El martes día 21 asistí a una reunión en Ibaigane, que convocó la Junta Directiva del Athletic para explicar a los compromisarios la próxima Asamblea General Extraordinaria del próximo 29 de febrero, y más concretamente, por un lado los cambios que se han introducido en los actuales Estatutos del Club para adaptarlos al nuevo Decreto de Clubes, adaptación que es obligatoria y se debe dar antes del próximo 13 de julio; y por otro para tratar la posibilidad de, tras ello, abrir una nueva fase de modificación de los estatutos, no obligatoria, pero sí necesaria para adaptarlos a los nuevos tiempos y para mejorar algunos aspectos de los mismos que no gustan a nadie (proceso electoral, voto por correo, utilización de nuevas tecnologías,… )
La adaptación que han realizado desde el Club al Decreto de Clubes es una adaptación de mínimos que la Junta puede realizar porque los actuales estatutos así lo indican. De hecho no sería ni siquiera necesario que la Asamblea Extraordinaria los ratificase. El club los puede presentar en el Registro directamente. Esta Junta no ha querido actuar así, y ha preferido presentarlos ante los compromisarios, algo que aplaudo desde aquí, como imagino muchos otros socios también.
En la reunión se dio un intercambio de opiniones entre varios de los compromisarios y la Junta sobre uno de los artículos cambiados, el 33, en el que se decía que: “No obstante, las votaciones deberán ser necesariamente secretas, si lo solicita un 20% del total de los socios compromisarios presentes en la Asamblea,…” y ahora se pretende quitar el “deberán ser necesariamente”, e introducir “podrán ser”. Este cambio no era del agrado de los compromisarios mencionados (incluida yo) que indicábamos que podía dar pie a que alguna Junta interpretando los estatutos pudiese hacer caso omiso y no hacer votación secreta. Tras una larga discusión, la directiva quedó pendiente de estudiarlo y ver si se puede mantener el texto inicial sin que sea contrario a la ley (como ellos indicaban), o adaptarlo de manera que sea del agrado de todos. Aunque parezca una mera cuestión semántica, no lo es, sobre todo porque los antecedentes llevan a que se pueda pensar que otra Junta pueda utilizarlo de manera contraria a los intereses de los socios, como ya sabemos que se ha hecho con otras cuestiones (no hay que alejarse mucho en el tiempo para recordarlo). Los nuevos Estatutos se pretende que sean para muchos años y si con la redacción se pueden eliminar las interpretaciones, mejor que mejor. Y vuelvo a repetir que no es desconfianza ante la Junta actual y ante su palabra, sólo es que la experiencia cercana hace que se tenga un “poco de miedo” ante otras posibles actuaciones “irregulares” de otras Juntas venideras.
Conclusión: diálogo y a ver si se consiguen unos buenos Estatutos.