Laminak edo lamiak euskal mitologiako izaki batzuk dira, eskuarki emakume itxurarekin eta, herri-usteen arabera, beste atribuzioen artean, pertsonak bahitzea ere egokitzen zaie, zorigaitzezkoak euren mundura eramateko.
Ez da harritzekoa beraz, tradizioaren arabera laminak bizi ziren lekuetara —normalean erreka inguruetan— hurbiltzean beldur izetea.
Kasu horietako bat, Memiño izeneko trokan dugu, Undurragako urtegitik (Zeanuri) hurbil edo bere uren azpian.
Ondoko Altzusta auzuneko (Zeanuri) neska-mutilak handik igarotzean, sudurra estaltzen zuten, laminen hats maltzurretatik babestu nahian. Aldi berean, behin eta berriz errezitatzen zuten «guk barikuen, makallaoa yan gendun» esaldia babes gisa, «guk ostiralean bakailaoa jan genuen», haragia jatea debekatuta zegoen ostiraletako bijiliak aipatuz, haiek benetako kristauak zirela eta Elizaren eskakizun guztiak betetzen zituztela jakinarazteko izaki mitologiko haiei.
Beldurrak estutzen gaituenean, edozein baliabide da egokia gure buruak defendatzeko.
Nik ere, badaezpada, aurreko bariku honetan bakailaoa jan nuen, urte jaioberria gaiztakeriez libratzeko.
De entre los pueblos de Gorbeia, Zeanuri fue el gran perdedor en el negocio de la explotación de la nieve. De ahí quizá que, hasta su más emblemática y monumental nevera haya quedado en olvido, incluso para sus habitantes. Rescatémosla…
UN PUEBLO SIN SIMAS. La mala suerte hizo que, al contrario que los pueblos de Areatza u Orozko, no contase Zeanuri con simas adecuadas para acumular nieve en invierno y venderla en verano, el gran negocio del momento. Y así, a duras penas podía competir por suministrar al gran cliente: Bilbao.
ORAITURRI. Así, mientras los demás municipios contaban ya con prósperos pozos de nieve, Zeanuri hubo de buscarlo muy alejado —un gran impedimento para el negocio— del punto de venta e incluso de la residencia de los empleados. Por ello comenzó a suministrar desde una nevera en Oraiturri, muy próxima a Gorbeiagana —la cruz— pero no sin problemas pues se litigó durante tiempo por estar enclavada en Zuia. Por ello, por su explotación, hubo pagar cuantiosas cantidades de dinero.
LA FATÍDICA NEVERA DE ARRABATXU. Por lo alejado y costoso de aquella, también lo intentó habilitando otra nevera en otra sima llamada Arrabatxu, Arrabakoatxa o Aginenbekoa ubicada en las conocidas campas de Arraba. Pero pronto percibió Orozko (1744) que aquello era una competencia para su negocio de suministro de hielo y litigó por ella durante años, por entender que se encontraba dentro de su jurisdicción. Y así se entendió (1749), dando los jueces la razón a Orozko. Rabiosos, viendo que se les esfumaba aquel productivo negocio, los zeanuriztarras siguieron explotándola e incluso recurrieron al corregidor de Bizkaia para hacer una nueva delimitación entre municipios. Y se hizo (1756) pero, una vez más, se les negó la razón.
Pero, en honor a la verdad, hemos de decir que aquella
sentencia quizá no fuese justa ya que por Orozko pleiteaba el potentado Tomás
Epalza Olarte, ilustrado que llegó incluso a ser gobernador de Bizkaia y que
era un eslabón de aquellas cadenas personales con las que la Corona controlaba
y administraba su reino.
Así es que, no conformes con el fallo judicial y aferrándose a la que entendían que era «su» nevera, debieron darse diversos conflictos, pues el juez recurre a una solución drástica nunca vista hasta entonces: «no ha de tener jamás uso, ni de ella se ha de aprovechar ni usar una ni otra comunidad [en referencia a Orozko y Zeanuri] y se ha de cegar y terraplenar a costa de ambas repúblicas [ambos municipios] y ni nunca jamás ha de poder hacer, ni tener, ni usar de nevera alguna dicha república de Zeanuri en toda la dicha campa y sel de Arraba» (1751).
El mazazo debió ser tremendo para los zeanuriztarras ya que no solo se les imposibilitaba usar aquella nevera sino que se les impedía construir otra en todo su terreno de Arraba. Injusto y abusivo, sin duda… Por ello se negaron a acatarlo y se les insiste un año sí y otro también hasta que, por fin, veinticuatro años después (1775) se cumple y se rellena toda la sima. Curiosamente en el mismo año en que la nevera de Zaratate —la más grande nevera de Orozko y de Euskal Herria— se moderniza y se hacen obras con nuevo tejado, etc.
NUEVA NEVERA DE ARANTZBALTZ. Y así es como las autoridades de Zeanuri debieron buscar desesperados otra posible nevera y, aunque alejada, incómoda y por ello poco competitiva, la localizaron en la sima de Arantzbaltz, sobre Igiriñao y elevada en las laderas hacia Gorbeiagana.
No sabemos de la fecha de la construcción porque no contamos con documentos al respecto en Zeanuri. Pero, como decimos, debió ser inmediatamente posterior a la orden de cierre de aquella nevera de Arraba y que, por la descripción que se hacen de los apeos, sospecho que estaba bajo el escarpe vertical que de Gorosteta cae sobre Arraba.
De ese modo, debieron acometer las obras para acceder a aquella alejada sima, con la adecuación de un camino de herradura que atraviesa el paraje y que culmina con cuatro grandes curvas construidas en mampostería y así poder salvar el desnivel hasta el fondo de la dolina.
En el exiguo archivo histórico de Zeanuri, contamos con muy pocos —poquísimos— documentos antiguos. Ninguno que hable de esa nueva nevera o su construcción. Pero sí con un escrito del síndico procurador general de la villa de Bilbao dirigido a la anteiglesia de Zeanuri para tratar del precio de la nieve que comprarán a dicha anteiglesia porque «…necesitará esta dicha villa por los cuatro días de corridas que se esperan hacer el próximo mes de agosto para su consumo». Nada menos que 2.736 kilos de hielo han de entregarse cada uno de los cuatro días en Bilbao, por lo que debemos entender que la nueva nevera ya funcionaría.
Pero siempre será una incógnita pues hasta 1852 no se documenta como tal y con certeza. A partir de ahí continuamente se acuerdan y publican las condiciones para la explotación del negocio de la nieve, con los dos pozos municipales que una y otra vez se repetirán en la documentación: Arantzbaltz (Aranz Balz) y Oraiturri (Ora Yturri).
EL SERVICIO DE LA NIEVE. La adjudicación se hacía mediante una puja pública, un remate «a vela muerta» y así, «encendida […] la velilla de costumbre para la admisión de las pujas cada uno de las que bajaría dos reales en libra [hasta que] se apagó naturalmente».
El ganador se comprometía a tener sin falta de hielo «…en todos los días de romería de ermitas de esta anteiglesia, que serán San Juan, San Pedro, San Pablo, Santiago, Santa Ana, San Justo, San Lorenzo y los días primero, segundo, catorce, quince, diez y seis, diez y siete, veinticuatro, veinticinco y veintiséis de agosto y ocho, veinte y nueve y treinta de septiembre».
La entrega siempre se haría, como recogen insistentemente las cláusulas, en «una casa de la plaza de Ibarguen» sobre la que luego volveremos.
POR TRECE KILOS. Al margen de las festividades citadas, el contratista «tiene asimismo obligación el rematante de proveer la nieve a cualquier vecino que en cualquier día de la semana lo solicite siempre que para el pedido avise al rematante con veinticuatro horas de anticipación y la cantidad que se pida sea mayor de trece kilogramos de nieve». Siempre, eso sí, entregada en «el barrio de la plaza, en una de las casas del núcleo del mismo para la mayor comodidad del consumidor».
La nieve, claro está, «ha de ser bien apisonada y en las condiciones que es de costumbre para el aprovechamiento que generalmente se hace de ella en la época de los calores». Sabemos por otros lugares que el hielo se pesaba en destino —había que evitar por tanto que se derritiese en el transporte— en unas «balanzas abujereadas para que se escorra el agua» (Iruñea, 1664).
EXCLUSIVIDAD. La concesión de la explotación de las neveras de Zeanuri implicaba que nadie más pudiese apilar ni comercializar con la nieve en todo el municipio. Ni siquiera con la disculpa de regalarla, para evitar fraudes. Y si alguien lo incumplía era sancionado con una multa que embolsaría el contratista. Pero también sería sancionado éste si alguna fiesta o vecino se quedase sin su suministro. En este caso la multa se utilizaría para reparar caminos públicos.
DECADENCIA Y ABANDONO. Nunca fue la explotación de las neveras de Zeanuri de gran interés comercial al margen del ámbito local. Los vecinos municipios de Areatza y sobre todo Orozko contaban con más y mayores neveras, con las que monopolizaban el comercio del hielo y sus precios. Poco podían hacer aquellas neveras de Zeanuri, tan alejadas y con unas dimensiones tan limitadas.
La instalación de la primera fábrica de hielo artificial en Bilbao
(1880) supuso por otra parte el comienzo del fin de nuestras neveras.
Así, se percibe un menor gusto y detalle en la redacción de las
condiciones para pujar por la exclusividad del negocio de la nieve en Zeanuri.
Incluso, para acortar distancias en el transporte —el principal defecto de las
dos neveras tradicionales— y suponemos que por la disminución del volumen de
hielo solicitado, Zeanuri oferta junto a las otras una nueva «nevera de
Lekanda» (1897) que hasta entonces no había existido. Y ya en 1902 se
recoge la última oferta pública para la explotación de los pozos, insistiendo
como en los últimos años en que «el rematante, al cesar el remate,
dejará completamente limpia la nevera llamada de Lecanda». Hasta el punto de
entrega ya es vacilante en este último año, pues indica que «la venta ha de
tenerla en el término de la Plaza o en una de las casas del núcleo de la misma»
no en la que siempre habío sido exclusiva para ello.
EL NOMBRE. La primera referencia moderna de esta nevera la tenemos en el estudio de Salbidegoitia y Barinaga (Kobie, 1974) pero ni la visitan ni describen sino que la citan de oídas como «Nevera de Gorbea«. Posteriormente, en el catálogo Neveras de Bizkaia publicado por la Diputación Foral de Bizkaia (1994) se cita como Arratebaltz en el título pero como «nevera de Egiriñao» [Igiriñao es la forma más correcta de este topónimo]. Y en mis antiguas anotaciones de campo (1985) tomadas junto a mi amigo Juanjo como «sobre Zastegi«. Al margen de ello, se ha usado Neberatx —por el nombre de una peña cercana— o Aranbaltza o Aranbaltz.
Su nombre es en realidad Arantzbaltz pues así es como aparece sin excepción alguna en la documentación hasta hace apenas un siglo. En referencia a «espinos» y no a «valle» como habíamos pensado. A ellos se les añade el término «baltz» ‘negro, oscuro’.
LA NEVERA. Consiste en una sima vertical de unos 10 m de profundidad con una boca de 3 x 5 m aprox. Se encuentra en el extremo de una gran dolina a la que se desciende por un camino construido en zig-zag de cuatro curvas y con un desarrollo de 110 m de larga. En la parte superior de la dolina y de dicho camino se aprecian los restos de una cabaña que, por el grosor de sus muros, no ha sido obra ni de carboneros ni de pastores, por lo que entendemos que era la que daba servicio a la nevera.
CASA DE IBARGUEN. Tal y como se repite insistentemente en toda la documentación, la nieve se entregaba y vendía de modo indefectible en una casa concreta de la plaza de Ibarguen. Nada ni nadie sabe hoy en día de esa casa en Zeanuri ni ha oído hablar de dicha función, a pesar de que, como hemos visto, se usó con tal fin hasta al menos 1902.
Haciendo pesquisas en la documentación de las fogueraciones del XVIII —gracias, Galé y Gorrotxategi— habíamos localizado una casa. Y en efecto parece que fue ella, hoy en día Casa de Cultura, muy próxima a la casa consistorial. Era conocida como «Herriko Etxea» —gracias de nuevo, Ander Manterola— y sin duda es una aportación de aquellas décadas de la Ilustración, pues su función era la de alhóndiga, matadero, pesajes, etc. públicos. Todavía son apreciables las diversas estancias y este gran portal, solucionado por una bella columna, tan típico de lugares de compraventa, tratos y similares. Sin duda, hablamos del mismo lugar.
EL SALTO A INTERNET. Así es como damos por fin una referencia de esta nevera que, inaudito, no contaba hasta hoy con una sola referencia en Internet. A pesar de estar en el macizo de Gorbeia, cercano al punto culminante, uno de los lugares más visitados de nuestro país. Ni ninguna publicación sobre su historia. Se dejo olvidar, morir, quizá avergonzados porque aquella fue la nevera que quiso y no pudo ser, la solución a una resolución judicial que humilló al pueblo de Zeanuri. En cualquier caso, es la gran olvidada en nuestra historia. Y por ello, en mi personal cruzada quijotesca contra el olvido, en el mes de octubre pasado organizamos una concurrida visita al lugar, dentro de las Jornadas Europeas de Patrimonio para darla a conocer y ponerla en valor. Dentro del numeroso grupo, curiosamente, nadie había de Zeanuri. La gran olvidada… sin duda.
Durante todas estas décadas de soledad nuestra monumental nevera ha permanecido derrumbada, desgarrada, abandonada. Tan solo se ha acordado de visitarla, acariciarla y quererla la nieve que, con sus mejores blancas galas, acude cada año para yacer junto a ella en el lecho de la historia. Nunca se ha interrumpido entre ellas el vínculo de amor que las ha mantenido unidas. Caminemos pues con sigilo que ya es invierno y la dama nívea estará a punto de aparecer.
Quizá atemorizada por los cambios con los que la amenazaban los tiempos modernos, la Historia de nuestro pueblo vasco decidió refugiarse en el lugar más recóndito del país, en las húmedas laderas septentrionales del Gorbeia. Allí, fuera de injerencias extrañas, ha conseguido sobrevivir una auténtica reliquia de la historia, algo que desde hace siglos no podía existir en ningún otro lugar: la cofradía de Otzerinmendi, en Zeanuri.
Y me brota hoy todo ello porque ayer estuve en aquel recóndito lugar, bajo la sombra de unos hermosos robles, propiedad de esa arcaica organización vecinal. Estábamos en la romería de la ermita advocada a los santos Justo y Pastor. Sin salir de mi incontrolable asombro, tomé parte en el barauskarria y en la posterior comida de la cofradía. Pero vayamos por partes.
Ermita. Kofradiaren jabetzakoa den harizti eder batean dago. Ondoan, karobi ezaguna, lanaldiari lotua eta, beste bazterrean, bolaleku eder bat, aisiari txanda emateko.
Baseliza ez da aparteko eraikina, errektangeluarra eta alde bat irekia duena. Kanpoaldearekiko muga bakarra zurezko barrote batzuk dira, ondo torneatuak eta, bere “santutxu” itxuragatik, XVIII. mendean sailkatuko dugu. Irekia izateak bidaiarien kultua errazten zuen, bere aurretik Gorbeiara doan bide zaharra dagoelako. Erretaularik gabekoa, santu titular bien irudi bat dago, modernoa, jatorrizkoa, kanpaia legez, ohostu zutelako aspaldi.
Hain zuzen ere, tradizioak dio ermita eraiki zela kanpai-hotsaz uxatzeko ingurua bizi ziren laminak. Aitzitik, egun jakin badakigu, baseliza horiek giza-taldeak antolatzeko guneak direla, lur basatiak kolonizatzen hasi ziren garaikoak. Nolanahi, gure kofradiaren barruan, beste tenplu bat dugu, San Lorentzori eskainia, zaharragoa eta hark izan lezake kolonizazio berrien papera. Bestalde, hor, San Lorentzoko eleiza-atarian egiten ziren Kofradiaren batzarrak, baita Uribe kofradiakoekin, tenplu partekatua delako.
Mandak. La misa comienza con una cita a cada uno de los fallecidos ese año. Para ello, las familias hacen una pequeña aportación económica que servirá para el mantenimiento de la ermita y cofradía. Ohitura hau, udalerriko beste ermita batzuetan ere egiten da / zen.
Como su nombre indica se trata de las “mandas”, ‘testamentos de últimas voluntades’.
Barauskarria. Meza amaitutakoan, bertaratutakoei ardo zuria eskaintzen zaie, gaileta batzuekin. Horri, Gorbeia inguruko beste herrietan bezala, “barauskarria” esaten zaio eta, izatez, barau + hautsi + garri da, ‘baraualdia apurtzeko jana’, gaztelaniaz ere “desayuno” (des + ayuno) hitzean duen egitura bera.
Cofradía. Zeanuri mantiene su división en aquellas antiguas cofradías, probablemente de origen medieval y que, según creencia arraigada en el valle, son las instituciones político-administrativas previas a la aparición de los ayuntamientos. Y no van descaminados.
En las laderas que miran al Gorbeia, están la cofradía de Altzua, la de Uribe y, entre ambas, la de Otzerinmendi, Otzerimendi o, en dicción popular, Otzemendi. Abarca esta última el núcleo central del pueblo, en el fondo del valle, así como las aldeas o caserías de Zabala, Urizar, Otzerin, Ortuzar, Iturburua, Jauregi (Yauri), Pagai, Elexa, Orbetzu, Azkarraga, Angoitia y Egileor, ésta última la más cercana a nuestra ermita.
Veintitrés son en la actualidad los cofrades partícipes. Y el derecho, en cierto modo consuetudinario e inalterable, lo da el ser propietario de “foguera” estable. Quedan excluidos por tanto los inquilinos aunque lleven varias generaciones en esos caseríos, en esa visión social tan propia del Antiguo Régimen.
La cofradía consta de un mayordomo, por turnos anuales y un “basazain” ‘montanero, encargado de montes’. Esta de la explotación de la madera, del reparto de suertes de leña y suponemos que de la gestión del exiguo bosque para convertirlo en carbón en la época de las ferrerías fue la más relevante de sus funciones, hoy reducida a su mínima expresión.
Para dar cuenta de los gastos de la fiesta, maderas, etc. hacen anualmente su junta, llamada “batzarra” en la parte baja de su territorialidad, en el domingo siguiente de la virgen de septiembre.
Bazkaria. Erromeria eguna izanda, bazkaria egiten da hor. Hori baino lehen, lehenagoko basoko zerrategi bat ikusi genuen, zeanuriztar batzuek egindako erakustaldi ederrean. Aurreko urteetan, ezaguna den bezala, karobia isiotu egiten zen, ikuskizun aparta eta arrakastatsua zena. Baina azkeneko urteetan ez eta aitortu behar da altxor hori abandonatu samar dagoela. Ez litzateke txarra izango erakundeak horretan inplikatzea, buru-belarri, ez dadin inoiz ere piztu barik gera.
Bazkaria, beheko jatetxe batean prestatzen da. Edonork har dezake parte izena aurretik ematen bada. Kofradeak gutxienak dira eta haietako asko, etxean bazkaltzen du. Ez da beraz, euren pertzepzioan, barneratua duten zerbait, kontu modernoa ei delako bazkaria.
Amaitzeko, falta izan nuen bakarra garrafa-limonada izan zen. Oraindik familia batzuetan egiten dena eta Barandiaranek bere lanetan Zeanurin jaso zuena. Egun, jende gehienari ezezagun suertatzen zaio eta, agian, ni bezalako kanpotar arrotz bati egokituko zaio datorren urtean egitea. Modu ederra izango litzateke konpentsatzeko atzoko egunez jaso nituen atentzio eta tratu on guztiak.
Isil-isilik itzuli nintzen etxera, jaian arnastutakoarekin miretsita. Han, Gorbeiako goiko maldetan, utzi nuen Historiak modernitatetik babesteko erabilitako ezkutalekua…
Eskerrik asko ni bezalako kanpotar bati hain tratu ona eskaintzeagatik
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