El que perdona paga y así ha sido. El Athletic ha dispuesto de muchísimas oportunidades en el primer tiempo y no ha sido capaz de materializar ninguna de ellas. Ni Adu ni Williams han estado precisamente afortunados. El Alavés por su parte ha aprovechado una de las pocas que ha tenido, de modo que el uno a cero ha sido suficiente para que ellos se quedasen con los tres puntos, esos puntos que tanto necesitábamos nosotros y tan poco ellos.
Cuatro victorias seguidas eran las conseguidas por los rojiblancos, muchas. El haber conseguido la quinta nos hubiese situado en una posición privilegiada, en esta terrible lucha que se está llevando para conseguir plaza para la Europa League. Contra el Eibar o contra el Celta tuvimos la suerte de cara, pero hoy no ha sido así. Para colmo de males, el que ha metido el gol, Theo Hernández, ha conseguido su primer gol en Primera División. Por cierto, un golazo, pero ya es mala suerte que siempre sean los primeros goles contra nosotros. Aunque igual es algo más que mala suerte porque ¿cómo es posible que el jugador estuviese tan solo en el borde del área en un corner? Despiste generalizado de todo el equipo. Mal. Muy mal defendido. A partir de ese gol, que ha sido en el segundo tiempo en el minuto 52, el juego del Athletic ha caído muchos enteros. Ha sido un ejercicio de impotencia en el que los babazorros se sentían a sus anchas, como peces en el agua defendiendo el resultado. Y… se acabó.
Ahora hay que ir con todo a por el Leganés y esperar a que el resto fallen, pero sabiendo que no siempre van a fallar.
Contra los madrileños será el último partido en San Mamés de la temporada y último partido de Gorka Iraizoz en La Catedral defendiendo los colores del Athletic. Espero que se le despida cómo se merece, es decir, a lo grande porque lo ha dado todo, siendo uno de los nuestros.
Así como también espero que todo el público cante «Txingurri quédate». Que sepa que eso es lo que La Catedral quiere.
¡Aúpa Athletic y a por el Leganés!