Aitor Arabiotorre y todo el club de Elorrio aguardan impacientes y algo presionados por la magnífica organización de las citas que le han antecedido, a esta última prueba individual de clasificación para la Gran Final. Las espadas están más en alto que nunca, pues ha habido enorme igualdad en los puestos de cabeza y son muchos los participante que han llegado hasta aquí con serias opciones para acceder a una plaza del selecto grupo de Finalistas. Esperemos que la tensión y los nervios no traicionen dentro y fuera del tablero la magnífica lección de deportividad mostrada por participantes, monitores, escuelas y familiares hasta la fecha. Como siempre, paso a dar a conocer los datos de interés ofrecidos por la Federación Vizcaína de Ajedrez, una de las mejores entidades a nivel mundial en la organización de torneos para niños.
Categorías: Benjamín (nacidos 2002-2003), alevín (00-01), e infantil(98-99)
Fecha: 11 de marzo de 2012.
Hora de inicio: 10:00 a.m.
Hora final: Entre 14:00 y 15:00.
Local de juego: Txintxirri Ikastola (San Pío X, nº 3) de Eorrio
Inscripción: a través del monitor, o contactando con la Federación Vizcaína de Ajedrez
(944415231 info@fvda.org) la semana anterior al torneo, antes del viernes a las 19:30
horas, indicando el nombre, dos apellidos, fecha de nacimiento, y colegio.
Del Arbitraje Escolar
Hoy por hoy, no existe dentro del Colegio arbitral la categoría escolar para designar a un árbitro. Ello no es óbice para distinguir dentro de la propia actividad arbitral el registro escolar, del federado, dado que los matices y componentes que concurren en dicho ámbito nos facultan para abrir este campo dentro de nuestra esfera competencial. En otras palabras, aunque no exista la categoría de árbitro escolar, sí se da el fenómeno de la competición escolar, y por ende, hemos de distinguir un arbitraje específico para dicha competición separada, que no yuxtapuesta, al ámbito general del arbitraje.
Separada en el sentido de “distinguida” para reforzar las peculiaridades y características que han de regir el arbitraje escolar, más no yuxtapuesta al arbitraje general, pues ninguna de las decisiones que se tomen en el ámbito de la competición escolar, pueden entrar en contradicción con la norma general. En todo caso, ha de contemplarse el arbitraje escolar, bien como un complemento al arbitraje general, en el caso de ciertas normas específicas, o como un grado rebajado de la potencialidad del arbitraje general.
AGENTES QUE INTERVIENEN EN LA COMPETICIÓN ESCOLAR
En la competición escolar, inciden distintos vértices que no aparecen en el arbitraje general, y que paso a comentar:
– NIÑO/A: Desempeña la función de jugador, pero a diferencia del arbitraje general no podemos contemplar a éste, como un sujeto plenamente responsable, pues detrás de él, hay otras figuras que le tutelan, además, se ha de tener en cuenta, que el jugador escolar, está en pleno proceso de aprendizaje, tanto del juego, como de la normativa, y en consecuencia, habremos de cuidarnos mucho en no ser severos en el cumplimiento de todas las leyes, o de alguna de ellas.
– MONITOR: Detrás de los jugadores escolares, lo normal es que haya un responsable cualificado a tal efecto y con la debida titulación de monitor, cuyas funciones pueden ir desde un sencillo acompañante, hasta un entrenador, pasando por abogado defensor, delegado, capitán… Es función del monitor, representar al jugador y tramitarle la inscripción, velar por el buen hacer del árbitro, presentar las reclamaciones, supervisar que las actas lleguen a su debido destino y de forma correcta, el rellenado de las mismas, etc. Pero sobre todo, la función más destacada es la de instruir al jugador en la correcta técnica del juego y en las leyes que lo rigen. Por consiguiente, es su obligación no enviar niños y niñas al campeonato escolar, sin la debida formación en dichos conocimientos. Además el monitor, debe dar ejemplo a su alumnado y acatar las decisiones arbitrales, aun cuando éstas les sean desfavorables a sus intereses y realizar las protestas de forma argumentada y respetuosa.
– COLEGIOS: Aunque no siempre, la mayor parte de las veces, los jugadores escolares representan a colegios. Por consiguiente, el árbitro debe tener muy presente, que detrás de cualquier jugador, hay una institución, con capacidad muy superior a la que tiene un club, a la hora de tomar alguna medida disciplinaria sin que antes haya sido suficientemente confrontada con su delegado o responsable técnico del colegio, pues no sería la primera vez que se hace una montaña de un grano de arena. Por su parte, hemos, también, de ser conscientes, que el colegio tiene, no solo derecho, sino también obligación para con su jugador, como es trasmitirle todas las notificaciones oficiales, así como su debida inscripción, licencia….
– FAMILIARES: Los familiares son la figura de cara a la competición, en principio más irrelevante, en cuanto tales. Sin embargo, a la sazón, resultan los más problemáticos, pues no gozan de los conocimientos suficientes como jugador, ni como monitor ni como árbitro, y suelen intentar hacer las veces de todos ellos a un tiempo. Por ello, el árbitro nunca debe dejar pronunciarse a los padres, en ningún caso y ha de mantenerles lo más lejos posible de la partida, y de la sala de juego.
– DIPUTACIÓN: La Diputación, que es la que patrocina normalmente los encuentros escolares, y la que otorga los permisos para que los jugadores en edad escolar puedan participar en éste o en otro torneo, entrega a todos los colegios y a todas las federaciones, un manual con una normativa escolar general, y en algunos casos, algunos apartados específicos, al margen de las leyes de la federación. El árbitro de competición escolar, debe estar al tanto de ésta legislación de la Diputación para velar por ella y hacerla cumplir, no sea que un cualquiera, externo a la organización federativa, deje en evidencia carencias nuestras en este sentido.
– FEDERACIÓN: La Federación es en quien la Diputación ha delegado la dirección técnica del torneo escolar. Es éste organismo el que se ocupará de indicarnos a los árbitros, los parámetros, grados y niveles en que debamos desempeñar nuestra competencia. Es a ella a la que nos debemos en primer grado, pues es ella, la Federación la que tiene la potestad de nombrarnos y destituirnos en nuestras funciones. Nuestros informes arbitrales, es a ella, y solo a ella, a la Federación, a la que debemos entregárselos, para que use de ellos como bien juzgue oportuno.
– ÁRBITRO: El árbitro de la competición escolar, ha de tener presente todos los aspectos referidos anteriormente, y buscar un equilibrio de todos los agentes que participan. Por consiguiente, lo primero que ha de hacer el árbitro, es velar por la buena marcha técnica del torneo, por el cumplimiento de la normativa escolar de Diputación y las leyes de la FIDE.
PROPIEDADES DEL ARBITRAJE ESCOLAR
Ya he adelantado más arriba, que cuanto se diga del arbitraje escolar, no puede entrar en contradicción con la norma general. Así pues, todo cuanto diga a continuación
se supone ya del árbitro, sólo que en éste caso lo remitimos a la competición escolar.
– IMPARCIALIDAD: Todos los agentes arriba mencionados, deben percibir del árbitro una total e impecable imparcialidad. Por ello no recomendamos que se dedique al arbitraje escolar en ámbitos elevados, monitores muy conocidos, dado que ello generaría una comprensiva desconfianza hacia su persona, independientemente de su pulcra actuación.
– LABOR DE JUEZ: El árbitro debe hacer cumplir las leyes que le han sido dadas si bien, con la consabida coletilla de interpretarla según los casos. En este sentido, el árbitro tendrá como leyes, las de la FIDE, que regulan el juego técnico, las de Diputación, que regulan la competición escolar, y las que se escriban y publiciten matizando las anteriores, para cada caso concreto, todas ellas en grado de complementariedad desdeñando aquellas que entren en contradicción.
– LABOR DE NOTARIO: El árbitro dará fé de que cuanto consta en la documentación que entrega a la Federación ha sucedido tal y como ordena la legislación vigente, y como se refleja en las actas, pues a fin de cuentas, él personifica en la competición los intereses de la Federación y de la propia Diputación.
– LABOR COMUNICATIVA: El árbitro debe hacer las veces de comunicador, de cuanto sea relevante para la buena marcha de sus funciones. A este respecto, conviene que antes del comienzo de cualquier competición, reúna a los delegados para recordarles la normativa vigente o cualquier excepción a la norma general, para que a su vez, éstos se la den a conocer a sus jugadores. También es preciso tener presente, que ante cualquier dificultad o imprevisto, la mejor herramienta para evitar males mayores o innecesarios, es la buena comunicación de cuanto sucede a los delegados, obviamente con la debida discreción y evitando alarmismos.
– LABOR PEDAGÓGICA: Muchas veces nos encontramos con jugadores que aún están aprendiendo todos los recovecos del ajedrez. En buena lógica, no se le puede pedir el mismo conocimiento de las leyes, a un benjamín, que a un cadete, ni a un monitor que empieza, que a uno que lleva varios años en la competición escolar. Por consiguiente, el árbitro habrá de distinguir a quién le aplica la ley con severidad, de a quién le llama la atención, y otras medidas que tengan por objeto, no el castigo sino la pedagogía para futuras competiciones.
– LABOR DE PSICÓLOGO: El árbitro no debe olvidar que está trabajando con el segmento más delicado de cuantos hay en la competición, pues nos enfrentamos a padres inexpertos que desean, comprensivamente, que su hijo gane, a monitores no suficientemente experimentados que desean que su discípulo gane, a colegios que desean ser campeones, y a niños y niñas que de por si ya desean ganar, y que a veces, sucumben ante tanta presión. Por tanto, el árbitro cuando se dirija a los escolares, debe hacerlo con el mayor tacto posible, teniendo muy en cuenta, que si ya los jugadores están nerviosos por la competición misma, los jugadores escolares lo están aún muchísimo más debido a todo lo anterior.
– AUTORIDAD: El árbitro en la competición es la máxima autoridad. Pero la autoridad debe ir acompañada de asentimiento y respeto. Ciertamente, por ser árbitro, en principio ya se es la autoridad, pero de ahí a que se lo reconozcan los demás, va un trecho muy grande. Para que dicho trecho sea más estrecho, es importante, que el árbitro no vacile externamente, no cambie de opinión continuamente, mantenga su criterio, aunque por dentro nade en un mar de dudas, se debata en un sinfín de matices, etc. Si no desea que esto le ocurra a menudo, mientras la experiencia no le dote de dicha facultad, el mejor antídoto es saberse bien el reglamento, por una parte, y por otra no expresarse inmediatamente despues de que te hagan una reclamación, sino tomándose el tiempo suficiente y a solas, para emitir un determinado fallo.
LEGISLACIÓN DE LA COMPETICIÓN ESCOLAR
Al margen de lo que cada temporada nos remitan la Diputación y la Federación, con su normativa e indicaciones respectivas, el arbitraje escolar debe manejarse en una gradación pedagógica según edades, niveles de conocimientos, y su relevancia deportiva.
– POR EDADES: Se supone que las categorías por edades, responden en su mayoría a los niveles de conocimiento adquiridos por el grueso de cuantos concurren bajo dicha categoría. En consecuencia el nivel de exigencia en benjamines será muy inferior al requerido en cadetes, y establecerá el mínimo de la competición escolar cuando se trate de las fases previas de dicha categoría. Los mínimos de la categoría benjamín en las competiciones clasificatorias, será el siguiente:
o Darse la mano al comenzar y finalizar la partida.
o Pieza tocada, pieza movida.
o Pieza soltada, pieza dejada.
o Noción de ahogado.
Para los alevines, aparte del mínimo establecido a los benjamines, en las competiciones de clasificación, se les puede exigir también:
o Captura al paso.
o Correcta normativa del enroque.
o Correcta coronación.
Para los infantiles, aparte de las siete normas requeridas en los capítulos benjamín y alevín, para las fases clasificatorias, sería oportuno incorporar la siguiente medida:
o Correcta anotación de las partidas.
Para los cadetes, aparte de los ocho puntos anotados de benjamín, alevín e infantil, para los torneos de clasificación sería recomendable
o Correcto uso y manejo del reloj.
– POR RELEVANCIA DEPORTIVA:
Para los torneos de clasificación ya hemos hablado en el apartado anterior y no conviene redundar en el asunto.
Para las fases finales, sería conveniente aumentar la exigencia en cada una de las categorías, de modo que en cada una de sus finales rigiese lo que es básico en la siguiente. En otras palabras que en la final benjamín, regiría los siete puntos del alevín; en la final alevín, regirían los ocho puntos del infantil; en infantil, regiría los nueve puntos de cadete y en todas ellas, la interpretación del árbitro debería inclinarse más hacia el cumplimiento de la normativa FIDE que hacia la comprensión de la categoría en que se encuentra, si lo juzga oportuno.
ELEMENTOS DE LA COMPETICIÓN ESCOLAR
El árbitro debe velar por los distintos asuntos y personas que concurren en la competición, que paso a explicitar:
– SALA DE JUEGO: No es función del árbitro, en principio, poner los juegos, mesas, sillas y relojes, pero sí es obligación suya informar al director del torneo, de cómo quiere que se dispongan las mesas, las sillas y los relojes, así como si desea dedicar un espacio para el público, una sala de análisis, la mesa arbitral, la información, etc. Recomendamos al árbitro las siguientes indicaciones:
o Si la sala no es muy espaciosa, no dedicar sitio alguno a público ni a padres, impidiendo la entrada a todo aquel que no esté facultado como delegado.
o No se permitirá entrar en la sala ni se atenderán reclamaciones que no provengan de un delegado de la sala.
o Por consiguiente habrá de haber en cada sala un delegado no adscrito a zona alguna que atenderá a cuantos jugadores lo soliciten por no tener delegado.
– SOBRE DELEGADOS: Ya hemos descrito las funciones de los delegados, como capitán, como abogado defensor, como niñero, etc. pero el árbitro ha de velar por el buen comportamiento de los propios delegados, así les indicará que deben cumplir sus funciones, hacer respetar las leyes del ajedrez, no contestar de malos modos las decisiones arbitrales delante de sus alumnos, ayudar en el cumplimiento de las normas de la sala, y desempeñar su labor siempre desde detrás de su jugador, para evitar suspicacias. Por supuesto, les ha de recordar en todo momento, que si no reclaman los niños, ellos no pueden intervenir en la partida bajo ningún concepto. El niño reclama al árbitro, el árbitro atiende al jugador, y entonces y sólo entonces, el delegado puede intervenir para realizar ulteriores reclamaciones.
– SOBRE EL SISTEMA DE JUEGO: Se recomienda que el número de rondas no excedan en benjamines 4 rondas por día. En alevines, 3 rondas por día. Igualmente, se recomienda, por el bien del ajedrez federativo y escolar, que según vaya aumentando la seriedad, el número de rondas disminuya por jornada. En cuanto a sistemas de competición propiamente dichos, recomiendo:
o Liga para competiciones con no más de 12 jugadores.
o Copa, para no menos de 16 jugadores.
o Mundial, para no menos de 8 jugadores.
o Suizos, para no menos de 20 jugadores.
– SOBRE SISTEMAS DE DESEMPATE:
Los sistemas de desempate que usamos habitualmente, son completamente desconocidos para la mayor parte de padres, jugadores y colegios, por ello, conviene ser prácticos en este asunto y escoger el más fácil y sencillo para la comprensión de todos:
Para equipos: el resultado particular, el número de victorias, el holandés, etc.
Para jugadores: el resultado particular, el acumulativo, el número de victorias, etc.
– MATERIALES: El árbitro debe ser el primer responsable de los materiales de arbitraje e interesarse por aquellos elementos cuyo desconocimiento pudiera perjudicarle en la buena labor arbitral. Así pues, el árbitro debe estar familiarizado con las actas, planillas, relojes, piezas, letreros informativos, txartelas acreditativas, programas informáticos y cuantos elementos crea conveniente de cara a su buena labor arbitral.
– PRESENCIA ARBITRAL: El árbitro habrá de tener una presencia impecable en todos los órdenes externos e internos, como son vestimenta, limpieza, puntualidad, continua presencia en la sala de juego, prontitud en la atención de los jugadores, portar sus propias herramientas de trabajo como son leyes, manuales, portátiles, etc.
Del error. Frase
Los errores están en el tablero, esperando a que los cometas.
S. Tartakower
Cuadernos prácticos, de Antonio Gude
Mi admiración por Antonio Gude radica en su buen hacer, clara exposición, seriedad de sus trabajos, su ingente esfuerzo continuado en la elaboración de materiales para la enseñanza y aprendizaje de nuestra disciplina; En resumen, que si tuviese que escoger un referente al que deseara que algún día se me comparase en la difusión de la materia que nos ocupa, no encontraría mejor autor que el que hoy traigo a esta pequeña tribuna y que no será la última, pues toda su extensa y variada obra es garantía de dar con un excelente producto para el entretenimiento del amante del ajedrez como para el monitor interesado en acrecentar los conocimientos de su alumnado.
La serie de diez cuadernos prácticos es de lo mejorcito para entrenar a un alumnado de nivel “Avanzado” entendiendo por este a un grupo de jóvenes entre 11 y 14 años que ya lleven no menos de dos tres años trabajando bien los principios de apertura, finales básicos aprendidos, fuerza combinatoria de mate en dos, conozcan al menos una decena de temas tácticos…
El primer cuadernillo trata de errores típicos en las aperturas, las celadas, maniobras incorrectas, etc. ¡Una delicia de texto! Que pondrá los ojos como platos al alumnado ávido de victorias.
El segundo cuadernillo, que trata de combinaciones, es el menos interesante por aportar poco al tema demasiado manido en otros manuales. No merece la pena adquirirlo, salvo para hacer bonito con el resto de la colección.
El tercer texto, es de los pocos que aborda de manera sistemática ejercicios de estrategia para tratar el asunto de las debilidades de peones, las columnas abiertas, la séptima y octava fila, etc. Su explicación es más sencilla que las aparecidas en libros muy especializados a los que hace de aperitivo.
Al cuarto volumen que versa sobre finales, le ocurre como al de las combinaciones, que ya hay abundante material en el mercado. Sin embargo, para monitores poco experimentados en trabajar con textos serios, puede ayudarles, aunque es preferible para trabajar finales el texto de Keres del que daremos cuenta en breve.
El cuadernillo quinto, es una maravilla de lección de ataque contra el enroque. Su visionado debería ser anterior a “El arte de la defensa” de Illia Kahnn del que también hablaremos en esta sección.
El cuadernillo sexto que trata de ataques al rey en el centro, debería haber antecedido al de ataques al enroque. Es un tema fundamental que seguramente corresponde más al nivel de iniciación dos que a Avanzado.
El cuadernillo séptimo creo que está de más, porque dada su temática, cuál es, los problemas de cálculo, lo dicho, poco aporta a lo ya existente.
Todo lo contrario del cuaderno octavo que aborda el difícil tema para estas edades del sacrificio posicional. Cubre el espacio que hay entre el ajedrez escolar y las lecciones de libros especializados sobre el tema.
El texto noveno trata de la defensa y el contraataque, asunto importante por cuanto los jugadores a veces nos obcecamos en una parte del tablero y nos olvidamos de estos aspectos de la partida que tienen que ver con la economía de recursos, manejo de espacios, armonía de las piezas…
Por último, el cuadernillo décimo, con sus combinaciones de mate, peca de lo mismo que el 2, el 4 y el 7
Si el lector es un jugador o un monitor que sabe manejar distintos textos especializados, yo le recomendaría adquirir sólo los volúmenes 1, 3, 5, 6, 8 y 9. Pero si no fuera así, adquirir toda la colección no sería un error.
El jugador de ajedrez. Película
Así como los comentaristas de las vueltas ciclistas han de esforzarse lo suyo en hablarnos del paisaje, la familia y cuantos sucesos ajenos a la carrera les ayuden a rellenar el espacio mediático necesario para mantener ante la pantalla a un espectador mirando unas piernas masculinas que no hacen otra cosa durante horas que dar pedales, así han de ingeniárselas los periodistas que han de contar algo de los Campeonatos del Mundo de Ajedrez, aparte de comunicar asépticamente los movimientos de las piezas realizadas por los oponentes sobre el tablero, arte del entretenimiento del que nuestro amigo Leontxo García sabe más que nadie en el oficio.
De sus crónicas comentando los tics y manías de los jugadores frente al tablero, de sus disputas personales, sus reclamaciones federativas y clásicas argucias para sacar de sus casillas al rival, las películas que abordan la temática ajedrecística obtienen el tropel de anécdotas con las que confeccionan sus guiones y ambientan el mundillo que rodea a los torneos del denominado deporte-ciencia. Por supuesto, las películas se ven en la necesidad de cargar las tintas para caracterizar los personajes y que estos se ajusten a los tópicos compartidos por legos y profanos, motivo por el cual, su visionado por el público suele retroalimentar la realidad, de una parte por poner una lupa sobre asuntos que aun reales no son mayores que los que puedan darse en cualquier otra faceta humana tan extendida como nuestro juego y de otra atrayendo la complaciente imitación de comportamientos por parte de los propios ajedrecistas que, por qué no reconocerlo, tampoco es que les disguste demasiado dar esta imagen de “locos geniales”.
Cuando me decidí a iniciar este espacio dedicado a las reseñas cinéfilas con temática de Ajedrez, sopesé muy mucho el hacerlo, porque no hay obra al respecto en el que la imagen que ofrecen de nuestro mundo personal y colectivo no sea propio de gente infantil que sólo sabe jugar al ajedrez, algo neuróticos, maniaco depresivos, paranoicos…que si bien puede responder a una pequeña parte de la realidad, obvia que al tiempo hay muchas otras realidades como que somos persona generalmente bien formadas, muy educadas, cultas y con vidas placenteras y bien estructuradas. Sin embargo, opté por introducir en TXIKI XAKE esta sección, precisamente para difundir el cine de ajedrez, pero con las debidas advertencias sobre su ficción al objeto de que se pueda disfrutar de la caricatura que hace de nosotros sin que ello nos desprestigie más de lo que por nuestra propia cuenta conseguimos.
La obra, mosaico de chascarrillos conocidísimos de los avatares de los Campeonatos del Mundo, arranca con una escena que recuerda a cómo se inició en el ajedrez el que posteriormente se convertiría en Campeón del Mundo, el cubano Capablanca. Trata de un niño prodigio llamado Thomas a quien sin embargo el juego le hace enfermar mentalmente al extremo de tener que dejar su práctica por prescripción médica. Veinte años después, siendo un experto informático, su empresa le encarga hacer un programa de ajedrez que en un acto publicitario se enfrenta al Campeón del Mundo. Su pública derrota, no por esperada es menos dolorosa para el protagonista que decide volver a la competición con el objetivo de convertirse en el mejor del mundo. Toda su peripecia recuerda en sus fulminantes éxitos y reclamaciones a la vida real de Bobby Fischer…
Con las debidas cautelas, se puede disfrutar de su visionado, aunque no la recomendaría para menores de 14 años. Bueno, tampoco para mayores de esa edad que no tengan en cuenta lo dicho: que es una película. Sólo eso.