En principio se podría pensar que al comienzo de la partida estando el rey rodeado de todas sus piezas, el peligro de recibir mate está todavía muy lejos. Las primeras enseñanzas con los mates de final de partida como el de escalera o cochinillo, en nada colaboran para corregir tan natural cuanto engañosa apreciación. Por ello es conveniente explicar los mates de apertura en cuanto se tenga ocasión, combinados con los principios básicos, de centro, desarrollo, espacio, tiempo y posición del rey que han de guiar el juego en la primera fase de la partida.
Los mates en plena apertura convierten a la partida en lo que se denomina una Miniatura. Acontecen por:
-Mal juego: Sencillamente no se presta la más mínima atención a los principios de apertura como ocurre en el Mate del Loco.
-Imprecisión: Cuando se juega de modo rutinario siguiendo superficialmente los principios sin atender los temas tácticos como puede suceder con el mate del Establo.
-Despiste: cuando habiendo mate en una no es advertido y no se evita, como sucede en el Pastor.
-Celada: cuando el oponente pone un cebo que tácticamente de ser aceptado conduce a la derrota como en el Legal.
De estas cuatro vías por donde el mate puede sorprender en plena apertura, la cuarta, la celada, puede vitarse por preparación, pues las trampas del trampero que no del tramposo, una vez conocidas carecen de peligro de no ser que uno desee aprender por experiencia en vez de a través del estudio. Tanto es así, que muchas de ellas dada su fama entre los ajedrecistas tienen el honor de ser bautizadas como las propias aperturas en las que nacen, de este modo tenemos la Celada Blackburne en la Apertura Italiana o “El arca de Noe” en la Española.