Elías Durana, el pastor de Iturrigorri

Hacía mucho que no le veía, porque debido a su avanzada edad y necesidad de atenciones, ya no estaba en su caserío de Belandia (Larruazabal / Ruzabal, Orduña). Pero no he dejado de preguntar por él y por esa fórmula mágica para vivir tanto y tan brioso cada vez que me he encontrado con alguno de sus convecinos. Hasta este domingo en que, según me dicen, ha fallecido con 98 años (era nacido en 1923), Elías Durana Etxaurren. Y he de confesar que ha sido una de las personas que más me ha hecho amar la toponimia y nuestro país.


Lo conocí hace 21 años (2000) cuando, yendo al monte yo y él necesitado de ayuda, me hizo correr detrás de un toro que no podía recoger en su redil, arriba y abajo por media sierra de Ponata en Gorobel o Sálvada. Literalmente, me reventó: «¡Dale por arriba!, ¡Ciérrale por ese lado, ¡Corre que va para allá!». Lo recordábamos luego siempre entre carcajadas cada uno de los muchos días en que nos juntamos, porque de esa aventura surgió una gran amistad.


Al de poco de aquella especie de encierro sanfermineros a la inversa, me embarqué en la aventura de hacer un trabajo de toponimia para Deiker (Universidad de Deusto), el primero de los que he hecho. Él y su compañero de chabola, el legendario Nicolás Robina (1926-2006), fueron mis mejores aliados y, allí en la sierra, compartimos comidas, conversaciones, vivencias y muy buenos momentos. Sin duda, si luego hice más trabajos de ese tipo se lo debo en gran parte a ellos, a su inmensa sabiduría, y al saber transmitirme todo aquello que, con tanta generosidad, compartían conmigo.

Elías a primeros de junio de 2005, cuando nadie como él gozaba de los altos pastos

Recuerdo ahora con mucho cariño una excursión que les organicé, y transporté, para llevar a cinco pastores de esa majada a conocer el afamado monte Gorbeia y sus colegas. Buena fiesta. Yo, con una inmensa bandeja de pasteles monte arriba y ellos con sus palos y, aunque octogenarios, subiendo ligeros las pendientes mientras fumaban aquellos Farias que tanto les gustaban. La gente les paraba para hacerles fotos, porque habían convertido en lo más pintoresco y digno de cuadro de Arrue aquellas laderas. Volvieron orgullosos y eufóricos, como quien ha ganado una gran final, porque ya había quedado decidido que aquel pasto con tanta fama de Gorbeia no valía para nada comparado con el de su sierra.

Por no hablar de otra ocasión en la que llevé a Elías —yo hacía de chófer a cambio de gozar de su compañía— a la romería de Valcorta, la de La Petronila, en tierras burgalesas. Literalmente me volvió loco, presentándome con orgullo a cada uno de sus conocidos. Es decir, a todo el mundo porque… era todo un personaje y resultó que le admiraban hasta las piedras. Y me insistía una y otra vez en acabar aquella tartera insondable en la que, su santa mujer, de nombre María, había llenado de viandas y cariño hasta más arriba de lo que podían cerrar las tapas.

Por eso me ha dado muchísima pena el saber de su deceso. Y me sangra el alma. Por él y por su familia, por lo bien que siempre me acogieron en su caserío.

Pero quizá me duela más aún el saber que ya no queda gente así, tan amante de su tierra y costumbres. Se han ido todos y lo que era presente se ha hecho pasado. Qué visión y recuerdo me queda para siempre de Elías, tan enjuto, ataviado con su garriko —faja de tela enrollada a la cintura—, abarcas, camisa a cuadros, pantalón de impecable mahón azul y la siempre bien asentada txapela. Dispuesto a responder a todo o a posar para cualquier foto. Qué majo… Y es ahora, al rememorar aquellas vivencias, cuando te sientes afortunado porque la vida te ha concedido el privilegio de haberte podido cruzar con personas así.

Foto de muy escsasa calidad pero de gran valor testimonial. Elías Durana y Nicolás Robina colocando una ikurriña en su chabola, al inicio de temporada pastoril. Sobre el año 2003.

Por último, quiero rememorar y reivindicar en su memoria cómo Nicolás y Elías, los inseparables convivientes en su chabola pastoril, me dijeron que a la afilada cumbre que tan cerca tenían la llamaban ellos «Iturrigorri». Pero que anotara en mis apuntes «Tologorri» porque seguro que era esa la forma buena ya que así lo habían puesto en su cima, en una placa (el buzón montañero).


Ahora parece imposible convencer a la gente de que Iturrigorri ha sido la forma documentada de ese nombre hasta hace poco. Y la forma oral actual del mismo… hasta este domingo en que ha fallecido Elías.

Eskerrik asko, maestro, amigo y que cuides con cariño tu rebaño más allá de las nubes. Saluda a Robina de mi parte y dile que también, como a ti, lo añoramos mucho aquí abajo.

ATXULO vs ATXULAUR – Nombres de Gorbeia

Uno de los enclaves más emblemáticos del macizo y Parque de Gorbeia es la “peña horadada de Itzina” (así se denomina por primera vez en la documentación, en 1520), un orificio natural por el que una senda nos introduce al interior del universo kárstico de Itzina, atravesando la inexpugnable muralla de piedra caliza que lo flanquea. El nombre genuino de ese paso es Atxulo y no Atxulaur como tantas y tantas veces escuchamos. Pero no comencemos la casa por el tejado…

El paso de Atxulo es el lugar por donde se atraviesa la muralla rocosa que flanquea Itzina (Gorbeia)

Pues bien, vayamos a ello. Cuando la Diputación encargó por primera vez un trabajo de cartografía y recogida de toponimia (Mapa Topográfico de Vizcaya, 1923-1928, el primer mapa de Gorbeia), el geógrafo madrileño Eladio Romero no tuvo duda alguna para llamar Atxulo a esa «peña horadada» y Atxulaur a la ladera que se encuentra frente al mismo. Adjuntamos el fragmento en una imagen. Sobra decir que el nombre del primer término procede de haitz + zulo ‘agujero en la peña’ y el otro de Atxulo + aurre, ‘frente a Atxulo’.

Mapa Topográfico de Vizcaya, 1923-1928, el primer mapa de Gorbeia, encargado al geógrafo Eladio Romero por la Diputación Foral de Bizkaia. En él distingue perfectamente el paso de Atxulo, la «senda de Atxulo«, el entorno de Atxulaur y su manantial.
«Senda de Achulo» es como aparecen denominadas las sendas que desde las campas de Arraba se dirigen hasta Atxulo cruzando todo Itzina. Detalle del mapa de Zeanuri perteneciente al Mapa Topográfico de Vizcaya, 1923-1928, el primer mapa de Gorbeia, encargado al geógrafo Eladio Romero por la Diputación Foral de Bizkaia.

Pero ya sabíamos de ese nombre desde bastante antes, al menos desde cuando Orozko comenzó a usar cavidades naturales de su territorio para el próspero negocio de la venta de hielo. En efecto, a la sima cercana a nuestro pintoresco túnel rocoso, que se usó como nevera, se refieren las autoridades administrativas como «…el arrendamiento de las neberas que llaman de Zaratate, Usateguieta, Arraba y Achulo, sitas en término concejil de este enunciado valle, por lo que, para la prosecución de lo sucesibo, se auían sacado a remate en la forma y solemnidad acostumbrada…” (año 1747, Archivo del notariado de Bizkaia, Juan Fº de Rotaeche). Atxulo, porque no conocían otra forma para denominarla.

La misma percepción tuvo el sacerdote José Miguel Barandiaran, el patriarca de la etnografía vasca, cuando recogió y publicó (Eusko folklore, 1922) una leyenda local contada por el orozkoarra Pedro Mª de Sautua y que decía que «Refieren en Orozko (Vizcaya) que en una cueva que se abre en aquella parte de la peña Itzine conocida con el nombre de Atxulaur, en el lado oriental del boquete Atxulo, vivió antiguamente un famoso ladrón…» [se trata de una cueva de Atxulo hacia peña Lekanda].

Cuando unos años después publicó nuestro cura ataundarra (1924, Revista Internacional de los Estudios Vascos) la reseña de aquel viaje, de nuevo hace referencia a Atxulo: «El día 22 de mayo de 1922 exploré parte de aquellas laderas y estribaciones del monte Gorbea que dan frente al valle de Orozko. En aquella expedición me acompañó el culto presbítero D. Juan José de Bastegieta, cura de Olarte de Orozko, a cuya colaboración debo no pocos datos en estos y otros trabajos que he realizado. Pasando por la anteiglesia de Urigoiti, subimos a la loma de Odieta. Después, rodeando por el lado de Oriente las peñas llamadas Astapekatu, Atxulo y Lekanda, subimos a la campa de Araba y de allí a...».

Asimismo es nombrado ese paso como Atxulo en la cartografía del Instituto Geográfico y Catastral elaborado por el Servicio Geográfico del Ejército (1950) y lo recoge como tal.

Mapa del Instituto Geográfico y Catastral elaborado por el Servicio Geográfico del Ejército en 1950. Distingue perfectamente Atxulo y Atxulaur

Pero no hace falta viajar al pasado ya que si, entre otros informantes locales, preguntamos, por ejemplo, al legendario último pastor de Lexardi (Itzina) Jose Mari Olabarria «el Rubio» —antes también lo fueron su padre Juanico y su abuelo— nos contestará que ese paso natural por el que ha pasado cientos de veces camino a su chabola, se llama Atxulo. Y lo hará con cierta indignación porque a sus 85 años está ya cansado de explicar tantas veces que Atxulaur es la ladera, no «la ventana», siempre de nombre Atxulo. Igual resultado obtendremos si preguntamos a otro de los pastores míticos de Gorbeia, el octogenario Luis Larrea, de Zaloa (Orozko), y que cuida su chabola y rebaño en Austegiarmin: «Atxulo, Itzineko bentanea» será su respuesta.

Atxulo, al fondo, atravesando la pared rocosa. Imagen tomada desde Atxulaur.

Como cabía esperar, José Santos de la Iglesia Ugarte recogió la denominación Atxulo en su libro Itxina: toponimia, paisaje, vivencia (2001).

Y, por supuesto, en la actualidad con la toponimia del macizo recopilada, normativizada y estandarizada se propone Atxulo para nombrar ese lugar. Así está recogida en, por ejemplo, el mapa municipal de Orozko (2011), en el «Nomenclátor de Nombres Geográficos Oficiales de la Comunidad Autónoma del País Vasco”, como registro público, adscrito al Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, en GeoEuskadi del Gobierno Vasco, en Euskaltzaindia… Parece que, a excepción de la figura del Parque Natural de Gorbeia que gestiona ese espacio natural, todo el mundo tiene constancia inequívoca de ello.

Atxulo y Atxulaur en el mapa municipal de Orozko (2011)

Atxulo y Atxulaur bien diferenciados en la Guía Cartográfica de Bizkaia (2004) publicada por la misma Diputación Foral de Bizkaia copartícipe del Parque Natural de Gorbeia.

En cualquier caso, no es reciente la confusión entre los nombres Atxulo y Atxulaur a la hora de nombrar el pintoresco túnel en la roca ya que es con este segundo nombre como prácticamente todos los montañeros foráneos lo conocimos y usábamos en su momento, desde hace ya bastantes décadas. Todo me hace sospechar que el salto entre aquel ineludible Atxulo hacia el nombre Atxulaur y la casi desaparición del primero tiene su origen en una mala interpretación de lo que alguien escuchó y malinterpretó. Y lo divulgaría posteriormente a través de mapas o publicaciones montañeras hasta haber convertido Atxulo en «el ojo de Atxulaur» tan extendido hoy en día. Un poco más tarde hablaremos de ello.

PEOR QUE MAL. Siendo como es la toponimia un patrimonio cultural reconocido como tal, corresponde su vigilancia y salvaguarda al Parque de Gorbeia o, subsidiariamente en este caso, a la Diputación Foral de Bizkaia. No hablamos de voluntades sino de obligatoriedad.

Por ello, nadie mejor para corregir el agrandado error que arrastramos con ese cambio de nombre. Con sus indicaciones de caminos, mapas y otras publicaciones pronto podríamos devolver todo este embrollo a su estado original, natural y legítimo. Bastaría que los mapas y las señalizaciones de los senderos producidos por el Parque indicasen hacia Atxulo para en una o dos décadas tener solventado el error.

Pero ni por esas. Ni el genuino Atxulo ni el equívoco Atxulaur: el Parque ha rotulado a diestro y siniestro con el nombre Atxular, una tercera pata para el banco, otra opción errónea más y, encima, probablemente confundidos con el nombre de Axular, sobrenombre del escritor clásico vasco (1556–1644) que dominó como nadie la prosa en euskera. Pues bien, consecuencia de ello, son ya centenares los errores que en redes y noticias encontramos, dando por Atxular o Axular lo que debiera ser Atxulo o, al menos, Atxulaur. ¿Se puede hacer peor?

Desafortunadas señales del Parque en las que se indica hacia Atxular para referirse en realidad a Atxulo que está frente a Atxulaur. Peor, imposible.
El nombre erróneo del Parque Atxular, reflejado en una comunicación de SOS Deiak
De Atxulo a Atxulaur y, por la señalización errónea, a Atxular e incluso a Axular, en realidad éste apodo de un escritor vasco. Uso de nuestro topónimo en plataformas digitales.

PERO… ¿CÓMO SE CONFUNDIERON ATXULO Y ATXULAUR? Al margen de estos infortunios toponímicos de rabiosa actualidad y de la desesperación que produce que no se ponga el mínimo cariño con nuestra cultura, vamos a intentar explicar por qué se confundieron en un momento de nuestra historia Atxulo con Atxulaur. Es una interpretación de cosecha propia sin, claro está, documentación que lo soporte. Pero, a su vez, la intuición y la experiencia personal en el campo de la toponimia me dice que fue así con casi total seguridad. Situémonos mentalmente en las praderas pendientes de Atxulaur…

En dicho entorno, hay tan solo dos enclaves reseñables —»con nombre»— por ser referencia muy nítida para los pastores, carboneros, etc. del lugar. Uno, el bolaleku (‘la bolera’) Atxulaurgo bolalekua, una especie de hondonada al comienzo de la senda pedregosa hacia Atxulo. Allí jugaban a los bolos los carboneros y pastores. La segunda referencia es Atxulaurgo ubegia, la surgencia de agua que aflora y divide con su casi imperceptible corriente en dos el terreno.

Como hemos adelantado, las surgencias o afloramientos acuosos son conocidas en el lugar como ubegi, literalmente ‘ojo de agua’, de ur + begi, con el paso evolutivo ur– > u- como ya tratamos al hablar del topónimo Ubizieta. Adelantamos que el sustantivo ubegi es relativamente normal en Gorbeia —en donde hay varios lugares denominados así— pero desconocido fuera de este entorno geográfico. Es decir, no identificable para alguien venido de fuera aunque fuese vascohablante, algo clave para poder entender nuestra historia.

Atxulo, Atxulaur eta Atxulaurgo ubegia.

Así, supongo que algún avezado montañero que en su día recogió notas para elaborar un mapa o relato del macizo de Gorbeia en compañía de algún lugareño, al preguntarle sobre los nombres del lugar, escucharía el «Atxulaurgo ubegia«, (‘manantial de Atxulaur’, como lo refleja Eladio Romero en el primer mapa del lugar, 1923-1928) término que, por una relación mental errónea del visitante, con el orificio de la roca superior a la vista, interpretaría erróneamente como «Atxulaurgo begia«. Porque conocería el término begia pero no ubegia. Y ya teníamos así, como por arte de birlibirloque, el archiconocido Ojo de Atxulaur (begi, ‘ojo’ en euskera) que nunca antes había existido. Para más inri y tormento, lo encontraremos muchas veces en sus versiones en euskera actuales como Atxulaur(go) begia, término que jamás usarían los locales, ya que siempre se refieren al paso de sus andanzas como bentanea ‘la ventana’ y nunca como ‘ojo’.

Y así se recogería en algunas notas o mapas y el anecdótico error se ha ido multiplicando hasta el infinito.

También está bastante extendida entre montañeros la denominación Atxulaur atea. Creo que debemos su invención y difusión a Javier Malo Icíar y sus mapas de cordales que fueron la guía de todo gorbeista. El hecho de que término Atxulaur no esté declinado (Atxulaurgo) nos refuerza esa idea de topónimo de nueva creación. Por cierto, en su mapa recogió como nombre de la fuente del lugar Atxulaur, a la que da como topónimo de segunda opción Ubegi, por no conocer el significado de ese vocablo.

LA FUENTE ORDEKOITURRI. Pero eso de interpretar algo diferente a lo escuchado no es nada extraordinario. Lo he sufrido en mis propias carnes.

Cuando caminamos desde Urigoiti hacia Atxulo una magnifica fuente nos espera para refrescarnos. Yo siempre la había conocido como la de Egilezaburu (Egalesaburu en dicción local) pero, cuando estaba recogiendo la toponimia del lugar para elaborar el mapa de Orozko (2001-2011), alguien había colocado una placa metálica en ella con el nombre Ordekoiturri. Me pareció una estupenda aportación y la presencia de aquella placa me hizo creer que el nombre contaba con toda la legitimidad del mundo. Y así lo recogí y se publicó en el mapa porque nadie, en las diversas exposiciones al público previas, se había percatado del error.

Al parecer, según me contaron después, un lugareño había dicho a un entusiasta de los nombres «Hor dok iturrie» o algo similar, ‘ahí está la fuente’, mientras estaba con él en aquellos parajes. Y, emocionado con el nuevo topónimo que creía haber descubierto, lo grabó en una placa para colocarlo en la fuente y así darlo a conocer. Para más desbarajuste, se sumó el error por mi parte de recogerlo y publicarlo sin haberlo contrastado. Un desastre. Afortunadamente, ya se encargó de arrancar la placa un vecino, indignado porque le habían cambiado con una chapita y un mapa el nombre de «su» fuente. El caso del error por mi parte, con su punto cómico pero con moraleja en lo que a metodología se refiere, se ha tratado en diversos congresos sobre toponimia y lingüística. Al fin y al cabo, un malentendido humano similar a lo que seguramente sucedió cuando convirtieron nuestro Atxulo en nada menos que un ojo y, encima, de Atxulaur.

Y así están las cosas, esperando en esta iniciativa personal el cambiar desastres que poco parecen inquietar a quienes ni siquiera se molestan en mirar un mapa antes de colocar unas señales. Dejadez o falta de amor a la tierra que se pisa. No sé… pero me duele.

Así es que nos toca una vez más exponernos para hacer una denuncia, con los perjuicios personales que ello conlleva. Otra lucha inútil contra los molinos que mueve con arrebato el viento de la desidia. Pero todo sea por el amor a ese bendito lugar al que entre todos tenemos que devolver su nombre y porque no sea el pastor José Mari el último que llame Atxulo a esa ventana. Que sea «la peña horadada» (1520) pero por nada del mundo, 500 años después, «la peña deshonrada».


Nombres de Gorbeia: Ubixeta vs Egilleor

El desorden toponímico que existe en el Parque Natural de Gorbeia es, quizá, de mayor volumen que el mismo macizo. Pero la mayoría de las veces no es un caos natural producto del uso popular, sino basado en errores impulsados (paneles, folletos, señales…) por las mismas instituciones, diputaciones forales de Bizkaia y Álava, que son quienes gestionan el parque desde que se declaró como tal en 1994.

A la vista del resultado, está claro que esos entes nunca han considerado la toponimia como un elemento patrimonial más del Parque y las cosas se han hecho «como sea», sin invertir un minuto en ello, el mínimo cariño exigible, y con una falta de sensibilidad que hace que a algunos nos duela hasta el alma. Así es que, vamos a intentar ordenar algo el estado de las cosas, dando un recorrido por varios de esos topónimos, aun sabiendo que a estos artículos les espera un futuro poco halagüeño, ya que han de luchar, en notable desventaja, contra la difusión de los errores, multiplicados hasta el infinito por los usuarios y las redes sociales. Pero por la verdad, siempre hemos de arriesgar, aunque ello conlleve dejarse un puñado de pelos en la gatera.

Majada y valle de Ubizieta (Gorbeia), con los rebaños gozando de los últimos pastos otoñales

Ayer ascendí hasta una de las cumbres más reseñables del macizo, en el cordal que desde la cima de Oderiaga desciende hacia el río Altube. Según reza la placa del buzón cimero, se trata de «Egileor-Ubieta«, aunque la mayoría la conozcamos más como Ubixeta y que, para rizar el rizo, el Parque, en las señalizaciones de las rutas para llegar hasta allí, denomina Ubitxeta. Pero, todas y cada una de estos nombres precedentes son inadecuados y no se corresponden con la realidad de su uso histórico y natural. Vayamos por partes.

Buzón de la cumbre de Egilleor, más escrita como «Egileor» y con el uso no correspondiente del nombre «Ubieta» que, por otra parte, nunca ha existido.

EGILLEOR. Basta preguntar a cualquiera de los pastores del lugar para que nos aclaren que el nombre de esa montaña es y solo es EGILLEOR. Nada de Ubieta o sus variantes. Al tratarse de un nombre de lugar (no sucede lo mismo con el uso genérico de la palabra) hay que escribirlo con «ll» y no con «il» —como aparece en la placa del buzón— pues, al pronunciarse con sonido «ll» hay que reflejarlo tal cual en la toponimia.

Por cierto, egileor (que podremos escucharla con las variantes egillor, eileor, eillor, ellor, illor…) es un vocablo en notable retroceso y que significa ‘redil‘ o ‘cabaña para el ganado’, (no creo que debamos confundirla con hegi lehor, ‘ladera o cumbre seca’, ya que aquí no daría «ll«) algo muy apropiado para este enclave pastoril que nos ocupa.

En la primera guía montañera del Gorbea (Sierra de Aralar y Macizo del Gorbea, Apraiz, 1950) se describe en textos y en gráficos tan solo el monte Egilleor (escrito es su variante Egillior): todavía no había irrumpido la forma Ubixeta que más tarde se generalizaría.

UBIXETA. Ubixeta es un nombre que nunca ha existido como tal, inventado. Su generalización se debe a una intervención foránea y por vía culta, no popular. Nada tiene que ver con el uso local y menos para nombrar esa cumbre. La equivocación surge porque esa denominación es la que se da a la majada y pequeño vallecito cercanos a esa montaña. En la placa del buzón ponen Ubieta pero tampoco es correcto ni nunca ha existido como tal.

Esta confusión parece surgir de los montañeros foráneos. Aparece como Ubilleta en los primeros catálogos de cimas para los concursos montañeros. La primera referencia que conozco del Ubixeta más generalizado, procede del mapa elaborado (1975) por el montañero Javier Malo Icíar (1929-2013), aquellos mapas de cordales que fueron el vademécum de nuestras andanzas montañeras. Lo da como Ubixeta y, entre paréntesis, la segunda forma Eguillior (transcrito literalmente).

La variante Ubieta la propone como correcta mi colega y amigo Patxi Galé en su obra Catálogo de Cimas de Bizkaia (Diputación Foral de Bizkaia, 2000), partiendo del extendido Ubixeta precedente, al confundir esa «x» (que en realidad era un invento y no algo natural propio del lugar) con un sonido protético para evitar los diptongos, similar a lo que sucede en Elorrio > Elorrixo, trikitia > trikitixa, ogia > ogixa, etc. Pero ese fenómeno fonético del sonido «x» tan común en otras zonas, es inexistente en el occidente vizcaíno, en el entorno que nos ocupa de Gorbeia u Orozko.

UBIZIETA. Esa es la denominación correcta que corresponde a la majada cercana. Insistimos, no a la cumbre. Es el plural toponímico de ur bizi, literalmente ‘aguas vivas’ y ‘manantial’ a efectos prácticos. Un nombre perfecto para nuestro enclave, con diversos y abundantes afloramientos de agua. Ubizieta significaría, por tanto, ‘(los) manantiales’. Como es sabido, en este entorno geográfico, el término ur ‘agua’ pasa a transformarse en u- (ur > u-) , al entrar en contacto con otra palabra cuyo comienzo es una consonante. Es lo mismo que sucede en Ubidea (de ur + bidea ‘canal de agua’), ubegi ‘surgencia’ (ur + begi)… De ahí que nuestro topónimo seaUbizieta y no Urbizieta.

Una babosa o limaco, se enfrenta a las «aguas vivas» de Ubizieta

Es la forma a priorizar, decíamos, porque es lo que realmente usan los lugareños e informantes locales. Ellos, en dicción popular y rápida, lo pronuncian «ubisíta» pues, como sabemos, en el occidente vasco no se distinguen la «s» de la «z«. Además, en las composiciones acabadas en vocal a la que se añade el sufijo abundancial «-eta«, por economía a la hora de articularlo, hacen desaparecer la «-e-» intermedia que sí hemos de escribir pero podemos perdonar que no se pronuncie. Como cabría esperar ese fenómeno de perder la «-e-» interior se manifiesta también en otros topónimos del municipio: Sintzieta > Sintzita, Pagoeta > Pagota, Arearrieta > Arearrita / Alarrita, Aretximinieta > Aretximinita, Mintegieta > Mintigita

Por si hubiera dudas, la documentación histórica que hemos podido localizar, no deja lugar a dudas: «un monte arbolar nombrado Oquelugorta-Ubisieta» (1866, Registro de la Propiedad, pertenencia del caserío Ugartebengoa de Orozko), así como un jaral en «Ubicieta» (también 1866, Registro de la Propiedad, pertenencia del ya desaparecido caserío Uribarri de Orozko).

Valle y agua corriente de uno de los manantiales de Ubizieta recogida en abrevadero del lugar conocido como Arabariturrieta. En la parte superior se ven las chabolas pastoriles de la majada de Ubizieta, en el collado superior el enclave del dolmen del mismo nombre y, a la izquierda, las rampas que culminan en la cumbre de Egilleor.

UBITXETA. Solamente la desidia y la falta de interés por lo que se hace pueden haber dado como fruto el nombre Ubitxeta, algo que no como tal ni parecido ha existido jamás. Para mayor dolor, también con ese engendro toponímico de Ubitxeta está catalogado el dolmen situado en el collado superior de Ubizieta. Lo tenéis calificado como «Bien Cultural, con la categoría de Conjunto Monumental, las Estaciones y Monumentos Megalíticos relacionados en el anexo I, que se hallan en el Territorio Histórico de Bizkaia» (Decreto 25/2009, de 3 de febrero en el BOPV de 6 de marzo de 2009).

Cumbre de Egilleor. En el collado del primer término, se encuentra el dolmen de la parte superior de la majada de Ubizieta (en el vallecito de la izquierda), catalogada con el nombre erróneo de Ubitxeta.
Restos del dolmen de Ubizieta (mal catalogado con el nombre de Ubitxeta): Mira al macizo de Itzina, quizá buscando la mirada de su legendaria Señora de Anboto (aquí se conoce como Anbotoko Señorea) o Mari.

Tampoco es de recibo que esa aberración toponímica la que priorice e impulse el Parque en sus señalizaciones. Porque frente a las dudas que podían existir en el pasado, en la actualidad ya está recopilada, normativizada y estandarizada la toponimia del macizo. Y disponible en, por ejemplo, el mapa municipal de Orozko, en el Nomenclátor de Nombres Geográficos Oficiales de la Comunidad Autónoma del País Vasco, como registro público, adscrito al Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, en la aplicación GeoEuskadi del Gobierno Vasco, en el Catálogo de Cimas de Euskal Herria (Federación Vasca de Montaña), en la mismísima Guía Cartográfica de Bizkaia (publicada en 2004 por la propia Diputación y en donde, con acierto, se dio para la cumbre el nombre correcto Egilleor), en Euskaltzaindia, valiéndose del mismo contacto con los pastores del lugar, consultando a quien pudiera saber al respecto… Parece prácticamente imposible hacerlo mal. Pero se hace, como veremos en tantos y tantos casos más.

Uso y promoción de la forma inexistente Ubitxeta para hacer referencia a la cumbre de Egilleor y, quizá, su cercana majada de Ubizieta.

Para finalizar quisiera justificar este desasosiego difícil de disimular. Y es que, por principios propios, soy la persona más clemente y comprensiva frente a cualquier error humano que pudiera cometerse, porque de esos somos todos partícipes, yo el que más. Pero a su vez soy intransigente con la dejadez, con el no intentar hacer las cosas lo mejor posible por no perder un minuto, con la desidia, con el «qué más da», tan común en las administraciones públicas, en las que tomo parte: quizá por eso me duela aún más.

Uso correcto de los topónimos Egilleor (cumbre) y Ubizieta (majada y valle) en el mapa publicado por el Ayuntamiento de Orozko (2011), subvencionado por el Gobierno Vasco y con revisión toponímica por parte de Euskaltzaindia

EN RESUMEN:

EGILLEOR es la forma correcta y única para nombrar la cumbre. Es la denominación inequívoca que me facilitaron los informantes cuando, entre 2000 y 2011, estuve recopilando la toponimia de Orozko por aquellos parajes. No sirve por tanto valerse del mantra de que la toponimia y las lenguas son algo vivo que evolucionan, porque no es este el caso: su nombre sigue siendo Egilleor y así lo usan sus naturales.

UBIZIETA es la forma adecuada de escribir el topónimo que hace referencia a la majada pastoril y el valle lleno de manantiales sobre el que se asienta. No sirve para denominar la cumbre, que ya tiene su denominación específica. En la dicción local, la forma usada es Ubisita. Coincide con las formas históricas documentadas, siempre Ubizieta. Su significado es el de «manantiales».

UBIXETA, UBIETA y UBITXETA son variantes inadecuadas, que ni han existido ni existen en el uso local. Son formas introducidas por vía artificial y culta, producto de montañeros, cartografía, gestión por parte del Parque, redes sociales, publicaciones… engendradas fuera de ese municipio de Orozko y del macizo, consecuencia de no haber contrastado el uso local del topónimo. No es, por tanto, una evolución toponímica o lingüística. El uso equívoco de esos nombres es algo comprensible en otras épocas pero incomprensible e inaceptable hoy en día, menos por entes públicos.

Hagamos pues entre todos, un último esfuerzo de fidelidad y cariño a nuestra tierra, para devolver a esos altivos parajes sus nombres genuinos, fuera de denominaciones extrañas e invasoras que no hacen sino dañar el patrimonio cultural local.

«Santurtzi» izena «San Jorge» da

Santurtzi herriaren izena «San Jorge» da, jatorriz. Niretzat aski ezaguna bada, lehengo egunean santurtziar bati aipatu nion eta ez zekiela erantzun zidanean ohartu nintzen blog honetarako egokia zela. Eta gaurkoa —apirilak 23— Jaun Done Jurgiren eguna denez, urregorrizko aukera plazaratzeko!

Erdi Aroan modan jarri zen santu honekiko benerazioa eta, horregatik eskainiko zitzaion hari egungo Santurtzi herria artikulatzeko baliatuko zen eliza. Hori dela-eta, lehenbiziz aipatzen denetik (1075) ez dago zalantzarik: «Monasterium SANT GEORGIS, quod est in insola maris in Summo Rostro». Zer esanik ez, azken toponimo hau, Somorrostro da.

Herri tradizio baten arabera, Done Jurgi (San Jorge) omentzeko monasterioa itsasotik iritsitako monje batzuk izan ziren baina, egiatan, ez dago horri eusteko probarik.

Herriaren izendapenari dagokionez, urrats nahikotxo egin da tartean Sant Georgis hartatik egungo Santurtzira iristeko: San Jurdic (1249), Santurce (1333), San Yurdie, Santurçi (1372). XV. mendean ere S. Turse, Santurse, Santursi… ditugu.

Zalantza barik, euskara mantendu zen herrietan Santurtzi erabiliko zen. Laudio nire herriko dokumentazioan, esaterako, ikatz partida batzuen kontuetan, Santurci aipatzen zen oharra gaztelaniaz bazen ere. Baina, ezaguna denez, euskaraz arruntak diren –i eta –u amaierak ez ditu gogoko gaztelaniak, horregatik bere ezaugarria da haiek –e eta –o bihurtzea. Hortaz, beraz, gure erdal Santurce.

Hau esanda eta gehiago luzatu barik, gora Done Jurgi eta, nola ez, gora une honetan jaia ospatzen ari diren santurtziar guztiak.

 

Herria eraikitzeko oporrak

 

Zer egin toponimia kaltegarri suertatzen zaizunean… Bizitzan dena ez da eztitsua. Horregatik natorkizue kontu-kontari.

Joan den asteazkenean, urtarrilaren 18an, lan-batzar bat izan genuen Lakuan, Eusko Jaurlaritzak deitua. Xedea, gardena: orain eta etorkizunean (2018-2020), ahalik eta hoberen kudeatzea eta eskaintzea Euskadiko Autonomia Erkidegoko toponimia (leku-izenak mapetan, nabigatzaileetan, ofizialtzeak…).

Hor nengoen, duela gutxi berriztatu didatelako lehendik hor nuen zeregina: EUDELen ordezkari teknikoa naiz Euskararen Aholku Batzordeko Toponimia Azpibatzordean. EUDEL da, dakikezuenez, Euskadiko udal gehienen bilgunea: garen 252 udaletatik 234 daude hor, hau da, guztien %93. Nik lan egiten dudan udala, Laudio, kidea da: hori da ni hor egotearen arrazoia. Bestela esanda, kide den udal bateko langilea izan barik ezin ninteke batzorde horretan EUDELen ordezkaria izan.

Euskadiko Autonomia Erkidegoan dauden udal teknikarien artetik hautatu ninduten ni toponimia bezalako esparru ederrean jarduteko: nekez irudikatu liteke plazer handiagorik. Ez dakit zergatik hautatu ninduten 2015ean eta zergatik orain (2017ko azaroan) berretsi, ez baitut erakunde horretan inor ezagutzen. Baina egia da, bestetik, aritua naizela aspaldidanik toponimian: Euskaltzaindiko euskaltzain urgazle eta Akademia horretako Onomastika batzordeko kidea izateak lagunduko zuen, hala nola, hainbat toponimia lanetan ibili izanak.

EUDELen ordezkaritza hori, euro-zentimorik kobratu gabe egiten da eta, nire kasuan helburu bakarra du: gure herriaren ondare kultural eta linguistikoan ahalik eta hoberen jardutea, utziko dugun Euskal Herria aurkitu genuena baino hobea izan dadin.

Batzar-mahai handi haren inguruan hainbat erakunde izan ginen, Miren Dobaran sailburuordea mahaiburu eta anfitrioi genuela:

– Eusko Jaurlaritzaren Ingurumena, Lurralde Plangintza eta Etxebizitza Saileko ordezkaria
– Eusko Jaurlaritzaren Gobernantza Publikoa eta Autogobernua Saileko ordezkaria
– Arabako Foru Aldundia
– Bizkaiko Foru Aldundia
– Gipuzkoako Foru Aldundia
– Instituto Geográfico Nacional [Espainiakoa]
– Euskaltzaindia
– toponimian aditutako batzuk eta
EUDEL, udalak, nire bitartez.

Hori guztia ez litzateke aipatzeko albistea izango, esan bezala, lehendik ere ari nintzelako. Baina aldaketa egon da.

Aho bete hortz geratu ziren guztiak hor jarduteko nuen arazoa mahairatu nienean: nire udalean ukatu egin didate horretarako orain arte nuen baimena eta batzar bakoitzeko nire opor-egun bat baliatu beharko dut.

Lehenbiziz suertatu da horrelako egoera eta guztiz berezia da. Salbuespenekoa esango nuke nik. Orain artean, harro zeuden udalak hor euren teknikaria izatearekin. Izatez, horrela egon naiz orain artean.

Bestalde, niri toponimiaren ardura horrek lan-zama handitzea besterik ez dakarkit, esan bezala, «etxeko lana» berdin egin behar dudalako eta batere konpentsazio ekonomikorik izan gabe egiten dudalako lan.

Nirekiko hartu den erabaki hori zilegi eta zuzena bada ere, ez da ezer ezetik sortu den zerbait, ibilbide luze baten azken ondorioa baizik. Eta seguru nago erabaki «berezi« horrek (eta batez ere jakinaraztean erabilitako tonua) zerikusi zuzena duela orain gutxi herritarrek ni «urteko laudioarra« hautatze eta izendatzearekin: akzioaren kontra, erreakzioa. Batzuei ez zaie gustatzen ni hain «ezagun eta baloratua» izatea. Ez dago besterik.

Horrelakoa da bizitzan zenbaitetan pairatzen dugun «kuku-kumearen paradigma«: batzuek hazi ahal izateko, aurretik bota behar dituzte habian dauden beste kumeak, genetika ezberdina dutelako; erail behar dituzte habia-kideak, neba-arrebak, nahiz eta amildutako txoritxoak leku horretako bizilagun legitimoenak izan. Eta hori da duguna eta pairatzen ari garena.

Zer egin? Askatasunaren defentsagatik bada ere, aurrera jo. Eta baliatu horretarako erabili beharreko opor-egun guztiak. Batzar horietan nahi ez nautenei ez diet nik alde egiten ikustearen plazera eskaini nahi: ez dute merezi, ez dut merezi.

Dudan pena bakarra da nire familiari, bereziki nire alaba txikiari, dedikatu beharreko egun horiek lapurtzea. Baina seguru nago noizbait ulertuko, barkatuko eta eskertuko didala. Eta toponimia egoera hobean izango da, neurri batean, bere aitaren ahalegin zigortuari esker. Erraza da horma bat mailuka txikitzea baina zaila eraikitzea: ondo ikas dezala. Eta inoiz ikusiko balu gure herria eraikitzeko opor-egunak erabiltzera kondenatuta dagoela, erabil ditzala batere zalantzarik egin gabe.

PS (2018 02 15): gaur, denbora luze samarra igarota, arazoa konpondu omen da eta batzar horietara joateko baimena (eskubidea) ontzat eman du alkate-udalburuak.

 

Psicofonías y nuestros nombres

Todos sabemos que las psicofonías son testimonios de sonido grabados en la actualidad y que recogen unas voces de unos seres antepasados, ya desaparecidos, y que no identificamos a ciencia cierta. Sin embargo parecen querernos hablar, comunicarnos desesperadamente algo. Suelen ser sonidos imprecisos, desvanecidos por el tiempo, tanto que es habitual encontrarnos con diversas hipótesis de interpretación de un mismo mensaje surgido «del más allá».

Algo similar nos sucede cuando nos enfrentamos a los nombres de lugar, a la toponimia. Llegan hasta nosotros unas voces del pasado, muchas veces tan desfiguradas que no sabremos interpretarlas, pero que están ahí, recogidas en nuestros modernos mapas con cientos y miles de antepasados detrás, observándonos, orgullosos de que nos fijemos en su existencia. Por eso quieren comunicarse con nosotros a través de esos sonidos que llamamos topónimos.

Tirando más del hilo, forzando más el planteamiento, diríamos que es la única opción disponible para comunicarnos con aquellas comunidades humanas que nos precedieron y que nos dejaron sus señuelos en cada rincón, provocándonos para que piquemos en ellos y nos pongamos a interpretarlos. Porque, claro, tenemos también la documentación escrita. Pero, aparte de lo limitada en la cantidad y la cronología, ésta siempre era redactada por otras gentes, a su gusto y conveniencia, en una lengua además que normalmente no entendían los afectados.

Sin embargo lo de los nombres es algo diferente ya que son sus protagonistas quienes la forjaban, sin intermediarios ni intérpretes, del modo en que lo deseaban, reflejando lo que sentían y en la lengua que les resultaba más ideal. Cualquiera en la historia ha podido gestar un topónimo, nada que ver con la documentación, siempre relegada a una élite, siempre cercana al poder. Por ello la toponimia es algo plenamente popular, participativo, cercano… justo lo contrario a los legajos escritos a elitista pluma.

Y como culminación artística de toda esa obra humana que da sentido a nuestros mapas, por rizar el rizo, la toponimia cuenta con la inconsciencia de quien la hace, sin percatarse de que eso que crea para una necesidad concreta, pueda durar siglos o milenios. Por eso es más auténtica y natural, más íntima y pegada al alma.

No le demos más vueltas: es maravillosa se mire por donde se mire.

Igual de maravilloso será el recorrido que el próximo domingo, 19 de noviembre, haremos por las laderas y bosques de Gorbeia, para hablar, sentir y gozar los nombres. Partiremos de la bella aldea de Urigoiti (Orozko) hasta donde llegaremos compartiendo coches tras el encuentro en Zubiaur (centro de Orozko, 09:30 h), frente al Museo. Caminaremos por un recorrido circular de 8,7 km (podrá acortarse en caso de mal tiempo), con desnivel de 660 m y con una altitud máxima de 1039 m. Por tanto, para gente con un cierto hábito a andar por la montaña. Finalizaremos sobre las 14:30 h. Es necesario inscribirse, que si no en el Museo –el ente organizador– se nos enfadan: 946.339.823 • museoa.orozko@bizkaia.org

 

ARGAZKIAK [fotos-Fernando González]:

https://photos.app.goo.gl/Rss0KMbGpZ50PlLe2

 

 

 

Paisaiaren ahotsa: Urduñako izenak

Oro har, toponimia lanak (mendi, erreka, landa, iturri eta abarren izenak) zerrenda batzuetara mugatzen dira, datu zehatz asko biltzen duten liburu marduletan aurkeztuak eta, gehienetan, apalategi batean betiko ahaztuko direnak.

Ezinbestekoak dira ikerketa saio horiek halere, hor dugulako informazio iturria. Ezinbestekoak dira, noski, baina… ez dira nahikoa, zerbait osagarri dugulako faltan. Horra noa…

Toponimia barrunbeetan sentitu behar den zerbait da. Gure arbasoetako edozeinek izen bat jartzean zer irudikatu nahi zuen asmatu behar dugu, paisaiako zeri ematen zion lehentasuna eta zeri ez eta zergatik: zerk abiatzen zituen bere emozioak, azken finean. Toponimia, gizakiok izen bihurtutako emozioak delako.

Horregatik txango bat antolatuko dugu, basotik urratsak egin bitartean, lurraren mezu horiek entzuten eta ulertzen saiatzeko. Bestetik, leku-izenak argitzeko truku batzuk eskainiko ditugu nork bere bidea egin dezan etorkizunean.

Urduña herriko Larruazabal aldean izango da, paisaia paregabeak dituen hizkuntza ezberdinen topagune hartan.

Parte hartzeko ez da dirurik eskatuko, jakina. Baina bai eskatuko da izena aldez aurretik ematea, lekuak zorrozki mugatuko direlako 60 lagunera.

Edonork egiteko moduko ibilbidea da eta EUSKARAZ egingo dugu.

Hona jakin beharrekoak:

Hitzordua: urriak 28 (10:00 – 13:00)
Antolatzailea: Urduñako Udala.
Informazioa eta erreserbak: 945 384 384 – turismo@urduna.com

Ekimen hau, Ondarearen Europako Jardunaldien barruko saio bat da, aurten PAISAIAren gaian zentratua.