El foco sobre Espinar

Está bien variar de vez en cuando la monodieta del Falcon Crest en Ferraz y franquicias asociadas. En esta ocasión, lo que el diputado Iglesias Turrión ha dado en motejar “Máquina del fango” colocaba el foco en el pablista de primera hora Ramón Espinar Merino, también conocido como Ramón Espinar hijo para diferenciarlo de su célebre padre, feliz titular en su día de una Tarjeta Black de Caja Madrid. Contaba la cadena SER a todo trapo que el aspirante a la secretaría general de Podemos en la comunidad de Madrid había acreditado sus pinitos en el proceloso mar de la especulación inmobiliaria. Le acusaba, como probablemente habrán leído u oído, de haberse embolsado 30.000 euros en la venta de un piso de protección oficial en Alcobendas que no había llegado a ocupar.

Siendo justos, es verdad que no fueron 30.000 sino 20.000, que la vivienda no era exactamente de protección oficial sino algo por el estilo, y que no pudo ocuparla porque cuando la pagó, estaba aún sin acabar. El marronazo queda, pues, en marroncito. Es más, no parece que haya absolutamente nada técnicamente punible.

Otra cosa es que llame la atención que un crío de 21 años de requeteizquierdas sin ingresos regulares se meta en una casa con dos garajes. Y qué decir del hecho de que la cooperativa promotora se la conceda y financie, o de que ese padre con el que hasta ahora aseguraba no tener trato le prestase un pastizal para la entrada. Venga, va: nada ilegal. ¿Feo? Allá cada cual. Pensemos, sin embargo, en Espinar como posible gestor de recursos públicos. Ha dejado claro que no tiene empacho en comprar lo que sabe que no podrá pagar.

Mariano gana todo

Pues ahí lo tienen. Para que luego digan de la estrategia de la estatua. Una vez más, el ganador es… ¡Mariano Rajoy Brey! Y se lo lleva todo todito todo. Como obsequio preliminar, el mordisco al polvo de Pedro Sánchez en forma de renuncia al acta de diputado para no tener que votar lo que no quería; pobre desgraciado, no ha caído en la cuenta de que al irse ha hecho automáticamente que el número de abstenciones necesarias pasara de 11 a 10, lo que ha sido tanto como abstenerse. Luego, y conforme a guión, el Tancredo galaico se ha alzado con el teórico premio principal, la investidura que convalida y deja impunes mil casos de corrupción y otros tantos recortes, golpes de rodillo y, por lo que nos toca más cerca, tantarantanes al autogobierno. Además, con diez meses de gobierno en funciones de regaliz.

Pero no se acaba ahí el lote del triunfo. Incluye haber dejado al PSOE como un bebedero de patos, bien es cierto que con la colaboración imprescindible de las direcciones anterior y actual, ejemplo en lo sucesivo en materia de autolesiones. A ver qué hacen, por cierto, los mandarines interinos con los quince culiparlantes que, más cerca de lo patético que de lo épico, se mantuvieron en el inútil ‘No’. Si acaban en el grupo mixto, se materializará lo que en cualquier caso ya iba a ocurrir a efectos prácticos: que los galones de formación principal de la oposición recaerán en Podemos. Eso también forma parte del botín de Rajoy. Le viene de perlas tener enfrente a Pablo Iglesias, un tipo que fuera de sus fieles transmite una nada seductora mezcla de histrionismo e histerismo. Ha hecho pleno. Y sin moverse.

Linchamiento en Alsasua

El pasado nos persigue. A punto de cumplirse cinco años de algo que ocurrió en 2011 (aquel comunicado largamente esperado), volvemos, como poco, a 1998. Alsasua, un solo hecho y dos versiones radicalmente opuestas. Ninguna creíble porque una y otra son de parte y arrojadizas. Juegan al viejo acción-reacción-acción, y a los hechos que les vayan dando morcilla. Cuádrese cada cual junto a su mástil y entone su cántico de guerra. Todo lo empezaron los de enfrente, faltaría más.

En triste y un tanto cobarde consonancia, dos declaraciones institucionales en el Parlamento de Navarra. La primera, en términos épicos entre el verdeoliva y el rojigualda; arriba España o así, todo por la patria. Votos a favor: UPN, PPN, PSN. La segunda, meliflua, de silbido a la vía, como al despiste, a ver si colaba y la esponjosa ambigüedad arrastraba también a EH Bildu. Ni por esas. Abstención y gracias. Votos a favor: Geroa Bai, Podemos e Izquierda Ezkerra. ¿El Gobierno del cambio? Bien, gracias. Los desacuerdos pactados, ya saben, no vayamos a darle pisto al Antiguo Régimen.

Lástima que esta vez no se haya conseguido tal objetivo. Por casualidad, puse ayer la tele en el canal progre por excelencia, y me encontré a Eduardo Inda con una apreciable erección neuronal mientras lanzaba los sapos y culebras de rigor. El resto de contertulios presentes, los mismos que habitualmente se le echan a la yugular, le hacían palmas. Digo yo que alguna conclusión deberíamos sacar de esa unanimidad. Bien es verdad que resulta más cómodo hacer como si no supiéramos que, ocurriese como ocurriese, el linchamiento del sábado no tiene un pase.

Dando la nota

Es la sabiduría del azulejo de tasca. Hace un día estupendo; ya verás cómo viene alguno y lo jode. Tal cual, oigan. Prácticamente todo el arco ideológico —cómo pica, ¿eh?— con la emoción aún a flor de piel por el bello homenaje al heroico y pluralísimo primer gobierno vasco, y tenían que venir las excrecencias tiñosas a montar el lío. Me apresuro a aclarar que no me refiero a los sindicatos que, creo que con bastante razón, mostraron su malestar por no haber sido invitados.

Hablo, por ejemplo, de quienes, con dos bemoles, se arrogaron la continuidad histórica de algunos de los partidos presentes en aquel ejecutivo. El hilo entre la Izquierda Republicana de Azaña y la minúscula camarilla que lleva hoy el mismo nombre es puro choteo. Y en cuanto al PCE-EPK, lo que me iba a reír si los fundadores se levantaran de la tumba y se encontraran lo que han hecho con sus siglas. Por cierto, unas y otras (IR y EPK) integradas en una coalición llamada en la CAV Ezker Anitza, que ha concurrido a los dos últimos comicios con Podemos. Pues miren ustedes que en Gernika sí estuvo el viernes su candidata a lehendakari, Pili Zabala. ¿Es que no la reconocen como representante?. No hace falta respuesta: esto va de fulanismo, de estar en la foto, o si no, me enfado y suelto que todo es una peneuvada, aunque en el acto vimos a Garaikoetxea, Otegi, López, Mendia, la citada Zabala y hasta Carmelo Barrio.

Eso, sin mentar el trato infame que dio el EPK ortodoxo de Ormazábal a su consejero. Lo expulsó tachándolo de traidor. No por casualidad, Juan Astigarrabia murió en 1989 como militante de Euskadiko Ezkerra. Leamos más.

Lehendakari, sí; portavoz, no

Una noticia despistada en la maraña de la actualidad: Lander Martínez será el portavoz de Elkarrekin Podemos en el Parlamento vasco. Enunciada como afirmación, casi cuela. Pero esta vez  el mensaje está en la parte que queda en sombra. Es la versión negativa la que habla: Pili Zabala no será la portavoz parlamentaria de la coalición que la presentó como candidata a lehendakari. ¿A nadie le sale de ojo? Después de intentar convencer a la ciudadanía de que era la persona indicada para asumir la presidencia del Gobierno Vasco, se decide que entre quienes le acompañaban en las listas, hay alguien más idóneo para ejercer la portavocía.

De entrada, se me ocurre que era una información que se debía haber suministrado a los votantes: “Miren ustedes, para Ajuria Enea, sí; para la tribuna de oradores, no”. Pensaba uno que en la inmaculada nueva política no se estilaban ni el ocultamiento ni el culebreo. Todo a la cara. Ya vemos que no. Algún pie para la suspicacia ya da. Máxime, cuando ante lo que los miopes vimos como un incumplimiento de expectativas del carajo de la vela, se nos explicó con tono de institutriz cabreada que estábamos ante una irrupción sideral en la cámara vasca. Bonita forma, entonces, de recompensar a quien ha puesto rostro y alma a ese éxito sin precedentes: relegarla a un puesto ornamental y, en lo sustantivo, a poco más que un dedo que apriete un botón. ¿Que tomará la palabra en las cuestiones de paz y convivencia? No me cabe la menor duda, y será el modo de confesar sin tapujos el tipo de razones a que obedeció su elección, y en el mismo viaje, que se trató de una decisión fallida.

El PNV pierde las elecciones

Si las celebraciones de los triunfos dicen mucho de tí, las de las derrotas suponen un retrato que ni las estatuas esas que tantos miles de visitantes han llevado al Bellas Artes de Bilbao. ¿Qué me está contando, columnero liante? ¿Que hay quien festeja haber palmado? Suena extraño, pero tal parece. Las redes sociales son testigos fehacientes. Un 18 de talla XXL acompañado de globitos, serpentinas y confeti dio al mundo —o sea, a cierta parte del mundo que se arroga ser el mundo— la buena nueva de la consecución en la buena lid de un recuento justo del escaño que hacía ese número para EH Bildu.

Miel sobre hojuelas, el asiento lo perdía el PNV, y como si se tratara del gol en tiempo de descuento que equivale a una Champions, la euforia se desbordó. Oeoeoé para arriba, oeoeoé para abajo, chistes a dar, cuentas de la lechera, cortes de manga… Un espectáculo digno de presenciar. O más bien, sobre el que reflexionar, como dije el otro día, en frío. Si es que aquí rebajamos alguna vez la temperatura, que no parece.

Es verdad que ha cambiado el escenario. Está más abierto. O probablemente, algo menos atado. Ahora solo hay dos sumas de dos que dan mayoría absoluta. Eso dicen las tozudas matemáticas, que añaden que la primera fuerza, además de ser la única de las que obtuvieron representación en 2012 que ha crecido, saca a la segunda 173.000 votos y 10 escaños. La distancia hace cuatro años era de 106.000 sufragios y 6 asientos. La medida de un éxito la da que el segundo manifieste su inmensa felicidad por no haber sido tercero. Aunque lo triste de todo esto, en mi opinión, es ver cómo crece la fractura.

Maldita gente

Sí, ya me lo sé. Luego han llegado los matices, las apostillas, los portantoencuantos, los mohínes porque jolín, me lo sacan todo de contexto, y hasta los borrados avergonzados/arrepentidos de tuits. Pero no cuela. En cuanto rascas con una moneda de cinco céntimos, bajo la piel de todos los apóstoles del viva la gente y demás lemas de catequesis aparece un señorito que desprecia visceralmente al populacho. En menos de 24 horas, dos hediondos ejemplos del neodespotismo morado.

El primero, un tal Miguel Anxo Fernán-Vello, diputado de En Marea, que tras el varapalo —mucho sorpaso al PSOE, pero ¡27! escaños menos que el PP— a manos de Núñez Feijoó, corrió a piar: “Extraño pueblo el nuestro. Esclavos que votan al amo, al cacique, al que manda, a los de siempre. Pueblo alienado e ignorante. Triste”. Como Jack Nicholson en Algunos hombres buenos (cito de memoria): Maldita gente, no se merecen que nos deslomemos por ellos. Y sí, que fue un calentón, que 140 caracteres tal y cual. Pero una parte amplísima de los supremacistas de aluvión, proclamando a coro: “Tiene toda la puta razón”.

De propina, Carolina Bescansa, en el ejercicio de su magisterio sociológico: “Si en este país solo votase la gente menor de 45 años, Pablo Iglesias sería presidente del Gobierno desde el año pasado”. En otro párrafo, una alusión al reaccionario voto rural. ¿A nadie le suena a aquellos progrefachas que allá por 1931 le espetaban a Clara Campoamor que no se debía permitir el sufragio femenino porque acabarían decidiendo los confesores de las mujeres? Pero no me hagan caso. Ya saben que estas líneas son producto de mi obsesión.