Nadie va a descubrir la calidad del Barcelona en un partido. Antes de que se pongan en juego todo el mundo sabe que te pueden hacer un estropicio, estés con el equipo que estés. Por eso mismo es, que a pesar de la derrota, la mayor parte de los aficionados de San Mamés salimos, entre comillas, contentos. Derrota por la mínima estando todo el partido con oportunidad de darles un susto. No llegó pero se podía haber producido, si por ejemplo, Beñat acierta en la ocasión de los minutos iniciales, o si la extraordinaria falta del mismo jugador, en el 86, va 10 centímetros más hacia la izquierda. La presión adelantada que ejercieron los rojiblancos fue generosa y continuada durante todo el partido. Con ella se consiguió poner en aprietos al Barcelona en más de una ocasión. Eso sí, una vez que el Barça superaba la primera línea de presión, los contraataques fueron bastante peligrosos y nos podían haber caído unos cuantos goles más. Es raro ver al Barcelona tan fallón de cara a puerta. ¡Qué alegría ver fallar a Messi, a Suárez, a Arda, a Denis Suárez,…! Gracias. No sólo los nuestros fallan. Pero a lo que iba, la presión, la actitud, el esfuerzo y el trabajo es algo que siempre se pide. Lo dieron y se aplaude. Pero queda el resquemor de pensar que si se hubiese jugado así contra el Sporting quizá hubiésemos conseguido los 3 puntos.
Ahora olvidarse de Gijón, partir del juego y la actitud ejercidos contra el Barcelona y a pensar en el Depor.
¡Aúpa Athletic!