Reverencia solar en Gordexola

Aquel extraño sol que me sobrecogió. La imagen, con móvil, es mala; el instante, grandioso

Desde que se me apareció aquel sol, no he podido quitármelo de la cabeza. Será casualidad, será algo realmente excepcional… la cuestión es que hoy a la tarde (lunes 25) me he visto en la necesidad de peregrinar a ese lugar del que tanto he oído hablar y que aún no conocía: Berbikiz, donde se celebra la fiesta de las fiestas, San Cosme y San Damián de Gordexola.

He acudido en su víspera, cuando todo el mundo andaba subiendo cajas de comidas y bebidas a las txosnas. Diríamos que casi son «chalets» en los que se reúnen los grupos festivos y que inundan el lugar. Y mañana que sea lo que los hermanos médicos quieran. Porque siendo el titular del templo San Pedro, los que se llevan el gato al agua son esos hermanos, Cosme y Damián, los patrones de médicos, cirujanos… que flanquean en el altar al santo principal.

Charlando aquí y allá, me han hablado hoy de romeros para cuyo infortunio estaba reservado un cementerio pegante al templo. O de las criaturas malparidas de jóvenes santanderinas que acudían hasta aquí para que, por su vizcainía, sus hijos no se viesen obligados a acudir a las guerras. O del cambio de fecha del 27 de septiembre antiguo al 26 actual para –dicen, sin que tenga en realidad que ver– que no se rememorase año tras año el fusilamiento en ese día de Txiki y Otaegi, tan injustos mártires como los patronos de la jornada. Y del árbol de las juntas de concejos y de la inexcusable mesa en el pórtico. Y de la casa tan angustiosamente pegada a la fachada principal del templo, antigua taberna, aliviadero de extenuantes peregrinajes.

Por no hablar del paraje de Romarate, la última pendiente antes de llegar al venerable lugar, interpretado en otras épocas como “Erromara ate” ‘la puerta a Roma’, “erromero ate” ‘la puerta de los romeros’, un lugar en el que había que redoblar la mortificación del cuerpo, siempre tan cargado de pecados. Más de un ¡ay!  de dolor se habrían ahorrado si se hubieran percatado aquellos meapilas que era en realidad “erromara-ate” ‘la puerta de la barrera’, denominación usada en cancelas de accesos a pastos, sembrados, etc. y que en mi entorno conocemos como lata y en otras latitudes como langa.

Pero dejémonos de ruidos y bullangas que llenarán el esperado 26, mañana, todo ese paraje. Prefiero quedarme en la intimidad de la soledad, el silencio, la oscuridad para gozar de nuevo rememorando la imagen que me conmovió el año pasado, cuando un sol más esplendoroso que nunca se abrió paso entre las nubes del lugar. Fue un instante mágico.

Cito, textual, lo que publiqué en las redes aquel día, agolpando letras. Sobresaltado, cansado y lleno de emociones. Las imágenes del momento en cuestión son hechas con un móvil, de mala calidad. Pero tienen hechizo, fascinan… Qué más da si es otro milagro más en ese bendito rincón de Gordexola. Ahí os va:

«26 de septiembre. SAN COSME Y SAN DAMIÁN. HOY ME HA PILLADO EL TORO. Y me refiero al horario, no a las vaquillas y mastines que tanto me han acosado en el camino. Por otros quehaceres he empezado a andar una ruta de montaña por Miñaur, Aguilatos, etc., en la parte trasera del monte Gallarraga, saliendo a las 18:00 h. Y he ido todo angustiado, apretando de lo lindo, porque sabía que en el último tramo se me iba a hacer de noche. Se mascaba la tragedia…

REVERENCIA SOLAR. De repente, en plena tensión, en el final de la ruta, mientras al otro lado veía ya las farolas de Laudio encendidas, la oscuridad del cielo plomizo se ha rasgado y ha mostrado un sol reverente, considerado, dadivoso, sobre la zona de Berbikiz (Gordexola) en donde hoy celebran la festividad de San Cosme y San Damián. Ha querido así mostrar el astro solar su satisfacción a los humanos que, ya de noche, echaban los últimos cohetes que podía escuchar bien claro desde mi monte. Y he hecho una foto a aquel sol irrepetible para mostrárosla y, de paso, escribir unas líneas.

Momento en que el sol rasgó el cielo sobre la fiesta

SAN COSME Y SAN DAMIÁN. En realidad se trata de la ermita o, mejor dicho, santuario de San Juan de Berbikiz, en Gordexola. Pero su celebración principal se hace en torno a dos santos secundarios en el altar, San Cosme y San Damián que, según cuentan las fábulas o las historias adornadas, fueron asesinados un día como hoy por no renunciar al cristianismo. Mártires por tanto.

Hoy en día, desde varias jornadas más atrás, ingentes cantidades de persona ocupan unas txosnas privadas, decoradas hasta la exquisitez y en las que pasan las fiestas en cuadrillas. Para hacernos una idea, es un estilo al Rocío pero en Bizkaia. Algo muy concurrido y celebrado.

Pero el lugar en cuestión, apartado en la montaña, había sido desde mucho más atrás un foco de atracción y de peregrinación romera. Fue antiguamente lugar de enterramientos y también el sitio de las arcaicas juntas de los hidalgos del municipio. Quizá por ahí haya que buscar su gran fama, que superaba antaño los límites de lo local: gentes de Salcedo, Sodupe, Gueñes, Galdames, Zalla, Sopuerta, Barakaldo, Muskiz, Okondo y Laudio entre otros eran asiduas a su fiesta.

LUGAR MILAGROSO. Y es que, bajo el cántico de unos “gozos” que decían “Pues sois delante de Dios / abogados poderosos / sed nuestros intercesores / Oh Cosme y Damián gloriosos” y con una misa específica para los enfermos se obraban allí milagros de curación de enfermos. Y así lo atestiguaban la cantidad de exvotos (fotografías, cachavas, vendas…) que hasta hace unas décadas se exhibían en el interior. Y, claro, con esos milagros que todo el mundo había escuchado aunque nadie visto, las donaciones para el templo eran desorbitadas comparadas con otros lugares de culto. Sin duda, había mucha picaresca clerical detrás de todo ello.

En cualquier caso, era tan gran la devoción que hasta hace medio siglo era habitual ver a algunos romeros caminar hacia la ermita descalzos, pidiendo la intercesión de los santos para sanar a algún familiar o amigo.

Ya sé que todo ello es una tontería más de esas que no interesan a nadie… Pero mirad la foto de la puesta del sol sobre San Cosme… tan prodigiosa que me he visto en la obligación de aportar estas notas, porque hasta parece un mandato del mismo Cielo. Un mandato que cumplo aquí y ahora. Aunque sea para reactivar el recuerdo de algún aitite o amama que lo lea. Un saludo y buenas noches, que estoy reventado con la caminata apresurada».