¿Así que Iñigo Martínez al Athletic por un pastón y Garbiñe Biurrun, candidata a lehendakari de Podemos, eh? Con estos ojitos y estos oídos que se van a merendar los gusanos lo leyó y escuchó aquí su seguro servidor. Lo proclamaban a todo trapo los grandes visionarios de este oficio de tinieblas tirando de su proverbial suficiencia de agáchate y hazme una churrupaíta.
No hablo solo de las primeras páginas donde ambos pronósticos fallidos —ofrecidos, ojo, como hechos consumados— han quedado para los restos como monumentos al fiasco anticipatorio. Si cabe, me encabronan más esos y esas colegas (por mentarles de algún modo) que recorren los corrillos impostando gran misterio antes de soltar con soniquete de orgasmo clitoridiano lo que el dúo Gomaespuma llamaba elsupernoticiónquetecagas.
Fui testigo de refilón de cómo varios de estos Nostradamus de lance iban contando a quien les saliera al encuentro que la candidatura morada de la jueza Biurrun era cosa hecha desde el pleistoceno inferior. En su versión, se estaba dejando pasar el tiempo para disimular. Me recordaron un huevo a aquel otro clarividente del copón que la víspera del atentado de ETA en la T4 me aseguraba, citando contactos “de muy dentro”, que la tregua era irrompible. Ni una semana después del bombazo, el tipo presumía de haberlo anunciado. Siguiendo idéntico patrón, hoy es el día en que los difusores del chauchau de la magistrada van con el mentón enhiesto y sonrisa picaruela alardeando de haber tenido noticia antes que nadie del rechazo de la oferta para encabezar las listas moradas al parlamento vasco. No hay quien pueda con ellos.