Mida su fuerza ajedrecística 1,2 y 3 de August Livshitz

Después de enseñarle a los principiantes los cuatro temas tácticos de rigor – Ataque doble, Enfilada, Clavada y Descubierta – Después de haber presentados más temas tácticos de la mano de Murray Chandler, es el momento de elevar la fuerza táctica y su capacidad de cálculo. A tal fin, una buena obra graduada en tres volúmenes, es la que ahora presento.
Lo bueno de estos textos, es que de hacerlos el alumno, mejora su fuerza un 100% si tiene cualidades y si no las tiene al menos sube un 30%. Al ser un texto bien trabado, ordenado, con soluciones al dorso, etc, permite al profesor cederle autonomía al alumno para que trabaje por su cuenta y se haga responsable de su propia evolución en este terreno, pudiendo dedicar el tiempo de las clases al estudio y profundización de temas que por la propia reflexión personal no se avanzan, pues son fruto del esfuerzo científico del colectivo ajedrecístico. Con ello, además se empieza a esclarecer qué alumnos por su vagancia no merece la pena dedicarles esfuerzo, pues del talento se vive un rato…el resto es trabajo personal y espíritu de sacrificio.
Yo introduzco este material con un alumnado que lleva conmigo dos años si es infantil y tres o cuatro si todavía es alevín. Lo juzgo apropiado a partir de doce años. Luego ya les llegará “El Polgar”.

Ajedrez de entrenamiento, de Alexander Koblenz

 

 Uno de los mejores textos para trabajar algunas nociones presentadas en “Estrategia moderna en ajedrez” de Pachman, es “Ajedrez de entrenamiento” cuya virtud radica en presentar principios básicos y esquemas de pensamiento que ayudan a entender los ladrillos de la estrategia proponiendo varios ejercicios específicos para cada noción explicada.

La obra de Koblenz no pretende entonces abarcar todos los conceptos de estrategia, solo profundizar en la comprensión, por ejemplo, del control de las columnas, su creación, el dominio de la séptima fila, diferenciar el alfil bueno del malo, los planteamientos de partidas con enroques opuestos, etc. En consecuencia no es un texto adecuado para quien se inicia en temas estratégicos. Sólo quienes ya hayan trabajado la estrategia y hayan asimilado su importancia tendrán ocasión de perfeccionar sus análisis con el estudio de esta obra, muy recomendable para jugadores cadetes en adelante.

Estrategia Moderna en Ajedrez, de Ludek Pachman

Cuando el alumnado de ajedrez ha aprendido los Finales básicos, aplica con criterio los Principios de Apertura, conoce las celadas típicas y sobre todo domina la táctica, es el momento de iniciarle en los fundamentos de estrategia más allá de lo que se le haya mostrado en diferido de lo principal de “Mi sistema”. A tal efecto, el de iniciar el ajedrez avanzado y que trabe conocimiento de los conceptos fundamentales de la estrategia, el mejor trabajo de conjunto en cuanto a sencillez de exposición, ejemplos ofrecidos y elementos tratados es la obra que hoy presento.

Es un tratado bien organizado, exhaustivo y con los ejemplos muy bien escogidos para ilustrar los distintos y variados temas sobre los que versan las respectivas lecciones. De su primera, lectura que no tiene por qué ser completa, el alumnado sacará una más profunda perspectiva del juego de ajedrez que le permitirá reflexionar a la hora de cambiar un alfil por un caballo, distinguir cuando estos son superiores al alfil, cuando la Dama vale más que las dos torres, etc.

El texto es de los que no debe faltar en un club ni en la biblioteca del monitor. Si bien la ventaja respecto al Magistral “Mi sistema” de Nimzowitsch es que se puede impartir clase con él, todavía no alcanza para poderse fotocopiar y entregar para uso del alumnado. De hecho, este sería un reto para los pedagogos de ajedrez, ofrecer una obra de estrategia lo suficientemente clara y bien expuesta como para que un alumnado de entre 10 y 16 años la pudiera trabajar por su cuenta.

Mi sistema, de Nimzowitsch

El nombre de este individuo debería ser tipificado como delito; Pero no os quejeís...lo de Nietzsche demuestra que se puede mejorar.

Esta obra que va camino de superar al “Capital” de Marx, al “Don Quijote” de Cervantes y a la propia Biblia en cuanto a número de referencias, elogios y recomendaciones sin haber sido leída, tuvo el mérito en su día de fijar los distintos conocimientos de estrategia que han regido durante el siglo XX en el tablero, bien para reforzarlos, bien para discutirlos. Sin embargo, su texto rudo y sin tregua al esparcimiento está más dirigido al enseñante que al aprendiz, sucediéndole eso de que es más sencillo andar que explicar como se anda. En consecuencia, la obra no es recomendable ni para fotocopiar ni para leer durante la clase. Con todo, el monitor debe trabajar sus páginas para extraer de ellas principios elementales de estrategia sobre todo en cuanto a las nociones de Desarrollo, Espacio, Tiempo y casillas débiles, así como algunos de los ejemplos que propone su autor.

Gracias a Nimzowitsch, los ajedrecistas y pedagogos prestaron mayor atención a los aspectos estratégicos de la posición y sus implicaciones, de modo que hoy contamos con más y mejores textos para iniciar y profundizar en los temas y motivos que en vanguardia su genio estableció como prioritarios de la reflexión a comienzos del siglo pasado. Sólo por esa razón, hemos de remitirnos a su obra como monitores, pero también por el mismo motivo hemos de evitársela al alumnado.

El arte de la defensa, de Illia Kan

Con este libro yo aprendía a atacar.

Aunque mi primer libro de Ajedrez fue el legendario “Yo juego para ganar” de B.Larsen que me regalaron por mi séptimo cumpleaños, el primero que leí por mi cuenta de un tirón y sin tablero de regreso a Castro Urdiales en autobús tras adquirirlo en una librería de Bilbao ya con doce años, fue este diamante pedagógico cuya sabiduría emociona con sólo abrir sus páginas al alumnado ya ducho en los trucos y celadas de aperturas contra el rey en el centro, que por ello enroca de forma mecánica y que desconoce los riesgos que entraña esta formula habitual de proteger a la pieza más valiosa.

Una primera lectura superficial, ya basta a cualquiera que maneje un mínimo de recursos tácticos para doblar su capacidad de combate en la partida, porque “El arte de la defensa” mientras introduce al educando en el concepto de la “Defensa” descuidado ampliamente en su juego con principios fundamentales verbigracia “Economía de piezas en la tarea defensiva” fundamental para estar en condiciones de organizar un contraataque, enseña por inversión los modos y maneras de atacar las debilidades, noción que gracias a este texto empieza a ser comprendido en toda su profundidad.

Su esquemático estudio de las estructuras típicas nacidas del enroque es una de las lecciones más provechosas que yo haya visto en obra alguna en relación tiempo invertido en su lectura y conocimiento adquirido. Por ello recomiendo su adquisición a todo monitor que tenga intención de elevar el nivel táctico-estratégico de sus discípulos, a la vez que les pone a prueba su capacidad de trabajar por si mismos, pues es un texto fácil de seguir para niños de 12 años en adelante.

Tras su lectura, es inevitable que se instale cierto desasosiego al hacer el enroque, se meditará más avanzar los hasta entonces mecánicos h3,a3 y sus correspondencias negras, doblar peones…pero es una fase necearía que se ha de quemar antes de revisar de nuevo todo cuando más adelante se lea a Watson.