TALOASKA: GORBEIAKO ALTXOR ETNOGRAFIKOA
Datorren igande honetan, mendi txango bat egingo dugu, Gorbeian dugun altxor etnografiko bat erakusten saiatzeko: taloaska.
Taloaskak zurezko ontzi tradizional batzuk dira eta bertan taloa egiteko orea prestatzen zen. Bestetik, indabak eta bestelakoak jateko ontzia izan da eta ohikoa zen artzain batzuk txabola berean elkartzea taloaska beretik indabak jateko. Taloaskan jatea sozializazio ekintza delako. Horregatik ez da taloaskarik falta Gorbeiako txaboletan.
Hori guztia jakiteko irteera bat egingo dugu oinez, Artalarreko txabolalderaino. Hantxe, Julian Olabarriaren txabolan, hainbat artzain taloaska ikusiko dugu, egun horretarako espresuki batuak. Bestetik, Felix Pikatza arotza izango dugu bertan, azken taloaska egilea, eta seguru kontatuko digula bitxikeriaren bat egiteko prozesuaz.
TALOASKA: LA JOYA ETNOGRÁFICA DE GORBEIA
El próximo domingo haremos una excursión montañera para intentar dar a conocer una joya etnográfica propia de Gorbeia: la taloaska.
Las taloaskas son unos recipientes tradicionales de madera en los que se amasaba el talo. Por otra parte servía para comer las alubias o similares, siendo habitual el juntarse varios pastores en una misma chabola y comer juntos compartiendo una taloaska de alubias. Porque la taloaska tiene mucho de acto de socialización. De ahí que no falte nunca en ninguna chabola de Gorbeia.
Para conocerlas haremos una visita andando hasta la majada de Artelarre. Allí, en la chabola de Julián Olabarria veremos diversas taloaskas pastoriles expresamente reunidas para la ocasión. También nos acompañará Felix Pikatza, el último fabricante de taloaskas, que seguramente nos comentará algún detalle de su fabricación.
Quedas invitado/a. En la imagen adjunta dispones de más detalles.
Al margen de la conocida visita a los cementerios, diversos eran los rituales que, en torno a la festividad de Todos los Santos y Día de las Ánimas (1 y 2 de noviembre respectivamente) se han llevado a cabo en nuestros pueblos. Costumbres tradicionales que desaparecieron paulatinamente tras los acuerdos adoptados por el Concilio Vaticano II (1962-1965), punto de inflexión en la modernización de la Iglesia y sus liturgias.
Por ello, son costumbres que resultan cercanas y familiares a la gente de cierta edad y, a su vez, arcaicas y estéticamente tenebrosas para los más jóvenes.
No vamos a hacer ninguna exposición exhaustiva del tema de la muerte y su culto porque es en extremo rico, diverso y complejo. Pero sí vamos a rememorar en unas rápidas pinceladas algunas costumbres cercanas.
SEPULTURA EN LA IGLESIA
Los enterramientos dentro de las iglesias se generalizaron en el País Vasco durante los siglos XIII y XIV y la práctica perduró hasta finales del siglo XVIII. Está costumbre quedó prohibida por Carlos III, para evitar pestes y malos olores en los templos.
Sin embargo, a pesar de no contar con muertos presentes que llorar, se continuó «montando la sepultura», aquella especie de altar familiar, en los suelos de los templos, sobre aquellos antepasados a los cuales se negaban a olvidar.
Cada familia tenía su sepultura marcada en el suelo de la iglesia. Era conocida como “jarleku” (yarleku) y era la prolongación de la casa humana dentro de la casa de Dios. Era, por otra parte, la familia la posesora del derecho a sepultura.
Hasta mediados de los 60 del siglo pasado se mantuvo la costumbre de velar la sepultura, una labor que siempre era asumida por la mujer, bien por herencia directa, bien por haberse casado y, por tanto, haber entroncado con la casa del esposo a la que ya se debía en el ámbito de los difuntos.
La sepultura consistía en una mantilla de tela y dos candeleros. En mi familia y entorno se distinguen perfectamente entre candeleros (una sola vela) y candelabros (varias velas). Sólo se usan los primeros para este ritual. El conjunto se completaba con un reclinatorio –una especie de silla apta para arrodillarse– que hacía más fácil el rezo, arrodilladas frente a los antepasados. Posa para la imagen mi tía Ana Mari (Laudio, 1934), en la iglesia parroquial de Arrankudiaga en donde, por haberse casado en aquel pueblo, heredó la responsabilidad de la sepultura.
ARGIZARI-OHOLAK
El significado de «argizaiola« es el de «argizari-oholak«, ‘tablas para la cera’. La cera o cerillas, eran una especie de cordones de cera, con su mecha y que, normalmente enrollados en unas tablas de diversas formas, se colocaban el día de los difuntos sobre la sepultura para ofrendarles luz, la guía de las almas.
Había que ir girándolas según se consumía la cerilla y no ha sido extraño que en un descuido ardiesen. Hoy en día sólo pueden observarse en uso días como Todos los Santos en Amezketa, Zerain… (Gipuzkoa) en donde las mujeres mayores del pueblo encienden esas preciosas tablillas a la vez que hacen la ofrenda de alguna moneda sobre los difuntos que bajo esas luces reposan. Antaño era costumbre poner también alimentos, a modo de ofrenda, algo que hacía las delicias de los sacerdotes ya que eran ellos quienes luego lo comían.
ARGIA
La luz de las velas ha sido la mejor manera de encaminar el alma de los difuntos para su reencuentro con los vivos. O incluso para viajar a la eternidad. De ahí que días como el de los difuntos fuese costumbre encender una vela en alguna ventana del caserío, para indicar a las ánimas de la familia por dónde entrar para fundirse con esa familia que con una mezcla de alegría y temor espera la visita. Hasta se les reservaba un plato o alimento en la mesa.
Y es que los fallecidos eran difuntos (fallecidos pero a su vez presentes) mientras alguien los tuviese en el recuerdo. Es decir, no se acababan de marchar definitivamente de nuestro entorno. Por eso no es extraño que, en casos como por ejemplo Laudio, los cargos municipales elegidos sobre los muertos el día de San Miguel, jurasen sus cargos de nuevo sobre los vigilantes antepasados, a los que no se podía deshonrar por temor a sus reprimendas.
En la imagen, ritual de la vela en la ventana con una recreación en la que posa magistralmente Jasone Uriondo (una buena y paciente amiga de Orozko), en una imagen con extraordinaria belleza expresiva.
LIMBOS
También es Jasone Uriondo la que, ataviada con mantilla y ropa de luto de época, posó para la fotografía en el limbo de Sagarminaga (Orozko). Estos lugares son algo sorprendente y estremecedor a su vez. Y de un modo milagroso se han mantenido en la memoria de algunos pocos mayores de Orozko. Lo trataremos en otra ocasión con más detenimiento. Eran unos pequeños terrenos circulares en los que se enterraban aquellos bebés que habían fallecido sin bautizar y, por tanto, no podían ser inhumados en el interior de las iglesias. En otros lugares eran enterrados bajo el alero de la casa, envueltos en tejas que simbolizaban el hogar, algo que no hemos constatado en esta zona. Sí, por el contrario, el enterramiento en estos limbos. En la fotografía, el limbo de Sagarminaga (Orozko).
REFLEXIÓN
El modo de tratar a los difuntos como si estuviesen presentes, con esa «no ruptura» de vínculos, hacía sin duda más llevadero el duelo y la pérdida de un ser querido. Hoy en día, por el contrario, resulta más dramático y brusco al saber que de un día para otro se pierde el ser querido.
Como hemos dicho al principio, el mundo de la muerte es realmente complejo. Hoy hemos dado unas simples pinceladas, esperando haceros rememorar rituales no tan lejanos. Un saludo y felices días de Todos los Santos y de Ánimas.
Atzo, urriak 29, Orozkoko Gaztaina Eguneko jaira joan nintzen. Baso ikusgarri haietan urtero egiten den ospakizun hori, herriko nagusienen oroimenetan oinarrituta berreskuratu zen duela zenbait urte eta zorioneko Supelaur etnografia elkarteari esker.
Izatez, behinola egiten zen jaitxo bat dago atzean, gaztainen uzta handiari amaiera ematen ziona, denbora laburrean dena batu egin behar zelako eta lan hark, gosea kentzeaz gain, dirua ere ekarriko zielako familiei: «Urriaren azkenean, gaztainak etxean» dio herri-esaerak. Garaian gaude, bada.
Gure lurretara hurbildu zen Mañé i Flaquer kazetari katalanak ere hala ikusi zuen: «…y la echada de la castaña era ocasion de fiesta y regocijo para los aldeanos, pues llevaba a sus hogares un importante elemento de su existencia» (1880).
Gainera, hain uzta handia batzen zenez, gure eskualde honetaraino kanpotik etortzen ziren sasoikako langileak, kontratatuta aste horietarako, neska gazteak batik bat. Hurrengo urtera arte ikusiko ez zituzten haiei ere eskainitako agur-jaia zen hura.
Gaztainekin, ondo negoziatzen zen. Eta baserriko truke-ekonomian ez bezala, honetan hain urria zen eskudirua lortzen zen, gehienbat Bilbora eramaten zelako uzta eta handik, itsasontziz, Europara.
Lortutako lehenengo diruaz, bestelako beharretan gastatu baino lehen, ohitura zen meza bat ateratzea etxeko defuntuei. Gaztainak eta hildakoak… ongi etorri…
Gorbeiako basoak atzean utzita, penintsularen ipar-mendebaldeko koadrantera joango gara: Galizia, Asturias, Zamora, León… aldera. Han ere izen handikoak dira gaztaina-uztaren amaierako jaiak: Magosto izena dute eta oso ospatuak dira, musika, dantza eta gaztaina erre artean. Ez du data zehatzik herri batetik bestera aldatzen delako baina oro har, Domu Santu (azaroak 1) eta Done Martie (azaroak 13) egunen bitartean egiten dira. Eta… hara non, Magosto entzutetsua ere defuntuen omenezko jaia dela: oraindik ere ohitura da etxeko sua isiotua uztea, eta haren inguruan hainbat jaki, gaztainak bereziki, egun horretan etxeko beheko sura berotzera bisitan itzuliko diren defuntuei emateko.
Badira jai hori magiko bihurtzeko bestelako errituak: arima purifikatzekoak, gaitzak sendatzekoak, arbasoak oroitzekoak, elizkizun berezietara joatekoak edo herriko petrikiloarekin inoizko sendatze gogoangarrienak lortzekoak.
Zeresanik ez, Domu Santu eguna pasata eta bigarren astelehenean Deba ibaiaren arroko herrietan ospatzen den Gaztainerre (‘gaztaina erre’) jaiak zerikusia du azaltzen saiatzen ari garenarekin.
Gaztainak tartean etxera itzultzen diren defuntuentzako eskaintza bereziak eta guk, Domu Santu eguna hor, etzi, ate-joka. Nola ez dira gauza beraren parte izango?
Ezaguna denez, azaroaren 1eko jai hori Elizak ezarritako ospakizuna da, lehenagoko ohitura zaharragoak ordezteko. Ikus The American Encyclopedia-k dioena: «Elementos de las costumbres relacionadas con la víspera del Día de Todos los Santos se remontan a una ceremonia druídica de tiempos precristianos. Los celtas tenían fiestas para dos dioses principales… un dios solar y un dios de los muertos (llamado Samhain), la fiesta del cual se celebraba el 1 de noviembre, el comienzo del año nuevo celta. La fiesta de los difuntos fue gradualmente incorporada en el ritual cristiano«.
Hortaz azken urteotan hain suharki gizarteratu zaigun Halloween jaia… urte osoan hildakoak bizidunengandik hurbilen dauden egunak, gure artean Arimen Gaua izan dena.
Eta, bestetik, eguzki-urte baten amaiera, iluntasun garaiari bidea uzteko. Gurera itzulita, ez dugu ahaztu behar joan den larunbatean, herenegun, (urriak 28), San Simon eta San Juda ospatu genuela, herri tradizioan, «San Simon eta San Juda, joan zen uda eta negua heldu da«: hildakoen bizigunea den ilunaren agintaldiari, neguari, harrera egiten diona… Gabonetara iritsi arte.
Bitartean, gure aldamenean izango ditugu joandako arbasoen arimak, gaztaina erre artean, txipli txapla pun!!
Que digo yo que hasta me está dejando mal cuerpo esto de Cataluña. Es que una cosa es decirlo y otra hacerlo.
Porque la república ha arrancado allí pero vete a saber en dónde acaba todo esto. Que a las revoluciones las guía el diablo.
Y me da mal rollo por Leti, que al fin y al cabo, por mucho que viva a pierna suelta a cuenta de los demás, ella no es culpable de nada, pues su único delito ha sido arrimarse a un chiringuito que ya estaba allí, en el Estado de Derecho desde que lo montó Franco. Y muy mala no será la monarquía si hasta el PSOE de Felipe, que en la guerra eran los fusilados de ese generalísimo que lo reinstauró, lo defiende a capa y eléctricas.
Por ello, por miedo a las injusticias de cuatro descerebrados, sin avergonzarme y consciente de que en mi entorno pueda acusárseme de traidor, quiero hacer aquí público y notorio que en caso de que se extienda lo malo de Cataluña, YO ME COMPROMETO A ACOGER A LETIZIA ORTIZ en mi autocaravana. Así, a pecho descubierto. Como lo hacemos los hombres de verdad: con dos cojones y un palo, igual que la bandera de Tafalla.
Y me responsabilizo de, en un plazo medio, reinsertarla en la sociedad a base de trabajos sociales, trantándola como si fuese normal. Y a mejorarle esa penosa figura aplicando mis mejores artes en los fogones. Que Su Alteza me parece que mucho levantar el dedo a los catalanes pero poco más levanta: no hay que ver la cara que se le ha quedado a la pobre chavala. Ella que era una muñeca guapina… ¡Con lo que llegué a suspirar yo viendo aquellos telediarios!
Vete a saber… igual extremándole los mimos y cuidados hasta reverdece el amor en su corazón. Que entre vascos y asturianas siempre ha habido sintonía, un algo, un especie de cosquilleo que te sube por el espinazo arriba hasta la nuca, una sensación que con palabras y sin sidra no se puede explicar.
Te mando un privado con mi dirección, Leti. Y tú decides. Pero mientras trabajes y pagues todas las espichas que nos debes, yo nunca te voy a defraudar: te lo juro por mis amigas de facebook, unas reinas todas ellas.
Sarritan, Gorbeiako magaletatik eskegita dauden baso liluragarriak naturaren maisulan gisa interpretatzen ditugu. Hala ere, gizakiak zizelkatu zuen gaur hain atsegin dugun paisaia hori. Neurri handi batean, gaztainaren laborantzari eta merkataritzari zor diegu.
Gorbeian duela mende batzuk indarrez sartu zen kapitalismo komertzial hasiberriaren era ikusgarria izan zen eta operadore eta salgaien mugimendu handiak ekarri zituen.
Hori guztia ezagutzeko ibilbide bat egingo dugu. Hantxe daude, gure zain, kirikino-hesiak, basoko ustiapen horretarako funtsezkoak ziren harrizko eraikuntza zirkularrak.
A menudo interpretamos los sugerentes bosques que cuelgan las laderas de Gorbeia como una obra maestra de la naturaleza. Sin embargo, ha sido la mano humana la que entalló ese paisaje que hoy tanto nos deleita. Lo debemos en gran medida al cultivo y comercio de la castaña, una muestra del incipiente capitalismo comercial que irrumpió en Gorbeia hace siglos, con grandes movimientos de operarios y mercancías. Te invitamos a acompañarnos a un bello recorrido para conocer diversos kirikino-hesi o ericeras, construcciones circulares de piedra claves para esa explotación del bosque.
Hizkuntza: Euskara/gaztelania.
Elkargunea: Orozkoko Museoa.
Eguna eta ordua: Urriak 21, larunbata. 10:00etatik 13:30era.
Antolatzailea: Orozkoko Udala eta Aunia Kultura Elkartea.
Informazioa eta erreserbak: 946 339 823 – museoa.orozko@bizkaia.org
Lekuak mugatuak dira.
Este miércoles, como cada 11 de octubre de los últimos años, se celebra la Fiesta de los Txikiteros en Bilbao, especialmente en sus Siete Calles. A pesar de que… salvo honrosas excepciones, es uno de los entornos más hostiles para la noble afición, en donde menos se cuida el ofrecer vino de calidad mínimamente aceptable para el txikitero de a pie. Misión imposible.
De hecho, en cualquier barrio periférico de Bilbo o pueblo de Bizkaia las opciones para echar unos potes y no desguazar el estómago y la cabeza en el intento, son mucho más generosas.
No sé por qué en el entorno de “Bilbo zona cero” han renunciado al servir un buen caldo con tan solo tener que exclamar»¡un vino!». Insisto, hay buenas excepciones, pero ello obliga a tener que conocer los lugares de antemano. Quizá suceda porque sus negocios estén basados en gran medida en el «ave de paso» y el «todo vale» y no en esa «única clientela» cuya fidelidad hay que mimar a diario.
La calidad tan escasa se ve acompañada a menudo de unos precios elevados, quizá como corresponda a la city. Pero, sea como fuere, con dicha fórmula no cabe otro resultado que el de la práctica extinción del txikiteo, aquel acto de socialización que, dicen, nos caracterizaba como pueblo.
Curiosamente los medios de información y las oficinas de turismo se empeñan una y otra vez en vendernos lo contrario, en que es algo vivo y actual que vamos a encontrar por nuestros cantones. Pero es más una añoranza que una realidad.
Y para hacer que nos lo creamos sacan en los medios de comunicación algunos txikiteros de atrezzo, de postín, actores ahuecados y puestos para la ocasión que poco o nada tienen que ver con aquellas grandes cuadrillas de obligada mancha en la camisa y de afonía nocturna por no poder cantar y reír ya más.
Quizá por ello, por ser conscientes de que tras la carroza no hay sino una calabaza, la asociación Txikiteroen Artean anda en lucha rebelde los últimos años, intentando dar la vuelta a la situación, haciendo que el txikiteo sea una seña de identidad como lo fue y no un engañoso anuncio de reclamo turístico. Supongo que no buscan la reactivación de aquellas cuadrillas de penitentes alcoholizados, sino una reinvención y actualización del acto social en sí, en el que el exceso diario sea tan sólo el de pasarlo bien.
¿Y por qué un 11 de octubre? Pues porque es la fiesta de la Virgen de Begoña a la que consideran su patrona. Y es que además, en esos recorridos de bar a bar, hay un conocido enclave desde donde la amatxu vigila los traspiés y excesos de sus hijos/as.
Aprovechando el tirón digo yo que, siendo quien es ella, ya podría obrar en algún milagro para forzar a mejorar la calidad de lo que se bebe, para engatusar a esos taberneros que, como son de Bilbao y cuidan tanto las handikerias se hacen llamar «empresarios hosteleros». Ruega por nosotras/os, Madre de Bizkaia… y recuerda cómo también tu hijo logró ensalzar el buen vino hasta los altares.
¿Pero no es la virgen de Begoña el 15 de agosto? Sí, pero tiene doble celebración. Aquí todo se ve doble si no te agarra bien la alpargata al frenar.
Cachondeos aparte, en realidad es porque un 11 de octubre, pero de hace 117 años (1903) el papa Pío X declaró a la virgen de Begoña patrona de Bilbao y de toda Bizkaia. Y es aquel acuerdo lo que se celebra mañana.
Curiosamente, en aquel 1903, Begoña no era aún Bilbao ya que era una anteiglesia independiente con tres barrios: el de Begoña propiamente dicho, Bolueta y Santutxu. No fue hasta 1925 cuando se incorporaron al Bilbao que hoy conocemos… Ni 100 años. Pero no se los digáis a los que allí viven [y menos a mi suegra y cuñados, «de Santutxu-Bilbao de toda la vida»], ahora más bilbaínos que nadie, más papistas que el mismo Pío X.
Fuera de bromas, esa añoranza «bilbainista» tiene su razón de ser: la medieval villa de Bilbao se fundó (1300) sobre unas tierras que eran de la primitiva Begoña, una especie de expropiación forzada.
Begoña era por aquellos años de la canonización (1903), el lugar de expansión que necesitaba la villa de Bilbao, angustiada en aquellos limitadísimos terrenos junto a la ría. Begoña era el lugar de lo rural (baserri) frente a lo urbano (kalea), el solaz al que acudían en masa los bilbaínos, a beber fresco txakolin en las bodegas/merendero de nombre igual al del producto que en jarritas de medio cuartillo servían; allí iban a cantar y a encontrarse con “lo auténtico” que abajo no existía. Entorno en donde aún se hablaba aquel euskera que tan castizo y hasta gracioso parecía a los “kalekumes”. Son esas las tardes que idealiza Arrue en sus cuadros… Ay, Arrue…
Pues sin más divagaciones, que todo nos vaya bien en la fiesta y que recuperemos un poco la esencia de lo que somos. Nada de actores y sí más de interiorización de lo popular y del acto social que supone el txikiteo.
Por mi parte sólo dos favores a los organizadores, la asociación Txikitero Artean, a la que tanto tenemos que agradecer: uno, que eliminen ese extraño “festa” de la denominación del evento en euskera, porque además de ser horrible no nos es propio en los entornos bilbaínos. Txikiteroen jaia sin duda agradaría más a la amatxu de Begoña y a los libadores de taninos que en algo sientan su tierra.
Y, por otra parte, que luchen en cuerpo y alma para que la calidad del vino de poteo sea algo que pueda consumirse sin morir en el intento, sin que sea una actividad de riesgo: predicad en esos grises tugurios que no es sólo cuestión de palear al cliente sino de ofrecerle un vino con el que vaya a casa alegre, sintiéndose dichoso por los inmejorables momentos que ha pasado allí con sus amigos de siempre. Porque el vino nos une. Y si es bueno… mucho más.
Oro har, toponimia lanak (mendi, erreka, landa, iturri eta abarren izenak) zerrenda batzuetara mugatzen dira, datu zehatz asko biltzen duten liburu marduletan aurkeztuak eta, gehienetan, apalategi batean betiko ahaztuko direnak.
Ezinbestekoak dira ikerketa saio horiek halere, hor dugulako informazio iturria. Ezinbestekoak dira, noski, baina… ez dira nahikoa, zerbait osagarri dugulako faltan. Horra noa…
Toponimia barrunbeetan sentitu behar den zerbait da. Gure arbasoetako edozeinek izen bat jartzean zer irudikatu nahi zuen asmatu behar dugu, paisaiako zeri ematen zion lehentasuna eta zeri ez eta zergatik: zerk abiatzen zituen bere emozioak, azken finean. Toponimia, gizakiok izen bihurtutako emozioak delako.
Horregatik txango bat antolatuko dugu, basotik urratsak egin bitartean, lurraren mezu horiek entzuten eta ulertzen saiatzeko. Bestetik, leku-izenak argitzeko truku batzuk eskainiko ditugu nork bere bidea egin dezan etorkizunean.
Urduña herriko Larruazabal aldean izango da, paisaia paregabeak dituen hizkuntza ezberdinen topagune hartan.
Parte hartzeko ez da dirurik eskatuko, jakina. Baina bai eskatuko da izena aldez aurretik ematea, lekuak zorrozki mugatuko direlako 60 lagunera.
Edonork egiteko moduko ibilbidea da eta EUSKARAZ egingo dugu.
Hona jakin beharrekoak:
Hitzordua: urriak 28 (10:00 – 13:00)
Antolatzailea: Urduñako Udala.
Informazioa eta erreserbak: 945 384 384 – turismo@urduna.com
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