Piezas en el banquillo

BANQUILLO

“Las piezas que no se desarrollan están en el banquillo”. Esta es una de las frases más recurrentes en mis clases de Ajedrez. Pero los consejos y advertencias no parecen suficiente…
Cuando harto de repetir a mis alumnos que no se puede ganar al rival sólo con la Dama, a fin de impresionarles durante el análisis de la partida les quitaba desde el inicio, las piezas que no habían intervenido a lo largo de la toda la planilla.
Como es mejor escarmentar en carne ajena que en la propia, hoy os propongo que visionemos el siguiente ejemplo sin demasiados comentarios para, a continuación, reproducirla sin el Flanco de rey Blanco. El ejercicio ayudará a comprender mejor al alumnado por qué se le insiste tanto en desarrollar las piezas.

Sokolov – Aronian, Olimpiada, 2006
1. d4 Cf6 2. c4 e6 3. Cc3 Ab4 4. Dc2 d5 5. cd5 ed5 6. Ag5 c5 7. dc5 h6 8. Ah4 g5 9. Ag3 Ce4 10. Ab8 Df6 11. Ag3 Cc3 12. a3 Af5 13. Dd2 Aa5 14. b4 Ce4 15. Dc1 Tc8 16. Ta2 Tc5 17. Da1 Dc6 18. De5 Rd8 19. Dh8 Rd7

Excepcional excepción a las reglas del desarrollo

Los monitores de ajedrez insistimos en que se respeten las reglas del desarrollo, a fin de que nuestro alumnado no incurra en demasiados errores de Apertura, cuando no, en pillinas celadas agazapadas sobre el tablero para quien no las aprende en el aula. Sin embargo, no conviene perder de vista que las reglas tienen sus excepciones y las reglas de ajedrez del desarrollo, no iban a ser una excepción, por lo que, tampoco resulta muy apropiado corregir en exceso si con ello coartamos la creatividad innata del niño, menos todavía, tras conocer la siguiente partida donde Shirov, hace añicos varios de nuestros sacrosantos postulados como, no mover en la Apertura demasiados peones; no mover seguido sin necesidad la misma pieza; no dejar mucho rato el rey en el centro, etc.
Como toda partida magistral, merece la pena su visionado entero. Empero, en esta ocasión el acento de la enseñanza habremos de ponerlo en su excepcional inicio en su doble sentido, cuyo comentario irá aderezado de autocrítica para el monitoraje ajedrecístico.

Gelfand – Shirov, Linares 1993

1. c4 e6 2. Cf3 d5 3. g3 c6 4. b3 a5 Sin ser tiquismiquis, podríamos aceptar los tres primeros movimientos de peón, pero no ya el cuarto. Seguramente si un joven pupilo hiciera estas jugadas, le estaríamos llamando la atención sobre su planteamiento.

5. Ab2 a4 Ante esta jugada pocos entrenadores dejarían de preguntarse ¿Pero qué diablos estará haciendo este tío? ¡No me hace caso en nada!

6. Ag2 a3 Aquí más de un monitor se giraría en medio de la sala llevándose las manos a la cabeza.

7. Ac3 b5 ¡A perdido el juicio! Exclamaríamos algunos fuera del terreno de juego.

8. c5 Cf6 ¡Por fin! Algo sensato…Pensaríamos la mayoría.

9. b4 Ce4 Pero ¿A dónde vas alma de dios? – Pensaríamos para nuestros adentros.

10. O-O Cc3 Pero ¿Para qué le doy clases? – Nos interrogaríamos en alto ante los colegas. – Hace lo contrario de lo que se le enseña. Ese cambio favorece el desarrollo del caballo blanco y ha invertido tres tiempos en ello: f6,e4 y c3.

11. Cc3 d4 ¿Ha tomado algún medicamento antes de la partida? – Preguntaríamos a los padres a modo de justificación.

12. Ce4 f5 Nada. Se ha vuelto loco. – Afirmaríamos resignados.
El resto del encuentro transcurrió como sigue:

13. Ceg5 Ae7 14. h4 Af6 15. Db3 Dd5 16. Db1 h6 17. Ch3 e5 18. e3 de3 19. de3 Ta4 20. Cd4 Dd7 21. Cc2 O-O 22. e4 f4 23. Db3 Df7 24. Df7 Tf7 25. Tfd1 f3 26. Af1 g5 27. Td3 g4 28. Rh2 Td7 29. Tad1 Td3 30. Td3 Ae6 31. Td6 Rf7 32. Ab5 cb5 33. Tb6 Ca6 34. Tb5 Aa2 35. c6 Ab1 36. Tb7 Re6 37. Ca3 Ta3 38. b5 Ae4 39. Ta7 gh3 40. c7 0 – 1

Tras la victoria, estoy convencido de que nos dirigiríamos a nuestro jugador y le diríamos en tono de rapapolvo y advertencia: La apertura ha sido un auténtico estropicio; Te has quedado muy mal; ¿Se puede saber a qué jugabas? Te ha salido bien, pero porque tu rival era muy malo y no ha sabido aprovechar tus pérdidas de tiempo, tu pésimo desarrollo, tus casillas débiles, tus débiles peones y la mala situación de tu rey. ¡Que no se vuelva a repetir.