El efecto de los rayos Gamma sobre las margaritas

EL EFECTO DE LOS RAYOS GAMMA SOBRE LAS MARGARITAS

 

PRIMERA PARTE

 

Intención del discurso

Antes de iniciar en voz alta esta reflexión, deseo que se me atienda con la intención que la esbozo y no con la que cada cual la entienda, por cuanto considero importante saber que la misma no está tejida con los hilos de la justificación de una situación dada, ni de la exculpación de cuantos desde un extremo u otro concurren en la misma, ni aún contra quienes se hayan destacado en su denuncia con algún que otro argumento que a lo largo de este discurso pueda rebatirse, ya que mi objetivo no es otro que arrojar luz sobre el asunto sin proyectar más sombras que las que ya se alzan sobre la realidad abordada.

Por supuesto, siendo como soy parte de la parte examinada, es de suyo que mi pretendida objetividad al tratar de los asuntos, no alcance más allá de lo que me permita mi humilde y limitada apreciación particular de las cosas y en consecuencia, ofrezco estas líneas, no tanto como meta del debate, cuanto línea de salida para caminar juntos por el sendero que nos conduzca a la verdad, si acaso a cualquier verdad desde la que podamos en un futuro sentar sólidas bases deportivas al objeto de que nuestros jóvenes valores obtengan resultados acordes al potencial que por historia, medios, recursos y población, le corresponden estadísticamente a Euskadi.

 

Hecho probado

Es un hecho probado, que desde hace lustros y cada vez de modo más pronunciado, la Federación Vasca de Ajedrez en sus categorías Juvenil, Cadete, Infantil y Alevín – por ley no tenemos Benjamín – obtiene muy malos resultados, quedando si no últimos, de los últimos.

 

Pregunta fundamental

¿A qué obedece esta realidad constatable?

 

Respuesta principal

La respuesta principal –  que no la única – que vengo manteniendo desde hace más de una década, es la siguiente: Observadas una a una todas las posibles variables que nutren nuestra desdicha, como quiera que todas, salvo una, sean comunes si no a todas, si a varias de otras Comunidades, colijo que aquella que sólo arraiga entre nosotros, por fuerza a de ser el motivo principal que explique esta situación, cuál es, la vigente Ley del Deporte que impide la competición federada de modo absoluto de doce años para abajo y con cuenta gotas de los doce a los catorce. Tesis esta que pretendo probar en lo que sigue. No obstante, no es objeto del presente discurso cuestionar la Ley del Deporte Vasco que tiene aspectos muy positivos en la  salvaguarda de la infancia y los valores que el deporte debe vehicular, sino sólo poner de relieve como su mala concreción en nuestra disciplina se comporta como el conocido “efecto de los rayos gamma sobre las margaritas”.

 

Para que la tesis aquí presentada pueda ser aceptada como respuesta principal, es menester, cuando menos, versar algo sobre el resto de respuestas de las que sobresale. Póngase atención en que la califico de “Principal” y no de única, pues en verdad considero que los malos resultados de nuestras categorías de edades obedecen al concurso simultáneo de varios factores.

 

Respuestas negacionistas

Llevados por su amor a lo propio, por verse directamente implicados, en un alarde de malabarismo numérico, los hay que tratan de reinterpretar el Hecho probado (los malísimos resultados) como fruto de varias fatalidades puntuales; por ejemplo, analicemos bajo esta perspectiva los resultados de las dos últimas actuaciones de los Equipos Cadete e Infantil en el CSD

2011- últimos de 19

2012- 16 de 19

Los dos años hemos tenido que acudir a competir casi sin medio equipo, concretamente la parte femenina. De hecho, el año pasado infantiles jugaron de cadetes y alevines lo hicieron de infantiles. Este año, las primeras cadetes no han acudido a jugar y su puesto ha debido ser ocupado por alevines.

Así las cosas, la respuesta es sencilla. El problema está en el ajedrez femenino, no se hacen bien las cosas con ellas, no se trabaja con ellas…

Podría ser cierto, de no ser porque en esta última legislatura se nos han marchado del territorio no menos de ocho excelentes jugadoras campeonas todas ellas en sus edades y todas todavía serian de juvenil para abajo: dos se han ido a Rumanía, tres a Escocia, una a Cantabria…Pero esto no es excusa, pues le debe pasar a todos los demás territorios, si bien es cierto que hay verdadera mala suerte, porque por aquí no nos llega ni una ya formada y con resultados.

Pero si observamos los puntos del equipo masculino, comprobamos que desgajados los números, tampoco es que avancemos mucho en la clasificación.

Otras veces se hila más fino y se analizan posiciones de partidas favorables que se perdieron y que de haberse ganado en vez de en el puesto 16, seguro que podríamos estar en el 14.

De este tipo de respuesta las hay para dar y tomar y van cambiando según la temporada.

 

Respuestas culpabilizadoras por parte de los federados

 

Por lo general, esta clase de respuestas que en vez de buscar causas o explicaciones intentan colgar el San Benito de responsable o culpable de la situación, suele ser la habitual en personas totalmente ajenas al asunto; gentes que nunca han entrenado a nadie, ni han creado escuela, ni son monitores a diario, ni saben lo que cuesta dirigir un club, sacar adelante un torneo, etc. La verdad es que, se encuentran en la posición óptima para ser objetivos, si no fuera que, por ser sujetos, en lo demás son del todo subjetivos y sólo cuelgan la letra escarlata a quien apetece en cada momento. ¡Mezquino proceder!

Mas tampoco faltan quienes sienten cierto placer en fustigar a compañeros de fatigas y en la autoflagelación por aquello de que quien advierte lo mal que huele, parece menos sospechoso de haberse tirado el pedo. Examinemos algunos ejemplos de respuestas culpabilizadoras:

 

-La culpa la tienen las Federaciones: La culpa de la situación se focaliza sobre todo en la Federación Vasca dado que es en competiciones estatales donde sale a relucir lo sucia que está la ropa, porque entre tres federaciones que compiten en los Campeonatos de Euskadi, cuando no se queda primero, se es segundo o tercero. Bueno…eso si no juegan los navarros que suelen hacerse con los puestos de honor ¿Por qué será?

Sin embargo, la realidad real que no legal, es que la competencia de la FVA en asuntos de entrenamiento de nuestros jugadores no empieza hasta cadete que es cuando salen de la competencia territorial. Lo digo como aclaración y no para despejar balones fuera. Porque lo cierto es que en categoría escolar que les corresponde a las territoriales, estas no pueden hacer más: hacen torneos, dan clases, ofrecen cursillos de iniciación a los colegios…¿Entonces qué demonios pasa? ¿Son nuestros federativos peores que los del resto de federaciones?

Si así fuera y suya es la culpa de la situación, en coherencia habríamos de perdonárselo todo porque luego gracias a ellos tenemos los mejores clubes del Estado entre nosotros, una de las ligas más duras y los mejores torneos internacionales de la historia mundial en nuestro territorio.

 

-Falta una concentración antes del Campeonato de España:

Con ánimo de profundizar en este modo de ver las cosas los hay que achacan los malos resultados a que la Federación Vasca no ha hecho una concentración la última semana donde además de “enseñarles la siciliana”, podrían aprender finales de torre.

Esto es verdad, primero porque desde que terminan los campeonatos de Euskadi escolares establecidos por el GV, hasta cuando debemos entregar el listado de participantes que van a acudir, en ocasiones no contamos ni con 24 horas y dado que estos encuentros del GV tenemos obligación de hacerlos la primera semana de Junio y al Campeonato del CSD se acude la tercera semana del mismo mes, como que entre exámenes, comuniones y bodas, no nos da tiempo. En cuanto a Cadetes y juveniles, todos los lunes tienen clase con un Maestro Internacional y al menos dos concentraciones anuales.

En cualquier caso, una concentración de última hora sólo redunda positivamente donde previamente hay trabajo realizado. Lamentablemente, no tiene sentido salvo emocional, ponerse a empollar como un loco, a dos días vista de un examen del que no tienes ni idea.

 

 

-El problema es que nuestros jugadores no les acompaña un Gran Maestro:

 

Otros van mucho más lejos y le echan la culpa a que “en el campeonato no les asiste un Gran Maestro” pagado por la Federación. Esta teoría ha aumentado de grado su exigencia, porque hasta hace cinco años, la queja se formulaba en grado de Maestro simplemente, pero como desde hace cuatro temporadas los cadetes y juveniles tienen a su disposición durante los Individuales a un reputado entrenador estatal y Maestro Internacional sin que se note mejora de resultados por ello, ahora lo que toca es pedir un Gran Maestro y lo siguiente que sea guapo.

Por otra parte, no estaría de más que cada papi pagara de su bolsillo un entrenador particular, o lo pusiera su cole, o su club…y en caso de que el chaval quedar entre los, no sé ¿Diez primeros? La FVA le sufragaría los gastos? Esto ya lo propusimos, pero la gente no está por la labor. Y ahí se les ve el plumero. Pero, con todo la situación ingrata nos procura de vez en cuando ratos agradables de humor como mensajes vía internet procedentes de chavales con un Elo inferior a 1700 cuya puntuación fue 2/9 con el siguiente texto “ estoy convencido de que de ir con un GM podría haber sacado algún punto más” es decir, 3.

-Falta un Plan Integral de Entrenamiento por supuesto, por parte de la Federación: En una huida hacia adelante en este tipo de argumentaciones, los hay que todavía van muchísimo más lejos, y sin tomarse la molestia en saber qué se está haciendo, aducen que, “lo que falta es un Plan de entrenamiento”. Por supuesto, no lo echan en falta en la familia, ni en la escuela, ni en su club…sólo parece faltar en la Federación casualmente.

Pues bien, si algo sobra en las federaciones, son Planes. Lo que falta es gente para trabajar y tirar del carro en tareas que no hay dinero para pagarlas por muy alto que sea el presupuesto. La verdad que quienes escupen estas opiniones no tienen ningún crédito porque jamás se ofrecen para hacer nada continuado por la patilla ni en su club, ni en su territorial y menos en su federación.

En cualquier caso, es verdad que toda Federación que se precie, ha de contar con un Plan de actuación, aun cuando este consista en no hacer nada al más puro estilo taoísta. Me consta que las tres territoriales entregan cuerpo, alma y dinero a desarrollar estos planes. La FVA por la parte que le corresponde lleva lustros pagando concentraciones con Maestros – podría citar a veinte de una tacada – invitaciones a torneos, y desde hace cuatro años, clases semanales para cadetes y juveniles. Dado que son muchos los beneficiados a lo largo de estos años, o bien lo guardamos muy en secreto, o quienes aducen este reproche no saben ver un Plan donde lo hay fuera del tablero de ajedrez. De no ser que, su Plan sea desgastar la moral de aquellos que trabajan y no tienen tiempo de estorbar a los demás.

-La culpa la tienen los entrenadores que les acompañan: Bueno, debo confesar que, esto sólo lo deduzco de las broncas cíclicas que reciben los voluntarios que se prestan a acudir a nuestra particular Termopilas, de parte de quien se siente íntimamente culpable y prefiere ejercer de fiscal antes que de acusado. Cuando no tiene por qué, pues si a él se le acusara de esto, bien podría colgarse en el pecho treinta años de medallas. A nuestro Presidente me refiero.

 

Respuestas culpabilizadoras por parte de directivos y federativos

 

Dada la naturaleza humana donde abundan los tortazos más que las caricias, ante la más mínima crítica, quienes nos dedicamos a esto por amor al arte, ofendidos en vez de confiar en una buena defensa, pasamos al contraataque. Yo mismo, pese a mis buenos propósitos iniciales me he calentado según iba escribiendo, cuando no debería, dado que todo el mundo tiene derecho a hacer su singular recorrido argumental en particular zigzagueo como yo mismo lo he recorrido a lo largo de mi existencia que si puedo hablar de todo esto, es porque yo también por ahí he transitado.

Así, ante las anteriores acusaciones, indistintamente de su grado de acierto o desacierto, muchos directivos y federativos, despejan los interrogantes de igual modo que los anteriores, sólo que con mayor capacidad y conocimiento, dado que la mayoría ha sido de todo antes de llegar a la Federación, entiéndase, jugador, monitor, árbitro, organizador, Presidente de Club, etc. Sigamos el rastro de este echar balones fuera que son esta otra clase de respuestas culpabilizadoras:

 

-Los clubes no trabajan la cantera: Para seguir un hilo conductor, aunque esta posición está muy extendida, digamos que el punto de vista es propio de federativos; Escuchemos su discurso:

Algunos consideran que las Federaciones no tienen entre sus prioridades la de elevar el nivel de sus jugadores; Evidentemente, puede ayudar en el entrenamiento de quienes hayan acreditado ser los mejores, por distintas vías, siendo la preferible, conceder una beca para que con ella el jugador contrate a quien desee siendo lo razonable que lo confié a su entrenador habitual. Esta fórmula se ha puesto en práctica varias veces y actualmente es la que impera en la Bizkaina. Es muy cuestionable, que la Federación entrene siquiera a los mejores por ir en contra de los intereses deportivos de la mayoría no entrenada por ella.

Pues bien, aún así, sucede que la federación y sus presupuestos pueden entrenar a tres o cuatro, no a treinta o cuarenta…Por otra parte, acontece que los jugadores mejores a los que hemos de entrenar de cara a que nos representen en los campeonatos estatales, nos llegan sin saber lo fundamental; algunos no saben absolutamente nada ni de aperturas, ni finales…¡Hay que verlo para contarlo!

Son los clubes quienes hasta hace poco se dedicaban a realizar esta labor de elevar el nivel de sus jugadores del inicial escolar, hasta el del juego federado. Luego estos competían y las federaciones les trataban lo mejor posible; Pero de enseñarles a jugar ¡Nada! La gente venía aprendida de su club.

¿Qué hacen los clubes? Se dedican sólo a jugar rápidas y poco más. A lo sumo, los hay que imparten clases pero de forma industrial, con un horario, un temario, unos alumnos y un local…falta la entrega, la ilusión, el meter horas cuando hay que meterlas, etc.

Este discurso tiene el valor de recordar la función del club. Pero lo cierto, es que los clubes no tiene obligación ninguna de mejorar el nivel de los jugadores, salvo que así lo decidan los socios en Asamblea o porque aparezca de modo expreso en sus Estatutos. Además, no son pocos los clubes que dedican esfuerzo personal, tiempo y dinero a sus escuelas de ajedrez. Mas también es verdad que sin embargo, cada vez son menos los nuevos federados provenientes de las edades jóvenes. ¿Qué sucede entonces? Nunca los clubes han contado con tanto apoyo federativo, tanta subvención municipal, tantos colegios solicitando ajedrez…

¿Es que nuestros clubes son peores que los de hace veinte años? ¿Funcionan peor que los de otras latitudes? Casi me atrevería a decir que hay clubes que no han cambiado en cuarenta años. Si antes sacaban gente y ahora no…Por lo demás, yo no paro de viajar por toda España y aseguro que, en conjunto, nuestros clubes no están peor que el resto, ni en locales, ni en medios, ni en fichas, ni en asistencia, etc.

 

-El problema es que los Monitores no tienen nivel: Una vez que los directivos de club y federativos territoriales se sienten aludidos, suelen dirigir la mirada a los monitores, su especulación al respecto grosso modo es como sigue:

Los monitores, sea porque la Federación no les ha formado bien, sea porque su nivel de ajedrez es peor que malo, lo cierto es que, no se puede enseñar lo que no se sabe y los niños a su cargo se pasan las clases jugando por su cuenta y más que clases de ajedrez, toda la docencia es una estafa que no supera la función de guardería en horario de comedor y extra escolares.

Esto es correcto en un buen número de monitores donde la entropía ajedrecística ha causado estragos dado que su llegada al monitoraje no ha sido vocacional sino más bien una salida económica y han llegado a dar clase casi sin saber jugar. Pero no es menos verdad que por toda la geografía vasca en estos momentos hay más de veinte buenos jugadores con fuerza superior a 2.100 de Elo FIDE que hacen su función con ganas, ilusión a veces cobrando – hablaremos de esto más adelante  – y otras por amor al ajedrez en su club. Y con todo, tenemos lo que tenemos.

¿Es que nuestros entrenadores cuyo nivel de 2100 a 2300 son peores que los de antaño? ¿Peores que los del resto de Comunidades? Por supuesto, no tenemos nada que demostrar, acaso mostrar, pues la mayoría hemos sacado gente que nos ha superado en nivel de juego y resultados.

 

-Lo que sucede es que los niños de hoy no se esfuerzan lo suficiente:  Este palo dado al eslabón más débil proviene principalmente de sus monitores. ¿Cómo explicar que no salen buenos jugadores? Muy sencillo: ¡No se esfuerzan!

Aun habiendo algo de verdad no achacable al educando cuanto al nuevo modelo de indocencia de la ESO, ¿A caso nuestros niños se esfuerzan menos que los de otras Autonomías? La mayoría de nuestros mejores valores, meten muchas horas de juego, clases y entrenamiento. Creo que entre los cuatro primeros de cada categoría no bajan de 12 horas a la semana. ¿Será entonces que la juventud vasca es menos inteligente? De ningún modo. Debe atenderse el dato que pese a los malos resultados durante nuestras categorías Alevín, Infantil, Cadete y Juvenil, luego resulta que entre los 18 y 25 años, no estamos nada mal surtidos en jugadores con juego y fuerza considerable. Este hecho que apunto es crucial para apoyar sustancialmente mi tesis.

Por supuesto, los niños no tienen capacidad para echar la culpa a sus padres para pasar  la bola. Se la guardan en el bolsillo y en cuanto pueden la arrojan en internet contra el primero que pillan.

 

Respuestas Integrales

 

Habida cuenta de la dificultad de encontrar culpables sin defensa, no queda otra que subir el nivel argumentativo al objeto de dar con razones explicativas que ajenas al mundo del ajedrez, interfieran con este en la cuestión tratada.

Una considerable diferencia con las Respuestas culpabilizadoras es que ya no se buscan culpables, sino causas; En consecuencia, la gente se pronuncia con más moderación y de modo más abierta a la complementariedad. Más en mor de la claridad de exposición aquí presento las opciones de modo reduccionista.

-Los padres no se implican lo suficiente: Es cierto que la implicación de los padres en el ajedrez de sus hijos, es mucho menor que en otros deportes o actividades. Pero siendo el ajedrez federado minoritario como es, los hechos desmienten esta afirmación al extremo de que acontece lo contrario ¡Se implican demasiado! No siendo pocos los padres que acaban atrapados en redes federativas y de clubes; Yo conozco más de treinta caos que me viene a la mente.

Pero la máxima no va por la senda de la implicación emocional o de acompañamiento…se refiere al aspecto económico; Por la razón que sea, la gente está dispuesta a pagar clases de inglés, yudo, piano, tenis…pero no de ajedrez. Eso parece que lo tiene que hacer el colegio, el club, la territorial o la Federación Autonómica.

Es cierto que algo de esto hay. Pero el problema no es de los padres; es del mundo del ajedrez que desde un punto de vista muy paternalista ha pretendido sin medios dejar sin función a los padres a este respecto. No es una cuestión sólo de pagar. Como he dicho antes, hay cosas que no se pueden pagar y otras que no tienen precio. Se trata de la responsabilidad.

Antes de que la FVA asuma alguna responsabilidad en el entrenamiento de sus mejores jugadores, antes estos habrán estado bajo la responsabilidad de su territorial, y antes está la responsabilidad del Club, la del Colegio, la de sus padres y por supuesto la del interesado. Son los padres quienes primero han de apostar económicamente por la formación de sus hijos. Y luego, ya veremos a dónde llegan y de que apoyos son merecedores. Pero si desde que llegan al ajedrez se les hace ver que todo son derechos y no hay obligaciones…¿Qué pasa que los padres de ajedrez apoyan menos porque sí a sus hijos que los de Jockey, Pintura, Danza…? Es la estructura la que está equivocada. El ajedrez debe fijarse como modelo al resto de deportes y hacer un híbrido entre un gimnasio y un conservatorio.

-Los clubes no han sabido ponerse al día: Esta argumentación va de la mano de la respuesta culpabilizadora correspondiente, sólo que ahora le busca una explicación. Su discurso es más o menos así:

Los clubes no han sabido modernizarse; sus instalaciones son viejos cuchitriles donde los chavales no quieren o no les dejan ir sus padres. Además de estar casi siempre cerrados, cuando hay jugadores mayores, estos no quieren jugar con los niños y así es muy difícil que estos aprendan. De hecho ya no se hacen sociales, ni concursos de problemas, no se preparan partidas ni se analiza… Sólo se juega a rápidas. Por otra parte, la mayor parte de los clubes no tiene internet.

Para empezar, habría que preguntarse por qué antes sí y ahora no. Pero es que no es cierto eso de que los clubes no se han modernizado: la mayoría tiene más y mejor material que antes, relojes, murales, libros, cds, revistas…Ahora hay más clubes con local exclusivo que hace dos décadas, son locales más grandes,  luminosos y limpios en casas de cultura, polideportivos y pisos, con mayor soporte financiero de patrocinadores, etc.

A lo mejor el problema precisamente está en que lo que ofrecía un club antes, a saber, gente de mayor nivel para jugar, hacer amigos, conocimiento, ocio…ahora todo te lo da multiplicado a la enésima potencia internet sin salir de casa y ya no hacen falta clubes a la antigua usanza.

Y a lo mejor, si profundizamos por aquí, encontramos que el aprendizaje de internet como ha demostrado Kerr y varios estudios universitarios, es de perfil más bajo y menos duradero que el físico, cosa que puede estar en la base de muchos de los problemas con los que actualmente se encuentra nuestros clubes.

-Los niños están saturados de ofertas de ocio y extra escolares: Muy relacionada con la respuesta de culpabilización del alumnado, esta explicación nos viene a decir lo siguiente:

Los niños hoy en día hacen inglés, guitarra, multideporte, van de excursión al monte, sus padres se los llevan los fines de semana…y así es imposible hacer un entrenamiento como dios manda. Hay problemas incluso para acudir a las competiciones. Si un joven desea sobresalir en lo que le gusta, el talento no basta. ¡Hay que concentrarse en lo que se está haciendo…están demasiado dispersos.

Bueno, es verdad que antes el ajedrez sólo competía con el fútbol y poco más. Pero si esta explicación fuera rotunda, entonces igual de mal lo deberían estar pasando las demás actividades. ¡Y no es así! ¿Será que el fenómeno de la oferta de ocio sólo afecta al ajedrez por ser una actividad mental? De ser así, el póker debería estar de capa caída entre nosotros, no digamos la música.

Por otra parte, es precisamente gracias a la irrupción de la oferta de ocio amplia que ahora hay tanto ajedrez por todos lados. Muchísimo más que hace tres décadas. Pocos son los colegios en que hoy no se ofrezca ajedrez; pocos los municipios que no subvencionen torneos, simultáneas o clubes. A la vista está que esta explicación es muy insatisfactoria.

Otra cosa muy distinta es que nuestros mejores jugadores de ajedrez, no se centren en el ajedrez. Pero de ello hablaremos, porque es una prueba más en apoyo de mi tesis.

-El paso de EGB a ESO y el modelo de enseñanza tiene mucho que ver: Dado que el entrenamiento y la enseñanza de ajedrez está íntimamente relacionado con escolares, es lógico buscar en el ámbito escolar la explicación de lo que sucede. La argumentación va en estos términos aproximadamente:

Antiguamente, la EGB iba desde los 6 hasta los 14 años. De ese modo, el monitor tenía tiempo de primero formar de modo dilatado en los rudimientos a los niños que se iniciaban con 7, 8 o 9 años y tras estar dos o tres años con ellos en los que le había dado tiempo a seguirles su aprendizaje, verles jugar…para los 10 u 11 ya sabía con quienes debía emplearse a fondo hasta los 14. Así entre los 12 y los 14, poco a poco se les iba haciendo visitar el club del monitor y sin darse cuenta estaban jugando federados, si es que ya no lo estaban desde los 8 años.

Pero con la ESO, los niños con 11 años se van al Instituto. Los grupos de amigos que iban juntos al ajedrez, se dispersan entre varios centros; con esas edades no había posibilidad de llevarles a ningún club sin que les acompañen los papis; Si a ello le añadimos que no pueden competir federados hasta los 14 ni seles deja apuntar a los escolares hasta tener 8 años, es evidente que poco más que iniciación puede hacerse en las extra escolares.

Esta explicación, arroja información muy válida para tejer una respuesta  global. Sin embargo, de no ser que en Euskadi el cambio de modelo haya causado más estragos que en el resto del Estado, creo que no es explicación diferenciada para justificar nuestra maltrecha posición en cuanto a resultados deportivos, dado que el problema apuntado ¡que lo es! Afecta por igual a todas las Autonomías. El asunto es ¿Por qué más a nosotros?

-El dinero lo ha estropeado todo: Algunas mentes especulan que la mayor diferencia entre antes – cuando salían Maestros y  campeones – y ahora – cuando somos de los últimos – radica en que antes se trabajaba sólo por amor al arte y ahora todo es a toca teja.

Vaya por delante que yo me gano la vida porque la gente me paga por recibir conocimiento y por escribir y no como me gustaría atracando bancos. Dado que vivimos en una sociedad donde todo se compra y se vende, el ajedrez hace bien en tasar su realidad y si nosotros no la valoramos, nadie más lo hará.

Cobrar por dar clases de ajedrez o por arbitrar, organizar, etc, lejos de darnos vergüenza, debería hacernos sentir muy orgullosos. Bueno, sólo si somos buenos en ello, porque cómo cobremos sin hacerlo bien, o sencillamente sin hacerlo, entonces ya hablamos de estafa. Pues bien. Si el problema del ajedrez vasco estuviera en que los monitores cobran por dar clase, podríamos probar con no pagar a los obreros de la construcción, ni a los constructores de automóviles; No estoy muy seguro de que con ello las casas y los coches sean de mejor calidad, aunque sí sean más baratos. Por otra parte ¿En el resto del Estado los Maestros no cobran? Si es así habrá que hablar con ellos para dar clases On line.

 

Recapitulemos

Analizadas todas las respuestas y contratadas con la realidad propia y ajena, resulta que de no pensar de verdad nuestros federativos lo hacen peor que los directivos de todas las demás federaciones; que nuestros clubes son peores que los del resto del Estado; que nuestros monitores y entrenadores tienen menos profesionalidad que los de otras Autonomías, que nuestros jóvenes están peor dotados intelectualmente que los del resto de España; que las variables externas como son las familias, el colegio, el ocio…se ceban más en Euskadi que en Murcia….de no ser que lo creamos así firmemente, entonces hemos de concluir que para hallar un principio sólido sobre el cual apoyar una respuesta solvente, este ha de ser notablemente distinto y que sólo nos afecte a nosotros. Y ¿Cuál es este factor aislado que afecta exclusivamente a Euskadi y dice el Gran Nicola que está en la base de la respuesta certera y principal que nos ocupa?

La Ley del Deporte vasco nos ha perjudicado y perjudica seriamente de cara a obtener resultados satisfactorios en los campeonatos por edades Alevín, Infantil, Cadete y Juvenil.

 

Hecho probado

Somos la única Federación Autonómica que por ley no se permite jugar en Equipos, ligas, individuales, Abiertos Internacionales…hasta la edad de 12 años y sólo a un grupo muy reducido y no federarse hasta los 14 al resto.

Somos la única federación que no puede competir ni a nivel Autonómico ni Estatal con Benjamines, es decir ni con 8, 9 y 10 años.

Qué supone esto en la práctica

Ya he advertido que no entro a valorar la Ley en su conjunto que me parece buena para el conjunto…pero de lo que se trata es de ver cómo esto nos lastra considerablemente en la obtención de resultados y a posteriori en subvenciones que van en función precisamente de los resultados.

¿Se imaginan ustedes que extrapolásemos la Ley del Deporte Vasco a los conservatorios de Música, sin exámenes, ni conciertos hasta que los chavales cumplan los 12 años? ¿Probamos con la danza? ¿Y si lo aplicásemos en la escuela evitando los exámenes hasta que lleguen a la ESO? Lo que sucedería, es precisamente lo que nos viene aconteciendo al mundo del ajedrez.

Porque el ajedrez es un juego deporte que requiere de la competición para la sana formación del jugador. Nosotros no formamos teóricos en aperturas, ni examinamos de historia del  ajedrez. Los campeonatos son de juego sobre tablero, apuntando y con reloj.

¡Ahora bien!

La respuesta principal al problema la hemos hallado en la Ley del Deporte Vasco. Pero ella por si sola no causa todo el estrago que analizamos y buscamos explicación.

 

SEGUNDA PARTE

 

Antes de proseguir con la explicación final y las posibles soluciones que caben dentro del marco legal, paso a declarar que:

–       estoy plenamente convencido de que sin el yugo de la Ley del Deporte Vasco, nuestra realidad, no ya en cuanto a resultados, que también en número de fichas, clubes y subvenciones mejoraría considerablemente, por cuanto su mera presencia ejerce en nosotros el temido Efecto de los rayos Gamma sobre las margaritas.

–       Pero a la vez, estoy igualmente seguro de que aun siendo nociva su influencia, la fuerza con la que nos daña es más debida a nuestra exposición a ella, que a una especial atención de su parte para con nuestra naturaleza.

Paso a explicar estos dos órdenes de reflexión abiertos:

 

De cómo la Ley del Deporte Vasco ejerce una nefasta influencia sobre el entrenamiento precoz de nuestros jóvenes en las categorías por edades.

Dado que, de lo que aquí se trata, es de explicar por qué nos encontramos en la actualidad en situación tan  precaria en cuanto a resultados en las categorías por edades, huelga decir que, ahora hablaré sobre lo que ha sido la Ley durante los últimos tres lustros en su esencia, obviando pequeñas modificaciones muy recientes, pues de igual manera que su radical entrada en escena, en cuanto a su estricto cumplimiento, requirió también sus años para hacerse sentir a lo largo y ancho de nuestras distintas estructuras, tiempo todavía habremos de esperar en que las nuevas medidas esperanzadoras irrumpan con idéntica fuerza reponedora entre nosotros. Sea entonces, que comience a ilustrarles como han sido las cosas:

-Un poco de historia:  In ille tempore, pocos sabían que había una Ley que impedía federar de cadetes para abajo en Euskadi. Tanto es así, que las federaciones tramitaban licencias, los chicos jugaban en los equipos de los clubes, los individuales de tercera, tenían Elo Vasco, se publicaban sus resultados…

Pero cada vez que se acudía por la Diputación o el GV los responsables correspondientes, con mirada cómplice, nos avisaban sobre la existencia de dicha ley; que debíamos hacernos a la idea de cumplirla; incluso se nos animaba a guardar las formas…por ejemplo, a mi hace 25 temporadas, se me animó a dejar jugar a los cadetes, infantiles, alevines y benjamines en los torneos federativos  pero sin federarles – si se me denuncia por estas palabras estoy dispuesto a dar nombre y apellidos y cargos que ostentan en la actualidad – Y por aquí se empezó.

Las federaciones empezamos a no dar de alta fichas federativas, es decir, a no cobrarlas a los clubes, pero los niños podían seguir jugándolo todo.

Temporada a temporada, desde las instituciones nos fueron apretando las tuercas. Así un día nos preguntaban por cómo era posible que hubiera representantes vascos B,A,I en los Estatales o qué era eso del Torneo de Navidad. En cierta ocasión, desde la Diputación Bizkaina me llamaron a capítulo sólo para preguntarme sobre un torneo realizado en Orduña! Era el campeonato de Euskadi C, I que ya empezaba a ser semiclandestino. ¿Cómo se habían enterado? Muy sencillo, el padre de una campeona le consiguió una entrevista en el getxoberri…¡La próxima os quedáis sin subvención escolar! Se me avisó.

Así fue, como dejamos por una parte de publicar listas de resultados, de apoyar a torneos de chavales de clubes, y por supuesto de hacer torneos paralelos en las categorías por edades a los que convocaba las Diputaciones y el GV.

Durante varios años, las reuniones con las instituciones fueron escaramuzas continuas. Hasta que entre nuestras filas aparecieron elementos que comulgaban con las tesis institucionales y en contra de la hasta entonces postura federativa. Desde ese momento, no hubo margen de maniobra. Empezaban las denuncias internas por fragante incumplimiento de la ley y ahí llegó el momento de la verdad.

Hicimos una reunión interna en la FVA para poner las cartas boca arriba: una territorial estaba claramente a favor de que se cumpliera a rajatabla la ley; a dos no les gustaba la ley, pero tampoco se oponían de palabra en su creencia de que tras dejar hacer y aguantar el chaparrón todo volvería a la normalidad; y la FVA apostaba por echar toda la carne en el asador defendiendo nuestros intereses…pero evidentemente, ya no era así, porque la tibieza de dos territoriales no podían con la enérgica toma de postura favorable de la tercera.

Así de divididos acudimos a una reunión con las Tres Diputaciones y el GV con miedo añadido de que si enseñábamos demasiado los dientes, era probable que nos quedásemos sin ellos. La reunión fue el punto de inflexión: Éramos 8 entidades interlocutoras, a saber, tres territoriales, la Autonómica, tres diputaciones y el GV. Allí quedó muy claro que desde ese momento si la FVA no aplicaba la ley a la que por convenio estamos obligados – libremente obligados, podemos no firmar el convenio – ¡Adiós! subvenciones, locales, etc La reunión fue muy tensa, muy seria y muy peligrosa. – Fue todo un anticipo de lo que habría por venir con nuestra eliminación como deporte.

De aquella decisiva reunión, una territorial salió sonriente, dos como si el asunto no fuera con ellas porque creían que se podría hacer como siempre se había hecho, y en la FVA, muy pero que muy preocupados, porque anticipábamos la secuencia.

Desde ese momento, las instituciones vascas no perdieron el tiempo. En menos de tres años el GV:

-dejó de acudir al CSD pasaba  a ser cosa sólo de la FVA.

-Se eliminó la categoría Benjamín de Euskadi

-Los benjamines de 10 años para abajo no podían jugar fuera de su población

-En el campeonato de Euskadi la categoría Alevín quedó literalmente reducida a la mitad, solo podían jugarlo alevines de segundo año, o sea, con 12 años.

-Y se nos advirtió expresamente que si se nos pillaba un torneo paralelo de estas categorías, o subvencionado por nosotros, o hecho por clubes y validado, etc, se suspendía el convenio.

Desde la FVA teníamos muy claro que no nos la podíamos jugar y menos con quintacolumnistas dispuestos a denunciarnos. Así desde la FVA se tomaron las siguientes medidas:

-Se suprimieron de verdad los torneos paralelos para B,A,I, de manera que nuestra competencia empezaría en Cadete con niños de 15. Lo han leído bien, no de 5 como en otros lugares. Diez años más tarde.

-Se cancelaron subvenciones y acudir a actos donde tomasen parte niños cuya competición no fuera validada por la Diputaciones correspondiente.

-Los vascos menores de 15 que desearan participar en los Estatales si no contaban con el visto bueno de su Diputación, ni les tramitábamos su  inscripción, ni se la abonábamos, ni les permitimos jugar con nuestra bandera. Han sido más de medio centenar los casos de chicos y chicas vascas que se han visto forzados por este motivo a jugar bajo pabellón FEDA o camuflados en otras Autonomías. Nosotros ahí nada podíamos hacer por cumplir el convenio, salvo como hicimos en una ocasión, animar a las instituciones a parar los coches en controles de la Ertzaina.

-La FVA teníamos muy claro que no nos la jugábamos. Pero también que no nos la iban a jugar…por ello, en nuestras reuniones recordábamos a todos que debían cumplir la ley; que luego los clubes y las territoriales la cumplen, eso ya no podemos hacer nada. La FVA en sus torneos desde hace una década, cumple escrupulosamente la ley en participación, organización y subvenciones. Lo de investigar, denunciar y perseguir su incumplimiento desde el principio le solicitamos a las instituciones que nos ofrecieran medios policiales que no hemos recibido. Lo que no han faltado son espías interiores.

Así tenemos que durante la última década la situación ha sido la siguiente:

1-           La FVA no organiza, ni subvenciona, torneos que no permita expresamente las instituciones. En la práctica, cero, salvo los convocados por el Gv cada año.

2-           Los niños menores de 8 años no pueden competir ni en Escolares.

3-           Los menores de 12 años sin excepción no se pueden federar, con todo lo que comporta, tienen muy limitada su participación en torneos que cuenten con el visto bueno de las instituciones que en la práctica se reducen a los convocados por la Diputación y algún que otro que corre de boca en boca con cuidado de que no les pillen.

4-           Los niños de 12 a 14 sólo pueden jugar federado con cuentagotas tras varios trámites entre federaciones territoriales y sus respectivas Diputaciones.

 

Al final ¿En qué se ha traducido todo esto?

Al final, todo esto se ha traducido en que…

-Hasta los 12 años, en los mejores casos excepcionales, nuestros jóvenes valores no sabemos quienes son porque no hay modo de competición posible para saberlo. Hasta esa edad no se sabe quién de ellos es el mejor de Euskadi. Esto es un hecho probado.

Ello impone en edad tan tardia una enorme incertidumbre para saber por quién ha de apostar una Federación. En otras Autonomías, tras seis años de competición, tienen fiables recorridos de los elementos a ponderar. Con esa experiencia de competición federada, nosotros no contamos.

-Hasta los 12 años, en los mejores casos excepcionales, nuestros jóvenes valores, no pueden competir con gente de más edad lo que supone que no pueden aprender de ellos. Todos sabemos que en ajedrez se aprende mucho al jugar con rivales de fuerza superior.

Así, tras jugar su primer torneo de Euskadi a comienzos de Junio, en un fin de semana, con rivales tan novatos como ellos, nuestros campeones, en menos de un mes se las tienen que ver con niños de otras Autonomías que como mínimo llevan media vida acudiendo a torneos federados. Y aún así ¡Hacen puntos! Toda una proeza en mi opinión.

-Los clubes y federaciones que no pueden reclutar gente menores de 14 para sus equipos y torneos se dedican más a labores docentes de iniciación que a planes de entrenamiento certero. Dado que hasta los 12-14 los chavales no pueden federarse y por ende integrar los equipos y nutrir los torneos, es comprensible que el espíritu competidor que rije como no puede ser de otra forma unas estructuras deportivas integrada por jugadores, no se fije en ellos la meta de su esfuerzo en enseñarles a competir, por cuanto, esta prohibido que compitan. Es más, si lo hicieran ¡Se les castigaría!

Así, las territoriales a quienes corresponde la competencia del Ajedrez Escolar y los clubes, se han volcado en la docencia, en dar clases de iniciación, en fomentar el ajedrez, hacer torneos con premios para todos sin clasificaciones como manda la ley, ¡ale! ¡Lo importante es participar!…Porque lamentablemente poco más se puede hacer, siendo legales.

-Los Monitores, del todo frustrados en sus aspiraciones deportivas, dado que nadie se prepara para lo que no va a suceder, se dedican en el mejor de los casos a enseñar lo que saben, pero sin la garra que supone preparar partidas del rival, sin sentir la tensión de una partida decisiva, el nervio de clasificarse, reponerse de una derrota inesperada, etc. Digamos que su labor es como dar lecciones de piano a quien hasta dentro de cuatro años, no va a poder dar un concierto, o enseñar matemáticas a quien no va a hacer ninguna operación. Porque la competición es al ajedrez, el examen al  inglés o la playa al nadador…es muy difícil corregir el juego, si no se juega de verdad.

-Y los niños, acostumbrados a competir entre hermanos en sus casas entre amigos en el cole, a examinarse en las materias, etc, se ven privados de la competición buena hasta que desde el GV consideran que ya pueden hacerlo.

De este modo, en esos años – entre los 6 y los 12 según Piaget – en que uno a través del juego con sus iguales averigua cuál es su papel en el mundo, qué es lo que se le da bien o mal, por donde se decanta en cuanto a aficiones, etc, resulta que se corta y frustra su desarrollo en este sentido y la mayoría de quienes en un momento dado podrían haber elegido el ajedrez, desisten y por el contrario se quedan naturalezas fofas que mientras se hayan en mantillas fuera de la dureza les encanta, pero en cuanto se debe dar el gran salto desisten…que es lo que está sucediendo, pues no hay otra razón para que de miles de fichas escolares que anualmente hay de ajedrez, cada vez son menos los federados jóvenes que se sacan la licencia y la mantienen tres años seguidos.

-Así, sin metas deportivas claras, sin poder competir, el Ajedrez Escolar practicado por nuestros jóvenes consiste en un transcurrir de partidas sin apuntar, sin reloj, cuando lo hay con ritmos rápidos, donde lo importante es participar, desde los 8 hasta los 12 años, que se dice pronto, pero para ellos es toda una vida.

Evidentemente, pretender luego en edad tan tardía que jueguen bien con la seriedad de los torneos federados, es todo un despropósito, como  lo es que para acceder en las Diputaciones o el GV a una ayuda al deportista, este ha de acreditar con 14 años méritos deportivos ¿Cómo obtenerlos? ¿Cuándo se pudo competir? ¿Dónde hay torneos legales para ellos?…

 

Las consecuencias nocivas directas 

Además de los pésimos resultados deportivos que ahora bajo estas explicaciones se me antojan una proeza, podemos anotar los siguientes efectos nocivos directos:

-Los organizadores han desistido de hacer torneos para niños: Ante las dificultades legales, las personas y los clubes han dejado de hacer torneos para chavales, para evitarse burocracia ente las Diputaciones y riñas con los federativos. Así, mientras los torneos internacionales para federados viven un periodo excepcional con más de una veintena de citas, los torneos para niños legales fuera de los convocados por las instituciones se  pueden contar con los dedos de las manos en toda la geografía vascongada. Navarra no cuenta.

-Muchos padres optan por federar a sus hijos fuera de Euskadi: a lo largo de estos años, casi un centenar de jóvenes se han ido a provincias colindantes que los han recibido desde los 6 años con los brazos abiertos, Castro Urdiales, Laredo, Villarcayo, Haro…han sido alguno de sus destinos favoritos.

Evidentemente, esto ha supuesto dos cosas: por un lado suele ir asociado nivel y grado de ilusión por el ajedrez, de modo que quienes se han marchado, son todo un capital de futuro, no se han ido precisamente a los que les da todo igual y ni fu ni fa. Por otra parte, varios han sido los casos que se han marchado candidatos a campeones en sus categorías. Varios luego han jugado los Estatales por otras autonomías.

-Gran merma en participación numérica de torneos y de altas federativas anuales: poco a poco, el hecho de que hasta los 14 años no se puedan federar ha supuesto por un lado que no jueguen los Abiertos Internacionales y que no figuren como licencias. Cada año en ambos sectores vamos a la baja muy, pero que muy peligrosamente. De las casi 3.000 fichas deportivas que llegamos a tener, hoy no superamos las 1.100 y todos sabemos que muchas de ellas aún pagadas, no se corresponden a jugadores en activo, más bien a gente generosa que como yo, pues contribuimos al número. Creo que de esta especie podemos ser fácilmente unos 100 o más. En el Elo figuramos como “Obsoletos”.

 

Bien, hasta aquí hemos señalado a la Ley de Deporte como causa principal de nuestro declive en resultados  y he mostrado el proceso histórico cómo ha discurrido y nos ha afectado. Ahora toca despejar por qué ha sido así y en qué medida el mundo del ajedrez es responsable de no haber sabido protegernos adecuadamente de tan nefasta influencia. Es hora pues de hacer autocrítica.

Continuará…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aprender a equivocarse

 

Te regalo mis gafas. ¡Pero no me comas la Dama!

Lo normal, es que en la familia se nos eduque en el correcto comportamiento a través del ejemplo, el hábito, los modales, las buenas costumbres, así como en la escuela se nos enseña a hacer las cosas lo mejor posible, a esforzarnos en mejorar, perseverar en la acción hasta obtener un buen resultado… En consecuencia, los errores, los fallos y las equivocaciones, por lo general suelen ser objeto de reprimenda, reproche, suspenso y desaliento. Y sin embargo, en el Ajedrez como en la vida misma, de aprender, lo hacemos de nuestros errores. Por eso, es importante el análisis de las partidas propias para enseñar a los jugadores a corregir sus fallos, más también, a encajar las derrotas que es tanto como ayudarles a aprender a equivocarse.
“Aprender a equivocarse”, evidentemente no puede ser lo contrario de “Aprender a acertar”, pues no tendría sentido alguno. “Aprender a equivocarse”, consiste en aceptar que parte del juego descansa sobre el fallo propio o ajeno como fundamento de la derrota o victoria.
Asociar un error a una carga moral, es un recurso emocional que durante milenios ha impreso un freno invisible para evitarlo tanto en los individuos como en los pueblos; Ahora bien, cuando se extrapolan sus consecuencias psico-emocionales diseñadas biológicamente para preservar la sociedad a los resultados de un juego, por muy agonal que presente a la especie Huizinga en su conocido “Homo ludens”, la activación dentro de sus límites ha de ser precisamente limitados, pues no es de recibo que, al jugador le duela una equivocación en el tablero en una proporción igual o superior que si el mismo hubiera acontecido en el plano físico – pongamos por caso una caída al suelo o un suceso afectivo como puede ser la ruptura de una relación de amistad o de pareja – pues sinceramente, habiendo tantos errores como los hay al cabo del día, creo no exagerar que se lloran más entre los escolares principiantes – y en algunos adultos también –los fallos cometidos sobre el tablero que cualquier otra cosa en su cotidianidad, cosa que no debería suceder de ninguna de las maneras, por cuanto el juego, pensado para el esparcimiento y la diversión, no debería comportar mayor padecimiento que el generado por un final triste de una novela. Cuando esto no ocurre, cuando el jugador sufre, llora, y le duele en lo más íntimo de su ser el haberse dejado dar mate del pasillo, haber perdido una partida ganada o no haberse percatado de que podía haber hecho una captura, entonces debe saltar la alarma. ¡Algo pasa!

Una de mis primeras estratagemas psicológicas que empleo cuando detecto que un discípulo añade sufrimiento gratuito a su Existencia por jugar al ajedrez, consiste en situarle bajo la siguiente cascada interrogativa: ¿Qué te duele más, perder una partida o que te arranque la uña con unas tenazas? Veo por tu cara que sería lo último ¿Verdad? Y si es así, ¿entonces por qué lloras lo mismo? A caso supones que he exagerado…bien, entonces ¿Preferirías ganar una partida a cambio de perder la amistad de tus amigos? ¿Cambiarias ser campeón a cambio de suspender matemáticas? – Bueno, algunas preguntas como la última, son del todo contraproducentes en el proceso de toma de conciencia del alumno de que ha de saber graduar su respuesta emocional ante una derrota.

Una segunda opción más racional, es enfrentar al alumnado ante la realidad del juego individual, donde para poder participar, es necesario arriesgar la propia opción de perder. Es más, si no hubiera tal posibilidad, nadie podría ganar; Pero supongamos que se diera el caso de que hubiera alguien que ganara siempre sin esfuerzo ¿ No sería eso acaso muy aburrido? Para demostrarlo le ofrezco al alumno jugar contra mi cuantas partidas desee, pero buscando siempre darme el Mate Pastor. Así le dejo ganar la primera, la segunda y cuantas desee, hasta que por si mismo comprende que el asunto no tiene gracia.

La impotencia de no poder con un rival al que normalmente se gana, la vergüenza de que te ganen delante de todos, la humillación que implica te cacen en la apertura con un truco, la frustración de no conseguir rentabilizar la ventaja de una pieza, la desesperación por no saber dar el mate ese de “alfil y caballo” que no quisiste aprender confiando en que nunca te ocurría…son muchos los motivos que sobre las 64 casillas pueden desencadenar emociones dolorosas para el jugador; Pero son más las causas ajenas al juego que hacen posible que dichos motivos, consustanciales a la partida, afecten al jugador como lo hacen más allá de lo justificable en una actividad que se supone lúdica. Ocuparse de todas ellas efectuando una taxonomía al respecto queda de tarea para el TXIKI XAKE, pero de entre todas, una puede tener que ver con el primigenio Absolutismo del Yo que sin referencias externas se compara de continuo con una sublimada imagen de Perfección ante la cual, siempre acaba inexorablemente derrotado. Es lo que le sucede de continuo al perfeccionista. Este problema, no tiene cura. Pero se puede mitigar mostrándole a ese Yo, que otros Yoes más grandes que él, también cometen errores y aún así, están en lo más alto de esa proyectada Perfección con la que se compara. A tal fin, de cuando en cuando, no viene mal enseñar miniaturas de Grandes Campeones como la que recientemente nos ha brindado Gelfand, uno de los mejores jugadores de la era contemporánea, quien en mitad de un Campeonato del Mundo se ha dejado la Dama en la jugada 17.

ANAND-GELFAND
Campeonato del Mundo, 8ª partida
1.d4 Cf6 2.c4 g6 3.f3 c5 4.d5 d6 5.e4 Ag7 6.Ce2 0–0 7.Cec3 Ch5 [Novedad; lo más conocido era 7…e6 ] 8.Ag5 Af6 [Parecía mejor 8…f6 9.Ae3 f5 10.exf5 Axf5 11.g4 Axb1 12.Txb1 Cf4 13.Dd2 e5] 9.Axf6 exf6 10.Dd2 f5 11.exf5 Axf5 12.g4 Te8+ [A considerar era 12…Dh4+ 13.Rd1 Axb1 14.Txb1 Cg7] 13.Rd1 Axb1 14.Txb1 Df6?? [El error decisivo; había que jugar 14…Cf6 15.Rc2 Cbd7 16.Ae2, aunque la posición blanca es preferible] 15.gxh5 Dxf3+ 16.Rc2 Dxh1 17.Df2 [La jugada que Gelfand no vio; sólo consideró 17.Df4] rinden. (1–0). Si 17…Cc6 seguiría 18.dxc6 Dxc6 19.Ag2 seguido de Cd5, con amenazas decisivas en f6.

¡Cuidado con el Ajedrezómano!

 

Yo sólo sé jugar al ajedrez.

 

Hace más de dos décadas, cuando a todo el mundillo se le llenaba la boca con las bondades de la práctica del ajedrez, creo que fui de los pocos en denunciar los múltiples peligros que entraña el juego – todavía recuerdo la cara que puso el Presidente de la FVA al escucharme hablar de ello ante un centenar de monitores venidos de toda la península a los cursos de la Universidad Laboral de Eibar – de no realizarse con la debida precaución, porque además de rebajar al juego – que lo es y ¡a mucha honra! – a su perfil de mero pasatiempo, como las partidas de café que en nada se distinguen de pasar la tarde jugando a las cartas – que es cuando acontece eso que ya advirtiera Unamuno de que “el Ajedrez sólo desarrolla la inteligencia para jugar al ajedrez” – puede convertirse hasta en un vicio, dado que los mecanismos químicos cerebrales que rigen el placer de la victoria en cualquier competición, se ven enormemente potenciados donde la autoestima del participante está sobre el tablero por entrar en liza no su habilidad o fortaleza física sino su inteligencia, sabiendo todos lo que nos cuesta reconocer que no tenemos razón, como para no darnos un festín de endorfina, serotonina, dopamina, aplacado el subidón de adrenalina…de imponernos a un rival, recreándonos de modo enfermizo con la brillante combinación realizada. Pero, por paradójico que parezca, no es la victoria la que más engancha, ¡sino la derrota! cuando no es bien asimilada, porque puede conducirnos a la ludopatía.

Por supuesto nadie se queda en lo que se le da mal, de no ser un pobre hombre que no se dé cuenta de sus limitaciones. El ajedrez, a este respecto, es muy despiadado, pues no ofrece per se excusas para la derrota, aunque los hay que no renuncian a encontrarlas en el brillo del tablero o los ojos saltones de los caballos, para explicarse como continúan haciendo el ridículo más espantoso. De modo que, la obsesión con la derrota engancha más al juego tras haber pasado cierto umbral de dificultad, aquel que te permite entender cómo has perdido, alimentando íntimamente la ilusión de la revancha más delante de mejorar la apertura, el final, etc.

Cierto es, que al buen jugador se le encuentra más en los momentos duros demostrándose a si y a los demás, capacidad de reacción ante la adversidad, su deportividad estrechando la mano al rival, su humildad y honestidad al no abandonar la competición cuando ya no es campeón del torneo, su afición por el juego tras haber dejado de ser el mejor, etc. Pero precisamente, cuanto peor interioriza un jugador que ha alcanzado cierto nivelillo sus derrotas, más tiempo le dedica a echar partida tras partida al objeto de poder obtener de la cantidad lo que no consigue ya por su calidad, como sucede con cualquier sustancia que haya saturado el sentido que le suministraba placer.

Que un profesional del Ajedrez meta ocho horas diarias a estudiar Aperturas o a conocer el juego de sus rivales, nada tiene de malo, si le va medianamente bien. Es más, es su obligación la de entrenar. Pero ¿Cómo se explica que chavales, todavía estudiantes, sin ser nada del otro mundo, en ocasiones bastante malos y si se me permite decirlo hasta auténticos delincuentes del tablero…están dale que te dale echando pinchetas en el club, por ordenador, jugando todos los torneos que existen – los hay que se apuntan a dos a la vez y hacen proezas de bilocación en las clasificaciones- sacrificando su tiempo de ocio, sus relaciones sociales, sus vacaciones y la de sus padres? Muy sencillo. Porque han dejado de ser ajedrecistas para convertirse en Ajedrezómanos.

Como cualquier adicción, el ajedrezómano ha entrado en un círculo vicioso del que le es muy difícil salir: Al inicio, juega porque le gusta. Es una decisión libre y placentera que poco a poco le va atrapando sin darse cuenta. Llega un momento, en que acude al club, no porque desee ir al club, sino porque necesita ir a echar pinchetas; Con el tiempo, como no ha cuidado sus amistades fuera del ajedrez, acaso no sepa bailar, hacer senderismo, viajar con amigos o incluso ligar, puede suceder que no le quede otra que jugar al ajedrez, por llamarle de alguna manera al mover madera de 6 a 10 de la tarde los viernes sin aprender nada.

¡Esto es lo que los monitores debemos evitar!

El mejor modo es animando a nuestros discípulos a hacer otras actividades que pueden estar o no relacionadas con el juego. Por ejemplo, el GM Tricampeón de España Mario Gómez siempre dice que jugar al tenis, además de proporcionar fondo físico, es bueno para ordenar la estrategia.

También a este propósito, es bueno advertirles que existen distintos modos de jugar al ajedrez: El lúdico, para pasar el rato que no está mal pero que en poco o en nada se diferencia de la Oca o el Parchís porque, díganme ustedes quien desarrolla más su inteligencia el ajedrecista que juega una partida en cinco minutos o el jugador de parchís en una partida de una hora…o el ajedrez de estudio, entrenamiento que precisa de atención, reflexión cuyo esfuerzo personal y colectivo requiere las mismas condiciones de sacrificio y perseverancia que cualquier otro deporte. Más que nada, para que la chavalería y sus inocentes papis no crean que están recibiendo por ósmosis lo que únicamente se adquiere por el trabajo del talento o en su defecto por el tesón y la resistencia que de todo hay entre los Maestros.

Por supuesto, la mayor responsabilidad en evitar que el ajedrecista joven acabe de ajedrezómano reside en sus padres. Estos, deben diferenciar cuándo es oportuno variar la rutina familiar y cuando no en función de las citas ajedrecísticas. Yo aconsejo lo siguiente: Los torneos abiertos que no son de clasificación son del todo prescindibles y si hoy no vas a uno, ya vendrá otro. La asistencia a clase de ajedrez debe ser regular, pero cumpleaños y oportunidades de socialización han de estar por delante en grado de prioridad. De darse un conflicto entre un bautizo familiar o acudir a un campeonato los padres han de ponderar la esperanza de vida del bautizado: si no es mucha, puede ser buena elección ir al torneo; De lo contrario haber como se lo explicamos el resto de la vida.

Por mi parte, siempre les hago ver a mis alumnos que por delante del ajedrez, está primero la familia, luego los amigos, después los estudios y si queda tiempo, viajar, comer con los colegas, ir al cine y también el ajedrez. Pero nunca me hacen caso.

Amistad en Abadiño: ¡Zampa y sigue!

Aquí tenemos a los zampalaris de Abadiño en una instantánea de otro instante. Concretamente tras proclamarse campeones de Bizkaia en Rápidas este año.

El pasado Sábado, tuvo lugar en Abadiño, guarida habitual de Ibón Martín donde perpetra sus clases de ajedrez, su clásico Torneo de la Amistad. Esta vez la participación estuvo algo flojilla por coincidir con las vísperas y preparativos de las hogueras de San Juan. Pero “como no hay mal que por bien no venga” – debieron pensar – así tocará a más en el ágape con el que la sede tiene por costumbre agasajar a los jugadores al final de la competición a modo de banquete fraternal parecido al acontecido en la aldea de Asterix y Obelix.

Pero esta vez, por mucho que la clasificación pueda llevarnos a equívoco, los datos demuestran bien a las claras, que el club de Anadiño está en franca decadencia y sus integrantes no están en forma. Por supuesto en lo importante respecto a resultados deportivos, sí lo están. Pero no siempre lo importante, es lo que más importa…

¡¡¡SOBRARON PINCHOS!!! Y tuvieron que venir familiares y vecinos de otros barrios para ayudarles con las sobras ¡Habrase visto! Yo he visto en acción a todo el equipo de Abadiño: Ibon, Ieray, Alain, Garita, Rober…sentados a la mesa zampa que te zampa cuchillo y tenedor en mano y no sabría decir cuándo son más rápidos si ante las chuletillas de cordero o jugando con el reloj a cinco minutos. Por eso, lo sucedido es un claro síntoma de que el club de Abadiño ha entrado en una fase de declive, pese a lo que deportivamente pueda reflejar la clasificación.

1 abadiño a
2 fomento
3 abadiño b
4 portugalete
5 zornotza
6 larrasoloeta a
7 elorrio
8 santurtzi
9 abadiño gaztea
10 matiena
11 larrasoloeta b