso un broche de oro al aforismo “La lección entretenida, mejor es aprendida” por medio de los dibujos animados para hacer llegar al público infantil las hasta entonces tórridas lecciones de historia; En la misma línea, sirviéndose de las nuevas tecnologías que permiten la interactuación, el programa multimedia “El Pequeño Fritz” ha conseguido captar la atención de los más exigentes expertos en videojuegos durante los recreos.
Reconozco que mi aproximación a este nuevo material informático, fue del todo desconfiado. Pero según lo fui probando comprobé que reunía todas las condiciones necesarias para triunfar entre los pequeños y entre los monitores de ajedrez: es sencillo de manjar, los conocimientos están bien expuestos sin más rollo que el imprescindible, los dibujos animados están muy logrados y sus voces son adecuadas a los mismos; Cada nuevo conocimiento precisa de su debida práctica antes de poder recibir otro, el alumnado puede llevar ritmos distintos de aprendizaje porque el juego permite el desarrollo simultáneo de distintos recorridos pedagógicos por medio de claves distintas para acceder al juego, los jugadores van aumentando progresivamente su nivel dentro de una historia bien trabada en la que han de resolver distintos retos a los que se enfrentan los personajes…En sus primeras fases, los juegos no son propiamente ajedrecísticos aunque sí trabajan destrezas que posteriormente serán necesarias en el juego de ajedrez como por ejemplo el concepto de “Oposición de los reyes” se aprende en un combate de “Sumo” o a mover la torre en un laberinto que recuerda al “Comecocos”.
Sin pérdida de tiempo, introduje el programa en mis clases de ajedrez de la EMAB ( Escuela Municipal de Ajedrez de Bilbao) de la que soy Director. El éxito fue total: En una época en la que el alumnado nace sabiendo mover el ratón, sólo he tenido que solicitar de los colegios dar clase de ajedrez en aulas con ordenador. He usado el pequeño Fritz en sus niveles I y II para primero, premiar a quienes se portaban bien y luego para trabajar por grupos separados con el alumnado, de modo que el programa ha sido como un segundo monitor que me tiene distraídos y practicando a dos o tres elementos mientras yo trabajo con el resto. Después, visto que el alumnado apenas me necesitaba para interactuar con el programa, solicité a los centros que instalaran “El Pequeño Fritz” para que durante la semana, fuera de las clases de Ajedrez, los alumnos pudieran practicar por su cuenta. Como esperaba, al verlo otros niños y niñas, en pocas semanas unos a otros se enseñaron y todos, quien más quien menos, había aprendido a jugar, sino al ajedrez, sí al “Pequeño Fritz”, para el que siempre hay cola, según me cuentan. Así las cosas, me vi forzado a dejar el CD original a los padres, dada la enorme demanda del mismo. Hoy es el día en el que en esos centros, el alumnado que se incorpora en tercero de primaria, me viene con el movimiento de las piezas aprendido.
Supongo, que en el futuro este juego interactivo será contemplado como algo muy rudimentario, pero desde mi experiencia como monitor de ajedrez desde hace ya 30 años, les hago saber a todos los monitores que tengan a su cargo niños de entre 5 y 12 años, que merece la pena incorporar a sus clases esta excelente herramienta informática y también a aquellos padres deseosos de que sus hijos aprendan y estimulen su inteligencia mientras se divierten.
Ahora bien…como en el caso de los libros, por muy bueno que sea este programa, siempre necesitará de ser introducido y acompañado por el monitor o el padre. El monitor perezoso o el padre por accidente, que busque algo que le libere de su responsabilidad, no lo hallará ni en el Ajedrez, ni en “El Pequeño Fritz”, pues para esa función ya contamos con la Tele, cuya labor al respecto me parece insuperable.
Este Domingo ¡Todos a Sestao!
Tras la primera exitosa cita de Jesuitas, el Club de Sestao y su formidable Escuela Municipal dirigida por Juan Viqueira, esperan ansiosos recoger el testigo del Torneo Escolar de la Diputación.
Categorías: Benjamín (nacidos 2002-2003), alevín (00-01), e infantil(98-99)
Fecha: 12 de febrero de 2012.
Hora de inicio: 10:00 a.m.
Hora final: Entre 14:00 y 15:00.
Local de juego: Polideportivo La Benedicta de Sestao (junto a la ría)
Inscripción: a través del monitor, o contactando con la Federación Vizcaína de Ajedrez (944415231 info@fvda.org) antes del viernes a las 19:30 horas, indicando nombre, dos apellidos, fecha de nacimiento, y colegio.
Espero veros a todos por allí y que quienes sepan sacar fotos hagan un buen reportaje gráfico para que luego lo podamos disfrutar bien comentado aquí.